—¿Piensas utilizar a la bebé? —preguntó Erick, preocupado.No era una mala persona, no apoyaba la idea de que su jefe utilizará a la bebé, eso sería algo muy bajo y cruel.—Haré lo que sea necesario para seguir en la cima, tengo dinero y poder. ¿Crees que quiero volver a la ruina? Eso jamás.El señor Clark se quedó frío al escuchar las palabras del hombre, utilizar a la bebé, era algo atroz, una madre haría cualquier cosa por su hijo. Pero era una manera muy descarada de mantener controlada a su sobrina, no podía hacer nada para advertirle sobre lo que sucedía a sus espaldas. —Una madre es capaz de cualquier cosa para proteger a su hijo, crees que sea inteligente provocarla.—Tengo suficiente dinero, señor Clark, puedo hacer lo que me venga en gana y eso es lo que quiero. Ella me ocultó su embarazo descaradamente, ahora pagará las consecuencias, de eso me aseguro yo. Gabriela estaba detrás de la puerta, había escuchado todo, estaba furiosa. Pablo era un demonio, no un ser humano,
Darío estaba sentado de rodillas frente a su padre. Pablo estaba al lado suyo, el hombre los miraba con seriedad. —¿Puedo saber por qué nos atacas, hijo? La empresa familiar sufre enormes pérdidas, tu hermana está en el hospital, todo se complica con los días. Darío respiró profundamente. —Sabes que esto no es contra ti, simplemente no voy a ser compasivo con mi enemigo, la persona que me traicionó y me apuñaló por la espalda de la peor manera posible. El anciano estaba preocupado, podía notar la mirada de Darío sobre Pablo. Su familia no era lo que él creía, se atacaban unos a otros, debía de cortar la mala hierba de raíz o seguiría creciendo y dañando todo a su alrededor. —A él no le interesa la familia. —Dices lo que te favorece, pero no es así. Mientras sigas al frente, la empresa tendrá grandes pérdidas. Apártate y cédele el puesto a alguien más. —Eso jamás, me costó llegar a donde estoy, no me lo vas a arrebatar, me escuchas, yo al menos me he dedicado completamente a de
—No tienes ningún derecho, me escuchas —habló la mujer molesta —Elena es hija de Darío, te gustó o no, espero que te quede muy claro.—Mientes demasiado bien, cariño, intentaste ocultarlo, pero no te sirvió de nada.Darío iba a levantarse para golpear a Pablo, pero su padre le hizo señas para que se quedara donde estaba.—Voy a pelear con uñas y dientes por mi hija, no tienes idea de lo que soy capaz por ella, no me provoques.Pablo sabía que la niña era su hija, podía notar la actitud de Sofía, parecía una fiera herida. Observó a su abuelo caminar en su dirección, sabía que las cosas no estaban bien, pero era lo de menos. Tenía la herencia de Sofía a su completa disposición. —Eres una completa escoria —hablo el anciano —eres una vergüenza para nuestra familia, después de intentar asesinar a tu esposa le reclamas a su hija, te desconozco Pablo, al parecer tu padre no supo educarte, ya no perteneces a nuestra familia, espero no volver a verte en lo que me resta de vida, Darío se hará
Pablo salió de su la mansión de su familia a pasos rápidos, maldecía a Sofía una y mil veces en su mente.Esa mujer debía de morir, al igual que su tío y los demás miembros de su familia.Subió a su auto y empezó a conducir como lo loco por la carretera; ya no contaba con la herencia de los Allen.Darío se levantó, su hermano lo miraba como si quisiera matarlo. Sofía se acercó a él y lo abrazó por la cintura. Su esposo acarició su cabello con cariño. Pablo tenía los días contados.Darío se marchó de la mansión de su padre, su auto se detuvo justo frente al hospital. Sofía seguía mirando a la nada, parecía evitarlo.—Iré a ver a mi hermana. Sofía volvió a mirarlo y le mostró una sonrisa débil. —Espero que se encuentre mejor, ve, yo iré a la mansión, necesito descansar, ha sido un día difícil. Podía notar la tristeza en su mirada, haría lo que fuera para evitar que ese imbécil se acercara a la pequeña Elena. —Todo estará bien, confía en mí. Se acercó y le dio un beso en la mejilla
Sofía regresó a la mansión, encontrándose con su suegra en la sala de estar. La mujer sostenía una revista en sus manos. Al escuchar sus pasos, levantó la mirada y la enfocó, dejó la revista de lado. Podía notar, la mirada sería de la mujer, parecía estar disgustada, eso la preocupó un poco. Agatha era una persona un tanto complicada. —Señora Agatha, es un gusto verla de nueva, ¿puedo saber que la trae por acá?—Acaso necesito motivos para visitar a mi nieta, acaso no puedo venir cuando me dé la gana. Sofía no entendía a qué se debía el comportamiento de la mujer, pero era mejor evitar problemas. —Puede venir cuando usted quiera, eso no es un problema, siempre será bienvenida a nuestra casa. La mujer miró fijamente a Sofía, no le parecía del tipo de persona que mentía, pero no podía confiar ciegamente en ella. Las palabras de Linda hacían eco en su cabeza, podían ser verdad o una absurda mentira para que discutiera con la mujer frente a ella. —Dime la verdad, Elena, ¿lleva la
Darío salió del hospital, respiro profundamente, iba a subir a su auto cuando escucho que alguien pronunció su nombre. Se giró y observó a Linda. La mujer lo miraba con una sonrisa, hacía mucho no la veía, pero lucía completamente diferente. Su cabello estaba tenido de un hermoso color rojo, que le quedaba bien a lo pálida de su piel.Incluso se veía más delgada, pero no entendía que hacía allí a esas horas de la noche. —Salía del hospital cuando por casualidad te miré. Es bueno verte, tenía una cita, así que vine, ¿qué tal todo? Le sorprendió lo tranquila que estaba la mujer, no había gritado, no lo interrogó con preguntas fuera de lugar.—Todo está muy bien. —Escuche lo del accidente de tu hermana, espero que ella mejore pronto. —Gracias, sé que así será. La mujer le mostró una sonrisa, parecía alguien diferente. —Debo de marcharme, se hace tarde y no quiero preocupar a mi padre. —¿Tú estás bien? —preguntó mirándola fijamente. La sonrisa se borro del rostro de la mujer, la
Darío regresó tarde a la mansión, observó a su esposa sentada en el comedor, con una copa en sus manos. Se acercó y se la quitó de las manos, ella lo miró, podía notar las lágrimas en su rostro, limpió sus mejillas con cariño. —Acaso no puedo ser feliz, es mucho pedir. —¿Es por la bebé?Ella asiente con la cabeza, se me rompe el corazón, no quiero verla sufrir, no lo tolero. Pablo es un hombre sin corazón; amenazarla con la beba, fue lo más bajo, no tiene límites. —No te preocupes, yo las voy a proteger, él jamás se acercará a ella, no te preocupes, de acuerdo. Darío besó los labios de su esposa de manera dulce, con tanto amor. Su corazón latía como loco dentro de su pecho. —Pero no es tu hija, no quiero que luego sea un problema. —Eso no me importa, es mi hija del corazón, la amo como si fuera mi pequeña, lo demás no importa, Sofía, te amo, que más quieres escuchar de mí, yo sé lo que quiero, y es quedarme contigo. En algún momento todo esto pasará y seremos felices. —Quizás
Se bebió otro sorbo de su bebida para bajar el nudo en su garganta.Darío la quería muerta, eso lo sabía, él se lo había dicho antes de marcharse.—Cómo puedes ser tan malo, me equivoqué y lo admito, pero estoy tratando de arreglar las cosas por el bien de ambos.A Darío no le importaba lo que sucediera con Patricia o su marido.—Te pidió que vinieras, no es verdad, acaso tiene miedo de mí.Patricia estaba allí por sí misma. Después de la decisión del anciano, estaba preocupada por el futuro de ambos.No se sentía segura, no quería volver a ser pobre, se negaba a vivir de la misma manera que al principio.Esperando la limosna de su prima, soñando con hacer tantas cosas y no poder hacerlas, en ese momento vivía una vida de ensueño.—Vine por mi cuenta, él no sabe que estoy aquí. Ya conseguiste que la familia Allen le diera la espalda, no crees que es suficiente, ya cobraste tu venganza.—No tienes idea, tu marido no escapará de lo que le espera y tú tampoco. Será mejor que te marches,