En un lugar apartado. —Pronto seré la mujer con mayor poder sobre la tierra —susurra Vanessa para sí misma mientras acaricia su vientre.Escucha el toque suave en la puerta de su habitación y vuelve a recostarse rápidamente, fingiendo sentirse enferma.—Adelante —dice, permitiendo el paso.—Aquí te traje las vitaminas que el doctor ordenó y este té para que puedas descansar —dice Virginia, alcanzándole la bebida y mirándola con compasión.Ella conoce a Vanessa desde que estaba en el vientre de su madre. Arón estuvo interesado en ella hace cinco años y pensó que incluso era su pareja destinada, pero luego cambió la manera tierna como la trataba por una fría e indiferente.—Suegrita, me siento débil, pero muy feliz de que la prueba de embarazo haya salido positiva. Muero de ganas por regresar y contárselo a Arón —ella suspira profundamente, con un brillo en sus ojos. Pronto será la nueva Luna.Virginia sabe que el Alfa pegará el grito en el cielo cuando se entere de lo que hizo. Sin e
—¿Qué escondes? —pregunta Annie, acercándose sigilosamente hasta quedar frente a ella, e interrogándola con la mirada.—Vaya, sí que se han vuelto chismosos por aquí. ¿Acaso no tienen una vida propia de la que ocuparse? —responde Júpiter, desviando la mirada y caminando apresurada hacia la puerta.Antes de que pudiera alcanzarla, Annie, con tan solo mover su mano, la cierra y asegura el pasador.Júpiter bufa y se gira sobre sus talones con una expresión de fastidio.—¿Acaso no te enseñó tu lindo papito que no puedes usar tus poderes cuando se te antoje? —la recrimina, frunciendo el ceño.—Eso no viene al caso en este momento, así que dinos… ¿qué te pasa? —replica Annie, cruzándose de brazos con un aire desafiante.Con un largo suspiro, Júpiter camina hacia el sillón y se deja caer en él, como si su cuerpo fuese de plomo.—Tu padre —mi ex cuñado— y tu madre —mi ex hermana— son unos traidores… Ayer me obligaron a ser una mujer mo… mono…—Habla de una vez, parece que las palabras se te a
—¿Por qué lo preguntas? —responde Mara, intrigada. Sabe que él es un ser especial.—Thor me dijo que Arón no despierta porque está junto a su padre.Mara frunce el ceño. Siempre había tenido dudas sobre la identidad del padre del Alfa. Antes de que Annie formule otra pregunta, añade:—Sé que el día en que naciste también lo hicieron dos semidioses. Ese día, la Tierra se estremeció y se sacudió, especialmente en este continente.Mara respira hondo. Solo la idea de que Arón pudiera ser hijo de Hades hace que su piel se erice.—Hija, no sé quién es su padre... pero podría ser uno de los dioses.—Le preguntaré a Thor. Sé que él me lo dirá. Además, llevo en mi vientre su semilla —responde Annie, acariciando su vientre plano.Mara asiente, cambiando de tema para evitar profundizar más en ello, ya que ella misma desconoce la respuesta. Tendrá que preguntarle a Zadquiel o comenzar a investigar por su cuenta.—Ahora, manos a la obra. Ayúdame con algunas curaciones, y luego puedes volver con tu
—Potra, no te enojes. Solo digo que se supone que nadie sabía de eso. ¿Tú sabes quién fue la ladrona?Annie entrecierra los ojos, recordando lo que sucedió aquel día en que tropezó contra la “pared de acero”, alias: Arón, en la clínica de fertilidad. Algo en su interior, dormido durante tanto tiempo, se sacudió al verlo. Estaba tan absurdamente sexy, tan imponente en su masculinidad, que su fragancia le nubló los sentidos y la dejó flotando entre el deseo y la locura… ya sabe dónde terminó.Luego de ese episodio bochornoso, en el que sus bragas terminaron empapadas y su cuerpo sudoroso, necesitó humedecer su rostro con agua fría para que la calentura bajara y recuperar un poco la razón para continuar con lo que iba a hacer.Mientras se dirigía al laboratorio, en el camino se cruzó con la enfermera que llevaba las muestras de esperma de Arón.Su alma se desprendió de su cuerpo, dejándolo en piloto automático mientras seguía el rastro de la enfermera y los frascos que contenían las sem
—¿En qué habitación la alojaron? —pregunta el Alfa con su voz autoritaria y el rostro desencajado, mientras aprieta la mandíbula con tanta fuerza que parece a punto de partirse. —En la recámara de al lado —responde la nana con nerviosismo. Arón los mira con indignación y, sin decir más, comienza a caminar apresuradamente hacia allí. En la habitación de Annie. —Mami, lo último que recuerdo son los alaridos de esa mujer… acusándome de haber asesinado a su hijo. Durante estos años, se ha encargado de desprestigiar mi trabajo. No sé cuántas veces he cambiado de ciudad intentando escapar de ella. Mara se lleva una mano pensativa a su quijada. —En el inframundo, él no está —dice inquieta, sintiendo un vacío en su pecho—. Me resulta muy extraño que, después de lo que te hizo, haya ido al cielo. Debo preguntarle a tu padre si está allí… y a Selena si su lobo regresó junto a ella —sus alarmas se han activado y ruega que sus sospechas no sean ciertas. Los gruñidos del Alfa se escu
P.O.V. Arón Taylor Llegué hace un par de días a Canadá. He visitado algunas de las manadas. Me encanta llegar de improviso, merodear por sus alrededores y observar su funcionamiento. Así no pueden ocultar lo que sucede dentro de ellas. Destino bastante presupuesto para que todos estén bien. Como Alfa debo ejercer mi liderazgo en todos los campos, llevando a mi pueblo de la mano. Para mí, no existen los rangos por tradición. He luchado para que eso cambie. Que sean los méritos y talentos los que primen, pero como siempre, el puto concejo mete sus narices. Las manadas necesitan líderes de mente abierta, dispuestos a jugársela por su pueblo, que no discriminen y brinden oportunidades. Sin embargo, hay algunas que siguen considerando a los Omegas inferiores y a los humanos débiles, despreciándolos y negándose a aceptarlos. La diosa Luna es implacable ante los rechazos de sus destinados. Si tengo que reemplazar a los líderes completos de una manada, lo hago sin dudar. El c
P.O.V. ANNIE BECKERMi mente es un completo caos. Un laberinto de pensamientos confusos donde sobresale una imagen: la sonrisa serena y la mirada profunda de unos ojos azules que me atraviesan el alma.Sé que estuve casada… lo sé porque en mi dedo aún llevo una argolla de matrimonio. Con el nombre de Jarek Ferguson. Y si eso no bastara, el registro civil lo confirma…Además, como si la vida no se cansara de recordármelo, la maldita de mi exsuegra y su hermana siguen siendo un grano en el trasero.Pero no tengo recuerdos claros. Solo momentos fugaces. No sé si fuimos felices, si nos amamos, si alguna vez me sentí segura entre sus brazos.Solo me llegan destellos: él jugando con mis amados perros, acariciándolos con ternura, hablándoles como si fueran parte de su alma.Yo, observándolo desde la distancia, sintiendo que quizá… solo quizá, alguien como él no podría hacerme daño.En mi mente está la imagen de esa maldita mujer, ella es una bruja completa, golpeando sin piedad a mis cachorr
Narrador Omnipresente: —¡Thor, malditø lobo! Sé que tuviste que ver ahí. Deja de jugar conmigo y responde —gruñe el Alfa, siendo ignorado por completo. ***Hace los negocios que tenía planeados, audita las manadas y realiza algunas recomendaciones, aunque hay una que lo tiene inquieto, cosas que no le cuadran, así que eso le llevará más días de los que tenía pensados. Debe investigar.Lennon le ha confirmado que Annie aceptó el cargo.Quisiera tenerla lejos, pero sí, en realidad desea neutralizar a su madrastra y evitar que Raiza y Reina se enfrenten con su madre, ya que ellas quieren arrancarle los ojos y lanzársela a los tiburones. Debe crear una alianza con la humana.Por su parte, Annie se realizó los exámenes y ahora debe seguir las indicaciones del médico para preparar su vientre para el futuro embarazo. Por ello, ha pospuesto su viaje mientras le realizan la inseminación.Arón está de un genio que se lo llevan los mil demonios.Su lobo es un bandido que, desde que vio a esa h