— Estoy segura de que Lían no quiso ofenderte. Tomando asiento junto a ella, Alice coloca su mano sobre el hombro de Anne, dedicándole una sonrisa amable para intentar calmarla, ya que la chica se veía realmente afectada por lo ocurrido. Si Allan hubiese estado allí para enterarse de lo ocurrido, está más que segura que justo ahora, su hermanito estaría con Lían teniendo una conversación bastante seria. — Yo, puedo intentar entender que su forma de solucionar los problemas es una forma totalmente diferente a la mía o a la que considero correcta, ¿pero de verdad es tan difícil para él entender que ver todo lo ocurrido tuve miedo? — al decir aquello, Anne gira su rostro a la ventana y se fija en las calles oscuras, apenas iluminada por la luz de la Luna. Dejando una suave sonrisa, Alice niega suavemente a las palabras de su cuñada. Entiende a la perfección el miedo que ella llegó a sentir, esto es porque ella misma siente ese temor de que un día su esposo se marche al patrullaje y no
Josh puede sentir como su cuerpo se encuentra en su límite, en ese momento, a su lobo le está costando demasiado mantener un proceso rápido de regeneración para sus heridas al tiempo que mantiene su cuerpo en movimiento para lograr escapar de aquella situación. Pero, aun así, el lobo sabe que, si llegase a detenerse, esto significaría su fin, y no sería precisamente por sus heridas, no, es porque aquellas bestias no se detendrán hasta ver su cuerpo destrozado y devorarlo hasta que no quede absolutamente nada de él. Sobreponiéndose a los desvanecimientos que su cuerpo llega a sentir, sus patas corren y esquivan a tantos lobos como puede, y cuando lo necesitó, sus garras atacaron a todos los que intentaron frenar su escape y acabar con su vida. Solo cuando llega al borde del acantilado es que Josh le permite a su cuerpo se detenerse, sabe que en ningún momento se fijó a donde lo llevaban sus instintos, pero al girar para intentar encontrar otro camino, maldijo por lo bajo al haber corri
El sol estaba comenzando a despuntar cuando Hansen cruzó las puertas de la abadía, sin perder ni un momento se apresura a encaminarse a la cámara del consejo. Los centinelas que se encuentra de guardia, se acercan para auxiliar al anciano al notar el grave estado en el que este se encuentra. — Su señoría. — El jefe de los centinelas lo sujeta rápidamente, ya que la pierda del Anciano apenas y podía sostenerlo. — Llamen al médico, ¡rápido! Al escuchar aquella orden del centinela, Hansen hace un gesto con su mano dando a entender que no quiere recibir atención del médico. — Convoquen al consejo. — Dice con un tono que deja ver su preocupación. Solo aquella petición es suficiente para que el resto de los lobos se apresuren a cumplirla. . . . Lían no se movió ni por un solo momento de aquel claro, solo desea morir, y quiere hacerlo allí, en el mismo lugar donde perdió a su Luna. Las fuertes pisadas se hacen sentir a su espalda, pero simplemente le da igual el quien sea. — La guar
Cuando las manos de Anne quedaron finalmente libre, sus muñecas estaban muy lastimadas debido al forcejeo y constante roce con las cuerdas. Manteniéndose en su lugar, enfoca su mirada hacia la parte externa de la cueva, logrando ver cómo los centinelas comenzaron a olfatear el aire; por lo que, sin perder tiempo comenzó a cubrir la piel lacerada con tierra en un intento de que esta pueda cubrir el olor de su sangre, pero al parecer era inútil, ya que estos se levantaron de su lugar buscando el origen del olor, un suspiro de alivio salió de ella cuando vio aparecer al centinela que había hablado con ella antes, aunque no alcanzó a escuchar que decía, si pudo verlo alzar conejos ante todos, estos venía cubiertos de sangre por que, sin dar más importancia, los otros lobos siguieron montando guardia sin girar su mirada hacia ella. . . . Allan no puede evitar maldecir con fuerza, no puede creer que llegó a ser tan idiota como para confiarse de una sacerdotisa dentro de un territorio ene
Hansen no pudo evitar que una sonrisa de satisfacción se formara en su rostro en el momento que los ancianos aceptaron su petición de dictar la orden de destierro y muerte para Lían, después de todo, las heridas mostradas en su cuerpo junto con la declaración de la muerte sin bases de su centinela eran una clara señal de desacato a las normas establecidas por el consejo, y todas las manadas que forman parte del concilio, saben que aquello significa la muerte. Dejándose caer en su cama, su parte humana permite que el lobo finalmente comience a regenerar la piel lesionada, después de todo, su intención de retardar la regeneración que su lobo le otorga, era únicamente para lograr su cometido. — Su Señoría. — Son las palabras de la loba médico al entrar en la habitación. Hansen no disimula ni un poco su sorpresa al ver a la médico allí presente, después de todo, él no había solicitado la asistencia de ningún integrante del personal médico del consejo. — ¿Pasa algo? — Pregunta en un tono
Aquella simple oración fue más que suficiente para hacer que el Alfa saliera de la casa del médico y prácticamente corriera al encuentro de su compañera. Ante su presencia todos se hacen a un lado para que este puede llegar ante su Luna. Al notar la presencia de su Alfa, Wen no duda en encaminarse hacia él. El lobo se inclina en señal de respeto ante su líder, a la vez que es una forma de mostrarle a este a su compañera. — Anne — Son las palabras de Lían mientras se apresura a tomar a su compañera entre sus brazos. Cuando Zven le dijo que Wen traía a Anne consigo, no esperaba que esta se encontrara en tan mal estado. El rostro de Anne estaba totalmente pálido y su piel demasiado fría, al igual que su corazón, su palpitar se escucha tan débil que sus labios comienzan a tomar un ligero tono morado. La imagen tan lamentable que se muestra ante él, hacen que el pensamiento del lobo se trasporte un mes atrás cuando encontró a Anne por primera vez, pero esta vez, tanto el humano como el l
Anne no logra entender absolutamente nada de lo que está sucediendo, y por más que su mente intenta encontrar alguna explicación o razón que justifique su presencia en ese lugar y la situación en la que se encuentra, simplemente, no hay nada que logre darle un sentido a todo aquello. Hasta donde logra recordar, hasta hace un momento, ella se encontraba en medio de aquel claro bellamente desconocido del bosque, pero ahora, ese claro desapareció y tras un instante de oscuridad le dio paso a la imagen de aquella casa en la cual vivió y creció durante toda su vida. En un principio su confusión y miedo y miedo fueron tales que no supo cómo reaccionar, pero tras un momento que tomó para serenar sus ideas, sus pasos comenzaron a acercarla de forma lenta a la casa, pasos lentos que terminaron dando paso a unos más presurosos que terminaron conduciéndola al interior de la vivienda, y aunque en un principio todo está como lo recuerda, por alguna razón, no puede evitar sentir aquel sitio como u
Lían acaricia con sumo cuidado la mano de Anne, casi como si este gesto lo hiciera sentir útil ante el estado de su compañera. Su mente perdida en el desespero, su lobo al borde de la locura al no ser capaz de hacer para ayudar a su Luna. La idea de que tal vez si salía y dejaba salir a su lobo a drenar el torrente de emociones estaba sintiendo, podría pensar con la cabeza más fría. Es por ello que tras esta idea estaba por soltar la mano de Anne, pero antes de hacerlo puede sentir como esta se aferra a él en un agarre que a pesar de su estado busca ser fuerte. — ¿Anne? — Pregunta con preocupación mientras observa atentamente el rostro de su compañera. — Hola. — Dice en tono suave, su voz apenas audible. — Lobo tonto. Cuando sus ojos se encontraron con aquel hermoso cielo del cual era dueña su compañera, la sonrisa que se dibujó en sus labios fue inmediata, al igual que calma. Acariciando las mejillas de Anne, Lían no puede evitar acercarse hasta finalmente tomar sus labios en un be