Entonces me deja en la habitación. Lo miro con gesto confundido. —¿Qué hace tu exesposa aquí Thomas?—susurro abrazándome. —¿Por qué estaba cubierta de sangre? Estaba como drogada—Él me mira pensativo. —Te lo explicaré después Sarah. Tienes que confiar en mí. —Dijo que querías asesinarnos—digo analizando su expresión. Él se cruza de brazos y me mira con una sonrisa cínica. —No seas tonta Sarah, no creerás a cualquier persona que te diga cosas malas sobre mí. —No es un chiste Thomas, no es una acusación cualquiera. —Ella enfermó de los nervios Sarah. Fue cuando le dije que nos divorciaríamos, intentó suicidarse y se desquició. No tuve corazón para meterla en un psiquiátrico, después de todo me sentía culpable, por eso tuve que dejarla aquí. Tiene una enfermera. Era mi deber cuidarla. Haría lo mismo por ti. —¿Por qué tiene sangre en su ropa?—Agredió a la enfermera, te dije que es muy peligrosa y…—Mami, ¿Qué pasa?—Amelie se despertó. Se incorpora en la cama. Respiro hondo. —Debo
Abro mis ojos y me doy cuenta de que estoy en un lugar frío y demasiado blanco, después de haber sido empapada con agua. Entonces, al intentar moverme, me doy cuenta de que estoy envuelta en una camisa de fuerza que me impide moverme libremente. Miro al piso desde un rincón de esta habitación y al levantar la mirada él está allí, sentado en una silla, observándome. Esperando que reaccionara después de haber vaciado sobre mí un vaso con agua congelada. —Thomas, ¿Dónde estoy? ¿Dónde está nuestra hija? Quiero ver a Amelie por favor—Entonces su semblante se vuelve déspota y cruel. —¿Cómo me llamaste? ¿Thomas? ¿Thomas? Ya basta por favor Sarah de decirme así. ¿Es que eres tan ilusa y tan estúpida que aún todavía crees que soy mi hermano?—Abro la boca a punto de reventar en llanto. —¿Qué quieres decir? No puedes ser otro que Thomas. No pueden ser tan idénticos, por favor, no me engañes y no me tortures de este modo. —¡Que no soy Thomas, maldición Sarah! ¡Soy Emiliano, Emiliano! ¡Mírame
—¿Qué podemos esperar, doctor? Ya hace dos semanas que mi hermano está en esa condición—Daniel se queja con el médico tratante por la condición de su hermano. Para él todos son unos ineptos que no son capaces de despertarlo de su inconsciencia. —¿Que más quisiera que decirle que el señor Mackenna despertará hoy o tal vez mañana? Pero es imposible para la ciencia predecirlo. Las lesiones fueron graves y solo nos queda esperar y ser muy pacientes. Finalmente, Daniel decide llevárselo a la mansión, contrata los servicios de una enfermera privada creyendo que si está en casa, tal vez reaccione pronto. Es de noche y la enfermera revisa los signos vitales de Robert. Entonces cuando sale de la habitación, Sebastián que le imploró a Daniel lo deje estar con su hermano, esa noche se cuela en la habitación de Robert. Entonces se sienta a su lado. Al ver a Robert depender de una máquina, su corazón se agita. No puede perder a su hermano igual que perdió a sus padres. Robert es como el padre
Me propuse solo una semana, una semana y volvería a estar en pie para ir a Florida y buscar a Sarah. Así que me dediqué con total responsabilidad a hacer las terapias de forma intensiva. Así que una semana después estoy listo para irme, aunque mi médico dice que mínimo debo esperar un mes para salir de casa, ya puedo caminar, con eso me basta. Voy bajando las escaleras a media tarde, Teresa duerme y Daniel está en su casa, Sebastián que estaba mirando la televisión abajo apenas me mira corre hasta mí. —¿A dónde vas?—Debo viajar. —Pero el doctor dijo que…—No me importa lo que haya dicho, debo ir a buscar a Sarah. —¿Por ella te pones en peligro? Vaya, con razón dicen que cuando uno se enamora se pone tonto eh—dice caminando detrás de mí. —Ya me entenderás cuando tú te enamores Sebastián. —Nunca lo haré, las mujeres solo te dan dolores de cabeza, o te engañan… ah, por cierto, espera, tengo que darte algo. No te vayas—dice. Me detengo y miro mi reloj. Debo estar en el aeropuerto e
Emiliano Rhys sobrevivió y como era de esperar está detenido en espera de un juicio. Por lo pronto lo que más me interesa es que Sarah sobreviva a las consecuencias tan graves del cianuro en su cuerpo. Cada noche de los cuatro días que llevo con Amelie me pregunta por ella, por eso cuando el doctor me llamó para decirme que Sarah está fuera de peligro mi emoción fue inmensa. Aun así evité decirle a Amelie. Quiero darle la sorpresa de reencontrarla con su madre. Llegadas las cuatro de la tarde tocan a la puerta. Amelie me mira curiosa. Entonces sigue coloreando en su cuaderno. Voy de inmediato a abrir y es Sarah. Su padre la ha traído. Mi corazón se enloquece del frenesí que me produce mirarla frente a mí. Sus ojos se cristalizan al verme y de inmediato nos abrazamos. Ella llora sobre mi hombro y yo la sostengo en mi pecho. Entonces la beso con dulzura mientras su padre mira a otro lado. —¿Dónde está mi niña Robert? —pregunta y de inmediato escuchamos el grito de felicidad de Amelie.
Un año entero ha pasado. Daniel y yo no nos vemos seguido, salvo que tengamos que unirnos por algo importante de la empresa, trato de perdonarlo aunque nuestra amistad se fracturó, pero es mi hermano después de todo. Sebastián está más controlable, vive conmigo. Le agradezco me haya abierto los ojos, y el hijo de Teresa, resultó no ser ni siquiera de Daniel. Yo por mi parte me he vuelto un tipo más desconfiado. No inicio relaciones con nadie, creo que no se puede confiar en el amor. Sí, he tenido algunas aventuras en este año, nada serio. No he podido volver a enamorarme desde que lo hice de Sarah. Ah… Sarah. Ella está bien, es lo que me han dicho. No sé si salga con alguien. Muchas veces reprimo el fuerte deseo de buscarla. No quiero volver a sufrir una desilusión como aquella. De pronto entra Karen.—Señor, este es un cliente, en Florida, parece que quiere comprar una de sus propiedades en ese estado—Me entrega un documento. Señora Collins, parece ser una cliente importante, propi
—Esto es una locura Thomas, eres mi jefe—dije sobre él aún agitada y con la respiración entrecortada, mis mejillas seguro estaban más coloradas que de costumbre. Él solo sonrió con dulzura y acarició mi mejilla. —Sabes que las diferencias sociales no me importan Sarah, me gustas, caray me gustas mucho , desde ese primer día en que te vi te metiste en mi cabeza. Desde mi primer día en la empresa. —Y tu me gustas demasiado… pero… pero yo tengo miedo Thomas, no quiero enamorarme perdidamente. Tengo un mal presentimiento, creo que esto no durará mucho. Que un día despertaré y tendré que sufrir mucho y…—Él cubre mis labios con su dedo índice. —Creí que ya estabas perdidamente enamorada, veo que tengo que esforzarme más entonces—Se acerca y los besa y tras un beso intenso y profundo volvimos a hacer el amor. Mentía, mentía como actriz de teatro en su papel, claro que estaba perdidamente enamorada, me había enamorado como desquiciada de Thomas Rhys y me sentía como un muñeco en sus manos,
Regresé a casa más tarde y durante días fingí estar enferma para no ir a trabajar y así no tener que explicarle a papá que me echaron. En verdad no quería levantarme de la cama. Miraba el teléfono cada segundo para ver si él se arrepentía y me llamaba , pero no había vuelto a tener noticias suyas. Entonces Rita mi mejor amiga me dijo que la solución era abortar. Lo pensé mucho, mucho y finalmente accedí a ir con ella a un lugar donde pondrían fin a mi embarazo. Estuve con ella allí sentada mientras esperaba que tocara mi turno. Ella no dejaba de mirarme con compasión. Estaba horrible, había perdido peso y estaba ojerosa. Me sentía traicionada y dolida. Ella solo podía mirarme con lastima y yo apretaba su mano muy nerviosa. Estando sobre la camilla lista para que sustrajeran a mi bebé el remordimiento me alcanzó y salté de allí sin pensarlo dos veces. La doctora se enfadó conmigo y me dijo que si volvía de nuevo sería más costoso. Gasté parte de mis ahorros para esto pero no me import