Narrador
—Me refiero lindo a su manera de ser, —aclaró Diego. —de que es buena persona, gentil, amable y todo eso.
—¡Ay, Diego! —Alexis le sonrió mientras levemente se sonrojaba.
—Como sea, Diego. —dijo Fernando. —Aquí el punto es que no debemos pelear entre nosotros.
—Pues no, wey, —dijo Josué. —pero no soporto que le hablen así a Armando. —molesto.
—Espero que Alexis no me vuelva a gritar por lo que voy a decir —habló Armando. —pero aún hay una manera de poder estar todos juntos fuera de aquí.
—¿Cuál? —preguntaron todos mientras miraban a Armando esperando una respuesta de su parte.
—Si Alexis no puede salir porque tiene que cuidar a su hermanita, entonces nosotros podríamos ir hasta a su casa, divertirnos, comprar pizza o hacer cualquier cosa allá y de paso lo ayudamos con la bebé. —sugirió Armando.
—Esa es una gran idea, Armando. —asintió Diego.
—Sí, es una buena idea. —afirmó Fernando. —Solo falta que Alexis quiera invitarnos a su casa.
—¿Tú qué dices? —le pregunta Leslie a Alexis.
—Yo digo que...—hace una larga pausa. —qué pues o sea, es una súper, híper, mega grandísima idea. —sonrió. —Obviamente que yo los invito a todos a mi casa. Claro, o sea, solo si todos están de acuerdo.
—Yo sí. —asintió Leslie. —me encantaría ir a tu casa.
—A mí también. —dijo Fernando.
—Sí, yo voy. —sonrió Diego.
—Pues si no le vuelves a gritar a mi enano, yo también voy. —advirtió Josué.
—Tienes razón, Josué. —dijo Alexis muy apenado. —O sea, no sé qué me pasó y te pido una súper, híper, mega, grandísima disculpa, Armando —lo miró. —¿Me perdonas?
—Por supuesto que te perdono — dijo muy sonriente. —eso hacen los amigos, perdonar.
—¡Genial! —dijo Fernando. —Como todos ya somos amigos otra vez, vamos a la casa de Alexis y a conocer a su hermanita.
—Hay que pedir un Uber de esos para seis personas y lo pagamos entre todos. —sugirió Leslie.
—Me parece una gran idea. —asintió Fernando.
Mientras todos iban caminando a la salida de la prepa Leslie iba pidiendo el Uber y cuando ya habían salido salieron de la prepa, ya estaba el auto allá afuera.
Josué, Armando y Diego se subieron primero y se sentaron en los asientos de hasta atrás, mientras Leslie, Alexis y Fernando en los de enfrente. Ellos estaban hablando y riendo y Diego traía audífonos puestos, así que nadie podía escuchar la conversión entre Josué y Armando.
—Muchas gracias por defenderme. —agradeció Armando.
—Te dije que yo siempre te defenderé de quien sea, enano. —respondió Josué con una sonrisa.
—Eres un gran amigo, Josué. —le sonrió de la misma manera.
—Tú también lo eres, mi niño.
Armando no dijo ni una sola palabra, lo único que hizo fue ver a Josué por largos segundos.
—¿Qué te pasa, enano? —preguntó con algo de confusión por su mirar, pero Armando no se daba cuenta que Josué le estaba hablando porque él seguía perdido en su mejor amigo.
—Enano, Enano... —como Armando no le hacía caso, este tocó el hombro de su mejor amigo y así fue como reaccionó.
—¿Q...q...qué pasó? —confundido.
—No sé —rio. —me mirabas sin decir nada, ¿estás bien?
—Sí. —respondió nervioso y volteó a otro sitio. —p-perdón. —apenado.
—No te preocupes, chaparro —le sonrió. —no pasa nada. —agarró su mano.
—Ammmm estemm.... —nervioso.
—Tranquilo, mi niño, no te haré nada malo. —hace una pausa. —Bueno, al menos que tú quieras que lo haga. —dijo en tono seductor.
—¿Q-qué? —preguntó con timidez y nervios.
Josué rio fuerte.
—Estoy jugando, mi niño. —aclaró Josué mientras se reía.
—Ah. —bajó la mirada.
—Ven, enano. —lo abrazó y Armando se recargó sobre su pecho.
—Te quiero tanto, mi niño. —besó su cabeza.
—Yo también a ti, Josué. —dijo Armando muy sonriente mientras se acomodaba mejor sobre él.
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MINUTOS DESPUÉS...
Armando
—Tu hermanita es muy bonita. — le comentó Leslie a Alexis mientras este la sostenía en sus brazos.
—Sí, es una hermosa niña. —mencionó Josué.
—¡Es bellísima! y da ternura —dije yo.
—Muy preciosa. —sonrió Fernando.
—Sí, —asintió Diego. —es una linda bebé. —le sonrió a ella y luego volteó con Alexis. —Se parece mucho a ti. —Diego le sonreía y miraba a Alexis, él hacía lo mismo mientras todos los demás los mirábamos con rareza a ambos.
—Bueno, ammm... —dijo Alexis muy nervioso y dejó de ver a Diego. —La llevaré a su cuarto porque se está durmiendo. La señora me dijo que estaba dormida antes de que yo llegara.
—Sí, llévala. —dijo Leslie. —Nosotros te esperamos aquí.
Alexis se fue a su cuarto.
—¿Vamos a pedir pizza o qué? — preguntó Diego.
—Yo digo que sí. —asintió Leslie.
—Pues ordenen desde ya, —dije. —porque tarda como una hora en llegar.
—Sí, yo la pido. —contestó Josué mientras sacaba su celular. —Nomás díganme de qué.
—Yo digo que una mexicana. — sugirió Leslie.
—Mexicana me encanta. —mencionó Diego.
—Me gustaría más de pepperoni. —sugerí.
—Yo digo que una suprema. —sugirió Alexis mientras salía de la habitación. —O sea, es que esa me híper, mega encanta así tipo mil.
—No pues si se van a poner en ese plan pues yo quiero una vegana. —dijo Fer con molestia. —No piensan en mí, ¿verdad? —dijo en tono ofendido.
—¡Ay! —Leslie abrazó a Fernando. —¡Es cierto! Fer no come carne, ni queso.
—Podemos pedir una vegana personal para él y una de pepperoni para los demás. —dijo Josué.
—¡Gracias, amigo! —dijo Fernando. —Tú sí piensas en mí. —sonrió.
—¡Ay, si! —Leslie rodó los ojos. —Dice Josué que una personal para Fernando para quedar bien y una de pepperoni, porque Armando dijo de pepperoni. No hay igualdad aquí. —se quejó Leslie y yo reí.
—Yo digo que de pepperoni porque esa nos gusta a todos, ¿No? —preguntó Josué.
—No. —negó Alexis. —O sea, a mí me súper, híper, mega encanta más la suprema.
—Yo también quiero suprema. —dijo Diego.
—Tú habías dicho que mexicana, Diego. —dijo Leslie en tono molesto.
—Pero recordé que la suprema me gusta más. —dijo Diego mientras le sonreía a Alexis y este le regresó aquella sonrisa, mientras Leslie solo rodaba los ojos.
—La personal vegana de Fernando no tiene discusión. —dijo Josué. —Así que esa ya está. Como Diego y Alexis quieren suprema pedimos una de esas y una de pepperoni, ¡Y no, Leslie! —la miró. —No es porque Armando la pidió, sino porque a mí también me gusta.
—¡Ajá! —Leslie volvió a rodar los ojos y todos volvimos a reír.
Josué pidió la pizza y en lo que esta llegaba nos pusimos a ver la televisión, jugamos y reímos entre nosotros. Cuando llegó la pizza todos nos sentamos en la mesa para comer, pero aun así todos seguíamos riendo por todo, hablando, bromeando, convivimos entre amigos y estábamos muy felices. Cuando terminamos, nos fuimos de nuevo a la sala y nos sentamos en el piso e hicimos un círculo.
—Les juro que hace tiempo ya no me reía así con nadie. —mencionó Leslie muy feliz.
—Yo mucho menos. —dijo Alexis.
—Sí, hace ya rato que no me divertía así. —dijo Fer.
—Bueno —habló Leslie. —para seguir con la diversión, ¿qué les parece si jugamos a algo? —nos miró.
—¿Qué clase de juego? —preguntó Josué con curiosidad.
—Al juego de las confesiones. —respondió Leslie.
—¿Y eso cómo es? —preguntó Diego algo confundido y curioso.
—Como al juego de la botella, solo que aquí no se trata de besar a nadie, se trata de a quien apunte la botella le toca confesar algo que la otra persona le pregunte, pero tiene que ser la verdad y nada más que la verdad, ¿les parece? —Leslie nos miró esperando una respuesta de nuestra parte.
—¡Va! Le entro. —afirmó Diego muy seguro y seguido de él, todos accedimos.
—Aquí está la botella. —dijo Leslie con una botella de refresco en la mano. —Yo empiezo. Leslie puso la botella en el piso y la puso a girar hasta que esta cayó en Diego y Josué.
—Pregunta lo que quieras. —dijo muy seguro.
—Fernando dice que te gustan mucho las mujeres. —dijo Josué.
—En eso sí tiene algo de razón. —asintió.
—Entonces, ¿con cuantas mujeres has estado? —preguntó.
—Define "estar" —se hizo el desentendido.
—Tenido relaciones. —aclaró.
—Wey, la neta no es de hombres hablar sobre esas cosas.
—Ya sé, pero no te estoy pidiendo que me digas sus nombres, ni des detalles, —aclaró Josué. —solo que digas un aproximado de cuantas han sido y ya.
—No sabría dártelo, la neta. —negó con la cabeza.
—Solo dime, menos de 10 o más de 10.
—Más, —asintió. —definitivamente más.
—¡Ay, Diego! —dijo Alexis muy sorprendido.
—No son tantas. —se defendió.
—Equis, si tú lo dices, o sea. —rodó los ojos.
—Bueno, ya. —los calló Leslie. —Ahora gira la botella, Diego. —lo miró. —Y así el que vaya contestando la va girando. —Cuando Leslie dijo esto, Diego giró la botella, la que paró en Fernando para que le preguntara Leslie.
—Deje ir su pregunta, muchacha. —sonrió.
—Bueno, —pensó. —¿Alguna vez te has besado con otro hombre?
Diego soltó una carcajada.
—¿De qué te ríes? —preguntó Leslie con confusión.
—Nada, nada. —respondió aun riendo y Fernando comenzó a reír junto con él, dejándonos a todos muy desconcertados.
—No entiendo. —dijo Leslie muy confundida.
—Yo tampoco. —comentó Josué igual de confundido.
—Yo menos. —dije.
—Ni idea. —negó Alexis.
—¿A caso ustedes se han...? —dijo Leslie, pero sin terminar la pregunta, pero aun así la captaron.
—¿Besado? Nah, para nada. —siguió riendo.
—Con él no. —negó Fernando.
—O sea que, ¿si te has besado con algún hombre? —preguntó Alexis.
—Con varios. —asintió Fernando.
—¿Qué? —preguntamos Josué y yo al mismo tiempo, muy confundidos.
—Amigos y amiga —Fernando nos miró. —creo que ha llegado la hora de confesarles que yo soy...
—¿Eres gay? —interrumpió Leslie.
—No. —negó. —Soy bisexual. —aclaró.
—¿En serio? —preguntó Josué un poco sorprendido.
—Sí. —asintió. —He tenido novios y he tenido novias, claro que cada quien en su momento y nunca al mismo tiempo.
—¡OMG! —exclamó Leslie. —No me esperaba esa respuesta a mi pregunta.
—Entonces, ¿te gustan los hombres y las mujeres? —preguntó mi mejor amigo.
—Pues esa es exactamente la definición de bisexual, wey. —respondió Diego como si fuera lo más obvio del mundo...y pues sí, lo era porque todos se rieron, hasta yo.
—Exactamente, Josué. —sonrió Fernando.
—Bueno, ya, perdón. —dijo apenado porque todos rieron ante su pregunta. —Pero si eres así pues se respeta.
—Sí, —asentí. —aquí nadie te va a juzgar por tu orientación sexual, ni nada.
—Que chido que piensen así, —dijo Diego. —porque si lo juzgaran se las tendrían que ver conmigo.
—O sea que, ¿tú ya sabías, Diego? —preguntó Alexis.
—Claro. —asintió. —Es mi primo. —tocó la espalda de Fernando y le sonrió. —Yo fui la primer persona que lo supo, ¿no? —Fernando asintió.
—Y ammm... ¿tú no eres bisexual Diego? —le preguntó Alexis a Diego, a lo que todos lo miramos con extraño por su pregunta, pero Diego no, él solo le sonrió.
—Siempre me he considerado heterosexual porque nunca he tenido o había querido algo con algún hombre, pero nunca he negado la posibilidad de que eso suceda. —hizo una pausa mientras miraba a Alexis con una sonrisa en su rostro. —Probablemente y por ahí hay algún muchacho que me guste y nadie lo sepa. —dijo Diego sin quitarle la mirada de encima a Alexis.
—¿Estás diciendo que te gusta un hombre y no lo quieres decir? — preguntó Josué con confusión y a decir verdad, todos lo estábamos.
—Puede ser que sí, puede ser que no. —contestó Diego dejándonos igual.
—Como dice Alexis, —dijo Leslie. —EQUIS con esto, Diego es 100% hetero, solo que nos quiere confundir. —rodó los ojos. —Mejor sigamos jugando y ya.
Todos asentimos, menos Diego y Alexis que se seguían viendo de una manera muy extraña mientras se sonreían.
Fernando le hizo caso a Leslie y giró la botella para seguir jugando, hasta que esta cayó en mí y Fernando.
—Armandito bebé. —sonrió mientras me miraba.
—¿Mande? —pregunté con timidez.
—Te haré una pregunta, de la cual tengo dudas desde el día que te conocí.
—¿Cuál? —pregunté confundido y a la vez curioso.
Fernando me miraba directamente a los ojos y eso me hacía sentir aún más incómodo e intimidado.
—Deja de verme y pregunta. —dije a lo que Fernando solo rio.
—Okay, ¿te gusta Josué?
Todos los demás, incluido Josué, estaban sorprendidos por la pregunta de Fernando. Yo no sabía qué decir y solo me quedé ahí viendo al piso pensando si decir la verdad o mentir...
—Contesta. —insistió Fernando.
—Yo... pues ammm...
Estaba a nada de hablar, pero fui interrumpido por unos golpes en la puerta de la casa de Alexis. Todos incluido yo, nos asustamos y nos levantamos rápidamente del suelo.
JosuéEra domingo por la tarde y desde aquella noche del viernes cuando jugamos al juego de "las confesiones" en casa de Alexis, donde Fernando le hizo esa pregunta a Armando, pero no la pudo contestar porque fue interrumpido por el papá de Alexis que llegó en ese momento. (Que por cierto nos sacó a todos a gritones de su casa) Bueno, desde ese día no había sabido nada de Armando, ignoraba mis llamadas, mis mensajes y cuando iba a verlo me decía que no estaba.El viernes hasta quería acompañar a Armando a su casa, pero me dijo que no y simplemente se fue y desde entonces no lo había visto. Pero no podía seguir así, no podía quedarme con esta duda de qué es lo que le sucedía a Armando, él era mi mejor amigo, yo tenía que verlo, tenía que ir a su casa, no podía estar más con esto, así que tomé mi chamarra y me fui a buscarlo.______________________________________________________
JosuéCuando Armando y yo llegamos a la prepa, en la entrada nos encontramos con Leslie y a Alexis.—¿Y cómo estuvo su fin de semana? —preguntó mi amiga mientras caminábamos.—Aburrido. —dijimos mi mejor amigo y yo mismo tiempo.—Aún me parece súper, híper, mega rarísimo que hablen al mismo tiempo. —dijo Alexis mientras reía y nosotros hicimos lo mismo.—Sí, es raro. —asintió Leslie. —Pero bueno, ¿y por qué fue aburrido? —nos preguntó.—Yo no salí de mi casa. —respondí.—Yo tampoco. —contestó Armando.—Pues ni yo porque mis padres no estuvieron y me quedé sola. —mencionó Leslie con algo de tristeza.—Tus papás nunca están, ¿verdad? —preguntó Armando.—No. —negó con la cabeza. —Se la pasan trabajando.—¿Y en que trabajan? —pregunté con curiosid
NarradoCuando Josué llegó al área de las bancas miró que Armando estaba ahí con sus otros amigos sentados en una de ellas.—Hola. —saludó y se sentó a lado de Armando.Alexis, Diego, Leslie y Fernando, le sonrieron y correspondieron a su saludo, pero siguieron comiendo.—¿Por qué te fuiste así, enano? —le preguntó.—Pues...estabas muy ocupado, ¿no? —no lo miró, ni le habló como siempre lo hacía, Josué conocía esa mirada y ese tono de voz, estaba molesto.—¡Uy! —dijeron Alexis y Diego muy burlones.—Nada más estaba agradeciéndole a Alexander por pagar mi comida. —le explicó, pero Armando rodó sus ojos.—¿Alexander? —preguntó Leslie. —¿el nuevo? —asombrada y extrañada.—Sí, él. —asintió.—¿El nuevo pagó tu comida? — preguntó Diego igual de asombrado.
JosuéArmando y yo caminamos para ir a nuestras casas, pero ninguno de los 2 hablaba, no dijimos nada por minutos, había silencio, un silencio incómodo que nunca antes hubo entre Armando y yo. Tampoco tomé su manita como siempre solía hacerlo y él tampoco me la dio. Nunca había pasado esto, entre él y yo siempre había risas y cosas de que hablar, pero ese día no era así, era Incómodo y ese silencio cada segundo se hacía más, pero decidí romperlo porque necesitaba saber algo.—¿Pasa algo con Fernando? —le pregunté mientras caminábamos.—No. —respondió sin verme.—¿Seguro?—Sí. —asintió.—¿Y por qué se estaban agarrando de las manos y por qué te dio un beso en la mejilla hace un rato? —seguí preguntando.—No sé de qué me hablas. —negó.—Armando, cuando entré al salón pude notar que estaban ag
JosuéMe sentía muy culpable de ver a mi niño así, no me gusta verlo mal y menos si es por mi culpa.—Enano... —le hablé, pero él ni me volteó a ver.—¡Déjame! —dijo con voz cortada.—Enano, ¿estás llorando? —me arrodillé para quedar a su nivel.—¡Que te importa! —decía mientras que con sus manitas cubría su rostro.—Chaparro, perdóname por hablarte así.Armando quitó sus manitas, levantó su carita y no lo podía creer, sus ojitos estaban llorosos. En ese momento me sentí peor, hice llorar a mi enano.—¡Vete con ALEX! —me dijo llorando.—No llores, ¡Por favor no llores, mi niño! soy un idiota, pero no llores, sabes que eso no lo soporto.—Según tú me cuidas de todos, cuidas que nadie me haga daño y tú me acabas de dañar. —siguió llorando.—Lo s
JosuéNo había dormido nada la noche anterior ya que no dejaba de pensar en lo que me dijo Fernando sobre Armando, sus palabras no dejaban de retumbar en mi cabeza, no sabía si lo que dijo Fernando de que Armando está enamorado de mí era verdad, pero tenía que descubrirlo.Salí de mi casa y me dirigí a la de Armando. La verdad no estaba muy lejos de la mía así que llegué pronto y me esperé a que él saliera.______________________________________________ArmandoEstaba saliendo de mi casa con mi mochila y vestido con un pantalón de mezclilla, zapatos negros, una camisa azul de botones y encima un saco delgado color negro.Iba caminando muy tranquilo cuando sentí como alguien me habló por atrás. En ese momento voltee y cuando lo hice, ¡Oh Dios mío! Era Josué y se veí
NarradorArmando y Josué estaban en una banca, sentados y hablando.—¿Te diste cuenta que durante toda la clase, Fernando te estuvo mirando? —preguntó Josué con algo de molestia.—La verdad no. —negó Armando con la cabeza.—Claro que te estuvo mirando y todo el tiempo te mandaba indirectas, te dijo hace rato que estás guapo y...—¿Y eso qué? —lo interrumpió.—Que tú le gustas. —rodó los ojos.—Ya lo sé. —asintió.—¿Qué? —confundido.—Sí, él me lo dijo, ya hace unos días.Josué rodó los ojos en señal de molestia.—¿Y tú qué le dijiste? —preguntó Josué.—Le dije que a mí no me gusta. —respondió.—¿Y no te gusta?—No. —negó. —Yo solo lo veía como un amigo, pero ahora me incómoda con todo lo que me dice y c
Josué—Mi intención no es confundirte más de lo que ya lo estás, —me explicaba Alexander. —pero tenía que decírtelo ya, ya es más de un mes guardando lo que siento por ti.—No sé qué decirte, la neta. —dije yo muy nervioso y sin verlo a la cara.—No me digas nada. —bajó la mirada.—Es que, Alexander, tú a mí no...—No digas nada. —me interrumpió.No sé qué estaba pasando, pero Alexander se acercó a mí, cada vez se acercaba más, hasta que sentí su respiración muy cerca de mi rosto y... ¡Oh por Dios! ¿No lo hará o sí? — pensé. — Y sí, sí lo hizo, Alexander me besó y en ese momento, en ese preciso momento...—Josué... —Al escuchar esa dulce, tierna y cortada voz, tan pero tan conocida, empujé a Alexander y me levanté rápidamente.—Mi niño, no es lo tú...—dije nervioso tratando de explicar, per