Andrea no tenía nada más en el mundo excepto a su hija. Literalmente no tenía nada más. Traicionada y abandonada por su esposo, su vida era una lucha diaria por sobrevivir y ganar dinero para alimentar a su bebé. Sin embargo todo cambia cuando conoce al dueño de la empresa donde trabaja. Zack Keller era esa clase de hombre que solo se podía catalogar como huracán, llegaba húmedo y caliente y arrasaba todo a su paso. A sus treinta y dos años era un magnate de la industria deportiva, con una de las mayores agencias de representación de América, sin embargo su perfecto mundo se vino abajo después de descubrir en un mismo día que su novia estaba embarazada y que había perdido a su bebé a propósito. Por desgracia, Zack ya le había dado la buena noticia a su padre enfermo, así que era algo de lo que no se podía retractar. Cuando debe volver a los Alpes Suizos para pasar la Navidad con su familia, su vida se convierte en una desesperada carrera contra el tiempo para encontrar una familia “de mentiras”. «Aviso urgente: Magnate renta familia para estas Navidades» Lo que Zack no imagina es que encontrará la ayuda en una mujer que está pasando por el más duro momento de su vida y aún así se niega a renunciar a su pequeña bebé. Un viaje de Navidad. Un hombre herido. Una mujer desconfiada. Una princesa de cinco meses. ¿Cuánto se puede fingir el amor antes de que comience a ser real? Aquí encontrarás 7 novelas: 1. Un bebé para Navidad. 2. Te voy a conquistar. 3. Una chica traviesa. 4 Una jaula para la reina. 5 Volver a creer. 6 Pelear por ti. 7 Rojo promesa
Ler maisCURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 33. Una chica traumatizadaElías estaba apoyado contra la pared del fondo del baño, justo bajo la ducha, mirándola con una mezcla de duda y deseo. Chloe estaba apoyada contra la pared del frente, con las piernas cruzadas como si necesitara contener algo, y las mejillas ro
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 32. Un momento peligrosoChloe no podía más.Tenía la cabeza hecha un nudo, el pecho apretado y la paciencia colgando de un hilo. Sentía que en cualquier momento iba a explotar, o a llorar, o a gritarle a alguien. Tal vez las tres cosas al mismo tiempo.Se frotó las siene
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 31. Una sesión de fotosChloe se volteó hacia él, sorprendida, exactamente igual que todos los demás en aquel estudio cuando lo escucharon.—¡¿Disculpa?! Tú no puedes despedirme —bufó Claire con impotencia—. ¡La dueña de la marca es Odette!Y como si la hubieran invocado
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 30. Un tipo de hombreChloe puso espacio de por medio, metros cuadrados, un sofá del salón y hasta la encimera de la cocina, el problema era que el juego le gustaba, él le gustaba, aquella cosa que tenían le gustaba.—Voy a quitarme el traje de pingüino —anunció Elías fin
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 29. Un hombre muy territorialChloe la miró de reojo. No iba a responder, pero tampoco hizo falta porque la licenciada Hawkins alzó la mirada en ese momento como un radar detectando molestias.—Sandra —le dijo a la pasante con tono mitad severo y mitas sarcástico—, Chloe
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 28. Proyectos y venenosSe suponía que le iba a lanzar una réplica digna de un filósofo, pero en ese momento la alegría de Chloe pareció desbordarla y sin pensarlo dos veces se lanzó a abrazarlo. Fue un abrazo impulsivo, fuerte, cálido. Elías se quedó inmóvil un segundo,
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 27. Una sorpresa inesperada.Chloe no podía dejar de pensar en las palabras de Odette. Seguía sentada en el borde del sofá, con los dedos entrelazados sobre las rodillas, tratando de encajar aquella idea, cuando escuchó que la puerta de la habitación se abría. Levantó la
CURVAS DE INFARTO. CAPITULO 26. La pregunta más importante.Dos cosas estaban claras. Una: la sonrisa de Elías era luminosa cada vez que ella despegaba los labiosa. Y dos: Chloe no sabía ni qué hacer consigo misma en aquel momento.No se sentía segura en casa de sus padres, ya no podía ir a la unive
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 25. A salvoElías se subió al auto, y aunque su rostro no reflejaba una sonrisa, su mirada estaba llena de determinación. Nico se acomodó en el asiento del copiloto, echándole un vistazo con desconfianza. Sabía que su hermano no era de los que actuaban sin pensar, pero al