Lysander no pensaba echarse atrás, si tenía que pelear contra esa mujer tenía muy claro que lo haría. Sus ojos dejaron el tono verdoso y se pusieron rojos. Ámbar había tomado posesión de su cuerpo y estaba apunto de atacar a la joven y cuando la voz del alfa hizo que se estremeciera por completo y retrocediera un par de pasos para ver a Stéfano a los ojos, todavía con el color rojo de Ámbar presente en su mirada.— Quieren preparar una chica para usted, su cama todavía está caliente con nuestros aromas mezclados en ella y ya quieren meter a alguien más allí.Protestó Lysander girando el rostro para observar a la mujer mayor y dirigirse nuevamente a ella.— Vaya y póngale esos bloqueadores a esa chica, no le deseo el dolor del celo a nadie sobre todo cuando Stefano no va a aliviarlo.Solo de pensar en que eso sucediera, se llenaba de celos, estaba en un grave problema porque no podía permitir aquello pero tampoco podía anular su compromiso con Alessia y no tenía ni idea de lo que haría
En ese momento, Stefano se encontraba suspirando, conteniendo su ira ante su gloriosa y magnífica idea de dejar marchar al joven Lysander.El dolor de tenerlo lejos le afectaba en esos momentos, tanto como los primeros días hacía más de 200 años atrás.Su único consuelo era que el joven Simeone, lo estaría pasando mucho peor que él.Aurora llegó justo en el instante que su alfa miraba en dirección a la mansión de su socio Simeone, más allá del bosque que delimitaba la propiedad de los Da Rossa.—Sé que no es momento y que no deseas escuchar esto, pero debes dejarlo ir, sé que piensas que ese joven es tu luna; sin embargo, ¿Dónde se encuentra en este momento?Él no respondió nada a las palabras de su beta; sin embargo, su silencio hizo que Aurora callara y saliera rápidamente de la habitación, de quedarse podría sufrir la ira de su alfa.Por supuesto que sabía que ese joven era su luna. Era Ámbar su mate.Con solo pensar el nombre y recordar el rostro del joven Lysander, Stefano pudo c
— Ahora soy de su propiedad, como si fuera un caballo o una vaca ¿Cómo es posible que yo sea esto y nadie me haya contado nada?— preguntó el joven, quien no podía más que recordar la forma en que se habían despedido.Él giró el cuello y le mostró la marca que ese hombre le había hecho y que, a diferencia de todas las demás de su cuerpo, que se borraban con mucha rapidez, esa seguía intacta.—Esa marca no es para eso, esa marca significa que ahora ambos están completos, que se pertenecen del mismo modo que tú le perteneces, él también te pertenece. Él solo puede ser feliz contigo a su lado y tú solo podrás ser feliz con él a tu lado, romper ese vínculo es equivalente a morir, es incluso mucho peor que morir, el dolor de la perdida se vuelve insoportable a nivel físico y a nivel psicológico.Sin embargo, Enrico calló antes la pregunta del joven Simeone sobre el porqué nadie le había contado nada sobre lo que era en realidad, era imposible que el chico se hubiera convertido en un lobo so
Cuatro días, cuatro malditos días en los que no había vuelto a ver a Stéfano y él muy maldito, tenía razón, no podría dejar de extrañarlo, incluso sentía dolor, no solo por la ausencia, sino también se dolía de manera física por no tenerlo cerca, sobre todo en ese momento en el que la noche caía y no podía evitar pensar en quién ocuparía la cama del alfa, tal vez se encontraba sofocando el celo de otra omega mientras él no podía dejar de morirse de celos por eso.Negó y resopló para dirigirse a la puerta de salida de su casa, se acabó, lo que fuera que estuviera haciendo en ese instante terminaba porque estaría con él. Era su maldita luna, ni siquiera tenía muy claro lo que significaba aquello, pero se suponía que lo convertía en su pareja oficial.No tardó nada en estar arriba de su coche, conduciendo en dirección al castillo de Da Rossa. ¿Se podría ser más egocéntrico? Un jodido castillo. Como si fuera un rey o algo así.Lysander gruñó ante esas imágenes que no podía alejar de su me
La Omega deseaba que su alfa la besara, pero como siempre este no estaba dispuesto a hacerlo.No era la primera vez que Stefano la tomaba, ni sería la última, eso era algo que hacía que tanto ella, como todas las Omegas sintieran alivio, pese a que se rumoreaba que su alfa había encontrado a su luna.Era un rumor, más no estaba del todo claro, sobre todo al no percibirse el olor de la supuesta luna de su alfa en ningún miembro de la manada.Stefano ya se encontraba listo para poseerla cuando la puerta fue abierta de golpe, dejando que el aroma de Lysander se antepusiera al olor de la Omega.La Omega se alejó de inmediato saliendo de la cama, sobre todo al ver como las facciones de su alfa se contrajeron. Pero no era enojo lo que sentía Stefano u Ónix en ese momento, lo que realmente hizo que su semblante cambiará, fue el deseo que recorrió su cuerpo al oler a Ámbar en el joven.El alma de la luna de Ónix se encontraba molesta y celosa, por lo que no dudó en abalanzarse contra el chic
Pero nada de eso importaba en ese cuarto cerrado, donde se encontraba Stefano, el alfa y su luna Lysander, es más, ningún integrante de la manada se atrevió a acercarse, ya que las feromonas de la pareja volvían insoportable permanecer cerca de esa habitación y hacía que hasta los betas sintieran ese deseo de follar del cual estaban desprovistos.Dentro de la habitación, Lysander rodeó la cadera de su alfa con las piernas y en un rápido y brusco movimiento rodó con él, quedando sobre su cuerpo.Seguía en forma humana, pero sus facciones se habían vuelto algo animales, al igual que sucedió con Stéfano anteriormente, cuando él llegó y le desgarró la ropa y lo tiró sobre esa cama.— No me iré, me quedaré aquí, contigo.Sabía que aquello le daría problemas, pero la agonía de permanecer lejos de él era peor que cualquier problema que pudiera traerle abandonar la mansión Simeone.Ahora las garras de Lysander estaban presentes y posadas sobre el pecho del alfa e imponiéndose sobre él mientra
Lysander no entendía muy bien cómo se había metido en ese lío ni cómo debería de sentirse al respecto. Pero la cuestión era que estaba sentado en el coche de Stefano mientras él conducía sin quitar ojo a la carretera.Todo había empezado esa misma mañana, tras decirle al neandertal a su lado que debía volver a casa.Fue decir eso y hacer que el mal humor ya volátil del alfa que era Stefano se encendiera aún más, haciéndolo estremecer por la intensidad de su mirada. No le quedaba ninguna duda de que si pudiera fulminarlo con esta lo haría.— Dijiste que te quedarías conmigo.— de inmediato le escuchó decirle, no era una observación, era una maldita queja en todo el sentido de la palabra.— Y lo haré, pero antes debo ver cómo explicarle esto a mi padre y sobre todo como romper mi compromiso con Alessia.Lysander no sabía lo que le había pasado por la cabeza en ese instante de su pareja, pero de seguro no era nada bueno.Lo siguiente que hizo Stefano tras el desayuno fue vestirse a toda p
Stefano empezó a reír ante las palabras de Lucio, su socio.—Creí que tenía tratos con alguien inteligente, pero ahora con tus palabras me demuestran que no lo eres. Solo porque ella lo dice, vaya me pregunto si viniera alguien más y dijera lo mismo, también lo casarías. En fin, había venido hasta aquí a decirte que tu hijo me ha convencido de hacer ese negocio en el que tú habías fallado, pero… Stefano volteó a ver a su luna, se encontraba demasiado molesto ante esa situación y sobre todo ante esa parte de él que era leal con la joven mentirosa.—Veré que tan inteligente son padre e hijo como para dejarse engañar tan fácilmente.— ¿Pones en duda la honradez de mi hija?— dijo el señor Conti molesto¿Cómo se atrevía ese hombre a insinuar que el hijo que esperaba Alessia no era de su prometido?— Por favor — dijo Olivia interviniendo de repente, de algún modo esa mujer conseguía calmar a todos los hombres cuando se metía en medio de una discusión, era una de las razones por las que a Lu