Cuando las manos de Anne quedaron finalmente libre, sus muñecas estaban muy lastimadas debido al forcejeo y constante roce con las cuerdas. Manteniéndose en su lugar, enfoca su mirada hacia la parte externa de la cueva, logrando ver cómo los centinelas comenzaron a olfatear el aire; por lo que, sin perder tiempo comenzó a cubrir la piel lacerada con tierra en un intento de que esta pueda cubrir el olor de su sangre, pero al parecer era inútil, ya que estos se levantaron de su lugar buscando el origen del olor, un suspiro de alivio salió de ella cuando vio aparecer al centinela que había hablado con ella antes, aunque no alcanzó a escuchar que decía, si pudo verlo alzar conejos ante todos, estos venía cubiertos de sangre por que, sin dar más importancia, los otros lobos siguieron montando guardia sin girar su mirada hacia ella. . . . Allan no puede evitar maldecir con fuerza, no puede creer que llegó a ser tan idiota como para confiarse de una sacerdotisa dentro de un territorio ene
Hansen no pudo evitar que una sonrisa de satisfacción se formara en su rostro en el momento que los ancianos aceptaron su petición de dictar la orden de destierro y muerte para Lían, después de todo, las heridas mostradas en su cuerpo junto con la declaración de la muerte sin bases de su centinela eran una clara señal de desacato a las normas establecidas por el consejo, y todas las manadas que forman parte del concilio, saben que aquello significa la muerte. Dejándose caer en su cama, su parte humana permite que el lobo finalmente comience a regenerar la piel lesionada, después de todo, su intención de retardar la regeneración que su lobo le otorga, era únicamente para lograr su cometido. — Su Señoría. — Son las palabras de la loba médico al entrar en la habitación. Hansen no disimula ni un poco su sorpresa al ver a la médico allí presente, después de todo, él no había solicitado la asistencia de ningún integrante del personal médico del consejo. — ¿Pasa algo? — Pregunta en un tono
Aquella simple oración fue más que suficiente para hacer que el Alfa saliera de la casa del médico y prácticamente corriera al encuentro de su compañera. Ante su presencia todos se hacen a un lado para que este puede llegar ante su Luna. Al notar la presencia de su Alfa, Wen no duda en encaminarse hacia él. El lobo se inclina en señal de respeto ante su líder, a la vez que es una forma de mostrarle a este a su compañera. — Anne — Son las palabras de Lían mientras se apresura a tomar a su compañera entre sus brazos. Cuando Zven le dijo que Wen traía a Anne consigo, no esperaba que esta se encontrara en tan mal estado. El rostro de Anne estaba totalmente pálido y su piel demasiado fría, al igual que su corazón, su palpitar se escucha tan débil que sus labios comienzan a tomar un ligero tono morado. La imagen tan lamentable que se muestra ante él, hacen que el pensamiento del lobo se trasporte un mes atrás cuando encontró a Anne por primera vez, pero esta vez, tanto el humano como el l
Anne no logra entender absolutamente nada de lo que está sucediendo, y por más que su mente intenta encontrar alguna explicación o razón que justifique su presencia en ese lugar y la situación en la que se encuentra, simplemente, no hay nada que logre darle un sentido a todo aquello. Hasta donde logra recordar, hasta hace un momento, ella se encontraba en medio de aquel claro bellamente desconocido del bosque, pero ahora, ese claro desapareció y tras un instante de oscuridad le dio paso a la imagen de aquella casa en la cual vivió y creció durante toda su vida. En un principio su confusión y miedo y miedo fueron tales que no supo cómo reaccionar, pero tras un momento que tomó para serenar sus ideas, sus pasos comenzaron a acercarla de forma lenta a la casa, pasos lentos que terminaron dando paso a unos más presurosos que terminaron conduciéndola al interior de la vivienda, y aunque en un principio todo está como lo recuerda, por alguna razón, no puede evitar sentir aquel sitio como u
Lían acaricia con sumo cuidado la mano de Anne, casi como si este gesto lo hiciera sentir útil ante el estado de su compañera. Su mente perdida en el desespero, su lobo al borde de la locura al no ser capaz de hacer para ayudar a su Luna. La idea de que tal vez si salía y dejaba salir a su lobo a drenar el torrente de emociones estaba sintiendo, podría pensar con la cabeza más fría. Es por ello que tras esta idea estaba por soltar la mano de Anne, pero antes de hacerlo puede sentir como esta se aferra a él en un agarre que a pesar de su estado busca ser fuerte. — ¿Anne? — Pregunta con preocupación mientras observa atentamente el rostro de su compañera. — Hola. — Dice en tono suave, su voz apenas audible. — Lobo tonto. Cuando sus ojos se encontraron con aquel hermoso cielo del cual era dueña su compañera, la sonrisa que se dibujó en sus labios fue inmediata, al igual que calma. Acariciando las mejillas de Anne, Lían no puede evitar acercarse hasta finalmente tomar sus labios en un be
Cuando Zven entró en la cabaña del médico, Brendan se encontraba ayudando a Melisha a sentarse, la loba por fin había despertado. Aunque Zven estaba allí buscando ayuda para Josh, el centinela no pudo ocultar la emoción que despertó en él al ver que la pequeña loba estaba recuperándose de sus heridas. — ¡Zven! — Aunque aún está claramente débil, Melisha intenta levantarse al notar la presencia del lobo, pero esta intención es detenida por el médico. — ¿Dónde está Mark? — Al tener claro que el lobo no la dejaría levantarse, Melisha termina preguntando aquello con preocupación. — Está bien, aún sigue en su puesto de guardia. — Zven responde la pregunta mientras se acerca a ella. — Pero, ¡los malditos! — Dice con marcada preocupación. — Debo volver. — ante su nuevo intento de levantarse, el médico la vuelve a detener y esto hace que la loba suelte un gruñido bajo hacia el hombre. — ¡Déjame ir! — Tu lobo apenas si ha logrado mantenerte con vida. — Aunque el gruñido de la loba es una cl
— ¿Estás bien? — Pregunta suavemente mientras se acerca a su hermano. Sentándose junto a él en el porche, Alice apoya su cabeza en el hombro del menor. — Siempre me ha parecido horrible que seas más alto aun cuando yo soy mayor que tú. — Comenta en tono divertido. Allan no puede evitar sonreír un poco al escuchar aquellas palabras de parte su hermana, es por ello que con suavidad la abraza y mantiene junto a él. Al escuchar las palabras de Brendan, fija su mirada en el interior de la casa y ve a este atender al lobo del norte. Retornando su mirada al frente del porche, se deja ir en sus pensamientos, y en solo un momento su mente se llenó con el profundo dolor que le deja el pensar en aquellos hermoso y profundos ojos violetas. — Encontré a mi Mate. — Admite después de un momento de silencio. Aunque quisiera guardar para él lo que está sintiendo, sabe que es difícil e inútil tratar de ocultarle nada Alice. — ¡Allan! — Dice con emoción ante aquella noticia. Alice no puede evitar sent
La caída de una pequeña hoja en la superficie del agua distorsionó la imagen, cuando esta volvió a apaciguarse, dejó notar la presencia de Wen al otro lado del pozo. Levantando su mirada, Anne la fija en el recién llegado. — Así que eres la Luna de Lían. — Es el primer comentario de Wen tras un momento de silencio. — Así que eres un lobo. — Es la respuesta que recibe de regreso, mientras, Anne se retira del borde del pozo. — ¿Pensabas decirle la verdad a Aisling? Aquella pregunta dejó al lobo pensando, pero después de un momento, es un movimiento negativo de cabeza lo que obtuvo como respuesta. Aunque él así lo hubiese querido, Wen sabe que decirle a su novia su verdadero origen, hubiese traído graves consecuencias para ella y puesto en riesgo su vida. — Ella, ¿es tu Luna? — Anne no puede evitar hacer aquella pregunta con una marcada mezcla de interés y preocupación. Wen está totalmente consciente de que Anne tendría algunas preguntas para él, pero mentiría si dijera que no fue un