Darío estaba cenando junto a su esposa cuando recibió la noticia del accidente de su hermana, salió prácticamente corriendo de la mansión y se dirigió al hospital. Sus manos temblaban, su garganta estaba seca, su corazón latía con fuerza, tenía miedo, ya había perdido a una hermana en el pasado.No soportaría perder a otra, su respiración se volvía cada vez más dificultosa.Avanzó por los pasillos rápidamente, se detuvo en la sala de espera, observó a su padre y los demás familiares.Tomo asiento, Rubén se molestó al verlo llegar, no toleraba verlo.—Estás en contra de nuestra familia y aun así vienes descaradamente con esa mujer, acaso no me dijiste que harías lo que estuviera en tus manos para destruir a la familia Allen. Nos odias y nos culpas por tus errores, debieras irte, estás disfrutando de nuestra desgracia.Sofía era una dama, no pensaba discutir en el hospital, pero las palabras de ese hombre simplemente la irritaban. Los demás miembros de la familia miraban a Darío con d
Las horas se hacían eternas, y Darío se mantenía de pie, mirando hacia la nada. Era terrible tener que estar en un maldito hospital, el olor de la muerte se paseaba por todo el lugar. Cerro los ojos por unos minutos mientras recostaba su espalda a la pared. Sofía se levantó de su asiento y se acercó a Andrew. —Gabriela, está preocupada por ti, pensó que algo malo te había sucedido, no respondes sus llamadas. —No quiero problemas, no estamos en el mismo bando, lo recuerdas —respondió con total tranquilidad. No odiaba a Sofía, pero tenía la mirada de todos los Allen sobre él. Tenía problemas con Pablo, de eso no había dudas. —Lo siento, todos nos miran. —Te odian, al igual que a Darío, cuídate la espalda, no serán amables. —Lo sé, no te preocupes. Sofía volvió a su asiento, observó al doctor salir de la sala de cirugía, tenía un semblante serio y carente de emociones. Sofía se llevó las manos al pecho, algo no estaba bien y ella lo sabía, no se necesitaba ser un adivino para
Sofía salió a de paseo por la ciudad, había estado muy preocupada últimamente. Un poco de aire fresco le haría bien. Necesitaba alejarse un poco de todo. Gabriela la acompañaba y empujaba el coche de la bebé.Darío le había permitido salir con un millón de recomendaciones, entendía su preocupación, pero era cuidadosa.—¿Piensas decirle a Darío lo que sientes?—No, es mejor así, pronto recuperaré mi herencia y seré libre, volveré a mi antigua vida.Gabriela creía que su prima estaba siendo muy tonta. Si le gustaba ese hombre, debía de hacérselo saber. Darío estaba loco por Sofía.—Te regalo orquídeas, y unos diamantes, ¿no es suficiente? —Es un Allen Gaby.—¿Y eso qué importa? No es igual a su familia, él se ve diferente, y lo sabes.Sofía continuó mirando los vestidos en los aparadores, todo le parecía muy hermoso.A la distancia linda miraba a la mujer con envidia, la había seguido en su auto, quería encarar a la mujer que le había quitado a su futuro esposo.Observo a las mujeres
Sofía estaba sentada en la oficina del abogado de su esposo, observó al hombre con atención, tenía un semblante serio.Eso significaba que las cosas no estaban bien, tenía un mal presentimiento. El hombre sacó un documento de su maletín. En ese momento rezaba para que no fuera una mala noticia, deseaba volver a casa, la mansión donde había crecido. La puerta fue abierta, observó a su esposo ingresar, se sintió más aliviada, al menos estaría acompañada. —Lamento llegar tarde, mi amor, estaba muy ocupado, pero ya estoy acá. Darío tomó asiento al lado de su esposa y tomó su mano; podía sentir lo frías que estaban. De seguro estaba muy preocupada, lograba entenderla. Unos años antes que él había pasado por lo mismo, lo habían despojado de todo lo que tenía. Lograba entender a la perfección ese sentimiento de impotencia y rabia. —Qué bueno verlo, señor, hice lo que debía, pero me encontré con un problema grave. ¿En algún momento firmó este documento, señora Clark?Sofía tomó el docu
Darío observó a su esposa tomar una botella completa de whisky, quería detenerla, pero se daba cuenta de que solo estaba tratando de olvidar y de tener algo de paz. —Fui una tonta, estaba ciega —sollozo la joven —hice hasta lo imposible para mantener mi matrimonio, era amorosa, atenta, para recibir algo como esto a cambio. Darío no soportaba verla llorar y menos por el imbécil de su sobrino. —Ese idiota no merece ninguna de tus lágrimas. —Duele —respondió —duele dar todo y que te paguen de esta manera y no estoy llorando por él, eso lo hice hace tiempo atrás, siento rabia, estoy enojada —habló la joven soltando un suspiro pesado. Darío se acercó y abrazó a Sofía, a pesar de que la odiaba al principio, sus sentimientos habían cambiado. Con el pasar de los días llego a apreciar su presencia. Ella era dulce, alegre, le daba color a sus días. —Ayúdame a olvidar, quiero por un momento dejar de pensar en todo esto. Darío sintió cómo su corazón empezó a latir con fuerza, estaba ebria
—¿Piensas utilizar a la bebé? —preguntó Erick, preocupado.No era una mala persona, no apoyaba la idea de que su jefe utilizará a la bebé, eso sería algo muy bajo y cruel.—Haré lo que sea necesario para seguir en la cima, tengo dinero y poder. ¿Crees que quiero volver a la ruina? Eso jamás.El señor Clark se quedó frío al escuchar las palabras del hombre, utilizar a la bebé, era algo atroz, una madre haría cualquier cosa por su hijo. Pero era una manera muy descarada de mantener controlada a su sobrina, no podía hacer nada para advertirle sobre lo que sucedía a sus espaldas. —Una madre es capaz de cualquier cosa para proteger a su hijo, crees que sea inteligente provocarla.—Tengo suficiente dinero, señor Clark, puedo hacer lo que me venga en gana y eso es lo que quiero. Ella me ocultó su embarazo descaradamente, ahora pagará las consecuencias, de eso me aseguro yo. Gabriela estaba detrás de la puerta, había escuchado todo, estaba furiosa. Pablo era un demonio, no un ser humano,
—Felicidades, Señora Clark, está usted embarazada —hablo la doctora con emoción en su voz. Sofía se quedó sin palabras por unos segundos. Tenía dos años de estar casada con el hombre que ama y por fin había quedado embarazada, la emoción invadía todo su ser. —No puedo creerlo, doctora —exclamo la mujer emocionada —mi esposo estará muy feliz, esto será como un regalo para él, hoy es su cumpleaños. —Bueno, entonces no la atraso más, señora Clark. —Gracias doctora. Sofía salió prácticamente corriendo de la clínica, tenía una mezcla de emociones en su interior, iba a ser mamá, un pequeño ser crecía dentro de ella. Subió a su coche y empezó a conducir, no podía dejar de sonreír, ya no estaría sola, si pequeño la acompañaría a todos lados. Se detuvo por un momento, no sabía cómo darle la noticia a su esposo, continuó avanzando, eso no era tan importante después de todo. Al fin serían una familia de tres, era una lástima que sus padres no estuvieran allí para compartir su felicidad
—Unos hombres intentan asesinarme, estoy aterrada.—Guarde la calma —le responde la mujer del otro lado de la línea —¿dónde se encuentra?Intentó acelerar, pero el conductor del otro auto volvió a golpear su coche y esta vez perdió el control, el coche se precipitó por el barranco, dando vueltas en el aire.En el proceso se golpeó la cabeza, estaba algo mareada, pronto todo quedó en silencio de nuevo, todavía podía moverse, pero el dolor en su cuerpo era espantoso. Lucharía con todo lo que tenía por su vida, no quería morir, no allí, no de esa manera.Salió de las latas retorcidas con mucha dificultad, se arrastró unos metros. Era de noche y hacía demasiado frío, lágrimas gruesas rodaron por su mejilla, rogaba por su vida, quería otra oportunidad, para arreglar todo y cobrar venganza. Escuchó una fuerte explosión cerca de ella, se giró y observó el auto arder en llamas, eso había estado demasiado cerca, todo su cuerpo palpita de dolor.Trató de levantarse del suelo sin éxito, estab