Ava sintió el auto detenerse y observó con atención cómo Dante salía del vehículo. Su mente era un torbellino de emociones. Ese hombre, que hasta hace unas horas no era más que un chofer, ahora resultaba ser el CEO de una de las empresas tecnológicas más poderosas. La ansiedad comenzó a invadirla, oprimiéndole el pecho."¡Dios mío! ¿Qué hago ahora? ¡Fui yo quien se insinuó una y otra vez! Y encima me molestaba cuando no me prestaba atención." pensó, desesperada.Dante rodeó el coche y abrió la puerta trasera. Se inclinó, extendiendo la mano para ayudarla a salir, pero al notar su resistencia, la tomó con firmeza. Ava forcejeó, intentando aferrarse al asiento, negándose a moverse, pero él no estaba dispuesto a discutir. Con un gesto decidido, la levantó con facilidad y la acomodó sobre su hombro otra vez.Uno de sus guardaespaldas abrió la puerta principal de la mansión sin decir palabra, y Dante entró con paso firme, sin detenerse ni un segundo—¡Bájame! Eres un patán —gritó enojada a
Mientras caminaba por el bosque, Dafne llegó a la humilde cabaña de madera donde vivía. Se detuvo en seco al escuchar la voz preocupada de su hermano, quien estaba de pie en la puerta con las cejas fruncidas y una clara expresión de preocupación en su rostro.—¡Dafne! ¿Dónde has estado? Mira la hora que es. Me tenías preocupado —exclamó, avanzando hacia ella.Ella le sonrió con ternura y le revolvió el cabello.—Tranquilo hermanito, tengo algo que contarles.Ella entró en la única habitación de la casa, donde su madre descansaba en la cama. En cuanto la vio, la mujer se agitó.—Hija, qué bueno que estás bien. No pude dormir, pensaba que algo malo te había pasado —Soltó, con la voz quebrada por el miedo.Dafne se acercó, tomando las manos de su madre con suavidad.—Mamá, no te angusties tanto. Aquí estamos a salvo. Además, papá dio su vida por nosotras —dijo, mientras un dolor profundo se filtraba entre en su corazón.Marcela rompió a llorar; el dolor de la pérdida de su esposo aún per
Todos los empleados los habían abandonado. Solo quedó con ellos su nana Rosa, quien, al ver lo que sucedía, se escabulló en la habitación de la señora y los chicos. Rápidamente buscó sus identificaciones, pasaportes y algunas fotos familiares. Las escondió bajo su ropa y tomó algunos dólares que tenía guardados. Con disimulo, salió de la casa para alcanzarlos.—¡Esperen! ¡Señora! —gritó detrás de ellos.—¿Nana, también te echaron de la casa? —vociferó Dafne, llena de enojo. Odió ver todo lo que estaba pasando, el miedo y la frustración se apoderaban de ella, deseaba con todo su ser estar lejos de esos hombres.—No, mi niña, logré meterme en sus habitaciones —respondió Rosa mientras sacaba de su ropa las pertenencias que había escondido—. Logré sacar esto. —Le entregó las cosas en las manos.Dafne soltó a su mamá y abrazó a Rosa con fuerza.—Gracias, nana.—¡Toma! No es mucho, pero les servirá para salir de esta ciudad. El hombre que las atacó dijo que te iba a buscar, Dafne, para term
Al día siguiente, Ava despertó lentamente, sintiéndose reconfortada en los fuertes brazos de su esposo, ella con los ojos cerrados soltó un suspiro cargado de placer seguido de una sonrisa y se estiró sensualmente sobre él. Luego abrió los ojos y lo encontró observándola con una sonrisa tierna en los labios. A ella le dio vergüenza tan solo imaginar la escena que hizo, pasó por su mente. «¿Qué debo decir? Ay dios mío porque fui tan débil y cedi tan rápido, pero no puedo negar que me gusto demasiado».—Buenos días, mi amor. ¿En qué tanto piensas? ¿En cuánto me amas? —Él la miró fijamente, embelesado por el color rosado en sus mejillas. Ver esa parte tan tierna de ella lo hacía perder la cabeza.Ava mostró un puchero de molestia y le dio un pequeño golpe en el pecho para luego intentar zafarse de sus brazos.—Ya me saliste creído —susurró de forma irónica, después de un largo suspiro continuó—. Ahora eres un desconocido para mí. Ya sabes lo que quiero, Dante. No puedo confiar en un homb
En otro condado del país, un anciano disfrutaba de la tranquilidad de su establo, observando el elegante trote de sus caballos. La paz del momento se rompió de golpe cuando una voz fuerte irrumpió en el silencio.—¡Abuelo, mira esto! —exclamó su nieto, extendiéndole el teléfono.El anciano tomó el dispositivo y fijó la vista en la pantalla. Era la entrevista de Dante, donde revelaba la identidad de su esposa. Su expresión se endureció al alzar la mirada hacia su nieto.—Abuelo, ese hombre pronto irá tras ellas —continuó el joven con urgencia—. Tenemos que decirles la verdad. Mis primos están dispersos por todas partes sin saber que son familia. Es hora de unirnos.El anciano lo observó con seriedad.—Querido nieto, debemos regresar a Florida. Ha llegado el momento de salir de las sombras. Aunque la operación para desmantelar la organización de Roger fue un éxito, su hijo logró escapar. Ninguno de nosotros está a salvo todavía.—Sabes que me uní a la misión HSI del FBI precisamente par
Al llegar a la entrada del juzgado, vio a Olivia y corrió a abrazarla. Ambas sonrieron con alegría, emocionadas por el reencuentro. A pesar del tiempo sin verse, el amor y el vínculo entre ellas seguían siendo fuertes.—¡Hermanita! Te extrañé mucho —exclamó Olivia, separándose de Ava y acariciándole el cabello.—Mi niña, yo también. No sabes la satisfacción que siento al comprobar que estás bien —contestó Ava con el corazón desbordante de felicidad, agregó con ironía—: De aquí te llevo a la mansión.Olivia soltó una carcajada.—Ya no puedes. Mañana seré mayor de edad, pero te tengo una noticia que te alegrará y te ahorrará el viaje de venir a visitarme a Alhambra.—Cuenta, ¿cuál es? —preguntó curiosa.—Compré apartamento un tipo estudio en la ciudad y me mudaré mañana. Estaremos más cerca y podrás visitarme cuando quieras.Las alarmas se encendieron en el rostro de Ava, quien, preocupada, inquirió.—¿De dónde demonios sacaste el dinero para mudarte? —con voz suave continuó—. Tú no pue
—Señor juez, como pudo validar en los balances presentados, ese dinero ya no existe. Fue malversado por Sergio Hayek, quien además vendió la mansión familiar destinada a Olivia Hayek cuando cumpliera la mayoría de edad, que será mañana. —agregó Benjamín.—El Señor Sergio Hayek, tiene un plazo de 30 días para devolver los fondos malversados y la casa de su hija menor. De no hacerlo, deberá cumplir una condena de cinco años de prisión sin derecho a fianza. —El juez se levantó—. Queda cerrado el caso. Me retiro.Ava se levantó, y dio unos pasos hacia la salida cuando escuchó a su padre decir.—¡Hija, soy tu padre! Sabes que no queda nada del dinero que dejó tu madre. ¡Por favor, no me mandes a la cárcel! —giró su mirada decaída hacia Olivia, que estaba sentada escuchando tranquilamente—. Hija querida, por favor, ayúdame. La casa de tu madre la tuve que dar para salvarme. Por favor, declara que me la cediste —expresó con un tono de voz agudo desde la distancia. Sofía no le permitía acerca
Minutos antes, Benjamín estaba en su departamento cuando recibió una llamada de vigilancia.—Señor Benjamín, habla Cristian, de vigilancia. Disculpe la molestia.—¿Qué pasó, Cristian? ¿Llegó mi asistente? Ella tiene permiso para acceder a mi departamento.—No, señor, la señorita Dafne no ha llegado. Lo llamaba porque la señora Alexa quiere subir. Como le negué el paso, comenzó a llorar y hacer pataletas. Se mira deplorable y no sé qué hacer.Benjamín rodó los ojos y soltó un suspiro pesado. No sabía qué hacer con su ex; su manera tóxica de actuar lo abrumaba. Aunque ya no sentía nada por ella, le tenía lástima, y eso lo molestaba aún más. Se pasó una mano por el cabello, intentando encontrar paciencia, y después de meditarlo unos segundos, respondió—Voy para allá.Tomó las llaves del carro y salió del departamento. Llamó al ascensor y, al llegar a la planta baja, se dirigió a la entrada del edificio.Apenas Alexa lo vio, se lanzó a sus brazos, sollozando como una niña pequeña. Su cue