En Milan, mis padres y yo nos hospedamos en un hotel pagado por Giulano, cuando ya me peinaron, me maquillaron y me pusieron el vestido de novia, mi padre me abrazaron llorando pidiéndome perdón una y otra vez por su mala cabeza, aunque quise animarlo, no sabia como hacerlo, pues la que temía casarse con un narcotraficante tan poderoso como era Giulano era yo.
Entre en la iglesia del brazo de mi padre, mientras nos acercabamos veía a mi futuro marido esperandome en el altar con una sonrisa ladina en sus labios mirándome. llegamos al altar y mi padre beso a mi frente, abrazo a Giulano sentándose después. El obispo empezó a hablar, pero yo no lo podía escuchar, mis pensamientos estaban en mi futuro marido, le temía aún sin conocerlo ya que yo era virgen y los hombres como Giulano tenía más experiencia ya que por su cama habían pasado mujeres de todas clases.
— Bianca, ¿aceptas a Giulano como tu legítimo esposo, prometiendo serle fiel en todas las adversidades? — me preguntó el obispo
— Si lo acepto — dije balbuceando, pues estaba muy nerviosa y mi cuerpo temblaba cuando estaba al lado de mi futuro esposo
— Giulano, ¿aceptas a Bianca como tu legitima esposa, prometiendo serle fiel en todas las adversidades? — le preguntó
— Si la acepto — le dijo mirándome con deseo y lujuria haciéndome estar aún más nerviosa
— VI DICHIARO MARITO E MOGLIE — nos dijo el obispo, intercambiandonos los anillos
— Giuliano puoi baciare tua moglie
Nada más decirnos el obispo que podíamos besarnos, mi ya marido rodeo mi cintura con su brazo acercando mi cuerpo al suyo todo lo que pudo, apretando sus labios a los míos, metiendome la lengua en mi boca todo lo profundo que pudo, mientras yo notaba en mi vientre lo duro que ya tenía su miembro.
Salimos a la calle cogidos de la mano, subiendo a una limusina que había aparcada en la puerta de la iglesia entre gritos de felicitación por parte de toda la gente que había asistido a la ceremonia y pétalos de rosa. La limusina paró enfrente de la puerta de una gran casa, el chofer nos abrió las puertas ayudandome mi marido a bajar del vehículo dándome cuenta que la casa estaba rodeada de hombres armados. Poco a poco fueron viniendo los invitados en sus coches, mientras Giulano me llevaba cogida de la mano a la parte trasera de la casa, donde había preparada una carpa para celebraciones.
Después de la celebración, Giulano me cogió en brazos vitoreando todos los invitados mientras nos marchamos hacia el interior de la casa, subió conmigo en brazos hasta lo que iba a ser nuestro dormitorio, Giulano me dejo de pie en el suelo, besó, lamió y mordió mi cuello mientras bajaba la cremallera de mi vestido, cuando cayó al suelo me puse los brazos en mis pechos cubriendolos ya que no llevaba sujetador, causando que se riera mi reciente marido .
— ¿No has estado nunca con un hombre? — me preguntó
— No, tu eres el primero — contesté
— Túmbate boca arriba en la cama y abre las piernas para mi, te voy a hacer gritar de placer así sabrás lo que es follar con un hombre — me dijo dándome aún más vergüenza
Me tumbé en la cama como mi marido me dijo, viendo como él se quitaba toda la ropa, cuando se quito los boxer, pensé que me iba a romper al ver su miembro tan grande. Giulano se tumbó a mi lado lamiendo mis labios mientras sus dedos recorrían mi entrepierna dandome placer, metió un dedo en mi interior rotando haciéndome gemir de placer mientras arqueaba mi espalda
— Asi me gusta, quiero escuchar como dices mi nombre cuando tengas un orgasmo, ya eres mía Bianca Ferrero — me decía
Introdujo un segundo dedo en mi interior mientras mordía cada uno de mis duros pezones, estirando de ellos, mientras movía sus dedos en mi interior estimulando el clítoris, hasta que el primer orgasmo hizo acto de presencia
— Giulano, sigue por favor — grite
— Eso es mi pequeña putita, di mi nombre — me decía
Puso su cabeza en mi sexo, haciendome notar como mordia y succionaba mi clitoris sin cesar, hasta que me hizo tener el segundo orgasmo, subio besando mi vientre hasta que nuestras bocas se juntaron en un lujurioso beso y fue cuando note como aquel gran miembro se hacia paso en mi estrecha obertura, sintiendo un dolor casi insoportable primero y un placer inexplicable despues.
— Ya eres completamente mía, mi pequeña puta te voy a destrozar por dentro — me decía mientras me embestía cada vez más y más fuerte
— Te voy a dejar toda mi semilla y espero que me des un hijo pronto, zorrita — me dijo dejándome hasta la última gota de su semen en mi interior.
Cuando llegamos al clímax los dos rodeo mis hombros con su brazo, apretó su boca a la mía, danzando nuestras lengua mientras sus dedos pellizcaba mi pezón, haciéndome gemir y dar un grito sordo, en su boca, mirándonos después a los ojos fijamente
— ¿Con cuantas mujeres te has acostado? — le pregunté
— No te importa, si no tengo lo que busco con mi mujer, tendré que buscarlo fuera de casa, piensa en eso gatita — me dijo
— Tú has sido el primer hombre que me ha hecho el amor y me ha gustado Giulano — le dije
— Me alagas, pero no me gustaría matarte si te encuentro en la cama con otro que no sea yo, tu ya eres mía, me perteneces recuérdalo, ponte a cuatro patas como las perras, deseo follarte de nuevo gatita --- me dijo
Despues de hacerme el amor dos veces más Giulano se quedo dormido y aproveche para ir al cuarto de baño paara ducharme, pero al levantarme de la cama me sentia dolorida en mis partes, viendo como caia por mi entrepierna el semen de mi marido con algo de color rojo, deje que callera por mi cuerpo el agua templada para calmarme, no me podia terminar de creer que a mis veintidos años estuviera casada con un poderoso y peligroso narcotraficante.
Al día siguiente de la boda, me despertó la luz del sol que entraba por la terraza del dormitorio, me levanté de la cama, entre en el cuarto de baño para asearme, me vesti y baje a la cocina para tomarme un café que era lo único que me podía despejar después de la noche que me dio mi marido.— buongiorno signora — me dijo la sirvienta— Buongiorno ¿y el señor? — le pregunté— Se marchó de viaje con Raffaello y la señorita Adrianna, antes de que amaneciera — me respondió— ¿Quién es esa señorita y por qué se ha ido con mi marido?— Adrianna es la secretaria del señor desde hace muchos años — me dijo— Si y tambien es la que le calentaba la cama al jefe, antes de casarse con usted señora — dijo uno de los sicarios de Giulano que entró en la cocina en ese momento— ¿Te dijo cuando volvería antes de marcharse? — dije— Dentro de una semana signora — contestóEstaba sentada en un sillón de la terraza de mi dormitorio cuando me di cuenta que había llegado la limusina de Giuliano, entre en
Giuliano se marchó del dormitorio sin decirme nada, una vez estuvo vestido con un traje azul y una camisa blanca que le resaltaba sus bonitos ojos verdes. Me levanté del sillón, entre en el cuarto de baño, me quite toda la ropa y me duche con agua caliente para relajar mi cuerpo, porque lo que a continuación iba a hacer yo, no sabia si seria bueno, pero nadie me iba a rebajar a nada y menos un marido orgulloso y su amante, Giuliano era mi esposo, era mío y iba a luchar para que al fin me amará al precio que costará, nadie le quitaba a un Ferrero lo que era suyo, estuve pensando de bajo del agua mientras me duchaba.Termine de ducharme, me enrolle la toalla en mi cuerpo, me dirigí al vestidor, cogi un vestido provocativo, unos zapatos de aguja y un bolso de mano, cuando ya estaba vestida, y arreglada, baje al salón cogi el movil y llame a Tomas, nuestro chofer para que viniera a recogerme en la limusina para presentarme en la recepción como la legítima esposa de Giuliano Capri.Cuando
Llegamos a casa Giuliano y yo, nada más entrar, me quité los zapatos ya que tenía doloridos los pies, fui a subir las escaleras para ir a mi dormitorio pero mi marido me bloqueo el paso entre su cuerpo y la pared, beso mi cuello, mi cara, juntando su boca con la mia en un beso lleno de deseo, mientras me arrancaba el tanga— Me has puesto muy celoso esta noche Bianca — me decíaMe levantó una pierna poniéndola en su cadera, se desabrocho la cremallera de su pantalón, sacando su ya duro miembro, me levanto un poco penetrandome con su miembro, embistiendo cada vez más, rodee su nuca con mis manos enredando su pelo,rodeé sus caderas con mis piernas, le bese en el cuello, juntamos nuestras bocas besándonos con lujuria y deseo, mientras sus embestidas me hacían perder la razón por el placer que me hacía sentir llegando casi al unísono los dos al clímax,. poniendo mi marido su cabeza en mi clavícula para gritar su orgasmo, mirándonos a los ojos poco después— ¿Qué me estás haciendo gatita
Aunque tenía la cabeza cubierta por la bolsa, más o menos pude calcular cuanto tiempo tardo el vehículo en parar, me bajaron entre dos hombres cogiendome cada uno de mi brazo, quise correr para intentar huir pero eran muy fuertes, Me quitaron la bolsa y aunque me costó al principio ver bien donde estaba pero poco a poco, pude distinguir que estaba dentro de una nave muy grande llena de mujeres trabajando la cocaína, mientras que los hombres la cargaban en camiones.— Ya llego la princesita,ya te dije que pronto te tendria en mi cama — me dijo Carlos, el hijo del cartel Mexicano— Como mi marido se entere de que has sido tú, no dudara en apretar el gatillo de su arma — le amenace, viendo como Carlos se reíaMe encerraron en una jaula de metal como si yo fuera un animal donde había un colchón en el suelo y perfectamente podía ver casi toda la nave. Las mujeres me miraban mal pero no me preocupaban, pero alguno de los hombres se acercaban a la jaula donde yo estaba mirándome mientras se
Durante una semana fui violada varias veces al día por Carlos, hasta que un día escuche como llegaron varios vehículos, me asomé a la puerta viendo bajar a varios hombres con trajes muy caros y todos armados con fusiles., bajando después una mujer que yo conocía. Cruzamos las miradas la mujer y yo acercándose ella hasta la puerta donde yo estaba escondida — A quien tenemos aquí, tu eres Bianca, la esposa de Giuliano ¿verdad? — me preguntó — Esta chavita italiana es mi morra, y olvidate si piensas que la voy a dejar marchar — dijo Carlos — No seas idiota Carlos, nos servira mejor para nuestro negocio si ella vuelve con el imbecil de Giulano, ella será nuestra conexión para nuestro negocio mi querido chavito y cuando ya no me sirva para nada, te la entregare y podrás hacer lo que quieras con ella — le dijo Adrianna — Entonces de acuerdo, pero no tardes mucho en devolverme a esta zorrita — contestó Carlos, rodeando mi cintura, apretando su boca a la mía, apartandome de él cuando pude
— Bianca soy Adrianna, tienes que hacerme un pequeño trabajo, te mando por mensaje la ubicación de donde tienes que ir y la hora, cuando llegues a la ubicación habrá uno de mis hombres esperando, él te dará las instrucciones, no me falles porque tengo a tus padres en el punto de mira de mi arma y a tu maridito que no se te ocurra decirle nada, aunque sé perfectamente que no te creeria, lo tengo comiendo de mi mano querida — me dijo, terminando la llamada— ¿Quien te ha llamado? — preguntó mi marido— Se han equivocado — le contesté, sonando un pitido poco después en mi móvil recibiendo el mensajePor la tarde se marchó Giuliano a su empresa, me subí al dormitorio, me cambié de ropa y cogiendo mi bolso me marché de la casa temerosa ya que me vieron marcharme casi todos los sicarios de mi marido. Ya fuera en la calle cogí un taxi, diciéndole al conductor dónde quería ir. llegamos a una especie de edificio de oficinas fuera de la ciudad, baje del vehículo y nada más entrar en el edifici
No hizo falta que mi marido me dijera nada, sabía perfectamente lo que me esperaba, casi arrastrándome me subió a la limusina que estaba aparcada enfrente del club, subimos al vehículo y cuando llegamos a casa, volvió a cogerme del brazo con fuerza, subimos al dormitorio, Giuliano cerró la puerta con llave y entonces fue cuando supe lo que iba a suceder. Me miraba mientras se quitaba el cinturón de sus pantalones haciéndome retroceder temerosa, intente correr para encerrarme en el baño pero no me dio tiempo, Giuliano me bloqueo el paso, corrí hasta el otro extremo de la cama suplicando que no lo hiciera, pero su mirada me lo decia todo, se acerco a mi y el primer “zas” de su cinturón pegando en el aire, supe que ya no podía escapar— Mi mujer en un Club sola, puta — “” zas”” el primer azote con el cinturón en mi espalda, me hizo más daño que sus palabras— Delante de mis conocidos, zorra “”zas”,--- sus azotes cada vez eran más fuertesMe dio como diez azotes, arrodillándome en el suel
Cogió mi mano obligándome a levantarme llevándome hasta el dormitorio, cuando entramos cerró la puerta con llave, me puso de espaldas a él besando y mordiendo mi cuello, me gire de pronto apartandome de él.— No me toques, no te lo voy a consentir — le dije viendo como sonreía— Tu no eres quien para prohibirme nada, quiero un heredero y a las buenas o a las malas me lo vas a dar — me dijo acercandose ami cogiendo mis manos tirandome a la cama boca arribaIntente defenderse dándole patadas, puñetazos y todo lo que podía hacer para apartarlo mientras Giuliano se bajaba la cremallera de su pantalón y se ponía encima mia arrancando mis bragas, cogió mis muñecas poniendo mis brazos por encima de mi cabeza con una mano, mientras que con su otra mano cogió mis pómulos apretando su boca con la mía introduciendo con fuerza su miembro dentro de mi, embistiendo una y otra vez con más fuerza.— Tienes el coño caliente y muy mojado, ¿me deseas? – preguntó— No te deseo, te odio y ojala el que no