En el pueblo, las chicas estaban inquietas, con la mirada fija en Hermes. Este, al percatarse de que lo observaban, colgó la llamada con un gesto preocupado y guardó el teléfono en el bolsillo. Fue entonces cuando Ava, incapaz de contenerse, dio un paso al frente y preguntó con voz firme:—¿Qué te dijo tu hermana?—Dafne está bien. Me informó que no le dio tiempo de agarrar el autobús y que encontró un lugar donde quedarse en la ciudad —respondió él, con la mirada afligida.—No te preocupes por ella, si es como tú, sabrá cuidarse sola. Lo importante es que esta noche consiguió un techo donde dormir sin peligro —Ella lo abrazó como un gesto de apoyo. Al separarse, él le dijo:—Gracias. Ahora me voy; mi mamá me espera en casa.—Ve tranquilo, Hermes. Recuerda que mañana te esperamos en el local —murmuró Sofía con los labios curvados, mientras se acercaba para despedirse con un abrazo.Hermes sonrió, se despidió y caminó hacia el otro extremo de la plaza, perdiéndose en la oscuridad.—Qué
Al día siguiente, Ava despertó con una sensación de vacío en el corazón. Recordó que había dormido sola; Dante no había regresado a casa esa noche. Se vistió apresuradamente, tratando de ignorar el nudo en su estómago, y se dirigió al restaurante para despejar la mente.Al llegar, Sofía notó de inmediato la expresión abatida de su amiga.—Ava, ¿qué te pasa? —preguntó preocupada, dejando lo que hacía para acercarse a ella.Ava suspiró profundamente, sintiendo que su pecho se encogía, y finalmente habló:—Amiga, Dante y yo discutimos anoche. Se fue de casa y no volvió. Lo llamé antes de salir para acá, pero no contestó. Estoy preocupada, Sofía. No me conviene que se arrepienta de nuestro acuerdo, pero no sé qué hacer. —La voz de Ava se quebró al final, cargada de incertidumbre.Sofía no lo dudó un segundo. Se acercó y la abrazó con fuerza, acariciándole la cabeza.—Tranquila, Ava —le susurró—. Seguro está ocupado con el trabajo. Ya verás que hoy regresa a casa, más tranquilo. Entonces p
Ava estaba en la cocina pelando papas cuando sonó el teléfono. Inquieta, soltó el cuchillo y estiró la mano para tomarlo del mesón donde reposaba. Al ver en la pantalla que era su hermana, su rostro se desencajó. Tenía las esperanzas de que fuera Dante. Con un suspiro, aceptó la llamada y contestó:—¿Cómo está la hermanita más linda del mundo?—¡Hermanita, pero bien que te lo tenías guardado, eh! ¿Casarte con un multimillonario? —exclamó Olivia sin siquiera saludar—. Eso sí que será un golpe duro para papá —Desde que había visto el nombre de su hermana en las noticias, no había podido contener la curiosidad. Marcó su número inmediatamente, con un tono entre alegre y acusador.Ava suspiró al otro lado de la línea, agotada emocionalmente después de todo lo que había pasado en las últimas horas.—Olivia, no estoy para bromas, Mi esposo es un simple chofer —respondió con voz tensa, sujetando el móvil con una mano mientras se masajeaba las sienes con la otra.—¿Bromas? ¿Cómo crees? ¡Estoy
Dante, al leer el mensaje, esbozó una sonrisa. Sabía que en ese momento su esposa era una fiera, decidida a desafiarlo. Sin perder tiempo, marcó el número de recepción y, con voz grave y firme, dio la orden:—Susana, deja pasar a la joven que está allí. Indícale el piso presidencial y comunícale que la estoy esperando.La recepcionista, sorprendida por la llamada directa de su jefe, asintió rápidamente, mientras su mente trataba de procesar la información.—Como ordene, señor —respondió, colgó el teléfono y salió del mostrador. Caminó hacia Ava, con una mezcla de sorpresa y vergüenza, y expresó con voz baja.—Señora, puede pasar. Marque el piso 16, presidencia. El señor Dante la está esperando.—Gracias. —Soltó con indiferencia. Ava caminó hacia los ascensores con el corazón desbocado. Su mente estaba llena de preguntas y rabia “¿Qué explicación le daría ese hombre?” Al llegar al piso correspondiente, recorrió un largo pasillo hasta encontrarse frente a un escritorio donde una mujer
Ava sintió el auto detenerse y observó con atención cómo Dante salía del vehículo. Su mente era un torbellino de emociones. Ese hombre, que hasta hace unas horas no era más que un chofer, ahora resultaba ser el CEO de una de las empresas tecnológicas más poderosas. La ansiedad comenzó a invadirla, oprimiéndole el pecho."¡Dios mío! ¿Qué hago ahora? ¡Fui yo quien se insinuó una y otra vez! Y encima me molestaba cuando no me prestaba atención." pensó, desesperada.Dante rodeó el coche y abrió la puerta trasera. Se inclinó, extendiendo la mano para ayudarla a salir, pero al notar su resistencia, la tomó con firmeza. Ava forcejeó, intentando aferrarse al asiento, negándose a moverse, pero él no estaba dispuesto a discutir. Con un gesto decidido, la levantó con facilidad y la acomodó sobre su hombro otra vez.Uno de sus guardaespaldas abrió la puerta principal de la mansión sin decir palabra, y Dante entró con paso firme, sin detenerse ni un segundo—¡Bájame! Eres un patán —gritó enojada a
Mientras caminaba por el bosque, Dafne llegó a la humilde cabaña de madera donde vivía. Se detuvo en seco al escuchar la voz preocupada de su hermano, quien estaba de pie en la puerta con las cejas fruncidas y una clara expresión de preocupación en su rostro.—¡Dafne! ¿Dónde has estado? Mira la hora que es. Me tenías preocupado —exclamó, avanzando hacia ella.Ella le sonrió con ternura y le revolvió el cabello.—Tranquilo hermanito, tengo algo que contarles.Ella entró en la única habitación de la casa, donde su madre descansaba en la cama. En cuanto la vio, la mujer se agitó.—Hija, qué bueno que estás bien. No pude dormir, pensaba que algo malo te había pasado —Soltó, con la voz quebrada por el miedo.Dafne se acercó, tomando las manos de su madre con suavidad.—Mamá, no te angusties tanto. Aquí estamos a salvo. Además, papá dio su vida por nosotras —dijo, mientras un dolor profundo se filtraba entre en su corazón.Marcela rompió a llorar; el dolor de la pérdida de su esposo aún per
Todos los empleados los habían abandonado. Solo quedó con ellos su nana Rosa, quien, al ver lo que sucedía, se escabulló en la habitación de la señora y los chicos. Rápidamente buscó sus identificaciones, pasaportes y algunas fotos familiares. Las escondió bajo su ropa y tomó algunos dólares que tenía guardados. Con disimulo, salió de la casa para alcanzarlos.—¡Esperen! ¡Señora! —gritó detrás de ellos.—¿Nana, también te echaron de la casa? —vociferó Dafne, llena de enojo. Odió ver todo lo que estaba pasando, el miedo y la frustración se apoderaban de ella, deseaba con todo su ser estar lejos de esos hombres.—No, mi niña, logré meterme en sus habitaciones —respondió Rosa mientras sacaba de su ropa las pertenencias que había escondido—. Logré sacar esto. —Le entregó las cosas en las manos.Dafne soltó a su mamá y abrazó a Rosa con fuerza.—Gracias, nana.—¡Toma! No es mucho, pero les servirá para salir de esta ciudad. El hombre que las atacó dijo que te iba a buscar, Dafne, para term
Al día siguiente, Ava despertó lentamente, sintiéndose reconfortada en los fuertes brazos de su esposo, ella con los ojos cerrados soltó un suspiro cargado de placer seguido de una sonrisa y se estiró sensualmente sobre él. Luego abrió los ojos y lo encontró observándola con una sonrisa tierna en los labios. A ella le dio vergüenza tan solo imaginar la escena que hizo, pasó por su mente. «¿Qué debo decir? Ay dios mío porque fui tan débil y cedi tan rápido, pero no puedo negar que me gusto demasiado».—Buenos días, mi amor. ¿En qué tanto piensas? ¿En cuánto me amas? —Él la miró fijamente, embelesado por el color rosado en sus mejillas. Ver esa parte tan tierna de ella lo hacía perder la cabeza.Ava mostró un puchero de molestia y le dio un pequeño golpe en el pecho para luego intentar zafarse de sus brazos.—Ya me saliste creído —susurró de forma irónica, después de un largo suspiro continuó—. Ahora eres un desconocido para mí. Ya sabes lo que quiero, Dante. No puedo confiar en un homb