Andrea no tenía nada más en el mundo excepto a su hija. Literalmente no tenía nada más. Traicionada y abandonada por su esposo, su vida era una lucha diaria por sobrevivir y ganar dinero para alimentar a su bebé. Sin embargo todo cambia cuando conoce al dueño de la empresa donde trabaja. Zack Keller era esa clase de hombre que solo se podía catalogar como huracán, llegaba húmedo y caliente y arrasaba todo a su paso. A sus treinta y dos años era un magnate de la industria deportiva, con una de las mayores agencias de representación de América, sin embargo su perfecto mundo se vino abajo después de descubrir en un mismo día que su novia estaba embarazada y que había perdido a su bebé a propósito. Por desgracia, Zack ya le había dado la buena noticia a su padre enfermo, así que era algo de lo que no se podía retractar. Cuando debe volver a los Alpes Suizos para pasar la Navidad con su familia, su vida se convierte en una desesperada carrera contra el tiempo para encontrar una familia “de mentiras”. «Aviso urgente: Magnate renta familia para estas Navidades» Lo que Zack no imagina es que encontrará la ayuda en una mujer que está pasando por el más duro momento de su vida y aún así se niega a renunciar a su pequeña bebé. Un viaje de Navidad. Un hombre herido. Una mujer desconfiada. Una princesa de cinco meses. ¿Cuánto se puede fingir el amor antes de que comience a ser real? Aquí encontrarás 7 novelas: 1. Un bebé para Navidad. 2. Te voy a conquistar. 3. Una chica traviesa. 4 Una jaula para la reina. 5 Volver a creer. 6 Pelear por ti. 7 Rojo promesa
Leer másREGLA # 1. CAPÍTULO 39. Estos celos me hacen daño, me enloquecen…Leon permaneció inmóvil, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Pulgarcita? ¿Por qué diablos la llamaba así?—¡Diablos, este lugar es increíble! —exclamó él mirando alrededor después de revolverle el cabello—. ¿Eres feliz a
REGLA # 1. CAPÍTULO 38. Los locos KellerLa famosa fiesta, que había comenzado de la peor forma posible y que había continuado como una formalidad incómoda, pronto se convirtió en un campo de batalla verbal, y los cuchicheos de los invitados apenas se podían escuchar por encima de los gritos.—¡Es u
REGLA # 1. CAPÍTULO 37. Un negocio en familiaEl Vesubio podría haber entrado en erupción y arrasado con medio continente y ellos dos no se habrían enterado, porque cuando Leon Rosthchild decía que la iba a revisar lo decía en serio. Su lengua se hundió en su boca con desesperación, y un segundo des
REGLA # 1. CAPÍTULO 36. La familia políticaHabía mucho que decir, pero realmente ni una sola palabra le parecía en aquel momento importante a Leon. No tenía idea de cómo aquella hadita podía hacerlo sentir que estaba en un horno más grande que el de la cocina, pero así lo hacía sentir la condenada.
REGLA # 1. CAPÍTULO 35. Esa Mariel KellerEl salón quedó sumido en un silencio absoluto. Todos los ojos estaban puestos en Mariel, que permanecía firme y serena frente a la incredulidad general. Su declaración había caído como un trueno en medio de la reunión, y ni siquiera el conde parecía capaz de
REGLA # 1. CAPÍTULO 34: La verdad sale a la luzEl ambiente en el salón era tenso, cargado de miradas de reprobación y murmullos. Leon giró sobre sus talones y encaró a Verena, mientras su rostro parecía completamente encendido de la rabia.Había estado buscando a Mariel como loco por todo el castil
Regla #1 CAPÍTULO 33. Una hadita artesana muy cabreadaMariel apretó los dientes mientras escuchaba el caos que se desarrollaba fuera de la despensa. A través de las paredes, las voces llegaban entrecortadas, pero era imposible no captar el tono desesperado de Leon.—¡¿Dónde está mi esposa?! —rugió
Regla #1 CAPÍTULO 32. Un inversor desconocidoMariel estaba devolviendo una jarra de galletas a la estantería superior de la despensa cuando sintió un empujón brusco por detrás, y apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de escuchar un portazo.—¿Qué demonios...? —dijo, girándose de golpe, porque todo
REGLA # 1. CAPÍTULO 31. Un conde a su servicioLeon frunció el ceño porque aquella respuesta sí que no se la esperaba. Mariel se veía agotada y él solo quería gritarle a su madre que se fuera al diablo, pero en lugar de eso, Mariel le decía que no quería salir de allí.—Hadita, te dije que no tienes