He venido con mis padres de vacaciones a una de las mejores ciudades del mundo, con sus edificios que dan vértigo mirarlos, sus puentes famosos y lo que más me gusta, el encendido de Navidad en la plaza de Rockefeller. Es impresionante esta ciudad, nosotros vivimos en Palermo, Sicilia, y estoy con mi madre de compras en la Quinta Avenida, donde hay de todo para comprar, ropa, joyería y muchas otras cosas. Nos estamos hospedando en uno de los mejores hoteles. Decir que soy hija de unos multimillonarios, no soy engreida pero si me gusta presumir con mis amigos, llevar ropa, zapatos y complementos caros, nunca he tenido novio ya que para mi lo principal es acabar mi carrera de Empresarial y Financiación para hacerme cargo de la empresa cuando mi padre se retire. Me llamo Bianca, tengo veintidós años, tengo el pelo castaños, mis ojos son como el color de la miel y mido un metro setenta
Después de comprar, mi madre y yo subimos en nuestra limusina para volver al hotel, el chofer aparco el vehículo en el parking abriéndonos la puerta el chofer ayudándonos a bajar, cogimos el ascensor allí mismo para subir a nuestra planta, salimos y dirigiéndonos a nuestra habitación nos quedamos mi madre y yo inmóviles al ver dos hombres en la puerta escuchando unos gritos que salían de la habitación. Nos acercamos a los dos hombres que nos miraron con recelo.
— No se puede pasar ahora — nos dijo uno de ellos
— Es nuestra habitación y ya te puedes ir quitando de enmedio, soy la hija de Vito Ferrero — les dije
— Perdone señorita Ferrero, — me dijo abriéndonos la puerta de la habitación
Al entrar en la habitación, mi madre y yo vimos a otros dos hombres dentro, mientras mi padre estaba sentado en un sillón tapándose la cara con las manos.
— ¿Qué pasa aquí Vito? ¿Quiénes son estos hombres? — preguntó mi madre
— Es mejor que os marcheis, son negocios que tengo con estos hombres, iros al bar, luego bajo yo — nos dijo mi padre
— Supongo que usted es la señorita Ferrero — me dijo uno de los hombres que allí dentro había
— Yo no tengo el placer de conocerlo señor — contesté
— Mi nombre es Giulano Capri — me dijo cogiendo mi mano, besándola
Me quede mirando como si me hubiera hipnotizado su mirada, al hombre que acababa de hablarme mirandome con sus brillantes ojos verdes, sus gordos pero bien perfilados labios, su negro pelo, hasta que me saco de mis pensamientos mi padre cuando le hablo a mi madre
— Maria, vete con la niña ahora mismo — nos gritó mi padre
— Vito, Vito ¿porque tanta prisa para que se marchen tu esposa y tu hija? debo decirte que tu niña es preciosa y me gustaria que me concedieras su mano, así tu deuda quedaría saldada con los Capri — dijo Giulano
— Papa de que habla, ¿que deuda tienes con los Capri? — pregunté
— No te daré a mi pequeña, prefiero que me mates — le dijo mi padre
— Papá, ¿qué pasa? ¿de qué está hablando este hombre? — le dije
— Señorita, su padre tiene una deuda de varios millones con mi familia, y estoy aqui para cobrar, o bien con la muerte de su padre o casandome con la única hija de los Ferrero, aunque la deuda que tiene su padre con mi familia se saldará cuando me de un heredero — me dijo
— Deja a mi hija tranquila, nunca te la daria a cambio — contestó mi padre
El otro hombre que había en la habitación se acercó a mi padre propinándole varios puñetazos en el cuerpo y en la cara, mientras mi madre chillaba horrorizaba llorando
– “””Ya basta”” – grité – Me casaré con usted, pero deje a mi padre — le dije
— Dejalo Marcelo, señorita Ferraro, la boda será en Milán dentro de tres días, le aconsejo que vuelvan enseguida a Palermo ya, porque supongo que tendrá muchas cosas que hacer antes de nuestra boda, Buon giorno, Vito. — nos dijo saliendo seguidamente de la habitación seguido por su sicario.
— Vito, quiero una explicación de lo que aqui dentro a pasado, no voy a dejar que mi hija pague por tus errores — le dijo mi madre a mi padre
— Maria lo siento, estafe y robe a los Capri pensando que no se darían cuenta, hija deja que me maten pero no quiero que tú seas infeliz con ese hombre — me dijo mi padre
— Ya es tarde papá, la palabra de un Ferrero es como si fuera su honor y eso fue lo que tú me enseñaste — le dije
Ese mismo día nos fuimos del Hotel, subimos a la limusina para ir al aeropuerto, subimos a nuestro jet privado para volver a Palermo, dejando atrás la maravillosa ciudad de Nueva York.
El avión aterrizó en Palermo, esperándonos nuestra limusina en la misma pista, subimos al vehículo que nos llevó a nuestra casa, bajando mi padre muy enfadado de la limusina cuando llegamos, entrando en la casa detrás de mi padre, dirigiéndonos al salón mi madre y yo, mientras que mi padre se encerraba en su despacho. Al día siguiente estaba en el jardin desayunando con mi madre, cuando vimos un todoterreno con las lunas tintadas aparcando en la puerta de nuestra casa bajando del vehiculo dos hombres vestidos de negro, con gafas oscuras y una mujer llevando en sus manos una caja grande.
— ¿Qué querrá ahora esa gente? — preguntó mi madre
— Señora, hay unos señores en la casa que preguntan por la niña — nos dijo Gina, nuestra sirvienta
— Dile a los señores que ya vamos Gina, gracias — contestó mi madre
Nos levantamos mi madre y yo de las sillas del jardín entrando seguidamente a la casa, nos dirigimos al salón viendo a mi padre hablando con la mujer.
— Ya está mi pequeña aquí, Bianca hija, esta señora te ha traído un regalo de parte de el cabrón de Giulano — me dijo mi padre
— Es su vestido de novia, señorita espero que le guste — me dijo la mujer abriendo la caja que traía en sus manos cuando llego a mi casa
Me acerque hasta donde estaba la caja y cuando lo abri, me quede sin saber que decir, era de raso completamente blanco, escote sin tirantes y diamantes encastrados por todo el vestido incluso la cola.
En Milan, mis padres y yo nos hospedamos en un hotel pagado por Giulano, cuando ya me peinaron, me maquillaron y me pusieron el vestido de novia, mi padre me abrazaron llorando pidiéndome perdón una y otra vez por su mala cabeza, aunque quise animarlo, no sabia como hacerlo, pues la que temía casarse con un narcotraficante tan poderoso como era Giulano era yo.Entre en la iglesia del brazo de mi padre, mientras nos acercabamos veía a mi futuro marido esperandome en el altar con una sonrisa ladina en sus labios mirándome. llegamos al altar y mi padre beso a mi frente, abrazo a Giulano sentándose después. El obispo empezó a hablar, pero yo no lo podía escuchar, mis pensamientos estaban en mi futuro marido, le temía aún sin conocerlo ya que yo era virgen y los hombres como Giulano tenía más experiencia ya que por su cama habían pasado mujeres de todas clases.— Bianca, ¿aceptas a Giulano como tu legítimo esposo, prometiendo serle fiel en todas las adversidades? — me preguntó el obispo—
Al día siguiente de la boda, me despertó la luz del sol que entraba por la terraza del dormitorio, me levanté de la cama, entre en el cuarto de baño para asearme, me vesti y baje a la cocina para tomarme un café que era lo único que me podía despejar después de la noche que me dio mi marido.— buongiorno signora — me dijo la sirvienta— Buongiorno ¿y el señor? — le pregunté— Se marchó de viaje con Raffaello y la señorita Adrianna, antes de que amaneciera — me respondió— ¿Quién es esa señorita y por qué se ha ido con mi marido?— Adrianna es la secretaria del señor desde hace muchos años — me dijo— Si y tambien es la que le calentaba la cama al jefe, antes de casarse con usted señora — dijo uno de los sicarios de Giulano que entró en la cocina en ese momento— ¿Te dijo cuando volvería antes de marcharse? — dije— Dentro de una semana signora — contestóEstaba sentada en un sillón de la terraza de mi dormitorio cuando me di cuenta que había llegado la limusina de Giuliano, entre en
Giuliano se marchó del dormitorio sin decirme nada, una vez estuvo vestido con un traje azul y una camisa blanca que le resaltaba sus bonitos ojos verdes. Me levanté del sillón, entre en el cuarto de baño, me quite toda la ropa y me duche con agua caliente para relajar mi cuerpo, porque lo que a continuación iba a hacer yo, no sabia si seria bueno, pero nadie me iba a rebajar a nada y menos un marido orgulloso y su amante, Giuliano era mi esposo, era mío y iba a luchar para que al fin me amará al precio que costará, nadie le quitaba a un Ferrero lo que era suyo, estuve pensando de bajo del agua mientras me duchaba.Termine de ducharme, me enrolle la toalla en mi cuerpo, me dirigí al vestidor, cogi un vestido provocativo, unos zapatos de aguja y un bolso de mano, cuando ya estaba vestida, y arreglada, baje al salón cogi el movil y llame a Tomas, nuestro chofer para que viniera a recogerme en la limusina para presentarme en la recepción como la legítima esposa de Giuliano Capri.Cuando
Llegamos a casa Giuliano y yo, nada más entrar, me quité los zapatos ya que tenía doloridos los pies, fui a subir las escaleras para ir a mi dormitorio pero mi marido me bloqueo el paso entre su cuerpo y la pared, beso mi cuello, mi cara, juntando su boca con la mia en un beso lleno de deseo, mientras me arrancaba el tanga— Me has puesto muy celoso esta noche Bianca — me decíaMe levantó una pierna poniéndola en su cadera, se desabrocho la cremallera de su pantalón, sacando su ya duro miembro, me levanto un poco penetrandome con su miembro, embistiendo cada vez más, rodee su nuca con mis manos enredando su pelo,rodeé sus caderas con mis piernas, le bese en el cuello, juntamos nuestras bocas besándonos con lujuria y deseo, mientras sus embestidas me hacían perder la razón por el placer que me hacía sentir llegando casi al unísono los dos al clímax,. poniendo mi marido su cabeza en mi clavícula para gritar su orgasmo, mirándonos a los ojos poco después— ¿Qué me estás haciendo gatita
Aunque tenía la cabeza cubierta por la bolsa, más o menos pude calcular cuanto tiempo tardo el vehículo en parar, me bajaron entre dos hombres cogiendome cada uno de mi brazo, quise correr para intentar huir pero eran muy fuertes, Me quitaron la bolsa y aunque me costó al principio ver bien donde estaba pero poco a poco, pude distinguir que estaba dentro de una nave muy grande llena de mujeres trabajando la cocaína, mientras que los hombres la cargaban en camiones.— Ya llego la princesita,ya te dije que pronto te tendria en mi cama — me dijo Carlos, el hijo del cartel Mexicano— Como mi marido se entere de que has sido tú, no dudara en apretar el gatillo de su arma — le amenace, viendo como Carlos se reíaMe encerraron en una jaula de metal como si yo fuera un animal donde había un colchón en el suelo y perfectamente podía ver casi toda la nave. Las mujeres me miraban mal pero no me preocupaban, pero alguno de los hombres se acercaban a la jaula donde yo estaba mirándome mientras se
Durante una semana fui violada varias veces al día por Carlos, hasta que un día escuche como llegaron varios vehículos, me asomé a la puerta viendo bajar a varios hombres con trajes muy caros y todos armados con fusiles., bajando después una mujer que yo conocía. Cruzamos las miradas la mujer y yo acercándose ella hasta la puerta donde yo estaba escondida — A quien tenemos aquí, tu eres Bianca, la esposa de Giuliano ¿verdad? — me preguntó — Esta chavita italiana es mi morra, y olvidate si piensas que la voy a dejar marchar — dijo Carlos — No seas idiota Carlos, nos servira mejor para nuestro negocio si ella vuelve con el imbecil de Giulano, ella será nuestra conexión para nuestro negocio mi querido chavito y cuando ya no me sirva para nada, te la entregare y podrás hacer lo que quieras con ella — le dijo Adrianna — Entonces de acuerdo, pero no tardes mucho en devolverme a esta zorrita — contestó Carlos, rodeando mi cintura, apretando su boca a la mía, apartandome de él cuando pude
— Bianca soy Adrianna, tienes que hacerme un pequeño trabajo, te mando por mensaje la ubicación de donde tienes que ir y la hora, cuando llegues a la ubicación habrá uno de mis hombres esperando, él te dará las instrucciones, no me falles porque tengo a tus padres en el punto de mira de mi arma y a tu maridito que no se te ocurra decirle nada, aunque sé perfectamente que no te creeria, lo tengo comiendo de mi mano querida — me dijo, terminando la llamada— ¿Quien te ha llamado? — preguntó mi marido— Se han equivocado — le contesté, sonando un pitido poco después en mi móvil recibiendo el mensajePor la tarde se marchó Giuliano a su empresa, me subí al dormitorio, me cambié de ropa y cogiendo mi bolso me marché de la casa temerosa ya que me vieron marcharme casi todos los sicarios de mi marido. Ya fuera en la calle cogí un taxi, diciéndole al conductor dónde quería ir. llegamos a una especie de edificio de oficinas fuera de la ciudad, baje del vehículo y nada más entrar en el edifici
No hizo falta que mi marido me dijera nada, sabía perfectamente lo que me esperaba, casi arrastrándome me subió a la limusina que estaba aparcada enfrente del club, subimos al vehículo y cuando llegamos a casa, volvió a cogerme del brazo con fuerza, subimos al dormitorio, Giuliano cerró la puerta con llave y entonces fue cuando supe lo que iba a suceder. Me miraba mientras se quitaba el cinturón de sus pantalones haciéndome retroceder temerosa, intente correr para encerrarme en el baño pero no me dio tiempo, Giuliano me bloqueo el paso, corrí hasta el otro extremo de la cama suplicando que no lo hiciera, pero su mirada me lo decia todo, se acerco a mi y el primer “zas” de su cinturón pegando en el aire, supe que ya no podía escapar— Mi mujer en un Club sola, puta — “” zas”” el primer azote con el cinturón en mi espalda, me hizo más daño que sus palabras— Delante de mis conocidos, zorra “”zas”,--- sus azotes cada vez eran más fuertesMe dio como diez azotes, arrodillándome en el suel