UGPEM. CAPÍTULO 36. ¿¡Me vas a dejar así?!Liam podía haber puesto mil "peros" a esa decisión tan unilateral de Max de ponerlo a entrenar, pero lo cierto era que no quería, porque cada vez que cerraba los ojos todavía podía ver a aquel infeliz manoseándola y eso le revolvía el estómago más veces al día de las que ya era capaz de soportar.Si hablaba vulgarmente, la realidad era que sentía que no tenía derecho a follarse a una mujer a la que no podía proteger, ni se merecía tener a una esposa que pasara media vida salvándole el trasero, porque al final él sí llevaba la cuenta y ya iban dos veces que Max estaba en peligro por su culpa.Decir que era sencillo entrenar con Lyon era una burda mentira. El exmilitar tenía su altura y su complexión pero era como si el instinto le viniera de fábrica. Sabía dónde golpear y cómo, evidentemente eran muchos años más de entrenamiento, pero Liam ponía todo de su parte y aguantaba los golpes sin protestar.Habían limitado la oficina a las mañanas. Al
UGPEM. CAPÍTULO 37. Una mujer… embarazada—¿Y qué quieres? ¡Todavía hay gente en la oficina!Liam la atrapó rápidamente y le dio la vuelta, pegando la pequeña espalda de Max a su pecho. Entrelazó los dedos con los suyos y la hizo apoyar las manos en el escritorio mientras él apretaba aquella erección feroz contra sus nalgas y le hablaba en el oído.—Bueno, entonces déjame contarte lo que va a pasar cuando toda esta gente se vaya —murmuró en su oído con una voz tan ronca que Max jadeó de anticipación—. Cuando no quede nadie voy a cerrar esas cortinas, y te voy a poner aquí, en esta misma posición mientras te abro la blusa... quiero ver lo duros que se van a poner tus pezones cuando los acaricie, cuando me los meta en la boca y los chupe...—¡Liam...!—...Y los muerda. —Liam sintió cómo el cuerpo de Max se tensaba y sonrió para sus adentros—. Voy a poner mi mano en el medio de tu espalda y te voy a obligar a apoyarte en esta mesa, con el trasero en pompa solo para mí. Te voy a levantar
UGPEM. CAPÍTULO 38. La dura realidadMax se detuvo frente a las puertas del ascensor, estaban por abrirse y todo lo que quería era entrar y marcharse de allí. Sentía una punzada dolorosa a un costado del pecho y no quería saber qué era, solo sabía que no se había sentido tan mal en mucho tiempo.Pero cuando finalmente las puertas se abrieron Max no se movió. Aquel pensamiento cruzó su cabeza: ella estaba allí para cuidar a Liam, para proteger a Liam, nada más."No es tu marido... es tu cliente. No es tuyo, no es de verdad. ¡Maldita sea, no es de verdad!"Max apretó los labios intentando contener las lágrimas cuando sintió a Liam llegar detrás de ella.—Nena, lo siento. ¡Lo siento mucho, de verdad! —murmuró él sin saber cómo tocarla o si siquiera ella iba a permitírselo—. Max...—Voy a esperar en la oficina a que resuelvas tu... asunto. Avísame cuando termines para irnos a casa —murmuró ella con una voz tan fría que Liam se estremeció.—Max, no, escúchame... ¡Escucha, esto tiene que se
UGPEM. CAPÍTULO 39. No nos vamos a divorciarLiam se puso lívido en un segundo.—Max... ¿de qué hablas? ¿Qué tiene que hacer mi padre metido en esto?—Creo que estás olvidando por qué nos casamos —murmuró ella sin ninguna expresión en la voz—. Lo hicimos para evitar el escándalo en tu familia, la quiebra de la empresa.—¡Max!—¡Es la verdad! ¡Deja de querer tapar el sol con el maldito dedo! —exclamó ella—. Este fue un matrimonio de conveniencia y tienes que ver con tu padre qué es lo que más les conviene ahora porque el escándalo que se avecina...—¡No me importa! —replicó él llegando junto a ella y tomando su rostro entre las manos—. Sí, va a haber un escándalo, ¿y qué? Ya buscaremos la forma de lidiar con eso. Ya lidiamos con cosas peores, ¿no?Max apartó sus manos con suavidad y se alejó.Liam sintió ganas de romper algo, pero se contuvo, después de todo, era imposible que ella no lo rechazara. Saber que su marido tenía por ahí una mujer embarazada no era un golpe fácil de encajar.
UGPEM. CAPÍTULO 40. ¡Tú dijiste "hasta que la muerte nos separe"!Liam sentía como si una mano al rojo vivo intentara atravesarle la carne del pecho para estrujarle el corazón. Max estaba a su lado, era su esposa, todo parecía indicar que estaba dispuesta a enfrentar la tormenta junto a él... pero no estaba con él.La coquetería que solía haber en su voz, la risa, la confidencia entre ellos, todo eso había desaparecido de un tirón y Liam no había notado cuánto lo necesitaba hasta que lo que realmente tuvo a su lado fue a la esposa por contrato matrimonial y no a su Max.—No puedo seguir haciendo esto —murmuró él interceptándola de camino a la cocina una de esas noches.Se pegó a su cuerpo y Max retrocedió contra la pared, desviando la mirada.—Liam, por favor...—¡Te extraño! —dijo él con sinceridad—. Te extraño mucho y lo peor es hacerlo cuando estamos bajo el mismo techo. Me haces falta, Max. Lamento todo lo que está pasando, sé que tienes razón para estar molesta pero... te estoy p
UGPEM. CAPÍTULO 41. El showEn cuestión de segundos ya tenía el celular de la muchacha y ella le sonreía.—¿Y si no viniste a comprar lencería, por qué que estás aquí?—Vine escoltando a mi jefa, y tratando de no perderme el show.—¿El show? —curioseó la muchacha.—¿No has escuchado el escándalo que hay con la asistente que se quedó embarazada de Liam Grissom? —dijo Marquet sacando su teléfono y mostrándole una foto de Sisi—. Pues mi jefa es Maxine Jhonson, la esposa, y vino a reunirse con la embarazada en secreto, aquí mismo en su tienda.—¿En serio? —La chica abrió mucho los ojos.—¡Sí! ¡Solo lamento haber firmado un acuerdo de confidencialidad por mi trabajo, pero te juro que si no las grabaría! —gruñó Marquet—. ¡Maldición! ¡Ahí hay un chisme caliente y los canales de televisión pagan hasta cinco mil dólares por estas exclusivas! ¡Solo hay que esperar el momento justo para venderlas!La muchacha miró a todos lados, como si no quisiera parecer demasiado obvia, pero un segundo despué
UGPEM. CAPITULO 42. Un clichéSeis horas antes.Max miró el documento que llevaba en la mano, dio varias vueltas por la tienda y finalmente localizó a Sisi cerca de unas perchas de lencería.—¿Te parece lindo este? —dijo la mujer poniendo delante de ella un perchero del que colgaba un negligé negro—. Creo que será perfecto para mi noche de bodas con Liam.Max apretó los labios y negó.—Sisi, Liam ya se ha cansado de decirte que no va a divorciarse de mí para casarse contigo...—¡Sí lo hará! ¡Sí lo hará porque no le daré otra opción! —le escupió ella—. ¿No se casó contigo porque se hizo un escándalo? ¡Entonces yo daré uno mayor! ¡Lo llevaré a la prensa, a la televisión, venderé los derechos al cine si eso es lo que hace falta, pero Liam Grissom va a casarse conmigo, cueste lo que cueste!Max se mordió los labios y respiró profundo.—¿Entonces solo por eso estás haciendo todo esto? ¿Para poder casarte con él? ¿No te importa que no esté enamorado de ti? —la increpó Max con lástima.—¿Ena
UGPEM. CAPITULO 43. No soy una asesina a sueldoSalió de allí maldiciendo y Liam solo apretó la mano de Max con una mezcla de agradecimiento y alivio.La entrevista terminó diez minutos después, con ellos agradeciéndole a la periodista por "resolver" su caso; aunque la verdad era que Liam no se tragaba que casualmente una empleada de la tienda de ropa hubiera grabado un video de ellas dos hablado en privado.—¿Tú lo hiciste? —preguntó Liam cuando iban en el auto de regreso a casa—. Conseguiste que confesara todo y que la filmaran ¿verdad? —Max lo miró en silencio—. Estabas determinada cuando regresaste a casa hoy, sabías lo que iba a pasar...—Ella no debió mentir en algo como esto —replicó la muchacha—. Un hijo es un asunto delicado, no puedes empañarlo con un escándalo ni usarlo solo para conseguir a un hombre; porque un hombre que no quiere estar contigo, ni siquiera por un hijo se quedará, y si se queda, vivirá amargado para siempre.Liam asintió mientras entraban a su casa. De re