—¿Qué podemos esperar, doctor? Ya hace dos semanas que mi hermano está en esa condición—Daniel se queja con el médico tratante por la condición de su hermano. Para él todos son unos ineptos que no son capaces de despertarlo de su inconsciencia. —¿Que más quisiera que decirle que el señor Mackenna despertará hoy o tal vez mañana? Pero es imposible para la ciencia predecirlo. Las lesiones fueron graves y solo nos queda esperar y ser muy pacientes. Finalmente, Daniel decide llevárselo a la mansión, contrata los servicios de una enfermera privada creyendo que si está en casa, tal vez reaccione pronto. Es de noche y la enfermera revisa los signos vitales de Robert. Entonces cuando sale de la habitación, Sebastián que le imploró a Daniel lo deje estar con su hermano, esa noche se cuela en la habitación de Robert. Entonces se sienta a su lado. Al ver a Robert depender de una máquina, su corazón se agita. No puede perder a su hermano igual que perdió a sus padres. Robert es como el padre
Me propuse solo una semana, una semana y volvería a estar en pie para ir a Florida y buscar a Sarah. Así que me dediqué con total responsabilidad a hacer las terapias de forma intensiva. Así que una semana después estoy listo para irme, aunque mi médico dice que mínimo debo esperar un mes para salir de casa, ya puedo caminar, con eso me basta. Voy bajando las escaleras a media tarde, Teresa duerme y Daniel está en su casa, Sebastián que estaba mirando la televisión abajo apenas me mira corre hasta mí. —¿A dónde vas?—Debo viajar. —Pero el doctor dijo que…—No me importa lo que haya dicho, debo ir a buscar a Sarah. —¿Por ella te pones en peligro? Vaya, con razón dicen que cuando uno se enamora se pone tonto eh—dice caminando detrás de mí. —Ya me entenderás cuando tú te enamores Sebastián. —Nunca lo haré, las mujeres solo te dan dolores de cabeza, o te engañan… ah, por cierto, espera, tengo que darte algo. No te vayas—dice. Me detengo y miro mi reloj. Debo estar en el aeropuerto e
Emiliano Rhys sobrevivió y como era de esperar está detenido en espera de un juicio. Por lo pronto lo que más me interesa es que Sarah sobreviva a las consecuencias tan graves del cianuro en su cuerpo. Cada noche de los cuatro días que llevo con Amelie me pregunta por ella, por eso cuando el doctor me llamó para decirme que Sarah está fuera de peligro mi emoción fue inmensa. Aun así evité decirle a Amelie. Quiero darle la sorpresa de reencontrarla con su madre. Llegadas las cuatro de la tarde tocan a la puerta. Amelie me mira curiosa. Entonces sigue coloreando en su cuaderno. Voy de inmediato a abrir y es Sarah. Su padre la ha traído. Mi corazón se enloquece del frenesí que me produce mirarla frente a mí. Sus ojos se cristalizan al verme y de inmediato nos abrazamos. Ella llora sobre mi hombro y yo la sostengo en mi pecho. Entonces la beso con dulzura mientras su padre mira a otro lado. —¿Dónde está mi niña Robert? —pregunta y de inmediato escuchamos el grito de felicidad de Amelie.
Un año entero ha pasado. Daniel y yo no nos vemos seguido, salvo que tengamos que unirnos por algo importante de la empresa, trato de perdonarlo aunque nuestra amistad se fracturó, pero es mi hermano después de todo. Sebastián está más controlable, vive conmigo. Le agradezco me haya abierto los ojos, y el hijo de Teresa, resultó no ser ni siquiera de Daniel. Yo por mi parte me he vuelto un tipo más desconfiado. No inicio relaciones con nadie, creo que no se puede confiar en el amor. Sí, he tenido algunas aventuras en este año, nada serio. No he podido volver a enamorarme desde que lo hice de Sarah. Ah… Sarah. Ella está bien, es lo que me han dicho. No sé si salga con alguien. Muchas veces reprimo el fuerte deseo de buscarla. No quiero volver a sufrir una desilusión como aquella. De pronto entra Karen.—Señor, este es un cliente, en Florida, parece que quiere comprar una de sus propiedades en ese estado—Me entrega un documento. Señora Collins, parece ser una cliente importante, propi
—Esto es una locura Thomas, eres mi jefe—dije sobre él aún agitada y con la respiración entrecortada, mis mejillas seguro estaban más coloradas que de costumbre. Él solo sonrió con dulzura y acarició mi mejilla. —Sabes que las diferencias sociales no me importan Sarah, me gustas, caray me gustas mucho , desde ese primer día en que te vi te metiste en mi cabeza. Desde mi primer día en la empresa. —Y tu me gustas demasiado… pero… pero yo tengo miedo Thomas, no quiero enamorarme perdidamente. Tengo un mal presentimiento, creo que esto no durará mucho. Que un día despertaré y tendré que sufrir mucho y…—Él cubre mis labios con su dedo índice. —Creí que ya estabas perdidamente enamorada, veo que tengo que esforzarme más entonces—Se acerca y los besa y tras un beso intenso y profundo volvimos a hacer el amor. Mentía, mentía como actriz de teatro en su papel, claro que estaba perdidamente enamorada, me había enamorado como desquiciada de Thomas Rhys y me sentía como un muñeco en sus manos,
Regresé a casa más tarde y durante días fingí estar enferma para no ir a trabajar y así no tener que explicarle a papá que me echaron. En verdad no quería levantarme de la cama. Miraba el teléfono cada segundo para ver si él se arrepentía y me llamaba , pero no había vuelto a tener noticias suyas. Entonces Rita mi mejor amiga me dijo que la solución era abortar. Lo pensé mucho, mucho y finalmente accedí a ir con ella a un lugar donde pondrían fin a mi embarazo. Estuve con ella allí sentada mientras esperaba que tocara mi turno. Ella no dejaba de mirarme con compasión. Estaba horrible, había perdido peso y estaba ojerosa. Me sentía traicionada y dolida. Ella solo podía mirarme con lastima y yo apretaba su mano muy nerviosa. Estando sobre la camilla lista para que sustrajeran a mi bebé el remordimiento me alcanzó y salté de allí sin pensarlo dos veces. La doctora se enfadó conmigo y me dijo que si volvía de nuevo sería más costoso. Gasté parte de mis ahorros para esto pero no me import
—No. Claro que no lloro cariño. ¿Que haces despierta a esta hora Amelie? —Tenia sed, te llamé y no fuiste como siempre —La abrazo. Entonces sonrío y me levanto. —Vamos por el agua mi pequeña. —Mami. Tus ojos están enrojecidos, estabas llorando. Llorar no es malo. La maestra Alicia dice que sana—Me detengo y me inclino a su altura. —No debes preocuparte por cosas de los adultos cariño. Mamá está bien y siempre soluciona todo. Ya sabes. —Llora mamá, todo lo que necesites, ¿Ese hombre en la laptop era papá verdad?—Enseguida frunzo mi entrecejo sorprendida. Nunca Amelie menciona a su padre tanto como este día. —Amelie yo… —Tiene que ser él, estuve un rato detrás de ti observándolo. Es guapo, entiendo porque lloras mamá, pero fue muy tonto al dejarnos mamita. ¿Sabes que pienso ?—pregunta mientras yo estoy pasmada oyéndola. —¿ Qué ? —Que un día papá va a buscarnos y te pedirá perdón—Abro mi boca y la abrazo llorosa. Pensar que un día casi asesino a mi único consuelo. ¿Que sería de
Enseguida unos hombres entran horrorizados y llevan sus manos a su cabeza y palideciendo me miran , yo muerdo mi labio y miro a Amelie , ella baja la mirada muy asustada. —¿Se da cuenta de la barbaridad que acaban de hacer?—El hombre me levanta con fuerza por mi brazo apretándolo con brusquedad y Amelie comienza a llorar. —Suélteme, suélteme, fue un accidente pero lo pagaré, lo pagaré lo juro, suélteme —digo y el hombre ríe con sarcasmo. —Ni que vendiera su hígado lo podría pagar, John, llama a la policía—Entonces Amelie se cuelga del brazo del hombre suplicante. —¡ Nooo! Suelta a mi mami, yo lo hice, suelta a mi mami—grita llorosa. Entonces una voz ronca se oye al fondo de la sala, un hombre que salió de una de las habitaciones que están al fondo nos mira serio. —¡ Suéltala de inmediato Jacob! Retirense —dice a los hombres. —Si señor —Los hombres se retiran y el hombre camina hasta mí. Es un hombre muy elegante y de aspecto terriblemente atractivo. Pese a la ansiedad del moment