Josué
Salí de mi casa y me dirigí a la de Armando. La verdad no estaba muy lejos de la mía así que llegué pronto y me esperé a que él saliera.
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Armando
Iba caminando muy tranquilo cuando sentí como alguien me habló por atrás. En ese momento voltee y cuando lo hice, ¡Oh Dios mío! Era Josué y se veí
NarradorArmando y Josué estaban en una banca, sentados y hablando.—¿Te diste cuenta que durante toda la clase, Fernando te estuvo mirando? —preguntó Josué con algo de molestia.—La verdad no. —negó Armando con la cabeza.—Claro que te estuvo mirando y todo el tiempo te mandaba indirectas, te dijo hace rato que estás guapo y...—¿Y eso qué? —lo interrumpió.—Que tú le gustas. —rodó los ojos.—Ya lo sé. —asintió.—¿Qué? —confundido.—Sí, él me lo dijo, ya hace unos días.Josué rodó los ojos en señal de molestia.—¿Y tú qué le dijiste? —preguntó Josué.—Le dije que a mí no me gusta. —respondió.—¿Y no te gusta?—No. —negó. —Yo solo lo veía como un amigo, pero ahora me incómoda con todo lo que me dice y c
Josué—Mi intención no es confundirte más de lo que ya lo estás, —me explicaba Alexander. —pero tenía que decírtelo ya, ya es más de un mes guardando lo que siento por ti.—No sé qué decirte, la neta. —dije yo muy nervioso y sin verlo a la cara.—No me digas nada. —bajó la mirada.—Es que, Alexander, tú a mí no...—No digas nada. —me interrumpió.No sé qué estaba pasando, pero Alexander se acercó a mí, cada vez se acercaba más, hasta que sentí su respiración muy cerca de mi rosto y... ¡Oh por Dios! ¿No lo hará o sí? — pensé. — Y sí, sí lo hizo, Alexander me besó y en ese momento, en ese preciso momento...—Josué... —Al escuchar esa dulce, tierna y cortada voz, tan pero tan conocida, empujé a Alexander y me levanté rápidamente.—Mi niño, no es lo tú...—dije nervioso tratando de explicar, per
NarradorDiego y Alexander estaban en el cuarto de Diego, sentados en el piso, ambos tomando y riendo con botes de cerveza vacíos a su alrededor.—Wey, ¿así que besaste a Josué? —preguntó Diego mientras reía muy borracho.—Sí y luego me dijo que no quería verme ya. —respondió Alexander también muy borracho y riendo.—Salud por eso. —dijo Diego mientras choca su cerveza con la de Alexander.—Todo por el chaneque ese del Armando. —rio.—Chaneque. —repitió las palabras de Alexander mientras se reía.—Quiero olvidarme de todo y de todos. —le dijo Alexander.—Yo también quiero eso porque la persona que me gusta a veces me hace caso, a veces no y ya no le entiendo, la neta. —decía en tono triste mientras le tomaba a su cerveza.—Ella se lo pierde, —lo miró. —porque pues... la neta
Narrador—Estoy preocupado por Diego. —les comentó Fernando a sus amigos mientras estaban todos juntos sentados en las bancas de la cafetería.—Yo también. —asintió Alexis.—¿Por qué peleaban, Alexander? —le preguntó Leslie.—Por nada y si no me creen no me importa. —Alexander se levantó y se fue de ahí.—Sí estaba pasando algo ahí porque cuando entramos estaban muy raros. —mencionó Armando.—¿Raro como cuando estábamos nosotros dos en el salón y todes entraron? —le preguntó Fernando mientras le alzaba las cejas a Armando, pero Armando hizo cara de incomodidad.—¿Qué? —preguntó Josué con confusión.—Esa vez también fue muy rara, se agarraban de las manos y Armando estaba muy nervioso, no podía ni hablar. —recordó Leslie.—¡Ay, cállense! —dijo Armando entre nervioso e incómod
ArmandoSoy Armando Duarte y tengo 15 años de edad.Soy alguien muy nervioso, inseguro, tímido, pacifista y mi mejor amigo dice que soy tierno.¿Ya les hablé de mi mejor amigo? Bueno, él se llama Josué Arango, tiene 15 años y somos mejores amigos desde la secundaria. Josué tanto en su forma de ser, como físicamente es todo lo opuesto a mí, él se pelea, es más seguro de sí mismo, es muy platicador, muy simpático, pero cuando se enoja suele ser bastante explosivo y no piensa lo que dice. Físicamente es más alto que yo, más moreno que yo, más atlético que yo y bueno, hasta nuestra manera de vestir es diferente, él se viste más rebelde y yo más reservado.A pesar de todas nuestras diferencias somos muy buenos amigos, él me cuida de todo y de todos. Yo soy la mayor razón de todas sus peleas, ya que en la secundaria me molestaban demasiado y él se peleaba con todo aquel que me dijer
JosuéNo sabía por qué, pero cada vez que veía a Armando, no podía dejar de pensar en la manera en la que miró a Diego hace un momento y la manera en la que soltó mi mano para agarrar la de él. No sabía por qué pensaba tanto en eso, pero era claro que no me gustó para nada. También me molestó bastante la manera en la que Fernando miró a Armando, me dio desconfianza. La verdad no sabía qué pasaba, pero lo que sí sabía es que me molesta que miren así a Armando y que él vea a otros así porque se supone que yo lo debo de proteger, ¿no?En el salón de clases todos nos encontrábamos callados, hasta que llegó una chica con el uniforme de la escuela y más o menos como de nuestra edad, corriendo al salón.—¡Señorita! —dijo el profesor muy molesto. —¿Qué es esa manera de entrar al aula?—Lo siento, profe. —dijo aquella chica. —Es que, se me hizo tarde porque...
JosuéEstábamos caminando todos juntos al salón cuando de repente miramos a un muchacho como de nuestra edad, más o menos de mi estatura, cabello negro, piel blanca, complexión delgada, ojos cafés y es raro que yo lo diga, pero era hasta atractivo. El chico se acercó a nosotros y nos saludó.—Hi. —saludó aquel chico mientras sonreía, a lo que todos saludamos, todos menos Diego que por alguna razón lo veía de manera muy extraña, al igual que Leslie, solo que ella sí saludó.—Ustedes están en el mismo grupo qué yo, ¿verdad? —preguntó aquel chico de cabello negro.—Ni idea de quien seas. —negó Fernando.—Yo tampoco sé. —dije.—Soy Alexis González. Es que lo sé porque los vi ahí en el salón.—¡Ah! Sí, —asintió Armando. —te miré cuando te presentaste ante la clase.—¿Si? —le pregunté con algo de
NarradorTodos miraron a Diego con extraño por lo que acababa de decir, pero Diego cuando se dio cuenta de aquello que dijo, dejó de mirar a Alexis.—Me refiero lindo a su manera de ser, —aclaró Diego. —de que es buena persona, gentil, amable y todo eso.—¡Ay, Diego! —Alexis le sonrió mientras levemente se sonrojaba.—Como sea, Diego. —dijo Fernando. —Aquí el punto es que no debemos pelear entre nosotros.—Pues no, wey, —dijo Josué. —pero no soporto que le hablen así a Armando. —molesto.—Espero que Alexis no me vuelva a gritar por lo que voy a decir —habló Armando. —pero aún hay una manera de poder estar todos juntos fuera de aquí.—¿Cuál? —preguntaron todos mientras miraban a Armando esperando una respuesta de su parte.—Si Alexis no puede salir porque tiene que cuidar a su hermanita, ent