— ¿Estás bien? — Pregunta suavemente mientras se acerca a su hermano. Sentándose junto a él en el porche, Alice apoya su cabeza en el hombro del menor. — Siempre me ha parecido horrible que seas más alto aun cuando yo soy mayor que tú. — Comenta en tono divertido. Allan no puede evitar sonreír un poco al escuchar aquellas palabras de parte su hermana, es por ello que con suavidad la abraza y mantiene junto a él. Al escuchar las palabras de Brendan, fija su mirada en el interior de la casa y ve a este atender al lobo del norte. Retornando su mirada al frente del porche, se deja ir en sus pensamientos, y en solo un momento su mente se llenó con el profundo dolor que le deja el pensar en aquellos hermoso y profundos ojos violetas. — Encontré a mi Mate. — Admite después de un momento de silencio. Aunque quisiera guardar para él lo que está sintiendo, sabe que es difícil e inútil tratar de ocultarle nada Alice. — ¡Allan! — Dice con emoción ante aquella noticia. Alice no puede evitar sent
La caída de una pequeña hoja en la superficie del agua distorsionó la imagen, cuando esta volvió a apaciguarse, dejó notar la presencia de Wen al otro lado del pozo. Levantando su mirada, Anne la fija en el recién llegado. — Así que eres la Luna de Lían. — Es el primer comentario de Wen tras un momento de silencio. — Así que eres un lobo. — Es la respuesta que recibe de regreso, mientras, Anne se retira del borde del pozo. — ¿Pensabas decirle la verdad a Aisling? Aquella pregunta dejó al lobo pensando, pero después de un momento, es un movimiento negativo de cabeza lo que obtuvo como respuesta. Aunque él así lo hubiese querido, Wen sabe que decirle a su novia su verdadero origen, hubiese traído graves consecuencias para ella y puesto en riesgo su vida. — Ella, ¿es tu Luna? — Anne no puede evitar hacer aquella pregunta con una marcada mezcla de interés y preocupación. Wen está totalmente consciente de que Anne tendría algunas preguntas para él, pero mentiría si dijera que no fue un
El llanto de los niños no logra ser opaco, ni siquiera con todo el infierno que se escucha fuera de aquellas paredes. Anne se encuentra dentro de una de las cabañas siendo resguardada por Scott, junto a ella se encuentran todos los niños de la manada, así como los lobos mayores, y aunque sabe que le prometió a Lían tratar de mantenerse segura, y de no meterse en mayores problemas, el saber que su compañero se encuentra afuera luchando contra aquella jauría de lobos salvajes no hace sino desesperar profundamente a su corazón. — Si me quedo, aunque sea un poco más aquí, juro que voy a volverme loca. — Anne dice aquello al tiempo que en la parte contraria de la puerta se escuchan las caídas de los lobos a causa del enfrentamiento que se está desarrollando. — Necesito salir de aquí y ver qué Lían esté bien. — Si sale de aquí, créame mi señora que la única cosa que encontrará allá afuera será una muerte segura y sumamente dolorosa — Es la rápida respuesta de Scott tras escuchar las palabr
Anne no pudo evitar sentir como en medio de toda la angustia y ansiedad que está experimentando en ese momento, su corazón comienza a latir con un poco de luz, esperanza y felicidad sumándose al vendaval de emociones que rugen en su interior. Al ser secuestrada, su principal preocupación quedó puesta en su pequeña hermana, el no tener ninguna certeza de lo que pudiera haber pasado con Aisling, hacía que su preocupación se mantuviera latente. Pero ahora, al verla allí, de pie frente a ella termina por llenarla finalmente de paz. Por un momento su hermana la mira fijamente, y aunque Anne quiere ir a su encuentro y abrazarla, que la fuerza de ese gesto diga lo que logra coordinar en palabras; sin embargo, sabe que no puede dejar a Scott en la condición tan grave en la que se encuentra. Por ello, cuando la menor ingresa definitivamente en el espacio, espera que sea ella quien vaya a su encuentro, pero; al contrario, aun cuando Aisling se quedó momentáneamente la sala de la cabaña, entre e
Poco a poco los lobos salieron del encanto producido por el aullido del maldito, pero para la sorpresa de los miembros de la manada, el resto de malditos se mantenían quietos en sus lugares, sus grandes cuerpos solo dejan clara su pesada respiración. Sus fauces semiabiertas dejan escapar un gruñido pesado. Ante el rápido movimiento del alfa Blake en la dirección del lobo mutado y la compañera del Alfa, los lobos se apresuraron a moverse, sus instintos diciendo que deben proteger a la Luna de la Manada. Pero no pudieron hacer nada, ya que los malditos recuperaron su movilidad, por lo cual se reanudó el enfrentamiento. Anne no supo cómo reaccionar ante aquella imagen, quien antes fuera un enorme y salvaje lobo, ahora es un hombre inconsciente a sus pies, solo necesita fijarse un poco para descubrir que es apenas un niño, o por lo menos eso le parece, ya que su rostro está contra el suelo. Un gruñido la lleva a fijar su mirada al frente, y es entonces que nota a aquel lobo que se acerca
Para Anne todo aquello pasó en cámara, el cómo aquel lobo iba hacia ella con claras intenciones de atacarla y el cómo Lían lo detiene justo antes de que pueda darle alcance. Sus piernas se mueven para alejarse de Allan, quiere estar con Lían, solo con él sabe que estará segura, pero de nuevo una de aquellas extrañas mujeres se coloca frente a ella cerrando su paso. — Debe venir conmigo, mi señora. Y aquellas son las últimas palabras que escucha antes de que todo se torne oscuro. . . Dugan logró soltarse de las fauces de Lían, pero eso no quita el fuerte daño que sufrió en su pata. Sus lamentos salen bajos mientras retrocede con dificultad, dejando un marcado rastro de sangre; volviendo a su piel humana, deja escapar el grito de dolor que estuvo reteniendo. Lían avanza poco a poco hacia él, los rastros sobre su hocico, una mezcla de la sangre de Blake y Dugan, sus garras totalmente fuera dejan pronunciados surcos en la tierra a cada paso que dan sus patas. — ¡Piedad! — Es el clam
El bosque se volvía cada vez más denso y el saber que los malditos podían estar rondando entre la espesura lo vuelve más amenazante. Una baja maldición escapó de su parte humana en el momento que el aroma de Anne comenzó a desvanecerse, por suerte, Lían es un rastreador muy hábil, lo que le permite seguir el débil rastro del olor de su compañera. En aquella zona, la humedad se hace más fuerte, por lo que el aire estaba pesado, por un momento, Lían sintió como si los propios árboles contuvieran la respiración en un intento de ayudarle con su persecución. Los sentidos de Lían estaban finamente sintonizados. Cada paso fue deliberado, sus pisadas, aunque presurosas, caían silenciosamente sobre el suelo cubierto de hojas, con cuidado de no perturbar el delicado equilibrio de la naturaleza a su alrededor. Inhaló profundamente, aspirando las partículas de olor que flotaban en la brisa, buscando el rastro escurridizo. El olor era débil, casi imperceptible para un olfato inexperto, pero Lían
El lobo se retorció al sentirse atado, intenta de todas las formas soltarse. Al ver como el centinela que tenía sujeta a Anne comienza a alejarse, su desesperación aumenta aún más. — Alfa Lían, — Eli llama al lobo mientras se acerca a él, sus ojos bañados en una profunda tristeza — sinceramente, espero que un día pueda perdóname. Y eso fue lo último que el lobo escuchó antes de que la sacerdotisa lo dejara incosciente. . ** Anne estaba de pie al borde del bosque, su corazón latía con fuerza en su pecho mientras una ráfaga de viento susurraba a través de los árboles. La luna, llena y radiante, arrojaba un resplandor etéreo sobre el claro que tenía delante. Fue allí donde Anne vio una vez más a su madre. — Lían, ¿dónde está? Caminando al interior del claro, Anne pregunta aquello que le desespera. — Vivo. — le responde su madre con total calma. — Aún no es su tiempo. — Dijiste que usarían mi cuerpo para ayudar. — Anne no duda en reclamar. Su molestia solo aumenta al ver la calma