CAPÍTULO 22. ¿Dónde está Alexa?El viento había causado grandes daños en todo el lugar, y muchos árboles y plantas habían sido arrancados y arrojados por el paisaje. Apenas Alexa condujo fuera del estacionamiento del edificio, pudo sentir la fuerza del viento impactando contra el auto."Estoy loca. ¡Tengo que estar loca!", pensó mientras aceleraba hacia la pequeña ciudad.Los faros del coche iluminaban el camino a través de la tormenta, y en la distancia, pudo ver los destellos de las señales de emergencia.El corazón le latía con fuerza mientras intentaba no pensar en el peligro que estaban corriendo, sin embargo, no podía sacarlo de su cabeza.—Scott... ¡Oye! ¡Hamilton! —gritó sacudiéndolo solo para darse cuenta de que había perdido el conocimiento.Scott estaba recostado en el asiento, inconsciente. Necesitaba atención médica inmediata. Tenía que llevarlo al hospital más cercano, pero aunque solo eran pocos kilómetros, el huracán hacía que fuera un camino largo y peligroso.—Vas a
CAPÍTULO 23. ¡Está bien, señoras y señores, ella está bien!Del pecho del CEO salió un gruñido corto y furioso y luego le habló al médico.—Necesito hacer una llamada telefónica. ¿Puede ayudarme, por favor?El doctor le prestó su teléfono y cinco minutos después Gerard Hamilton le respondía.—Abuelo, necesito que vengas de inmediato. Sí, lo más rápido posible. Claro que pasó algo, siempre pasa algo... ¡Ah! ¡Y trae a Daniel, lo vamos a necesitar!Pero por más que Scott protestó, el médico no lo dejó levantarse hasta que casi siete horas después, cuando su abuelo y Daniel Craig entraron por la puerta de su habitación.—Sí, se llama "Alta Voluntaria" —rezongó Scott—. Yo la firmo, pero ya me voy, tengo a una loca que sacar de la cárcel.Menos de veinte minutos después llegaban a la única estación de policía de la pequeña ciudad y Daniel se enredaba en una de las peores peleas verbales de su vida porque aquella gente era muy cuadrada y no querían liberar a Alexa por el asunto del robo del
CAPÍTULO 24. Una rutina complicadaApenas habían llegado a Estados Unidos, Alexa había insistido en irse a su departamento, necesitaba descansar y recoger sus cosas para mudarse a la mansión Hamilton. Scott ya tenía todo preparado para hacer un escándalo y pelearse con ella cuando llegara el camión de la mudanza, sin embargo Alexa se bajó de su Honda solo con una maleta mediana.—¿Y la mudanza? —preguntó Scott estupefacto—. ¿El camión, los adornos, tus muchas porquerías...?—Estas son todas las que necesito —suspiró Alexa señalando aquella maleta donde obviamente solo llevaba ropa.—¿Me estás diciendo que vas a pasar más de un año aquí solo con eso? —preguntó incrédulo.—He vivido con menos —murmuró Alexa—. Quien poco tiene que recoger, fácil puede marcharse. Además, sigo conservando mi departamento, estoy segura de que en algún momento me vas a hartar y necesitaré un respiro de ti. ¿Mi habitación?—Segundo piso, primera puerta a la derecha —siseó Scott y la vio subir su maleta sin pe
CAPÍTULO 25. ¡Alexa, regresa!Scott puso los ojos en blanco en un segundo.—¡Dijo "dormir", no "tener sexo", no seas tan mal pensada! —rezongó porque le molestaba aquel rechazo y de paso le gustaba que hubiera pensado en eso.—Exacto, solo tienen que compartir la habitación por si acaso. Hagan un muro de almohadas y mejor, dejen que Beast duerma entre los dos.—¿Qué más? —preguntó Alexa.—Ya sé que es difícil pero intenten parecer enamorados. Consíganse un apelativo de cariño para que se llamen así en vez de por sus nombres. Espero que no tengan problemas en cumplir estas reglas porque si intentan saltarse una, juro que yo mismo te deportaré, Hamilton —dijo Daniel con voz severa para que los dos supieran que lo decía en serio.—¿No nos darás tiempo para acostumbrarnos? —preguntó Alexa.—Absolutamente no —respondió Daniel con determinación—. Hoy mismo los quiero durmiendo juntos, y si son inteligentes, por favor hagan ruidos y muevan la cama o algo, ¡a ver si la gente logra creer que s
CAPÍTULO 26. La muerdes tú o la muerdo yoScott respiró profundamente tratando de evaluar la situación con calma. Para empezar no estaba en una relación de verdad con Alexa, para seguir era viernes y la cocinera tenía noche libre así que no habría empleados en la casa que pudieran delatar que tenía una amante en las narices de su esposa... especialmente a migración, que era lo único que le preocupaba.La loca no era su esposa de verdad, así que no tenía que rendirle cuentas, y al parecer era lo bastante inteligente como para salir del camino cuando hacía falta así que se giró hacia la rubia y respiró profundo.—¿Y esa quién era, Scott? —preguntó Ailett.—No debes preocuparte por eso —replicó él—. No es nadie importante. Ven aquí y déjame invitarte a entrar; creo que estamos a punto de tener una muy larga e interesante noche juntos.Entraron en la mansión y Scott la llevó a la terraza antes de pedir cena a uno de sus restaurantes favoritos. Decidió pasar un buen rato y al parecer Ailet
CAPÍTULO 27. De mí obtendrás lo mismo que me desLas siguientes cinco horas fueron de risas, quejas, historias y bromas entre ellos. Howard era el único amigo que tenía desde que había dejado de ser Alejandra Sanromán.—¿Crees que sea verdad? —preguntó Alexa después de que una docena de martinis le hicieran efecto—. ¿Y si de verdad soy mala en la cama? Solo tuve un novio en mi vida. ¡Ni siquiera sé si soy buena besando!Howard se echó a reír.—¿Estás bromeando? Tú seguro besas increíblemente bien, ¡de verdad! —aseguró él antes de darse cuenta de lo que había dicho—. Bueno... digo que creo... Soy médico después de todo, conozco cosas.Alexa levantó una ceja y bebió otro trago del Martini antes de girar en su silla para quedar cara a cara con Howard. Sus ojos eran sonrientes y desinhibidos.—¿Y si soy la única mujer en el mundo a la que le dieron el trabajo por su talento y no porque es buena folland0 con el jefe? —Alexa siguió y Howard estalló de la risa.—¡Pues no es nada que no podam
CAPÍTULO 28. Un juego en contraAlexa sintió que el mundo le daba vueltas cuando escuchó aquello. Era como volver a revivir todo lo que había pasado hacía un año. El accidente, la explosión, el dolor. Sintió que iba a perder el conocimiento, pero Scott la sostuvo mientras trataba de procesar el hecho terrible.—Pero no puede ser... —susurró ella respirando entrecortadamente—. Mi camioneta no estaba en ese depósito. ¿Cómo...?—La dejaste mal estacionada, una grúa se la llevó, me llamaron para avisarme, por eso te encontré en ese bar —le explicó Scott sintiendo cómo ella hacía un esfuerzo por no echarse a temblar.Era una mujer valiente, pero una cosa así podía asustar a cualquiera. Y si era honesto, debía reconocer que él también estaba asustado.—Esto es una pesadilla... —murmuró ella.—Las autoridades están investigando, claro —dijo Scott—. Pero no creo que vaya a haber muchas dudas de que fue tu vehículo lo que explotó y causó la muerte del hombre. Tengo un par de amigos dentro del
CAPÍTULO 29. Nos arruinamos los dosMedia hora después se levantó, terminó de bañarse y se sentó en el borde de la cama, sintiendo una profunda sensación de malestar en su interior. La habitación parecía tan silenciosa y quieta, como si todo se hubiera detenido. Sabía que aquello no tenía nada que ver con Alberto o Claudette, ellos ni siquiera imaginaban que todavía estaba viva, pero igualmente seguía en peligro. Sus ojos se llenaron de lágrimas y en ese momento, Scott entró en la habitación. Vio a Alexa sentada en la cama con una mirada sombría, dudó un momento pero luego se acercó a ella y se sentó a su lado, rodeando sus hombros con un brazo de forma reconfortante.—¿Estás bien? —le preguntó suavemente, mirándola a los ojos con preocupación—. Pareces muy afectada después de lo que pasó.—Es que ha sido un día muy loco —suspiró Alexa mientras se tensaba involuntariamente y él la soltó.—¿Te mando a Beast o quieres que yo también me quede? —preguntó Scott y ella apretó los labios. No