—¿Tú eres la ladrona? —me pregunta el amigo de mi lobito, su voz llena de confusión.No entiendo de qué habla. Mis manos tiemblan mientras lo toco. Mi lobito... no, no puede ser. No puedo perderlo. Aún falta mucho por vivir.Mis pensamientos se concentran en ese tonto lobo que sigue sin despertar.Golpeo su pecho con más fuerza, suplicando que su corazón vuelva a latir, pero todo parece en vano.De repente, la imagen de Jarek aparece ante mis ojos. Esos recuerdos dormidos ahora son totalmente nítidos. Recuerdo el momento exacto cuando estaba a punto de morir, y él acercó sus labios a los míos.En ese instante, que los tomé, pude absorber su energía. Sentí como cada parte de mi cuerpo se reconstruía y me dio la fuerza para sobrevivir.—¡Eso es! —exclamo, tengo la solución, la esperanza ha renacido en mí. Mis labios se encuentran con los suyos, fríos, duros. El tacto me corta, como si el tiempo estuviera parado. El roce de mi lengua sobre su piel áspera no es suficiente, necesito má
Justo en ese momento, una explosión resuena…P.V.O. JúpiterMe distraigo mientras intento llegar a donde se encuentra Ojitos Lindos. Estoy demasiado ofuscada; Salvador se ha pasado con sus comentarios.Soy un alma libre, alguien que disfruta de los placeres de la vida. Aunque jamás lo he hecho directamente en mi cuerpo original, solo mediante el que llevo. Espero algún día poder hacerlo… pero no quiero regresar al Olimpo ni ser la esposa de alguno de esos dioses arrogantes.No, no… prefiero seguir aquí en la Tierra, pasando desapercibida, aunque no tenga la experiencia de ser tomada y domada en mi forma original.Mi naturaleza grita por ser amada y no seguir las reglas. Mi abuela Afrodita era una mujer hermosa y sensual, deseada por todos. Ella se dedicó a brindar amor y ternura a muchos dioses, y por eso Mara es mi media hermana, hija del dios del amor, mientras que mi padre es el poderoso dios troyano."Ya, Júpiter, deja de soñar y concéntrate. Debemos ir por Ojitos Lindos" gruñe mi
En otro lugar Narrador omnipresente —¿Hijo, estás seguro de que quieres volver a la superficie? —pregunta el dios del inframundo. —He pasado por el puto entrenamiento sin descanso, solo con ese propósito: volver. Quiero ver al idiota de mi hermano de rodillas, suplicando por su vida… y por la de esa maldita estúpida. Les daré una muerte digna —responde Jarek. Su voz está cargada de veneno y odio. —Hijo, eres el semidiós más fuerte. Incluso al transferirte parte de mis poderes, eres tan poderoso como un dios. No enfoques tu vida en un par de insignificantes humanos… —Tú no sabes nada —gruñe—. Eres un ser que se conformó con vivir recluido en este lugar y, como todos los ancianos, esperaste de un heredero para que te reemplace. Pero yo quiero más… lo quiero todo. —Jarek… —¡Jarek nada! Ya estoy haciendo lo que tú no fuiste capaz de hacer: formar un gran ejército para doblegar y esclavizar a la humanidad y sus especies. De esa manera, los demás dioses se debilitarán. —Jarek, esa h
En un lugar apartado. —Pronto seré la mujer con mayor poder sobre la tierra —susurra Vanessa para sí misma mientras acaricia su vientre.Escucha el toque suave en la puerta de su habitación y vuelve a recostarse rápidamente, fingiendo sentirse enferma.—Adelante —dice, permitiendo el paso.—Aquí te traje las vitaminas que el doctor ordenó y este té para que puedas descansar —dice Virginia, alcanzándole la bebida y mirándola con compasión.Ella conoce a Vanessa desde que estaba en el vientre de su madre. Arón estuvo interesado en ella hace cinco años y pensó que incluso era su pareja destinada, pero luego cambió la manera tierna como la trataba por una fría e indiferente.—Suegrita, me siento débil, pero muy feliz de que la prueba de embarazo haya salido positiva. Muero de ganas por regresar y contárselo a Arón —ella suspira profundamente, con un brillo en sus ojos. Pronto será la nueva Luna.Virginia sabe que el Alfa pegará el grito en el cielo cuando se entere de lo que hizo. Sin e
—¿Qué escondes? —pregunta Annie, acercándose sigilosamente hasta quedar frente a ella, e interrogándola con la mirada.—Vaya, sí que se han vuelto chismosos por aquí. ¿Acaso no tienen una vida propia de la que ocuparse? —responde Júpiter, desviando la mirada y caminando apresurada hacia la puerta.Antes de que pudiera alcanzarla, Annie, con tan solo mover su mano, la cierra y asegura el pasador.Júpiter bufa y se gira sobre sus talones con una expresión de fastidio.—¿Acaso no te enseñó tu lindo papito que no puedes usar tus poderes cuando se te antoje? —la recrimina, frunciendo el ceño.—Eso no viene al caso en este momento, así que dinos… ¿qué te pasa? —replica Annie, cruzándose de brazos con un aire desafiante.Con un largo suspiro, Júpiter camina hacia el sillón y se deja caer en él, como si su cuerpo fuese de plomo.—Tu padre —mi ex cuñado— y tu madre —mi ex hermana— son unos traidores… Ayer me obligaron a ser una mujer mo… mono…—Habla de una vez, parece que las palabras se te a
—¿Por qué lo preguntas? —responde Mara, intrigada. Sabe que él es un ser especial.—Thor me dijo que Arón no despierta porque está junto a su padre.Mara frunce el ceño. Siempre había tenido dudas sobre la identidad del padre del Alfa. Antes de que Annie formule otra pregunta, añade:—Sé que el día en que naciste también lo hicieron dos semidioses. Ese día, la Tierra se estremeció y se sacudió, especialmente en este continente.Mara respira hondo. Solo la idea de que Arón pudiera ser hijo de Hades hace que su piel se erice.—Hija, no sé quién es su padre... pero podría ser uno de los dioses.—Le preguntaré a Thor. Sé que él me lo dirá. Además, llevo en mi vientre su semilla —responde Annie, acariciando su vientre plano.Mara asiente, cambiando de tema para evitar profundizar más en ello, ya que ella misma desconoce la respuesta. Tendrá que preguntarle a Zadquiel o comenzar a investigar por su cuenta.—Ahora, manos a la obra. Ayúdame con algunas curaciones, y luego puedes volver con tu
—Potra, no te enojes. Solo digo que se supone que nadie sabía de eso. ¿Tú sabes quién fue la ladrona?Annie entrecierra los ojos, recordando lo que sucedió aquel día en que tropezó contra la “pared de acero”, alias: Arón, en la clínica de fertilidad. Algo en su interior, dormido durante tanto tiempo, se sacudió al verlo. Estaba tan absurdamente sexy, tan imponente en su masculinidad, que su fragancia le nubló los sentidos y la dejó flotando entre el deseo y la locura… ya sabe dónde terminó.Luego de ese episodio bochornoso, en el que sus bragas terminaron empapadas y su cuerpo sudoroso, necesitó humedecer su rostro con agua fría para que la calentura bajara y recuperar un poco la razón para continuar con lo que iba a hacer.Mientras se dirigía al laboratorio, en el camino se cruzó con la enfermera que llevaba las muestras de esperma de Arón.Su alma se desprendió de su cuerpo, dejándolo en piloto automático mientras seguía el rastro de la enfermera y los frascos que contenían las sem
—¿En qué habitación la alojaron? —pregunta el Alfa con su voz autoritaria y el rostro desencajado, mientras aprieta la mandíbula con tanta fuerza que parece a punto de partirse. —En la recámara de al lado —responde la nana con nerviosismo. Arón los mira con indignación y, sin decir más, comienza a caminar apresuradamente hacia allí. En la habitación de Annie. —Mami, lo último que recuerdo son los alaridos de esa mujer… acusándome de haber asesinado a su hijo. Durante estos años, se ha encargado de desprestigiar mi trabajo. No sé cuántas veces he cambiado de ciudad intentando escapar de ella. Mara se lleva una mano pensativa a su quijada. —En el inframundo, él no está —dice inquieta, sintiendo un vacío en su pecho—. Me resulta muy extraño que, después de lo que te hizo, haya ido al cielo. Debo preguntarle a tu padre si está allí… y a Selena si su lobo regresó junto a ella —sus alarmas se han activado y ruega que sus sospechas no sean ciertas. Los gruñidos del Alfa se escu