La madre suspiro, era muy obvio que si le enojaba que su hija no tuviera cuidado por andar con esos audífonos, dos personas que lastimaron, pero estaba tranquila, por qué su hija y aquel joven, estaban bien y no pasó algo más grave.
—Cariño, desde mañana lleva a nuestra hija a la escuela, no quiero que mi pequeña bebe, le pasen más cosas como estas, y por favor, lleva también al chico, no quiero que también se accidente, de nuevo, quiero que ellos estén bien amor— dijo un poco más tranquila.Todos saben que aquella familia es muy amable y si es posible, es obvio que ellos te ayudarán.
—Mamá, ya no soy un bebe — dijo mientras soltaba una pequeña risa — pero si estás más tranquila, está bien, dejaré que mi papá me lleve, para que no te preocupes— dijo la joven mientras se encerraba en su cuarto.La chica intento olvidar lo sucedido y se puso a escuchar música.
Pero no podía olvidar a aquel chico, todo lo que pasará, si comerá bien, eran tantas cosas que le daban vuelta en la cabeza a aquella joven.—Me da mucha lástima Harrison, su madre no le prestó atención ni lo ayudo, odiaría ser él, no se si al menos tenga un poco de afecto su madre hacia el, al menos mis padres, por cualquier cosa que me pase, se preocupan y de eso estoy agradecida, me preguntó ¿No tendrá más familia que lo apoye?, Aunque supongo que no, si no ya hubiera salido de ahí — dijo muy triste, mientras una lágrima salía por su mejilla— Pero sea como sea intentaré ser su mejor amiga, se que no llevamos mucho tiempo de conocernos, pero él me da una gran seguridad— dijo muy entusiasmada, mientras se secaba con velocidad aquella lágrima, no era momento de pensar en cosas tristes, si no hacer que aquellas cosas malas, se convirtieran en felicidad.
El día transcurrió rápidamente y de nuevo aquella chica iría a la escuela, otro día más.La alarma sonó, y cuando se despertó, la apagó, dió un gran bostezo y se metió a la regadera, se vistió; se puso una camisa morada con pequeños puntos azul turquesa, junto con unos jeans y sus tenis favoritos que eran color morado con blanco, se hizo una coleta de lado, más bien le pidió ayuda a su madre, aquella joven, había quedado lista, en todo el proceso de vestirse, intento a como pudo, hacerlo por si sola, ya que no quería que su madre la ayudará a vestir, intentaba ser independiente en ese aspecto.
Tan pronto como terminó, bajo muy rápidamente.
—Hija, ten cuidado, te puedes hacer otra lastimada y no sabemos si peor— dijo la madre con suma preocupación.
— Perdón, es que se me hace tarde— dijo apresurada, tomando un poco de jugo, para luego agarrar su pan tostado.
—Cariño ¿Ya tienes todo?, Ya casi salimos— dijo el padre, mientras le daba un sorbo a su café y veía la hora.—Si papi, te espero en el auto— dijo mientras le daba un beso a su madre y a su padre.—Los amo— dijo en un pequeño grito y se dirigió al carro.
La chica se sentó en el asiento trasero a esperar a su padre, el cual llegó tan pronto como pudo y arranco el carro.—¿Lista?— preguntó con emoción el señor Arthur.
—Mas que lista— le respondió Belén, también muy emocionada.
A unas cuantas cuadras antes de llegar a la escuela.
Ahí estaba él.
—¡PAPÁ!, Detén el auto— el padre muy preocupado de que a su pequeña le pasará algo o que se sintiera mal, lo detuvo de inmediato
—¿Estás bien?, ¿Te duele algo?, ¿ Vamos al doctor?— dijo mientras la miraba de pie a cabeza intentando ver si sentía dolor en alguna parte.Era claro que el señor Harrison, no se había dado cuenta, que casi pasaban al lado de Harrison.
—No papi, mira ahí, es aquel chico, Harrison, caminando en muletas, lo llevamos por fiiiiii— dijo la hija mientras hacia un puchero.
—Claro cariño, además, tu madre también lo dijo de que lo lleváramos— soltó un surpiro — pero me preocupas te mucho, ¿Sabías?— dijo el padre para luego dar le una gran sonrisa.Mientras manejaba, el señor poco a poco se acercaba a Harrison, la chica estaba tan feliz de ir a la escuela con él, así que ella solo pudo sonreír.
—Buenos días, ¿Te llevamos?— dijo el señor Pindu mientras se estacionaba a su lado.Harrison dejo de caminar, parecía que estaba un poco cansado de caminar en muletas, segundos después se percató de que le hablaban a él, volteó a ver a la parte trasera del carro y vio a Belén, le sonrió, luego le dirigió de nuevo la mirada al señor Pindu.—Señor, siento que sería mucha molestia de mi parte y no quisiera incomodarlo— dijo un poco avergonzado.Harrison, quería valerse por si sólo, no quería depender de nadie, aunque se notaba que en su rostro reflejaba cansancio.
— No te preocupes, no es ninguna molestia, al contrario es con mucho gusto que te llevo, súbete— dijo con una gran sonrisa, mientras me hacía señas de que se subiera.Él no quería ser grosero con el señor Pindu, así que accedió a qué lo llevarán.
—Es-esta bien— dijo un poco apenado.
El señor Arthur y Belén, salieron del carro y se pusieron al lado de Harrison, Belén le abrió la puerta y lo ayudo a subirse, el señor Arthur puso a un lado las muletas, se subió de nuevo al carro, al igual que Belén y empezó a manejar de nuevo hacia la escuela.— Muchas gracias— dijo un poco avergonzado.
—No es nada, todo está bien— dijo el señor Arthur mientras lo veía por el restrovusor y le sonreía, para luego fijar de nuevo la mirada al frente.
— No tienes que agradecer — dijo Belén —después de todo fue mi culpa que estés asi— dijo Belén un poco apenada, se seguía sintiendo culpable de que ambos estuvieran lastimados, que estuvieran en ese estado — así que cualquier cosa que necesites, yo te ayudaré ¿Si? Y no acepto un no por respuesta — aquella chica era muy decidida, así que el chico, solo pudo limitarse a asentir, en señal de si.
De pronto, todo en el carro se torno silencioso y aquellos chicos no supieron cómo iniciar una nueva conversación, se veían muy nerviosos, Belén estaba jugando con su cabello y Harrison estaba viendo por la ventana, el señor Pindu se dió cuenta de lo que pasaba, por lo cual, decidió romper el silencio.
— Harrison— dijo de repente
—¿Si señor Pindu?— dijo rápidamente, parecía un poco asustado.
—¿Podrias cuidar de mi hija, cuando estés en la escuela?— dijo mirando por el espejo retrovisor y volviendo su mirada al frente, para que no se fueran a accidentar.
—Oh cla-claro señor— dijo el joven nervioso.
—Como te habrás dado cuenta, mi hija es un poco torpe, por no decir mucho— dijo soltando una pequeña carcajada.
—Papá— dijo Belén entre dientes — me estás avergonzando en frente de un potencial amigo— dijo mientras lo veía con seriedad.
—Hija, seamos sinceros, eres muy torpe, no me hagas hablar de las veces que te haz lastimado por no darte cuenta de las cosas, ¿Cuantas veces te haz tropezado, con un pequeño oso de peluche que tú dejaste tirado?, A mi parecer eso sería imposible, pero tú lo haz hecho posible — dijo con una gran sonrisa.
A Harrison esto le causó mucha gracia, así que empezó a reírse.
—Viste papá, lo que ocasionas, ya no querrá ser mi amigo— dijo la chica un poco decepcionada.
A ella le agradaba mucho Harrison y en realidad quería que el fuera su amigo.
—¿ Quién no querria ser amigo de una cosita tan bella como tú?— dijo el señor Pindu con una voz muy tierna.—¡PAPÁ!, sigues avergonzando me, para por favor — dijo la chica muy sonrojada, mientras veía hacia la ventana y se tapaba la cara.—Claro, que si sería tu amigo, eres muy graciosa— dijo Harrison mientras se acercaba a Belén y le susurraba.
—Oh vaya ¿Solo por ser payasa, quieres ser mi amigo?— dijo mientras volteaba a ver lo fijamente.
Con esta acción, Harrison volteó a ver a otro lado de inmediato, ya que sintió algo muy raro dentro de él, pero no le tomo importancia.
—No no no— dijo el chico negando con la cabeza — a lo que me refería es que eres muy simpática y divertida, además de que no tengo amigos— dijo un poco triste —sería genial que tú y yo lo seamos— dijo intentando sonreír.
—Entonces, seremos los mejores— dijo agarrando lo del brazo.
—Esa es mi hija— dijo el padre muy alegre — al menos se olvidara de esa persona — decía mientras pensaba el señor Pindu.
¿Que podría ser tan grande, para que el señor Pindu, no quiera que los Lonzelt, se acerquen de nuevo a su hija? Siendo que él hijo en ese matrimonio, era el mejor amigo de Belén.
Habían muchas cosas que Belén no sabía al respecto, pero los Pindu creían que era lo mejor.
—Por fin llegamos— dijo el señor Pindu mientras ayudaba a bajar a Harrison.
La hija luego le tendió la mano para que también la ayudará a bajar.
—¿ Que quieres?— pregunto el padre ignorando la, por qué ya sabía que era lo que pasaba y lo que quería la hija, era obvio que ella quería que su padre la ayudará a bajar.
—¿No me ayudarás?— dijo mientras alzaba una ceja.
—¿Estas lastimada de las piernas?— preguntó curioso el padre, mientras la miraba con los brazos cruzados.
Lo pensó Belén por un momento, mientras se veía las piernas — no papi— dijo de repente.
—Ahi está tu respuesta cariño— dijo mientras se subía de nuevo al carro.—Ash— dijo Belén mientras se bajó del carro, para luego acercarse a darle un beso, un poco enojada a su padre.—Y no me veas con esos ojos que parece que me quieres matar, sonrie, sabes que te amo— ella rodo los ojos para luego dar le una sonrisa a su padre.
Harrison solo se le podía quedar viendo con mucha ternura a Belén, a decir verdad, su actitud le parecía muy tierna, en realidad nunca se espero que Belén le dijera eso y reacciona tan madura e independiente a su edad, al parecer pensó que Belén sería todo lo contrario de lo que a visto que es, a decir verdad, Harrison y Belén a pesar de llevar muy poco de conocerse, en ese tiempo, él sintió que chocar con ella, aunque terminarán en ese estado, en un mal estado, ella con el brazo roto y él con la pierna rota, a pesar de no ser un muy buen primer encuentro para ninguno de los dos, podía sentir y creer que eso fue parte y obra del destino y quería que eso fuera cierto, él quería creer que el destino la había puesto en su camino por alguna razón, le gustaba pensar que eso pasaba, Harrison sentía que ella le daba tranquilidad, le daba el cariño que su madre le negaba, Harrison, empezaba a querer a Belén de una forma muy tierna y además de todo, le hizo una promesa a su padre, que
Las horas pasaron desmasiado rápido y por fin ya era la hora de salida, solo faltaba esperar a que sonara el timbre.Hasta que después de unos segundos más, el timbre sonó.Belén fue en busca de su amigo y cuando lo vio, lo ayudo a ir al carro de su padre, él cuál ya los estaba esperando con muchas ansias, ella planeaba que este chico, fuera a comer con ellos y ya se lo había dicho y esperaba que no se le olvidará.—Papi— dijo Belén, mientras se acercaba a su padre, pricediendo a dar le un beso en la mejilla al señor Pindu.— ¿Lo podemos llevar a comer a la casa? Por favor— dijo pestañeando rápidamente y muy tiernamente.Era obvio que el padre iba a preferir que tuviera un nuevo amigo, Harrison era un chico que a pesar de todo, le impartía confianza a las personas y al papá de Belén, le caía muy bien, por eso lo dejaba ser su amigo y más si a su hija le agradaba y se notaba que a Belén le agradaba mucho
Harrison intentaba demostrar felicidad y al menos intentaba ser feliz en la casa de los Pindu y estaba realmente agradecido con ellos, ya que le daban la seguridad, el amor, la confianza que el necesitaba y que nadie más le daba.A pesar de carecer de amor de parte de su madre, él no era un chico problema, aunque todos pensaban que si, por aquel incidente con más abejas, el cual realmente no fue su intención, pero todos se negaban a creer en todo lo que decía.Después de que padre e hija llevarán a su casa a Harrison, el dia tomó su curso y muy rápidamente, que muy pronto era un nuevo día de escuela.Y eso le gustaba mucho a Belén, ya que significaba que vería de nuevo a su amigo Harrison.A Belén le agradaba tanto la compañía de Harrison, aquel joven que le impartía demasiada confianza, él era su nuevo amigo, y eso le emocionaba mucho, cuando iba a la escuela, cada minuto, quería aprovechar lo al máximo, aunque sabía qu
"Nadie sabe papi, no llego a la escuela, estoy tan preocupada, y ¿Si algo malo le pasó?, No quiero" envío Belén."Luego te doy detalles hija, el se encuentra bien" le respondió y guardo el celular, por el momento aquel joven necesitaba su ayuda, no podía darle detalles a su hija.Dentro de él, pedía que Harrison estuviera bien.La ambulancia llegó tan rápido como pudo, lo observaron y al parecer, alguien le había pegado con algo en la cabeza.El señor Pindu, no podía creer quien había sido tan inundado para hacerle esto.Llegaron al hospital y le hicieron unos estudios urgentemente, para descartar que aquel golpe, le pudiera haber ocasiado algo muy grave, afortunadamente, esto no era tan grave, ya que en los estudios arrojo que todo estaba bien, todo dentro de él
El doctor muy rápidamente llegó a checar como estaba Harrison —¿Cómo te sientes?— pregunto el doctor mientras le revisaba los signos vitales, quería ver qué aquel joven, se encontrará bien.—Solo un poco adolorido— dijo Harrison mientras movía un poco la cabeza.Belén se encontraba a su lado, no se quería separar de su lado, quería demostrar le todo su apoyo.La policía entro, un poco después, junto con el señor Pindu.—Queremos hablar con el paciente, un momento, ¿Podrían salir?, Por favor— dijo uno de los policías.—Claro— dijo el doctor mientras asentía —quedas en buenas manos chicos, al rato regresamos — dijo de repente.Belén, su padre y el doctor, salieron de inmediato de aquella habitación.—No hizo nada malo, todo está bien, ¿Cierto papá? — dijo Belén con suma preocupación, mientras lo observaba.Esperaba que su amigo no estuviera en problemas, eso le asustaba mucho.—No te preocupes hija, él no ha hecho nada
El padre de Belén, el señor Arthur Pindu, por fin había terminado de llenar los papeles, para que el joven Harrison se pudiera quedar en su casa, la familia de Belén, quería proteger a Harrison, aquel joven no merecía nada de lo que le había pasado con anterioridad, al señor Pindu le seguía dando vueltas en la cabeza una pregunta, si ella lo tenía ahí en el suelo ¿Por qué no lo mato?, Tal vez, ella pensó que ya lo había matado y por eso se fue de inmediatamente, muchas cosas en estos momentos no tenían explicación alguna, pero sabía que pronto las tendrían, por el momento, querían enfocar se en el bienestar de aquel joven, que podría correr un gran peligro, el señor Arthur, la señora Graciela y Belén, sentían un gran cariño por Harrison.El señor Pindu y Belén, habían decidido
Era obvio que al señor Pindu le divertía cada vez que decía algo, ya que eso hacía que su hija se sonrojara mucho.— Oh cierto, que despistada soy — dijo la chica mientras muy disimuladamente, volteaba a ver a otro lado.Era obvio que aquella chica seguía estando muy sonrojada.— Bueno en realidad a lo que venía era que ya hablé con el doctor, y me dijo que Harrison por fin será dado de alta hoy, ya que todo en los nuevos estudios que se le realizaron, resultaron demasiado bien — dijo con tanta emoción el señor Pindu.Esto a todos les alegraba demasiado, Belén voltio a ver de repente a su padre y Harrison solo miraba con tanto asombró, ambos jóvenes emocionados por la gran y grata noticia que les acababa de dar el señor Pindu.— ¿En serio?— preguntaron ambos chicos, para luego ver se de inmediato y dar se un gran abrazo.Luego de un rato, se quedaron viendo, se habían dado cuenta del abrazo que se estaban dando y de inmedia