UNA ABOGADA PARA EL MAFIOSO MORETTI
UNA ABOGADA PARA EL MAFIOSO MORETTI
Por: Josyfer
capitulo 1

El eco de los tacones resonaba en el mármol pulido de la sala del tribunal. Cada paso de Valeria Cruz desprendía una seguridad que no sentía del todo, pero que había aprendido a proyectar a la perfección. Su cabello castaño caía en ondas suaves sobre sus hombros, y sus ojos oscuros, afilados como cuchillas, escudriñaban cada rincón de la sala mientras se dirigía a su lugar. Era su primer caso grande desde que había sido promovida a abogada principal en la firma Stern & Asociados, y no podía permitirse fallar.

Frente a ella estaba el abogado contrario, un hombre de mirada arrogante y sonrisa sardónica, que llevaba días intentando intimidarla con tecnicismos legales y comentarios condescendientes. Pero Valeria no era fácil de quebrar. Había sobrevivido a cosas mucho peores que un abogado egocéntrico. Mientras revisaba sus notas, sintió una presencia. No supo decir por qué, pero algo en el aire cambió, como si alguien la estuviera observando con demasiada intensidad.

Desde el fondo de la sala, Leonardo Moretti, el CEO multimillonario y dueño de Moretti Enterprises, observaba cada movimiento de Valeria con un interés que ni él mismo entendía del todo. Había venido a esa audiencia por un asunto menor relacionado con una de sus empresas subsidiarias, pero lo que encontró fue algo mucho más interesante. Desde el momento en que ella entró en la sala, con esa mezcla de determinación y vulnerabilidad, algo en él se agitó. Leonardo no solía prestar atención a nadie más que a sí mismo, pero Valeria tenía algo que lo inquietaba. Quizás era la forma en que parecía estar lista para enfrentarse al mundo, o tal vez era la chispa en sus ojos que prometía que no se dejaría doblegar fácilmente.

Valeria no sabía quién era él, al menos no todavía. Si hubiera sabido que el hombre sentado en las sombras, con un traje impecable y una mirada tan intensa que parecía perforar su alma, era el infame Leonardo Moretti, probablemente habría sentido un escalofrío. Pero en ese momento, estaba demasiado concentrada en ganar su caso como para preocuparse por las miradas furtivas de un desconocido.

—Señoría, con el debido respeto, mi cliente no puede ser responsabilizado por las acciones de un contratista independiente —dijo Valeria, su voz firme y clara. Dio un paso adelante, sosteniendo un documento en alto—. Aquí está el contrato que prueba que la empresa de mi cliente no tenía control sobre las decisiones operativas del contratista.

El juez asintió, revisando el documento mientras el abogado contrario fruncía el ceño, claramente irritado. Valeria sintió una pequeña oleada de satisfacción, pero no dejó que se reflejara en su rostro. Sabía que la batalla aún no había terminado.

Desde su asiento, Leonardo sonrió ligeramente. Había visto a muchos abogados en acción, pero pocos tenían la habilidad de Valeria para mantener la compostura bajo presión. Ella no solo era inteligente, sino que también tenía una fuerza interna que la hacía destacar. Era como un diamante en bruto, y Leonardo no podía apartar la vista.

La audiencia terminó con una victoria para Valeria. Aunque el juez no dictó un fallo definitivo, dejó claro que las pruebas presentadas por ella eran contundentes y que el caso probablemente sería desestimado en la próxima sesión. Valeria salió de la sala con la cabeza en alto, pero por dentro sentía una mezcla de alivio y agotamiento. Necesitaba un café, o tal vez algo más fuerte.

Mientras caminaba hacia la salida, sintió nuevamente esa extraña sensación de ser observada. Giró la cabeza ligeramente y vio a un hombre alto, de cabello oscuro y mandíbula cincelada, que la miraba desde el otro lado del pasillo. Su traje negro parecía hecho a medida, y había algo en su postura, relajada pero imponente, que la hizo detenerse por un segundo. Sus ojos se encontraron, y Valeria sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No era miedo exactamente, pero había algo en él que la ponía en guardia.

Leonardo dio un paso hacia ella, pero antes de que pudiera decir algo, el teléfono de Valeria sonó. Ella desvió la mirada y se apresuró a contestar, agradecida por la distracción.

—¿Sí? —dijo, tratando de sonar calmada mientras se alejaba rápidamente.

Leonardo la observó irse, una sonrisa jugando en sus labios. No estaba acostumbrado a que lo ignoraran, pero eso solo hacía que Valeria le intrigara aún más. Decidió que quería saber más sobre ella, y cuando Leonardo Moretti quería algo, no solía detenerse hasta conseguirlo.

Esa noche, Valeria estaba sentada en su pequeño apartamento, rodeada de papeles y con una taza de té frío a su lado. Había logrado cerrar el caso del día, pero ahora tenía que prepararse para otra reunión importante. Su vida era un constante ir y venir entre tribunales y montañas de trabajo, y aunque a veces deseaba un poco más de emoción, sabía que no podía permitirse distracciones.

Sin embargo, el recuerdo del hombre en el pasillo seguía rondando su mente. Había algo en su mirada que la había inquietado, como si él supiera algo sobre ella que ella misma desconocía. Sacudió la cabeza, tratando de apartar esos pensamientos. No tenía tiempo para misterios ni para hombres atractivos con aires de peligro.

Mientras tanto, Leonardo estaba sentado en su oficina, con una copa de whisky en la mano y una carpeta abierta frente a él. Había pedido a su asistente personal que investigara a Valeria Cruz, y lo que encontró fue fascinante. Su historial académico era impecable, y su carrera como abogada estaba en ascenso. Pero lo que más le llamó la atención fue un detalle enterrado en su pasado: un incidente relacionado con la mafia que había ocurrido cuando ella era adolescente. No había muchos detalles, pero era suficiente para despertar la curiosidad de Leonardo.

—Interesante... —murmuró, pasando los dedos por el borde de la copa. Sabía que Valeria no era como las mujeres que solían rodearlo. Ella no se dejaría impresionar fácilmente por su dinero o su poder, pero eso solo hacía que el desafío fuera más emocionante. Además, había algo más en ella, algo que él no podía identificar del todo, pero que lo atraía de una manera que no había sentido en mucho tiempo.

Leonardo tomó una decisión en ese momento. No solo quería conocer a Valeria, quería que ella fuera parte de su mundo. Pero para lograrlo, tendría que jugar sus cartas con cuidado. Valeria no era una mujer que se dejara dominar fácilmente, y él tendría que ganarse su confianza antes de poder reclamarla como suya.

Al día siguiente, Valeria recibió una invitación inesperada. Era para un evento exclusivo organizado por Moretti Enterprises, una gala benéfica que reunía a la élite de la ciudad. No tenía idea de por qué había sido invitada, pero el nombre "Moretti" hizo que un escalofrío recorriera su espalda. Algo le decía que aceptar esa invitación cambiaría su vida para siempre.

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