Capítulo LVII: Un Problema MenosLeyna había comenzado a estudiar la maestría de manera online por lo que ese hecho la tenía muy contenta y entusiasmada. Josh le había regalado un notebook para su uso personal, así pues en las mañanas ella estudiaba de ocho a una de la tarde, y después de almuerzo junto Amelia afinaban todos los detalles de su boda. Además, pronto saldría Hendrik del centro de rehabilitación y los jóvenes habían acordado realizar la boda, justo después de su salida.Ella también seguía con sus sesiones de psiquiatría, pero ahora una vez a la semana.Leyna le había contado a su doctor que comenzaba a recordar la mayoría de sus experiencias y vivencias, las cuales eran complementadas con su presente. La tenían muy feliz, pero su doctor le había enfatizado que estuviera preparada, porque su memoria iba a volver sí o sí.Ella sabía que en cualquier momento su mente iba a desencadenar lo peor, recordando los hechos traumáticos que por su propio bien, se había obligado a ol
Capítulo LVIII: Gilbert Nassau (Parte Uno)Josh se echó hacia atrás en su asiento de cuero, puso sus palmas en su estómago y cerró los ojos.Él deseaba resolver todos los asuntos que empañaban su tranquilidad y su felicidad, por lo que se comenzó a plantear escenarios imaginarios y la solución a ellos para así cuando ocurrieran no lo tomaran desprevenido, pero aquel plan mental no duro nada, cuando el teléfono de su escritorio nuevamente sonó, sacándolo de sus múltiples y caóticos pensamientos. Presionó el botón de voz alta.—Si —respondió Josh de mala ganas.—Señor Bemberg —habló nuevamente su secretaria con esa voz cantarina—. El señor Nassau quiere verle y está aquí.Josh enderezó su espalda y un nudo se le formó en el centro del estómago al escuchar de quien se trataba. Bufó cansado, pero era algo inevitable este encuentro, ya que era su socio más antiguo, por lo que no podía hacerle un desaire.—Dígale que pase —pidió claro—. Y luego por favor nos traes dos cafés y unas galleta
Capítulo LIX: Gilbert Nassau (Parte Dos)Los ojos mieles de Josh reflejaban la verdad.—Ya veo… —Gilbert sonrió forzadamente—. Así que hay alguien. Le romperás las ilusiones a mi niña.—Lo sé, pero no puedo ir contra mis valores ni mis principios. Mi felicidad y mi vida personal están por sobre esta empresa y por sobre todo el dinero que podría generar en esta fusión. Mi padre construyó un imperio y estoy muy agradecido por ello, que lo pienso cuidar a toda costa, pero no sacrificare mi vida por algo material —manifestó Josh—. Y jamás haría feliz a tu hijastra, porque sencillamente no la amo y nunca podría hacerlo. Ya estoy enamorado de alguien más.—En realidad pensé que no amarías a nadie más, después de ella —comentó Gilbert, abriendo una herida que Josh sabía que estaba ahí, pero que solía olvidar.Josh de inmediato se tensó en su asiento. Él se echó hacia atrás, y apretó sus manos una con la otra en una frustración difícil de erradicar. Recordó que eso había sido un capricho de n
Leyna Keller se mantenía sentada, pero con las piernas estiradas en aquella camilla de aquel hospital público. Su mirada azul carente de emociones buenas estaba fija en aquel ventanal que daba vista hacia la caótica ciudad, sin embargo, su lenguaje corporal la delataba.Su cuerpo pequeño estaba tenso y adolorido, su estómago revuelto como un remolino y sus manos frágiles y delgadas empuñaban con fuerza las sabanillas que tapaban sus piernas desnudas y llenas de moretones violáceos, mientras no dejaba de morderse el labio inferior con brío.Ella era un caos en sí misma, ya que intentaba recordar algo, aunque sea un insignificante detalle, pero nada, su mente confusa no recordaba nada de nada, era como si tuviera un lienzo totalmente en blanco del cual no había rastro de memorias ni recuerdos.Nada bueno, nada malo… solo nada. Ella no recordaba quien era ni de donde provenía, solo sabía su nombre porque el médico que la trataba se lo había dicho, lo que hacía que todo le pareciera ins
Capítulo I: Un Accidente DesafortunadoUna semana antes—¡Leyna! —gritó Hanna, la niña de diez años que estaba con su camisón rosado sentada en su cama—. ¿Qué cuento toca hoy?Leyna estaba peinando a Gretel, otra niña de seis años que pertenecía al orfanato.—Uno que amaras —Leyna le guiñó un ojo y se rio entre dientes mientras trenzaba el largo cabello rubio de la niña pequeña que abrazaba a un oso de peluche.La joven que contaba con veintiún años cumplidos trabajaba en el mismo orfanato en el cual fue criada hasta los dieciocho años.El gobierno alemán pagó su manutención desde que llegó a ese lugar a la edad de tan solo tres años y como nunca nadie la adopto, su infancia y su adolescencia la pasó entre el jardín de calas blancas y el castillo de sus sueños con grandes ventanales.Las monjas que la cuidaron eran un amor con ella, que además de criarla, también cuando fue mayor de edad y el gobierno ya no pagó más por su cuidado, la madre superiora y directora le había ofrecido trab
Josh vestido en un traje azul impecable, estaba sentado en la mesa larga de ébano del comedor principal de la mansión, tomándose su café matutino y leyendo la sección de economía en el periódico.Las ganancias de la fabricación de autos de lujo estaban dando más dinero de lo esperado, que lo posicionaban en la mejor empresa del año. Sonrió un poco nostálgico, porque si su padre estuviera vivo, entonces él sería un orgullo para el Señor Bemberg.Dejó el periódico a su lado y tomó la taza de café desde el mango de la loza. Pero el trago que dio al líquido negro y fuerte, fue más amargo de lo normal, ya que escuchó de manera violenta el freno de un vehículo.«Hendrik de nuevo» pensó apretando sus dientes y perdiendo la paciencia. Su día estaba arruinado, eso era seguro.Él se levantó para ver si su intuición era la correcta. Comenzó acercarse hacia la puerta de la mansión, justo donde quedaba la terraza de sillones de mimbre blanco, pero cada que caminaba más y más, los lamentos y los so
Capítulo III: Inocencia PuraEl doctor Fisher le dio la mano, pero no estaba muy convencido. Además, el apellido de Josh le sonaba, pero no sabía de qué, el doctor no podía recordar, sin embargo, todas las dudas se disiparon cuando escuchó la angustia en la voz del joven. —¿Cómo esta ella? —preguntó Josh con notable preocupación en su voz.El doctor suspiró con pesar.—No voy a mentirle. La señorita Keller está gravemente herida. Ella fue atropellada a gran velocidad, por lo que en estos momentos estamos haciendo todo lo posible para salvarle la vida.Escuchar eso, fue como si a Josh le pusieran una mochila cargada de piedras sobre sus hombros. Sus ojos dorados se fijaron en el suelo y por un segundo pensó que se desplomaría ahí mismo. Era cierto que no conocía a la joven, pero es que el hecho le estaba afectando más de lo esperado, al darse cuenta de la conexión que tenían en común, ya que su victimario era su hermano.El doctor notó la angustia del joven y extendió su brazo hacia
Capítulo IV: La Señorita Keller está en Coma InducidoJosh se había quedado dormido en el sillón de la sala de espera, sin embargo, un suave remezón en su hombro lo despertó de golpe. Tragó saliva cuando vio a un policía delante de él.—¿Señor Bemberg?—Si, soy yo —Josh se puso en pie y le tendió la mano al policía, el policía de inmediato lo estrecho, saludándose.—Nos dijeron que usted es el novio de la chica que ha sido atropellada.—Si, así es.—Bueno le comento que, en ese caso, necesitamos hablar con un familiar directo de ella, ya que debemos recabar más antecedentes. Josh arrugó sus cejas.—Soy su prometido —mintió seguro de sí mismo—. Puede decirme todo a mí.Él desconocía si Leyna tenía o no familia, pero prefería hacerse cargo de todo, ya que, si involucraba a la familia de Leyna, entonces todos descubrirían su mentiría, y sería aún peor.El policía frunció el ceño, pero reconoció que el hombre que decía ser el prometido de aquella mujer desconocida, era nada menos que el