CAPÍTULO 18. La mitad de una camaAlexa repasó cien veces aquel documento. Las condiciones eran claras y aun si no lo hubieran sido, ella debía aceptarlas. Necesitaba a Scott Hamilton si quería vengarse de Alberto y de Claudette y recuperar todo lo que era suyo.Firmó con el corazón atenazado, era la segunda vez en su vida que firmaba un acta de matrimonio, pero era la primera vez que sabía a ciencia cierta en lo que se estaba metiendo.Le entregó el documento al abogado Daniel Craig y luego ella y Scott se miraron con evidente molestia.—Bien, solo quiero que queden claras las cosas más importantes —sentenció el abogado—. No pueden tener hijos.Daniel los miró a los dos y Alexa sonrió con sarcasmo.—Tranquilo, señor Craig, yo no me puedo reproducir en cautiverio.Scott le gruñó y el abogado continuó:—Tienen que convencer a Migración de que son una pareja enamorada y feliz. Alexa, creo que sobra decir que si Scott es deportado todo esto se cancela.—Entiendo —murmuró ella.—Y no se p
CAPÍTULO 19. Un sueño terribleY Scott no tenía idea de que realmente eso era: un depredador hambriento, pero aquella maldita mujer le despertaba todos los instintos. ¡Los peores!—Tú no vas a dormir al lado mío así... —aseguró Alexa viéndolo salir del baño solo en bóxer, con aquel abdomen cincelado y esas gotas de agua corriendo por pecho...Mientras miraba el cuerpo semidesnudo de Scott, sintió que su corazón empezaba a acelerarse y que la respiración se le agarrotaba en la garganta. Tenía el cuerpo musculoso y tonificado, un dios nórdico con justo lo necesario para enloquecerla.Y era normal, hacía tanto que no estaba con ningún hombre que ni siquiera recordaba cómo era. Atrapada en esos pensamientos, Alexa se dio cuenta de repente de que Scott la miraba fijamente con una mirada intensa y una sonrisa de satisfacción.Así que hizo lo lógico: fastidiarlo.Se pelearon por la parte derecha de la cama, acabaron agarrándose a almohadazos y finalmente el whisky y el cansancio los venciero
CAPÍTULO 20. No se puede pelear sin caféScott la acostó en la enorme cama y le pasó un paño húmedo por la cara, intentando refrescarla. Lo mejor del caso era que sabía que no estaba borracha, lo peor era que aquella reacción tan espontánea sí había sido causada por la idea de acostarse con él.El ego se le había subido al cielo cuando la había escuchado pronunciar su nombre en sueños, pero eso no era suficiente. Quizás el cuerpo de Alexa Carusso quisiera una cosa, pero su mente consciente definitivamente encontraba repulsiva la idea de acostarse con él, y ese sin dudas era un golpe para el ego del CEO.La dejó descansar, se veía suave y un poco indefensa cuando dormía, y Scott apenas pudo dormir después de eso. Se levantó temprano, se duchó y salió a dar una vuelta por el hotel, pero la llovizna fina pronto se convirtió en una lluvia demasiado intenta como para regresar al exterior.—Pensé que tendríamos buen clima —le dijo a uno de los empleados del hotel, que se acercó a él con una
CAPÍTULO 21. Un huracán en forma de mujer.Scott la vio sonrojarse en un segundo y rumiar un:—¡Cochino! Otra: ¿Cuál es la cosa que más amas en todo el mundo?—¡Eso es fácil! Beast.—¿Beast? —preguntó Alexa con curiosidad.—Ya lo conocerás —respondió él y realmente Scott tenía toda la intención de que su mastín le diera un susto de muerte a Alexa.Para las once de la mañana el día se había puesto oscuro y llovía a cántaros. Los truenos eran ensordecedores y las luces parpadeaban, como si estuvieran a punto de morir.—¿Qué demonios es esto? —murmuró ella sobrecogida.Estaban en la cocina de la suite, ella bebiendo un té y él un café, cuando el corte de luz los dejó en la oscuridad.—¡Mierda! —exclamó Scott, y se levantó para ir a por velas—. Seguro que el huracán provocó algún corte.Los árboles se doblaban bajo la fuerza del viento y en el horizonte se veían las luces de los edificios que iban y venían. Parecía como si fuera ya de noche, pero era todavía temprano.—Tenemos que irnos —
CAPÍTULO 22. ¿Dónde está Alexa?El viento había causado grandes daños en todo el lugar, y muchos árboles y plantas habían sido arrancados y arrojados por el paisaje. Apenas Alexa condujo fuera del estacionamiento del edificio, pudo sentir la fuerza del viento impactando contra el auto."Estoy loca. ¡Tengo que estar loca!", pensó mientras aceleraba hacia la pequeña ciudad.Los faros del coche iluminaban el camino a través de la tormenta, y en la distancia, pudo ver los destellos de las señales de emergencia.El corazón le latía con fuerza mientras intentaba no pensar en el peligro que estaban corriendo, sin embargo, no podía sacarlo de su cabeza.—Scott... ¡Oye! ¡Hamilton! —gritó sacudiéndolo solo para darse cuenta de que había perdido el conocimiento.Scott estaba recostado en el asiento, inconsciente. Necesitaba atención médica inmediata. Tenía que llevarlo al hospital más cercano, pero aunque solo eran pocos kilómetros, el huracán hacía que fuera un camino largo y peligroso.—Vas a
CAPÍTULO 23. ¡Está bien, señoras y señores, ella está bien!Del pecho del CEO salió un gruñido corto y furioso y luego le habló al médico.—Necesito hacer una llamada telefónica. ¿Puede ayudarme, por favor?El doctor le prestó su teléfono y cinco minutos después Gerard Hamilton le respondía.—Abuelo, necesito que vengas de inmediato. Sí, lo más rápido posible. Claro que pasó algo, siempre pasa algo... ¡Ah! ¡Y trae a Daniel, lo vamos a necesitar!Pero por más que Scott protestó, el médico no lo dejó levantarse hasta que casi siete horas después, cuando su abuelo y Daniel Craig entraron por la puerta de su habitación.—Sí, se llama "Alta Voluntaria" —rezongó Scott—. Yo la firmo, pero ya me voy, tengo a una loca que sacar de la cárcel.Menos de veinte minutos después llegaban a la única estación de policía de la pequeña ciudad y Daniel se enredaba en una de las peores peleas verbales de su vida porque aquella gente era muy cuadrada y no querían liberar a Alexa por el asunto del robo del
CAPÍTULO 24. Una rutina complicadaApenas habían llegado a Estados Unidos, Alexa había insistido en irse a su departamento, necesitaba descansar y recoger sus cosas para mudarse a la mansión Hamilton. Scott ya tenía todo preparado para hacer un escándalo y pelearse con ella cuando llegara el camión de la mudanza, sin embargo Alexa se bajó de su Honda solo con una maleta mediana.—¿Y la mudanza? —preguntó Scott estupefacto—. ¿El camión, los adornos, tus muchas porquerías...?—Estas son todas las que necesito —suspiró Alexa señalando aquella maleta donde obviamente solo llevaba ropa.—¿Me estás diciendo que vas a pasar más de un año aquí solo con eso? —preguntó incrédulo.—He vivido con menos —murmuró Alexa—. Quien poco tiene que recoger, fácil puede marcharse. Además, sigo conservando mi departamento, estoy segura de que en algún momento me vas a hartar y necesitaré un respiro de ti. ¿Mi habitación?—Segundo piso, primera puerta a la derecha —siseó Scott y la vio subir su maleta sin pe
CAPÍTULO 25. ¡Alexa, regresa!Scott puso los ojos en blanco en un segundo.—¡Dijo "dormir", no "tener sexo", no seas tan mal pensada! —rezongó porque le molestaba aquel rechazo y de paso le gustaba que hubiera pensado en eso.—Exacto, solo tienen que compartir la habitación por si acaso. Hagan un muro de almohadas y mejor, dejen que Beast duerma entre los dos.—¿Qué más? —preguntó Alexa.—Ya sé que es difícil pero intenten parecer enamorados. Consíganse un apelativo de cariño para que se llamen así en vez de por sus nombres. Espero que no tengan problemas en cumplir estas reglas porque si intentan saltarse una, juro que yo mismo te deportaré, Hamilton —dijo Daniel con voz severa para que los dos supieran que lo decía en serio.—¿No nos darás tiempo para acostumbrarnos? —preguntó Alexa.—Absolutamente no —respondió Daniel con determinación—. Hoy mismo los quiero durmiendo juntos, y si son inteligentes, por favor hagan ruidos y muevan la cama o algo, ¡a ver si la gente logra creer que s