Capítulo 53: Una vida truncada 

MARCOS SAAVEDRA

Cuando Katia desapareció del mapa, le encargué a cada uno de mis trabajadores que vigilaran las finanzas de la familia Vega, sabía que en algún momento harían un gasto desmedido o significativo que me indicara dónde buscar. Lo único que no me esperaba era que se tratara de un pago a una clínica para realizar un aborto quirúrgico. 

Odiaba a Katia por intentar matar a mi hijo, porque estaba completamente seguro de que era mío, y creí que, al volver a verla, no podría contener mi rabia, pero… las cosas no salieron como esperaba. De pronto me encontré atrapándola contra la pared, deseando sus labios y el calor de su cuerpo, suplicando por una explicación. 

—¿No firmaste el divorcio? —pre

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