Josué
—Hi. —saludó aquel chico mientras sonreía, a lo que todos saludamos, todos menos Diego que por alguna razón lo veía de manera muy extraña, al igual que Leslie, solo que ella sí saludó.
—Ustedes están en el mismo grupo qué yo, ¿verdad? —preguntó aquel chico de cabello negro.
—Ni idea de quien seas. —negó Fernando.
—Yo tampoco sé. —dije.
—Soy Alexis González. Es que lo sé porque los vi ahí en el salón.
—¡Ah! Sí, —asintió Armando. —te miré cuando te presentaste ante la clase.
—¿Si? —le pregunté con algo de extraño.
¿A caso les prestaba atención a todos los chicos atractivos que miraba? –me pregunté a mí mismo
—No me mal interpretes, Alexis, — dijo Fernando. —pero, ¿qué pasó? Porque ya íbamos al salón.
—Es que, o sea, a eso vengo. —explicó Alexis. —Nos acaban de avisar que tipo así pues no vino hoy el profesor de historia que o sea, es la clase que sigue, que porque tuvo una híper, mega emergencia así tipo bien grandísima, así que tenemos hora libre. —sonrió.
—¡Genial! —Exclamó Leslie con sarcasmo. —Mi primer día de preparatoria y no entré a ninguna clase. Voy empezando bien. —irónica.
—¿Y quién te dijo que tenemos libre? —le pregunté a Alexis.
—Porque o sea, me lo dijo la prefecta a mí y bueno o sea, también a otros compañeros más y así. —respondió él.
La manera de hablar y de expresarse de este chico era un tanto fresa, por así decirlo.
—Pues gracias por decirnos, Alexis. —agradeció Leslie.
—De nada. —contestó Alexis con amabilidad.
—Eres muy lindo. —mencionó Leslie de manera coqueta.
—Gracias. —respondió Alexis.
Leslie le sonrió al chico mientras jugaba con su cabello, pero este parecía algo incómodo por ello.
—Bueno, ¿y tienes amigos o con quien juntarte? —pregunté yo.
—No, o sea, no conozco a nadie, me la pasé todo el receso en el salón. —respondió.
—¿Solo? —preguntó Leslie.
—Sí, porque o sea, no conozco a nadie. —volvió a decir.
—Ah, pues...—habló Diego mientras se acercaba a él. —no te preocupes, ya no estás solo, puedes estar conmigo. —Diego le sonreía y se le quedaba mirando, lo cual era muy extraño, ya que literalmente lo acababa de conocer.
—Mil gracias. —respondió Alexis mientras le sonreía igual.
—Por cierto, —Diego extendió su mano. —yo soy Diego, Diego Ferrer Gallardo.
Alexis solo le sonrió y correspondió al saludo de Diego.
—¿No nos dijo hace unas horas que él no saluda así a otro hombre? —me dijo Armando en el oído para que nadie escuchara.
—Sí, lo dijo, —asentí. —pero ya no entiendo. —le dije en oído.
Armando se encogió de hombros en señal de "yo tampoco"
—¿Quieres ir conmigo a las bancas para hablar? —le preguntó Diego a Alexis.
—Diego, —habló Fernando. —¿te refieres a que vayamos todes nosotres? ¿No?
Diego volteó a verlo y asintió.
—S-s-sí eso quise decir. —dijo Diego mientras se rascaba la cabeza.
—¿De verdad puedo estar con ustedes? —preguntó Alexis con entusiasmo.
—¡Por supuesto! —respondió Diego con mucho entusiasmo, a lo que todos miramos con rareza a Diego, pero cuando se dio cuenta de ello, quitó su sonrisa y miró a otro lado.
—Digo.... —nervioso. —sí, m-m... NOS —nos miró. —nos encantaría que estuvieras conmi... nosotros —lo miró y sonrió.
—¡Gracias, Diego! —agradeció Alexis con una amplia sonrisa. —Me caes así tipo súper, híper, mega genial, o sea. —feliz.
—Y tú a mí. —seguía Diego con una gran sonrisa. Tanto Alexis como Diego se sonreía y veían mutuamente, lo que seguía siendo extraño porque no se conocían.
—Mejor vamos a las bancas porque no me gusta estar aquí parada. —dijo Leslie. —Ahí nos cuentas más sobre ti, Alexis.
Narrador
—Después de ti. —le indicó Diego a Alexis mientras movía las manos para que él pasara primero.
—¡Ay, Diego! —sonrió. —Eres así tipo súper, híper, mega amable, ¡Mil gracias! —Alexis caminó y Diego también pero atrás suyo.
Armando, Josué y todos sus nuevos compañeros estaban juntos sentados en las bancas de la cafetería hablando cosas sobre ellos para conocerse mejor.
—O sea, que ustedes, —dijo Alexis mientras señalaba a Fernando y a Diego. —¿son primos?
—Exacto. —dijeron al mismo tiempo mientras asentían con la cabeza.
—Y ustedes, —señaló a Armando y a Josué. —¿son amigos desde la secundaria?
—¡Mejores amigos! —aclaró Armando, de nuevo.
—¡Ay, enano! —dijo Josué mientras reía.
—Tenemos que aclararlo, para que la gente lo sepa.
—La gente se da cuenta sin necesidad de que lo digan. —dijo Fernando.
—Eso es cierto. —asintió Leslie.
—Entonces, —habló Diego mientras miraba a Alexis —¿tú vienes del estado de Nayarit, bro?
—¡Obvio! —Respondió Alexis —O sea, te lo dije hace unos minutos, Diego.
Diego rio.
—¿Y cómo ha sido para ti? —preguntó Josué. —Porque me imagino que cambiarte de casa, de ciudad y dejar todo no es fácil.
—No, —respondió Alexis. —no fue, no es, ni ha sido fácil, pero equis o sea, ahí vamos.
—Tranquilo, —dijo Diego. —te acostumbrarás y te adaptarás a esta nueva ciudad, solo es cuestión de tiempo. —Diego le sonrió.
—Sí, supongo que sí. —sonrió. —Mil gracias, Diego.
—Y cualquier cosa, ya tienes a un amigo en esta ciudad, para lo que necesites aquí estaré. —sonrió.
—¡Ay, Diego! —también sonrió ampliamente. —Mil gracias.
—También cuentas conmigo para cualquier cosa, Alexis. —dijo Leslie, a lo que Diego rodó los ojos.
Alexis solo le sonrió a Leslie.
—Y oye, Alexis —le habló Fernando. —¿qué edad tienes?
—Yo me imagino que 15 como todos nosotros. —respondió Josué.
—No. —Negó con la cabeza.
—¿No? —preguntaron Armando y Josué al mismo tiempo.
—¿Qué edad tienes entonces? — preguntó Josué muy curioso.
—¿Tienes 16? —preguntó Diego con una sonrisa.
—Diego, no se ve de 16. —le dijo Fernando.
—Primo, solo piensa, si no tiene 15, entonces tiene 16.
—Mejor piensa tú, —dijo Fernando. — ¿qué número está antes del 15?
Diego se quedó pensando por unos segundos y después miró con una cara de sorpresa a Alexis.
—¿Tienes 14? —preguntó Diego muy sorprendido mientras lo miraba con atención.
Alexis solo asintió.
—¿Es en serio? —preguntó Leslie muy sorprendida.
Alexis volvió a asentir.
—Pero me imagino que vas a cumpliendo 15 en estos días, ¿no? —preguntó Diego, a lo que Alexis negó con la cabeza.
—¿Entonces? —volvió a preguntar Diego muy confundido.
—El próximo año, porque o sea, acabo de cumplir años hace como una semana. —dijo Alexis.
—¡Oh, por Dios! —dijeron Armando y Josué muy sorprendidos.
—¡Eres un bebé, Alexis! —dijo Fernando.
—O sea, cálmate anciano. —Alexis rodó los ojos y Fernando solo se rio.
—Oye, Alexis, —habló Josué. —¿cómo es qué tienes 14 y estás en preparatoria? ¿No deberías seguir en secundaria? —preguntó confundido.
—Es que o sea, deja te explico; cuando yo estaba en primaria, me dijeron que o sea, yo ya sabía así tipo todo lo que hay que saber de tercero, así que obviamente me pasaron a cuarto, aunque también sabía todo de cuarto, la verdad. —rio.
—¡Ándale! —dijo Fernando. —Así que eres muy inteligente.
—Pues no sé, pero tengo beca. —dijo sonriente.
—¿Eres becado? —preguntó Leslie algo extrañada.
—Sí. O sea, de otra manera mi familia no podría pagar un lugar así. —miró a su alrededor.
—Para tener beca y que te subieran de grado, debes ser bastante inteligente. —mencionó Diego mientras sonreía.
—A diferencia de ti, primo. —dijo Fernando en tono burlón.
—¿Cómo? —preguntó Alexis un poco confundido.
—Diego reprobó tercero de secundaria, —respondió Fernando. —por eso es que tiene 16 años.
—Es la tercera vez en este día que cuentas mis cosas. —dijo Diego en tono ofendido y molesto.
—Ni modo. —Fernando se encogió de hombros.
—O sea, que... ¿tienes 16 años? —le preguntó Alexis a Diego mientras lo miraba.
—Sí, —asintió Diego. —pero ese no es problema...—hizo una pausa. —para ser amigos, digo. —rio un poco.
—O sea...—Alexis lo miró. —la edad no es problema ni para ser amigos, ni para nada más. —le sonrió y Diego solo rio.
—Bueno, —habló Fernando. —nuestras edades es lo de menos, aquí lo único que importa es que todos seremos buenos amigos, ¿o no? —los mire.
—Claro. —Diego asintió.
—¡Exactamente! —dijeron Armando y Josué mientras sonreían.
—¿Ustedes siempre hablan al mismo tiempo o qué? —nos preguntó Alexis.
—A veces. —volvieron a decir al mismo tiempo.
—Da miedo, ¿no? —le dijo Fernando a Alexis y todos se rieron.
_________________________________________SEMANAS DESPUÉS...
Armando
—Bueno, jóvenes, los veo el Lunes. —Se despidió el profesor, para luego marcharse del aula.
—Diego, —le habló Fernando. —pregúntale a Alexis si sí va a poder ir con nosotros y pudo resolver eso de su hermanita que nos contó. —dijo Fer mientras guardaba sus cosas.
—¿Por qué no le preguntas tú? —le preguntó Diego a su primo.
—Porque tú y él se han hecho muy amigos. —respondió Fernando.
—Es neta, —asintió Josué. —siempre están juntos.
—Okay. —dijo Diego. —Ahorita le pregunto pues.
Josué, Diego, Fernando y yo salimos del salón y esperamos a Leslie y a Alexis quienes venían platicando mientras salían.
—¿Qué pasa, bro? —dijo Diego. —¿si vas a poder ir con nosotros? — le preguntó.
—Me acaba de contar que tiene un problema respecto a eso. —comentó Leslie.
—¿Es por lo de tu hermanita? —le preguntó Diego.
—Sí. —respondió Alexis. —O sea, mi mamá me llamó ahorita y dice que ella ya se fue a trabajar y según eso la iba a dejar con la vecina toda la tarde, pero o sea, la vecina tiene que salir y no puede quedarse con la niña porque o sea, se va en una hora y ahora yo tengo que ir por mi hermanita. En verdad lo siento, pero no podré salir.
—Hoy era el día de salir todos juntos. —dije.
—Sí, Armando —Alexis me miró. —pero o sea, no puedo.
—¿Y no hay algo más que se pueda hacer? —pregunté.
—¿Que quieres? —Me miró mal —O sea, ni modo que deje a mi hermanita sola, ¡TIENE 2 AÑOS! —gritó. —Así que ni modo, pero yo no voy.
—Yo lo digo para que salgas, porque desde que viniste aquí no sales a ningún lado.
—¿Y eso a ti que te importa? — Alexis volvió a alzarme la voz y esto hizo enojar a Josué.
—Wey, —lo tomó del brazo. —que sea la última vez que me le gritas a Armando. —enojado. —o te juro que te parto la cara.
—Pues o sea, dile que deje de preguntar y de decir idioteces. —se soltó con brusquedad mientras miraba fijamente a Josué. Sí, Alexis es como Josué, no se deja de nadie.
—Las idioteces las estas diciendo tú, —dijo Josué muy enojado. —él te está preguntando de buena manera. Yo no sé qué chingados traigas, wey, pero a mi enano no me le gritas. — mirada amenazante.
Alexis lo miraba de la misma manera que Josué, ninguno de los dos bajaba la mirada. Sí, son muy parecidos.
—¡Hey! ¡Ya! —se metió Fernando. — ¡Cálmense! Aquí todos somos amigos, ¿o no?
—Sí, wey, —dijo Josué y miró a Fernando. —pero yo no dejaré que nadie le grite a mi Armando.
No me gusta que Josué se pelee y muchos menos que sea por mi culpa, pero en ese momento sentí de lo más bonito que Josué me defendiera y dijera "mi Armando" nunca me había dicho así y me encantó.
—Te entiendo, Josué —le dijo Fernando. —pero ya, wey, tú también haces este problema más grande.
—Alexis no quiso hablarle así a Armando —mencionó Leslie. —pero también entiéndelo, Josué, él también está enojado por esto, él también quería salir con nosotros.
—Eso es neta —dijo Diego. —Alexis jamás contestaría de esa manera nomás porque sí, él es muy lindo. —decía mientras le sonreía a Alexis.
NarradorTodos miraron a Diego con extraño por lo que acababa de decir, pero Diego cuando se dio cuenta de aquello que dijo, dejó de mirar a Alexis.—Me refiero lindo a su manera de ser, —aclaró Diego. —de que es buena persona, gentil, amable y todo eso.—¡Ay, Diego! —Alexis le sonrió mientras levemente se sonrojaba.—Como sea, Diego. —dijo Fernando. —Aquí el punto es que no debemos pelear entre nosotros.—Pues no, wey, —dijo Josué. —pero no soporto que le hablen así a Armando. —molesto.—Espero que Alexis no me vuelva a gritar por lo que voy a decir —habló Armando. —pero aún hay una manera de poder estar todos juntos fuera de aquí.—¿Cuál? —preguntaron todos mientras miraban a Armando esperando una respuesta de su parte.—Si Alexis no puede salir porque tiene que cuidar a su hermanita, ent
JosuéEra domingo por la tarde y desde aquella noche del viernes cuando jugamos al juego de "las confesiones" en casa de Alexis, donde Fernando le hizo esa pregunta a Armando, pero no la pudo contestar porque fue interrumpido por el papá de Alexis que llegó en ese momento. (Que por cierto nos sacó a todos a gritones de su casa) Bueno, desde ese día no había sabido nada de Armando, ignoraba mis llamadas, mis mensajes y cuando iba a verlo me decía que no estaba.El viernes hasta quería acompañar a Armando a su casa, pero me dijo que no y simplemente se fue y desde entonces no lo había visto. Pero no podía seguir así, no podía quedarme con esta duda de qué es lo que le sucedía a Armando, él era mi mejor amigo, yo tenía que verlo, tenía que ir a su casa, no podía estar más con esto, así que tomé mi chamarra y me fui a buscarlo.______________________________________________________
JosuéCuando Armando y yo llegamos a la prepa, en la entrada nos encontramos con Leslie y a Alexis.—¿Y cómo estuvo su fin de semana? —preguntó mi amiga mientras caminábamos.—Aburrido. —dijimos mi mejor amigo y yo mismo tiempo.—Aún me parece súper, híper, mega rarísimo que hablen al mismo tiempo. —dijo Alexis mientras reía y nosotros hicimos lo mismo.—Sí, es raro. —asintió Leslie. —Pero bueno, ¿y por qué fue aburrido? —nos preguntó.—Yo no salí de mi casa. —respondí.—Yo tampoco. —contestó Armando.—Pues ni yo porque mis padres no estuvieron y me quedé sola. —mencionó Leslie con algo de tristeza.—Tus papás nunca están, ¿verdad? —preguntó Armando.—No. —negó con la cabeza. —Se la pasan trabajando.—¿Y en que trabajan? —pregunté con curiosid
NarradoCuando Josué llegó al área de las bancas miró que Armando estaba ahí con sus otros amigos sentados en una de ellas.—Hola. —saludó y se sentó a lado de Armando.Alexis, Diego, Leslie y Fernando, le sonrieron y correspondieron a su saludo, pero siguieron comiendo.—¿Por qué te fuiste así, enano? —le preguntó.—Pues...estabas muy ocupado, ¿no? —no lo miró, ni le habló como siempre lo hacía, Josué conocía esa mirada y ese tono de voz, estaba molesto.—¡Uy! —dijeron Alexis y Diego muy burlones.—Nada más estaba agradeciéndole a Alexander por pagar mi comida. —le explicó, pero Armando rodó sus ojos.—¿Alexander? —preguntó Leslie. —¿el nuevo? —asombrada y extrañada.—Sí, él. —asintió.—¿El nuevo pagó tu comida? — preguntó Diego igual de asombrado.
JosuéArmando y yo caminamos para ir a nuestras casas, pero ninguno de los 2 hablaba, no dijimos nada por minutos, había silencio, un silencio incómodo que nunca antes hubo entre Armando y yo. Tampoco tomé su manita como siempre solía hacerlo y él tampoco me la dio. Nunca había pasado esto, entre él y yo siempre había risas y cosas de que hablar, pero ese día no era así, era Incómodo y ese silencio cada segundo se hacía más, pero decidí romperlo porque necesitaba saber algo.—¿Pasa algo con Fernando? —le pregunté mientras caminábamos.—No. —respondió sin verme.—¿Seguro?—Sí. —asintió.—¿Y por qué se estaban agarrando de las manos y por qué te dio un beso en la mejilla hace un rato? —seguí preguntando.—No sé de qué me hablas. —negó.—Armando, cuando entré al salón pude notar que estaban ag
JosuéMe sentía muy culpable de ver a mi niño así, no me gusta verlo mal y menos si es por mi culpa.—Enano... —le hablé, pero él ni me volteó a ver.—¡Déjame! —dijo con voz cortada.—Enano, ¿estás llorando? —me arrodillé para quedar a su nivel.—¡Que te importa! —decía mientras que con sus manitas cubría su rostro.—Chaparro, perdóname por hablarte así.Armando quitó sus manitas, levantó su carita y no lo podía creer, sus ojitos estaban llorosos. En ese momento me sentí peor, hice llorar a mi enano.—¡Vete con ALEX! —me dijo llorando.—No llores, ¡Por favor no llores, mi niño! soy un idiota, pero no llores, sabes que eso no lo soporto.—Según tú me cuidas de todos, cuidas que nadie me haga daño y tú me acabas de dañar. —siguió llorando.—Lo s
JosuéNo había dormido nada la noche anterior ya que no dejaba de pensar en lo que me dijo Fernando sobre Armando, sus palabras no dejaban de retumbar en mi cabeza, no sabía si lo que dijo Fernando de que Armando está enamorado de mí era verdad, pero tenía que descubrirlo.Salí de mi casa y me dirigí a la de Armando. La verdad no estaba muy lejos de la mía así que llegué pronto y me esperé a que él saliera.______________________________________________ArmandoEstaba saliendo de mi casa con mi mochila y vestido con un pantalón de mezclilla, zapatos negros, una camisa azul de botones y encima un saco delgado color negro.Iba caminando muy tranquilo cuando sentí como alguien me habló por atrás. En ese momento voltee y cuando lo hice, ¡Oh Dios mío! Era Josué y se veí
NarradorArmando y Josué estaban en una banca, sentados y hablando.—¿Te diste cuenta que durante toda la clase, Fernando te estuvo mirando? —preguntó Josué con algo de molestia.—La verdad no. —negó Armando con la cabeza.—Claro que te estuvo mirando y todo el tiempo te mandaba indirectas, te dijo hace rato que estás guapo y...—¿Y eso qué? —lo interrumpió.—Que tú le gustas. —rodó los ojos.—Ya lo sé. —asintió.—¿Qué? —confundido.—Sí, él me lo dijo, ya hace unos días.Josué rodó los ojos en señal de molestia.—¿Y tú qué le dijiste? —preguntó Josué.—Le dije que a mí no me gusta. —respondió.—¿Y no te gusta?—No. —negó. —Yo solo lo veía como un amigo, pero ahora me incómoda con todo lo que me dice y c