A la mañana siguiente, Mariam se despertó muy temprano, quería darle una sorpresa a la niña como lo era con un desayuno que la ayudara a estar muy activa, sin saber que Diana lo hacía normalmente en la escuela, cuando subió a la habitación de la pequeña con la bandeja llena de jugo, fruta picada, queso y un poco de leche, la pequeña princesa no podía creerlo, su papá a veces le subía el desayuno a la cama, pero nunca uno como este que hasta una carita feliz tenia dibujada sobre los hotcakes.
—No puedo creerlo, amiga ¿Todo esto es para mí? — Acomodándose sobre la cama para que no se caiga ni una migaja.
—Claro, o acaso yo veo otra princesa por aquí, no la verdad — Tratando de hacer como si buscara a alguien, haciendo que la pequeña empezara a reírse y aplaudir de la emoción.
Estaban tan sumidas en su conversación que no se dieron cuenta en que momento William había aprecio observando toda la escena.
—Mariam te agradezco el gesto, pero no puedes volver a hacer eso, se va a malcriar más de lo que ya está— Diana se puso algo triste, si por ella fuera que le subieran desayunos tan sabrosos y cuando termino de comer un poco de fruta y tomar un jugo, miro con ojos suplicantes a su padre.
—Papito, no la regañes solo por hoy ¿Si? — No quería que regañaran a su amiga.
—Solo por hoy lo voy a dejar pasar, ya a partir de mañana vuelves a desayunar en la escuela como siempre lo has hecho.
Mariam se sentía algo avergonzada, sintió que había hecho algo malo, aunque nunca su intención, solo amaneció de consentir a esa niña que desde el momento uno con su sonrisa y amabilidad se la había ganado.
—Señor disculpé mi atrevimiento, no tenía idea al respecto, prometo que no vuelve a pasar
—No amiga no porfa —Juntando sus manos como suplicándole piedad a su padre —Esto está mucho mejor que la escuela es en serio, aunque sea los fines de semana, por favor papito, si probaras te darías cuenta de que esto es muchusisisisisimo mejor que ese feo sanguche que dan ahí.
Mariam solo observaba la escena, como si hubiera una lucha de poderes, William con su autoridad y Diana queriendo su padre accediera.
—Diana, entiende esto princesa, primero la señorita Beltrán no trabaja los fines de semana, ella tiene su propia familia allá afuera, así que
—Señor disculpe que intervenga, pero hagamos un trato con la pequeña y hermosa princesa, que le parece si los lunes como bienvenida y los viernes como despedida yo le hago el desayuno o la merienda
—¡Si papi! Amiga eso sería muy muy muy bueno, este hotcakes está delicioso, ¿Verdad que dirás que si papi?
—Está bien cuando pones esa carita de súplica me es imposible decirte que no, ahora termina rápido y a darse una ducha que se va a hacer tarde.
—Amiga, tu si me puedes recoger en la escuela, así como hacen las mamas de mías amigas ¿Si puedes verdad? — Era una pregunta sin la intención de hacer ver esa necesidad que ha tenido de tener una madre en su vida, pero eso no quiera decir que no sorprendiera a William no esperaba ese comentario, se sentía avergonzado dejando ver en que su rostro se mostró un leve rojizo producto de la vergüenza que sentía conmigo mismo el haber ocultado ese secreto y el peso que este significaba en su vida.
—Si tu papi me deja, iré como las amigas recogen a sus amigas en la escuela ¿Te parece? — Acercando su dedo meñique a Diana para hacer una promesa de amigas, entendía que el comentario podía haber hecho sentir mal a su padre sin importar que ella no sabía que pasaba con la madre de Diana.
—Mariam le pido disculpas por el comentario que mi hija acaba de hacer, no debió decir eso, pero es una niña pequeña la verdad que nunca ha tenido una imagen materna o de alguna amiga cercana tal vez he hecho mal en estos años, creo que si no pensé que mi princesa te tomara cariño tan rápido tal vez era lo que ella necesitaba una amiga — Siendo lo más sincero posible, como a cualquier padre ver a su hija feliz es lo que siempre había querido.
—No tiene que disculparse, es algo normal en una niña de su edad que ha crecido sin una madre no quiero ser irrespetuosa con lo que acaba de decir, pero su hija me ha robado el corazón demasiado rápido y no tengo ningún problema es más que su nana ser su amiga, la compañía de esa princesita aunque no lo crea también me hace muy bien hace que a una se le olvide cualquier problema la ha sabido criar muy bien a pesar de tener limitaciones al querer criarla de esa manera, pero si quiero pediré un favor si es posible claro no quiero ser irrespetuoso en mi segundo día trabajando para ustedes — Lo que le iba a pedir es algo que le apasionaba, pero por culpa de su flamante marido había tenido que abandonar, otro sueño que tuvo que dejar por él.
—No te preocupes si llevas dos días o dos años, has logrado en esos dos días mucho más de lo que me había imaginado el día en que decidí contratarte, dime ¿Qué necesitas? Un adelanto de su sueldo ¿Tal vez?
—Si es posible y solo sería cuando Diana esté en la escuela, si usted me permite algunas veces yo pudiera ir a mi escuela, es que estoy tomando clases de pintura en una universidad semi presidencial no es siempre solo a veces y si me impide estar con Diana yo primero escojo a Diana, nada va interponerse en mi trabajo— Recordando por un omento el verdadero motivo por el cual estaba ahí.
—¿Escuela de pintura? Entonces también es una artista, le debe gustar mucho la pintura.
—Es más que un gusto para mí, cuando pinto siento como si viajara a otro mundo,
—Se nota cuanto la apasiona hasta pareciera que los ojos le brillan, así que está bien, pero podrá ser a partir de la otra semana cuando ya se adapte a la rutina de princesa y se familiariza mejor con la casa y todas esas cosas.
Ella se emocionó podía seguir su sueño la verdad se había inscrito y solo había acudido a algunas clases, pero por las golpizas que le daba su marido no quería alguno de sus compañeros se dieran cuenta de las golpizas que le daban, ya se había cansado de usar pretextos para justificar los golpes, le tomo la mano a William en señal de agradecimiento y sentido ese calorcito similar al que sintió cuando abrazo Diana el día de ayer cuando la conoció, lo soltó rápidamente, pero él solo mostraba una sonrisa de agradecimiento.
Su alegría era enorme, ambas tomadas de la mano llegaron hasta la escuela, cuando Diana estaba a punto de entrar, giro y se regresó corriendo a abrazar a su nueva amiga, la única que la entendía y no la trataba como una bebé, la única que hacía que ella sonriera nuevamente.
Cuando regreso a la casa que casi era como una mansión por sus enormes cuartos y espacios que se había puesto a revisar uno por uno tal cual le había mencionado su guapo jefe, reviso la ropa de la princesa de la casa, remacho algunos huecos de la ropa, algunos botones a punto de salirse, organizo los juguetes queriendo darle una sorpresa para cuando regrese, estaba tan sumida en sus pensamientos que no había oído su móvil sonar, la segunda vez que sonó y lo logro oír, su cuerpo tembló, era terror lo que sentía sabiendo que ese hombre manejaba su vida al derecho y al revés, también sabía que la única persona que la llamaría seria el, el hombre que la había orillado a volverse una delincuente solo por la ambición de este.
—Hola, Mateo, ¿Cómo estás?
—¡¿Cómo estás dices? ¡Eres una idiota que nada sabes hacer bien! ¿Por qué no me contestaste el teléfono la primera vez que te llame?
—Estaba en el baño lavándome las manos y no me di cuenta, perdóname cariño no vuelve a suceder.
—Ya, ahora tengo cosas más importantes que hablar contigo, ¿Ya estás reconociendo todo el lugar? No puedes cambiar el plan, tienes que seguirlo tal cual lo hemos hablado.
—Sé cuál es tu plan, pero sigo pensando que es una locura lo que quieres que haga, es un robo, es un crimen y eso no está bien.
—¡Me importa un carajo tu opinión! Si estuvieras delante de mí ya te hubiera hecho suplicar de rodillas por ser tan atrevida conmigo, solo has lo que tienes que hacer y se acabó., solo fíjate cada paso que das, porque yo de todo me entero.
—¿Por qué hablas así Mateo?
—A ver si me entiendes idiota, ni se te ocurra llevarte a tu jefecito a la cama porque ahí si te arrepentirás de haberme conocido sabes de lo que soy capaz de hacer si alguien me traiciona.
—No es necesario amenazar, sé dé lo que eres capaz de hacer si se me ocurre traicionarte y además ese señor jamás se fijaría en mí. Pero te voy a obedecer como me lo pides y como siempre he hecho.
Hace unos dos años Mateo le dio una golpiza de tal manera, que el hizo que ella perdiera el hijo que esperaba, solo por el hecho de que Mateo nunca había querido tener hijos y dudaba que fuera suyo en castigo la maltrato hasta el extremo que la pobre no salió del hospital en dos semanas
—¡Por favor Mateo déjame respirar me atormentas siempre ¡—Estas palabras salieron sin pensar al momento que las dijo entro en pánico sabía lo que seguiría.
—¡Mira perra maldita ¡haces lo que te diga y punto espera nomas este fin de semana que te vea te daré harto cariño para que aprendas a respetar a tu marido, obediencia es lo que me debes y te voy a enseñar a las malas, a veces pienso que eres tan idiota que te gusta que te traten como una perra y ser castigada.
Y Mateo le corto la llamada sin esperar a que ella diga algo, tenía esa autoridad y poder en ella de con unas palabras hacerla temblar y llevarla a un estado de pánico, así sea por teléfono sus palabras tenían en mismo efecto como si estuviera ahí delante de él
Ese día se la paso llorando hasta la hora de recoger a la pequeña, tratando de disimular, pero era imposible le invento algo a la hermosa niña en su ingenuidad le creyó, fueron a casa—Gracias, amiga, de verdad muchas gracias — Mientras la tomaba de la mano.—Porque lo dices princesa, aunque sé que sea lo que sea no tienes nada que agradecer — Inclinándose a su altura, acariciando su suave y lizo cabello casi rubio de la pequeña Diana antes de entrar a la casa.—Gracias, porque eres muy buena conmigo, yo nunca tuve una amiga que me busque a la escuela o me prepare el desayuno, por eso estoy muy feliz, mi corazón da volteretas de lo feliz que se siente, es como si uno de mis sueños se volviera realidad.—Me alegra mucho pequeña, pero dices que uno de ellos y los otr
En el trascurso de los días venideros, la interacción entre Diana y Mariam era como un sueño hecho realidad para Williams, se sentía tan feliz de ver a su hija contenta, se sentía feliz de tener una hija que no dejaba de hablar ni un minuto, eso es lo que siempre había querido que su princesa se sienta cómoda para ser ella misma, pero había algo que aún tenía el temor que no sea capaz, una de las barreras que siempre tuvo, pero no era bueno tener siempre miedo y haría lo necesario por su hija.Era viernes por la tarde y Mariam sentía una opresión en su pecho, sabía perfectamente lo que esperaba en ese departamento al que tenía que llamar casa aunque no lo sintiera así, imaginaba la furia del puño de Mateo sobre su rostro o tal vez los aberrantes cosas que haría con ella algo tan común como doloroso, muchas veces
La pequeña Diana quedó rápidamente dormida y en cuando a Mariam, el viaje paso muy rápido, divertido y eso gracias a las dos copas de coñac que termino bebiendo a insistencia de William, ya que la veía muy nerviosa por más que quiso ocultarlo, a él le pareció algo gracioso verla así tan sonriente o con las mejillas sonrojadas se veía tierna pensaba, aun con su hija dormida en brazos, la ayudo a bajar del avión como si ella fuera parte de la realeza pisando tierra desconocida.—Señor disculpé, que vergüenza con usted, en mi defensa le dije que no era buena bebiendo, — De verdad que sentía pena, sabía que sus pasos salían torpes por el alcohol en su sistema.—No tengas penas por eso recuerda que yo te insiste, además por lo menos eso ayudo a calmar tus nervios y ni cuenta te diste qu
Como negarse a esos ojos, a esa carita casi suplicando, tal vez no estaba bien, que debía mantener su distancia, pero el ojito de Diana era como si sus defensas se bajaran e hiciera todo lo que la pequeña quisiera.—Pequeña, pero no traigo ropa para la ocasión, así que dudo que pueda acompañarlos — Tratando de alguna manera de salir de ese compromiso.—Si tú no vas amiga, yo tampoco porque no tengo un vestido — Cruzando los brazos sentándose sobre la cama, dispuesta a seguir en su postura si es que no lograba su objetivo.—Por eso no hay problema hija, te puedo comprar o mandar a traer el vestido más bonito de la tienda — Sin proveer que su hija era aún más inteligente de lo que él creía.—Entonces también puedes traer un vestido para mi amiga &mdas
—Es usted una mujer muy hermosa, casi tanto como mi querida Sally que está en los cielos.—Lo siento mucho señor, debió quererla mucho — Mientras giraba como si fuera una princesa en pleno baile, aunque su mirada estaba fija hacia otra dirección.—Claro estuvimos juntos por casi cuarenta años, cuando ella sonreía era como si él solo iluminara el lado más oscuro.—Entonces no soy ni la mitad de hermosa que ella, pero lo bueno es que la conoció y esos recuerdos hermosos son los que debe conservar.—Aparte de hermosa humilde la condenada — Provocando risas en Mariam por la manera tan peculiar que la tenía de hablar como alargando las palabras al final, mientras que William no apartaba la mirada de ellos y la dulce y encantadora de Diana solo reía al momento en que su padre
La pequeña se sentía muy feliz, olvidando por un momento sus limitaciones emociónales, olvidando el pavor que le tenía a ser el centro de atención, el pavor que le tenía a interactuar en público, era una niña feliz bailando con su padre y todo eso se lo deba a una persona en especial a Mariam, la mujer que le estaba dando las llaves para vencer sus miedos.—Amiga, mi papi aprendió muy bien, no se tropezó ni nada — Ambos sonreían de la misma forma ante las ocurrencias de la pequeña.William se inclinó hacia su hija para acariciar su rostro, se sentía tan feliz de verla así de contenta, de risueña como si todo fuera normal y eso es lo que él siempre había querido, hasta que la pequeña le dio un beso en la frente, lo cual lo sorprendió demasiado.—Me has
Nadie hubiera imaginado que podría haber pasado, sino fuera por ese niño entrometido que empezó a lanzar bolas de nieve hacia cualquier dirección cayendo sobre ellos, Diana se molestó mucho e hizo otras bolas más y se las lanzo al niño como mucha rabia.—¡Niño eso no se hace! Con mi papá nadie se mete — Lo empezó a corretear, Mariam movía la cabeza le parecía la escena graciosa, pero William no podía creer lo que veía sentía que el mundo se había detenido y solo veía a su pequeña correr tras un niño con una bola de nieve en la mano y armando otras en el camino, ni en sus mejores sueños hubiera imaginado que podría ver a su hija correr como lo hace cualquier niña, Mariam no se había percatado cuando giro y lo vio ahí estático se llegó a preocupar un poc
Los días pasaron relativamente bien, Diana seguía sintiendo que Mariam era un ángel que había llegado a su vida, pero William había tratado de mantenerse alejado lo más posible era de ese ángel que les había cambiado la vida, desde que le entrego ese libro y ese beso en la mejilla, se había sentido extraño cada vez que la tenía cerca, su corazón de alguna manera se aceleraba de una manera extraña, por eso se había mantenido alejado cuando las veía interactuar solo las veía ser ellas mismas, a veces hacía horas extras en su empleo ahora que sabía que su hija estaba en buenas manos podía llevar a cabo ciertos planes para hacer crecer su negocio.—Cuando conoceré a esa santa que llego a iluminar tu vida y de mi ahijada, mira que lograr un cambio que ni tú has podido hacer es para beatificarla y ponerl