Para cuando Anne terminó de repartir la comida entre los miembros de la manada, el sol ya se encuentra en lo más alto del cielo. — Espero que no se me niegue la oportunidad de poder compartir su mesa. Hansen entró en el comedor de la manada y su sola presencia bastó para que el alegre jolgorio que había en el espacio se apagara. Una sonrisa de satisfacción se dejó ver en el rostro del anciano, misma que se hizo más notoria a medida que se acerca al lugar donde Anne se encontraba. Al estar frente a esta toma su mano con cuidado, lo cual hace reaccionar a los dos centinelas que debían cuidarla. Anne mantiene su mirada fija en aquel hombre, pero no por ello deja de prestar atención a lo que hacen los centinelas. Al salir de casa, Lían la había dejado bajo la custodia de Zven antes de marcharse al lugar donde debía reunirse con Josh. Anne, manteniendo su compostura, respondió a Hansen con un tono frío: — Seguro. — una sutil sonrisa se formó en sus labios tras sus palabras, pero, aun as
— Es un hermoso gesto que permita algo así. — Expresa la voz de Hansen a su espalda. — Estoy seguro de que en el momento que suja una nueva Luna en el futuro, tendrá que escuchar esta historia por mucho tiempo y vivir bajo su sombra. — agrega en tono mordaz. Anne observa como tanto la loba y la niña hace una reverencia ante la presencia del anciano, apenas si puede controlar la repulsión que siente al ver que una persona tan cínica recibe un respeto inmerecido por parte de todos. — Espero que no sea así. — Responde al girarse y encarar al Anciano. — Nadie merece vivir escuchando comparaciones con otros, eso es tan absurdo como los que esperan recibir el respeto de otros solo por tener una posición de poder, aun cuando ese poder lo utilizan para hacer un infierno la vida de quienes lo rodean. Anne siempre había tenido conflictos con el consejo de su aldea, siempre había visto a aquellos hombres hacer lo que querían, cambiar las leyes de la aldea a su conveniencia o a conveniencia de
La corriente del río se estaba volviendo cada vez más fuerte y difícil de sobrellevar para los lobos. Josh sabe se encuentran muy cerca de uno de los puestos principales de centinelas de su manada, si intentan dejar el río en esos momentos, estarán muertos. Con un último esfuerzo, Josh los guio hacia la parte final de la saliente del río. Después de unos minutos, alcanzaron la parte final de la saliente del río sin ser detectados por ningún centinela. La adrenalina corría por sus venas mientras se recuperaban del agotamiento. Josh miró a su alrededor para asegurarse de que estaban a salvo y luego se reunió con los demás. — Estamos cerca, — susurró Josh. — El puesto de centinelas está justo al otro lado. Debemos ser sigilosos para llegar a la zona de abastecimiento sin ser vistos. Manteniéndose en total silencio, los tres centinelas solo asienten a sus palabras. Sin perder ni un momento, todos salen de la zona del río y se mueven con sigilo siguiendo a Josh hacia una cueva cercana.
Sin poder contenerse más, Anne dejó caer la gasa con la que estaba limpiando la herida y se dejó llevar por sus emociones. Se abrazó a Lían con fuerza, sintiendo el latido de su corazón y su aliento calmante. Las lágrimas corrieron por su rostro mientras se aferraba a él como si temiera que pudiera perderlo en cualquier momento. Aunque lo intenta, sus lágrimas no dejan de correr, sus manos se aferran con fuerza a los costados de Lían, solo el sentir los latidos de su corazón es que siente paz. Las caricias en su cabello le hacen comenzar a calmarse. — No vuelvas a hacer algo así. — Pide en tono bajo. Ella siempre ha tenido la creencia de que la violencia nunca ha servido para solucionar nada. Al ser detenida por la centinela, por un momento Anne pensó que esta lo había hecho para intervenir y detener la pelea entre los dos lobos, pero no fue así. Al pasear su mirada por todas las personas presentes, notó en sus rostros el placer que sentían de ver aquella pelea, eso la hizo entender
— Estoy segura de que Lían no quiso ofenderte. Tomando asiento junto a ella, Alice coloca su mano sobre el hombro de Anne, dedicándole una sonrisa amable para intentar calmarla, ya que la chica se veía realmente afectada por lo ocurrido. Si Allan hubiese estado allí para enterarse de lo ocurrido, está más que segura que justo ahora, su hermanito estaría con Lían teniendo una conversación bastante seria. — Yo, puedo intentar entender que su forma de solucionar los problemas es una forma totalmente diferente a la mía o a la que considero correcta, ¿pero de verdad es tan difícil para él entender que ver todo lo ocurrido tuve miedo? — al decir aquello, Anne gira su rostro a la ventana y se fija en las calles oscuras, apenas iluminada por la luz de la Luna. Dejando una suave sonrisa, Alice niega suavemente a las palabras de su cuñada. Entiende a la perfección el miedo que ella llegó a sentir, esto es porque ella misma siente ese temor de que un día su esposo se marche al patrullaje y no
Josh puede sentir como su cuerpo se encuentra en su límite, en ese momento, a su lobo le está costando demasiado mantener un proceso rápido de regeneración para sus heridas al tiempo que mantiene su cuerpo en movimiento para lograr escapar de aquella situación. Pero, aun así, el lobo sabe que, si llegase a detenerse, esto significaría su fin, y no sería precisamente por sus heridas, no, es porque aquellas bestias no se detendrán hasta ver su cuerpo destrozado y devorarlo hasta que no quede absolutamente nada de él. Sobreponiéndose a los desvanecimientos que su cuerpo llega a sentir, sus patas corren y esquivan a tantos lobos como puede, y cuando lo necesitó, sus garras atacaron a todos los que intentaron frenar su escape y acabar con su vida. Solo cuando llega al borde del acantilado es que Josh le permite a su cuerpo se detenerse, sabe que en ningún momento se fijó a donde lo llevaban sus instintos, pero al girar para intentar encontrar otro camino, maldijo por lo bajo al haber corri
El sol estaba comenzando a despuntar cuando Hansen cruzó las puertas de la abadía, sin perder ni un momento se apresura a encaminarse a la cámara del consejo. Los centinelas que se encuentra de guardia, se acercan para auxiliar al anciano al notar el grave estado en el que este se encuentra. — Su señoría. — El jefe de los centinelas lo sujeta rápidamente, ya que la pierda del Anciano apenas y podía sostenerlo. — Llamen al médico, ¡rápido! Al escuchar aquella orden del centinela, Hansen hace un gesto con su mano dando a entender que no quiere recibir atención del médico. — Convoquen al consejo. — Dice con un tono que deja ver su preocupación. Solo aquella petición es suficiente para que el resto de los lobos se apresuren a cumplirla. . . . Lían no se movió ni por un solo momento de aquel claro, solo desea morir, y quiere hacerlo allí, en el mismo lugar donde perdió a su Luna. Las fuertes pisadas se hacen sentir a su espalda, pero simplemente le da igual el quien sea. — La guar
Cuando las manos de Anne quedaron finalmente libre, sus muñecas estaban muy lastimadas debido al forcejeo y constante roce con las cuerdas. Manteniéndose en su lugar, enfoca su mirada hacia la parte externa de la cueva, logrando ver cómo los centinelas comenzaron a olfatear el aire; por lo que, sin perder tiempo comenzó a cubrir la piel lacerada con tierra en un intento de que esta pueda cubrir el olor de su sangre, pero al parecer era inútil, ya que estos se levantaron de su lugar buscando el origen del olor, un suspiro de alivio salió de ella cuando vio aparecer al centinela que había hablado con ella antes, aunque no alcanzó a escuchar que decía, si pudo verlo alzar conejos ante todos, estos venía cubiertos de sangre por que, sin dar más importancia, los otros lobos siguieron montando guardia sin girar su mirada hacia ella. . . . Allan no puede evitar maldecir con fuerza, no puede creer que llegó a ser tan idiota como para confiarse de una sacerdotisa dentro de un territorio ene