MÍA
(26 de julio de 2014)
— ¡Mía! - Grita mi madre desde el primer piso de nuestra casa.
—Voy —digo, Como si mi mamá pudiera escuchar, es todo lo que logro articular, no funciono recién levantada. Soy un zombi andante. Sonrió de mis propios pensamientos.
— ¡Son las 4 de la tarde por el amor de Dios! ¿Hasta qué hora piensas dormir niña? —sigue gritando mi santísima madre.
— ¡Estoy levantada! —todavía estoy arropada de pies a cabeza en mi cama.
Alguien toca la puerta de mi cuarto, es mi papá con cara de poema, viéndome todavía acostada con una ceja levantada.
—Tienes cuarenta minutos para alistarte, vamos a llegar tarde al cumpleaños de tu abuela. Levántate ahora mismo —me ordena con voz suave y calmada como es él.
—Cuarenta minutos serán —le contesto casi al mismo tiempo que él cierra la puerta.
Me baño lo más rápido que puedo, seco mi melena rubia y me visto con el vestido que mi mamá me hizo comprar hace una semana, es bonito, pero no es mi estilo. Me lo pongo solo para darle gusto y evitarme esa pelea, de todos modos, me lo iba a poner, a las buenas o a las malas. Prefiero a las buenas. Dejo mi cabello liso, suelto, me maquillo solo con brillo de labios y rímel, me coloco mis zapatos bailarinas color piel, mi perfume favorito CH de Carolina Herrera y listo.
—Justo 40 minutos —le digo a mi papá con los ojos en blanco, mamá rezonga como siempre, pero no dice nada.
—Aun así ya vamos retrasados y con el tráfico de esta caótica ciudad llegaremos ya de noche —dice papá.
Él ajusta su caro traje de tres piezas, color gris oscuro, camisa blanca sin corbata. Para ser un hombre de 43 años tengo que admitir que es muy atractivo.
Subimos en nuestro carro, una camioneta Toyota Fortuner blanca último modelo, no somos multimillonarios ni mucho menos, pero mis padres son arquitectos, dueños de una empresa de construcción muy rentable que nos permite vivir cómodamente y darnos ciertos lujos, Constructora Betancourt & asociados, es mi herencia, según ellos. Lo que saben perfectamente es que la arquitectura no es lo mío.
—Te ves hermosa con ese vestido, te dije que te quedaría fenomenal —dice mamá con una sonrisa de complacencia en su rostro, y un deje de orgullo propio.
—Gracias mami, tú también te ves muy linda con ese vestido.
Y no lo digo solo por decirlo, la verdad se ve hermosa, con un vestido negro, mangas tres cuartos, totalmente ajustado hasta la rodilla. Con sus 40 años encima, mamá luce como de 30, el ejercicio y la dieta rigurosa tienen un efecto rejuvenecedor en ella, es rubia, alta y delgada, de rostro angelical. No por nada mi papá le dice “Ángel”. Espero verme como ella cuando tenga su edad.
—Demasiado sexy para mi gusto —dice papá ocultando una sonrisa pícara, lo conozco y sé que lo dice solo para buscarle la lengua, la que no tarda mucho en protestar.
— ¡Pero si es todo tapado y no muestro nada!
Ellos no lo saben, pero los escucho… Vaya que los escucho algunas noches mientras tienen sexo en su habitación. Son más ruidosos de lo que creen. Cuando llegamos a casa de la abuela eran casi las 9 de la noche.
— ¡Por fin llegamos! ¡Padre nuestro que estás en los cielos!, casi amanecemos en ese trancón —digo lloriqueando.
—Bueno, si te hubieras levantado antes de tu pequeña siesta de 3 horas, abríamos evitado la hora pico y llegado a tiempo —dice mamá.
—Si como sea —digo en voz baja para que no me escuche.
—Te escuché —responde.
Claro cómo no, se me olvidaba que las madres tienen todos los sentidos agudizados, sobre todo el oído. ¿Cómo lo hacen? No sé, supongo que cuando sea madre lo sabré.
— ¡Abuela! —grito y tirándome encima de ella abrazándola por el cuello, casi nos caemos de culo por el saludo eufórico.
— Hija, ten cuidado que tu abuela ya no es una jovencita, se puede dar un mal golpe y romperse un hueso —dice mi madre medio burlona, sabe perfectamente que a mi abuela no le gusta que le digan que está vieja.
—Ema, no empecemos.
—Era solo una bromita, no es para tanto, perdóname, ven dale un beso a tu hija que te ama con todo su corazón —ellas se abrazan y queda todo olvidado—. Feliz cumpleaños mami, que Dios siga bendiciendo y te regale muchos años más, para seguir disfrutándote.
—Feliz cumpleaños Abu —le entrego el regalo que compramos para ella hace una semana, ella lo abre inmediatamente porque sabe que mi padre siempre la deleita con alguna joya cara. Abre su boca como si se sorprendiera al encontrarse con una pulsera de oro blanco y diamantes. Preciosa, mi papá se inclina hacia ella para ponérsela y ella se deja, mueve su mano y contempla la joya con admiración.
—Feliz cumpleaños suegra, que disfrutes tu día y todos tus regalos —le da un beso en la mejilla seguido de un abrazo.
—Gracias yerno, a todos por haber venido a acompañarme.
—Es hora de celebrar, mira que no se cumplen 60 años todos los días —digo un poco divertida, recordándole a la abuela los años que le caen encima.
— ¡Ay padre bendito!, eres igual a la madre que té parió —dice mi abuela con los ojos en blanco.
—Y yo soy igual a ti —dice mi mamá riéndose de mis ocurrencias y chocando los cinco por mi buena jugada.
Después de todo pasamos una velada encantadora, mis padres, mis tíos y mis primos, somos pocos, pero muy unidos. Y no perdemos ocasión para molestar a la abuela, que casi nos echa a todos de la casa cuando le recordamos por enésima vez cuantos años cumplía.
Era media noche cuando todos nos despedimos, dejamos a la abuela con su novio Ernesto y nos fuimos a casa a descansar. Era viernes y para el día siguiente teníamos preparados una parrillada en la piscina de nuestra casa, nuevamente nos veríamos todos las caras para seguir celebrando en familia.
¡Mi vida es perfecta!
Llevamos cuarenta minutos de camino, estaban casi vacías las calles, a pesar de eso, papá no se saltaba ni un solo semáforo en rojo, mi madre iba durmiendo en el asiento delantero y yo iba despierta haciéndole compañía a papá para que no condujera solo.
—La próxima semana son las finales del campeonato intercolegial de atletismo ¿Cómo te sientes para competir? —pregunta el entusiasmado, sabe que soy buena y me ganaré varias de las medallas en los juegos.
—Muy preparada, sabes que he entrenado duro.
—No me preocupo hija, en lo más mínimo, solo te pregunto para saber —ríe mientras alarga el brazo para que me acerque y poder darme un beso en la cabeza.
Lo próximo en escuchar en un fuerte golpe, como una bomba que estalla mis tímpanos, todavía estoy consciente y puedo ver como el carro da vueltas, mientras grito desesperadamente y siento que mis huesos se parten uno por uno.
El dolor es incalculable. El carro se detiene totalmente volcado y puedo ver a mi padre inconsciente con su asiento con la cabeza ensangrentada, miro a mi madre que está en las mismas condiciones.
Veo todo negro y mis ojos comienzan a cerrarme, no lo puedo evitar, mis padres están muertos y yo no demoraré en estarlo también.
MÍA. 3 Años después Suena el despertador como todos los días a las 6:00 de la mañana, me levanto rápido, estiro la mano y agarro mi prótesis, la ajusto a mi pierna, la aseguro, hago unas cuantas extensiones de pierna todavía sentada en la cama y me levanto. Mi pierna ortopédica es genial, personalizada con revestimientos de prótesis impresa en 3D, de color blanca y negro. Da la impresión y comodidad de una pierna normal, está hecha justo a mi medida. El carenado incluye una parte frontal y posterior que es desmontable, se pueden intercambiar las piezas de negro por otro color, es una maravilla. Soy muy afortunada de tener los medios económicos para tener una prótesis de última tecnología, me hacen la vida mucho más fácil. La mayoría de las personas amputadas deben conformarse con una prótesis de mala calidad que apenas se ajusta a sus necesidades reales y para colmo de males añaden otros problemas, como infección y daños a nivel muscular y óseo. Si, perdí mi pierna derecha durant
JOAQUÍN—Hey viejo, buenos días. —saluda Francisco entrando en la cocina, mi mejor amigo o “Frank” como lo llamamos la mayoría.—Buenos días. ¿Qué tal? —le pregunto sabiendo perfectamente la respuesta, porque yo me siento igual.—Como la mierda, me duele todo como si me hubieran dado una paliza.—El profe se pasó ayer con el entrenamiento.Ambos hacemos parte del equipo de futbol de la universidad, estamos a una semana de entrar de vacaciones y el entrenador nos agarró a todos con los guayos colgados, nos sacó el jugo, hasta la última gota de sudor, cabrón de mierda.—Toma estos dos ibuprofenos para el dolor, nenita —Sé los entrego mientras él va por un vaso con agua.Me queda viendo mientras toma su medicina, sé lo que está pensando y también sé que no tardara más un minuto en hacer la misma pregunta de siempre.— ¿Vas a ir conmigo esta vez? —ataca Frank.—NO —respondo a secas.—Ok. Si cambias de opinión tienes hasta las 5 de la tarde para ir juntos.Escucho un suspiro y veo a Frank
MÍAHoy es viernes, y hace 3 días que tengo la servilleta con el número de teléfono del buenorro, sé que es de él, lo vi cuando se la entregó al mesero, obviamente en ese instante no me imagine que era una nota para mí. “Preciosa, llama si quieres” eso me escribió, claro que quiero llamarlo como no, es el hombre más lindo que me visto en mis 20 años de vida.Es justo en este tipo de situaciones en que lamento tener una pierna amputada. Estoy convencida de que si me hubiera visto de pie, jamás tendría esta servilleta en mis manos, no soy de autoestima baja, todo lo contario, me gusta mi cuerpo a pesar de todo, llevo una vida sana, me alimento bien y hago más deporte que una persona promedio con sus dos piernas completas. A pesar del accidente el resto de mi cuerpo está ileso y libre.Sin embargo, son realista y consientes que mi condición puede llegar a intimidar y espantar a los hombres, sobre todo a los de mi edad, que no quieran tener la carga emocional de tener una novia como yo.G
JOAQUÍNEs sábado y el cuerpo lo sabe, son las 8 de la noche y Frank y yo nos alistamos para salir de rumba, emborracharnos y regresar a casa a dos bellezas bien dispuestas. Hace una semana que no hecho un polvo y estoy que me follo a mí mismo.Y no es porque no haya tenido con quien, simplemente no me apeteció, estaba en esos días bajos de nota a causa del aniversario de muerto de Darío, siempre hago mi penitencia.Cuando llegamos al club nos dirigimos directo a la barra, pedimos dos cervezas bien frías y no sentamos a ver que casamos por ahí. El lugar está casi oscuro, pero se puede ver uno que otro grupito de amigas solitarias esperando que las saquen a bailar o le inviten unos tragos.Llevamos las cervezas a la mitad cuando siento unas manos conocidas que rodea mi cintura, no tengo que voltearme para saber quién es, ese perfume dulce lo dice todo.—Hola corazón, me has extrañado —pregunta ella con voz seductora justo en mi oreja. Ese susurro se dirige a partes sensibles de forma i
MÍASalgo de mi cuarto ya lista para mi primer día de clases, me encuentro con mi papa en la cocina, como todas las mañanas.—Hola hija buenos días, te ves hermosa con esa ropa, tu abuela tenía toda la razón.Para mi primer día de clases elijo un jean azul con bota ancha, una blusa blanca y una gabardina estampada y botines altos negros. En mi mochila tengo mi agenda y mis objetos indispensables.—Tengo que admitirlo, me ayudo a buscar ropa apropiada, ella tiene muy buen gusto después de todo —veo a mi padre acongojado—. ¿Qué pasa papá? Parece que no estuvieras feliz con que vaya a la U —le digo lanzando la pregunta con tacto.—No cómo crees, estoy feliz y orgulloso de ti, es solo que…—Quieres que mamá este aquí —respondo por él. Me mira con los ojos llorosos y me abraza, puedo ver como contiene las ganas de llorar. El día que enterramos a mi madre fue la última vez que lloro delante de mí, pero sé que lo hace solo en su cuarto, lo he escuchado algunas veces. También sé que lo hace
JOAQUÍNLlego al apartamento a las 8 de la mañana, después de haber estado una hora boxeando en el gimnasio, esta vez Frank no me acompaño, él prefiere correr así que ni modo.Me baño y me cambio para mi primer día de clases, estoy en el noveno semestre de Economía y aunque no parezca soy unos de los mejores. Estudio mucho al igual que Frank, el cual está en el mismo semestre de Derecho. Tenemos una visión clara de lo que seremos y tendremos, nos prepararemos para ello.Cuando llegamos a la U vemos lo típico de lo primera semana, grupitos de primíparos y carne fresca.— Carne fresca, Joa —dice Frank leyendo mis pensamientos.Cuando la primera clase se termina y me reúno con Frank en la cafetería principal, el panorama es el mismo, cardumen de primíparos esperando para sus próximas clases.Veo a Sergio un compañero del equipo de futbol acercarse a la mesa donde estamos, es de la costa del país y siempre nos burlamos de él por la forma en que habla, masacrando las palabras y comiéndose
MÍA He salido ilesa de mi primera semana de universidad y hoy inicia otra ¡Estoy feliz! Ya todos en mi salón de clases saben que uso prótesis, aunque todavía no me animo a ir en short o faldas cortas. Mi abuela dice que me tome mi tiempo, que tampoco hay prisa y que lo importante es que yo me siento bien y cómoda. Creo que tiene razón. Me visto para ir a la universidad y elijo un outfit ligero, vestido largo suelto de tirantes, con estampado de flores, lo combino con un cinturón delgado en mi cintura y una chaqueta corta y mis botines cafés, todos mis accesorios, gafas y mi mochila de flecos. Una vez llego a la universidad me encuentro con Lara en la entrada y ambas nos dirigimos hacia el salón donde daremos la segunda clase de Biología. A Lara me han encantado mis pulseras atrapa sueños, le dije que yo misma las hacía, así que este fin de semana que paso me dedique a hacerle unas cuantas para regalárselas. —Mira lo que te hice —le entrego la bolsita, al sacar las pulseras me mi
MIAÉl dueño del número celular que guardo en mi billetera. Esta agitado como si acaba de correr una maratón. Lo miro de pies a cabeza y vuelvo a su cara. Lleva puesto una camisa tipo polo azul cielo y un jean azul ajustado. Se ve increíble. Es más alto de lo que imagine.El me mira con una amplia sonrisa en los labios, tiene una dentadura impecable.—Hola preciosa —se dirige a mí, consiente que lo reconozco.—Ho…hola —sonó más como un aullido de perro que como un saludo. ¡No digo más! Que voy a decir, estoy en estado de shock a punto de un ataque cardiaco.Ahora que lo veo de cerca me parece mucho más atractivo. Huele increíble además. Respiro Inspiro hondo, muy disimuladamente para sentir su aroma otra vez. Me encanta.Se sienta a mi lado y me queda mirando fijamente a los ojos. Me extiende la mano y yo la tomo medio temblorosa. Las tiene ligeramente callosas, cálidas y fuertes. Mi mano pequeña se pierde en la suya y me gusta.—Mucho gusto, Joaquín Ferreiro —dice mientras me besa su