Capítulo XLV: Orfanato (Parte Tres)Hanna y Josh entraron al castillo que estaba construido de piedra y de inmediato un olor a desinfectante le explotó en la nariz. Josh estornudó un par de veces ante aquel liquido tan fuerte, pero ni Hanna ni Josh cruzaron palabras algunas.El lugar era pulcro, pero le parecía un ambiente tóxico y más cuando se cruzó con unos niños que no tenías más de diez años, los cuales eran los encargados de limpiar todo el vestíbulo. Algo dentro de sí le molesto, pero no supo cómo identificarse.Hanna bufó.—A todos nos toca de vez en cuando —dijo la niña ante la curiosidad implícita que mostraba el rostro de Josh—. Son tareas del hogar—Ya veo —mencionó Josh poco convencido e hizo una mueca.Caminaron por medio del vestíbulo que era sujetado con cinco columnas gruesas de color blanco y que en el centro de aquel espacio había una gran cúpula con ilustraciones de la Era de los romanos y de ahí mismo nacía cuatro pasillos distintos.Doblaron en el primero, a la d
Capítulo XLVI: Orfanato (Parte Cuatro)Hanna agachó su cabeza y se miró la punta de sus zapatillas desgastadas y rotas. Hizo un puchero y guardó silencio por unos segundos. Luego levantó su cabeza y observó a Josh con los ojos castaños brillosos.Una parte de Josh quería indagar, pero otra parte de él, le advertía que todo era muy duro, sin embargo, gracias a Leyna, Hanna había aprendido a canalizar sus emociones y a contar su verdad con cierto orgullo, ya que ella era inocente de todo.—La madre superiora dice que vengo de padres drogadictos —contó la pequeña tratando de ser fuerte—. El gobierno les quito mi custodia por un tiempo. Se supone que mis padres debían rehabilitarse para volver a tenerme y criarme, pero ninguno de los dos lo hicieron. Mamá murió de una sobredosis por alguna sustancia que consumió y creo que a mi papá lo metieron preso por drogas igual, parece que robaba para consumir. Tampoco ningún familiar quiso cuidarme, por lo que llegue aquí siendo una bebé de dos año
Capítulo XLVII: Orfanato (Parte Cinco)Josh soltó aquella confesión de lo más profundo de su alma, luego guardó silencio y siguió analizando a Hanna con una pregunta formándose en la punta de su lengua.Hanna también tenía dudas, pero no sabía cómo expresarlas. A ella le parecía confuso que Josh estuviera con Leyna, al final él era un extraño que había aparecido de la nada.—Pero bien, dejemos de hablar de mi… —Josh dio por finalizado ese tema que le afectaba en lo más profundo de su ser—. Ahora dime ¿te gustaría salir de aquí, Hanna?—¡A quien no! —expresó Hanna con frustración. Las lágrimas de sus ojos ya habían cesado y ahora su voz rota era reemplazada por un tinte de rencor—. Este lugar no es precisamente un paraíso maravilloso en donde somos felices. Aquí tenemos reglas estrictas, tenemos que compartir con todos e incluso la ropa es donada, a veces esa misma ropa huele feo o esta manchada con manchas que no salen al lavarla. También a veces está rota y hay que repararla con peda
Capítulo XLVIII: Orfanato (Parte Seis)—Te lo dije —insistió Hanna—. Este lugar está muy lejos de ser un paraíso. Aquí todos hemos vividos cosas que son difíciles. Aunque claro… algunas son peores.—Las voy a sacar de aquí —anunció Josh en un impulso de rabia y de dolor—. No van a pasar ningún día más. Ahora mismo haré las gestiones para su adopción.Para Josh al escuchar las situaciones tan de porquería de aquellas niñas, era como si le hubieran clavado un puñal con fuego en medio del pecho; ardía, quemaba y sangraba. En su cabeza solo pensaba en que nunca nadie más tocaría a esas niñas, ni mucho menos a Leyna. Incluso se lamentó de haber llegado tarde, que a pesar de que no era su culpa, se sentía como tal.Hanna bufó y arrugó su nariz. Inconscientemente tomó el bordillo de su sweater azul desgastado y empuñó la tela con sus manitos.—No necesitamos un héroe, Josh. No nos tienes que tener lástima. Somos niñas fuertes y sé que podremos salir adelante —mintió Hanna.—¿Quieres o no sal
Capítulo XLIX: Orfanato (Parte Siete)Josh se dio vuelta a mirar a la pequeña, que nuevamente se había quedado petrificada en uno de los escalones de madera.—Pero si me adoptas ¿qué serias de mí? —preguntó la niña curiosa, llevándose el dedo índice a la boca.—¡Mierda! —maldijo nuevamente Josh, arrugando su nariz recta—. No he pensado en eso. Mi impulso por sacarlas de aquí ha sido más fuerte.—Deja de decir malas palabras delante de los niños —reprendió Hanna con el ceño fruncido—. Leyna nos enseñó que debemos ser niñas educadas y que esa palabra no deberías estar en nuestro vocabulario.Josh rodó los ojos, al escuchar que Leyna aquí, Leyna allá.—¿Algo que Leyna no le hayas enseñado? —preguntó él con sarcasmo, pero por dentro se alegraba de que aquella mujer que estaba a su lado, fuera tan buena con los niños. Eso era un indicio para él, de que Leyna podría ser una excelente madre a futuro.—No —respondió Hanna con una sonrisa—. Ella es la que siempre nos ha cuidado, incluso más qu
PASADO IHACE 18 AÑOS ATRÁSMadison Nassau estaba sentada en su cama, temblando como una hoja y mordiéndose las uñas de su dedo índice, miraba con cierta cautela a su pequeña hija que estaba a puertas de cumplir cuatro años.La pequeña que se llamaba Angelina Hoffman Nassau, estaba sentada sobre la alfombra jugando con su muñeca, mientras era ajena a todo lo que ocurría a su alrededor.Madison sin poder aguantarlo más, se puso de pie y se acercó a la ventana. Se abrazó a sí misma y sus pensamientos comenzaron a ir a mil por horas; el dolor la estaba consumiendo por dentro al igual que un animal hambriento a punto de morir.Hace solo algunos meses es que había tenido las dos perdidas más importantes de su vida; primero la muerte de su madre, su pilar, su amiga, su confidente, había partido a causa de un cáncer que no pudo curarse y luego el trágico accidente de tráfico en el cual se vio involucrado su esposo ocasionándole que, debido a las graves heridas de su condición, también perdie
PASADO IIHACE 18 AÑOS ATRÁSJosh se puso delante de Madison. Los ojos de Madison tenían un azul cielo muy peculiares y hermosos, pero esos ojos estaban apagados por la desesperanza y el dolor de la perdida de sus seres más queridos, nada a lo que Angelina representaba, que eran los ojos azules más brillantes e inocentes que había visto en su vida.—Quiero que ella se quede aquí —exigió Josh y extendió su mano para que Madison le pasara la mochila.Madison alzó una ceja y se la tendió.—Ya lo hace —replicó ella con voz burlona.Josh negó con la cabeza y luego frunció el ceño mirándola mal. Apretó el asa de la mochila cuando la sostuvo en una de sus manos, ya que notaba la burla en la voz de Madison. —Quiero que Angelina se quede para siempre. Quiero que viva con nosotros y no contigo.—Soy su madre —respondió Madison divertida por aquella petición tan descabellada que se le había ocurrido a Don Perfecto—. Legalmente tiene que estar a mi cuidado. Si el gobierno sabe que estoy abandona
Capítulo L: Madre Superiora (Parte Uno)Leyna estaba sentada en un banco de madera que estaba cerca de una ventana y al costado del pasillo.Ella y las niñas habían sido las primeras en llegar al tercer piso. Nora le había mostrado el despacho de la madre superiora, pero Leyna no se atrevía a entrar sola, por lo que decidió esperar a Josh, para así enfrentar juntos este nuevo muro que se construía delante de ella. Leyna no dejaba de tener un nudo en el estómago y las manos le sudaban.Josh apareció con Hanna conversando de lo más animados. Ellos terminaron de subir el último peldaño y Leyna se levantó de aquel asiento de madera.—¡Cielos! ¡Se vinieron a paso de caracol! ¡Pensé que se habían perdido! ¡Este lugar es muy grande, que temí lo peor! —exclamó Leyna con una sonrisa al ver al par.Josh ladeó el rostro y no dijo nada. Él tenía un remolino de sentimientos confusos que no daban cabida a una salida, sin embargo, todo eso desaparecía cuando la miraba.Josh miraba a Leyna embobado