Harrison solo se le podía quedar viendo con mucha ternura a Belén, a decir verdad, su actitud le parecía muy tierna, en realidad nunca se espero que Belén le dijera eso y reacciona tan madura e independiente a su edad, al parecer pensó que Belén sería todo lo contrario de lo que a visto que es, a decir verdad, Harrison y Belén a pesar de llevar muy poco de conocerse, en ese tiempo, él sintió que chocar con ella, aunque terminarán en ese estado, en un mal estado, ella con el brazo roto y él con la pierna rota, a pesar de no ser un muy buen primer encuentro para ninguno de los dos, podía sentir y creer que eso fue parte y obra del destino y quería que eso fuera cierto, él quería creer que el destino la había puesto en su camino por alguna razón, le gustaba pensar que eso pasaba, Harrison sentía que ella le daba tranquilidad, le daba el cariño que su madre le negaba, Harrison, empezaba a querer a Belén de una forma muy tierna y además de todo, le hizo una promesa a su padre, que no pensaba romper por nada y por nadie, quería cumplir la promesa de cuidarla.
La fila avanzo muy rápido y por fin Belén podria llevar su comida al comedor, junto a su nuevo amigo, intentaba agarrarla, pero no podría llevar todo al mismo tiempo, ya que el brazo lo tenía lesionado, nada más podía llevar una cosa a la vez y eso sumando que todavía le faltarían las bebidas y detrás de ella, habían personas esperando y apresurando la, ella se estaba poniendo nerviosa.
Harrison sin pensarlo e puso de pie de inmediato y la fue a ayudar.
A cómo pudieron, ambos llevaron todo a la mesa y estaban más tranquilos, sin que nadie los estuviera apresurando o algo así.
—Gracias, en verdad no era necesario que me ayudarás, yo podría haber lo traído todo, aunque hubiera sido en partes— dijo Belén mientras lo miraba.
—Claro que si era necesario, es obvio que no te iba a dejar todo a ti sola, además de que se te haría muy cansado ir y regresar, una y otra vez, sumándole que muchas personas te estaban apurando, era muy obvio que no me podía quedar sentado y solo viéndote a ti sola batallar, además tú pagaste, en algo debía ayudar, y mínimo te ayudaría a traer todo—. Dijo con una gran sonrisa Harrison,.mientras dejaba todo en la mesa y mientras se sentaba.
—No importa quién haya pagado— dijo Belén con una sonrisa. —Pero tú también te ibas a cansar y con esas muletas se te iba a dificultar mucho— dijo con preocupación, mientras dejaba también las cosas en la mesa y procedía a sentarse al lado de Harrison.
—Pues los dos tenemos algo por lo que se nos dificultaria, pero ese algo, fue lo que nos unió— dijo Harrison soltando una pequeña risa.
Eso los estaba uniendo, lo que les pasó, los había unido, afortunadamente fueron solo pequeñas lesiones, pero también estaban alegres de coincidir.
—Oye Belén— continuo Harrison, mientras estaba comiendo una cucharada de su ensalada.
Para luego mirarla.
—Claro, dime Harrison— dijo haciendo la misma acción, la chica, mientras lo veía con suma ternura.
Que Belén viera a Harrison con su cara llena de ternura, hacía que Harrison se derritiera, hacía que su corazón se acelerará, pero él no quería darlo a demostrar.
—Y desde que no sabes nada de tus mejores amigos anteriores, ¿Ya no haz hecho más amigos?, Eres muy amigable y me sorprendería que en serio no tuvieras más amigos, eso sería realmente muy raro, bueno, al menos para mí— dijo el chico mientras le prestaba atención, poniendo los brazos sobre la mesa.
—Pues deberías sorprenderte, desde aquel entonces, desde que desaparecieron de la nada, desde que no dejaron ni un solo rastro, no he vuelto a hacer amigos, se me hace muy difícil, bueno realmente a mí no es a la que se le dificulta, si no a los demás, no sé por qué de repente, de la nada, nadie quiso estar a mi lado, y siempre me la pasaba sola, por esa razón, deje de intentar tener amigos, el que quisiera ser mi amigo, me hablaría, eso siempre pensaba, pero nunca ocurría, aunque a decir verdad, tu eres mi primer amigo, después de mucho pero mucho tiempo y eso me alegra demasiado, contigo sentí algo especial, digo y es que ese algo especial es que de verdad quería ser tu amiga— dijo muy sonrojada, mientras veía al suelo.
—Oh, eso me halaga mucho, no puedo creer que por algo que desconoces, que tú ni sepas que es lo que a ocurrido, los demás no quieran acercarse a ti, es una reverenda tontería, ellos deberían decirte que pasa, pero no te preocupes y es obvio que eso ya no importa, yo estaré a tu lado siempre, quieras o no, te apoyaré en todo— dijo acariciándole la cabeza.
—Pues no se, a decir verdad y realmente siento que contigo puedo sacar muchos temas de conversación y eso me encanta y además que sigo impresioda con eso, ya que nos unió este pequeño accidente, sin querer lo, ni desear lo, aquí estamos los dos, juntos, a la hora del receso, desayunando, quien lo podría imaginar, que esto nos dió a ambos un nuevo amigo — ella estaba tan pero tan alegre, aunque no sea algo de presumir como se conocieron, le alegraba demasiado conocer lo aunque fuera por ese incidente, pero se conocieron y eso.era lo importante en estos momentos — pero, ya hablamos mucho de mi, y quisiera saber ¿Que hay de ti?, ¿Haz tenido más amigos?— pregunto muy curiosa.
—JAJAJAJAJA, Yo soy incapaz de hacer amigos, dado que se me cataloga, como un chico "problema"— dijo aquel chico con una gran risa al principio, y sin darle importancia dijo lo demás, mientras hacia con sus dedos, énfasis en "problema"
— Pero ¿Por qué? —pregunto curiosa— Yo no creo que seas un chico problema — dijo muy indignada, no podía creer que a su nuevo amigo le digan que es un chico problema.
—Sonara muy chistoso, al menos para mí si lo es, intenté ayudar a bajar una colmena de avejas, estaba muy repleta de abejas, que había en mi anterior escuela, se que debía llamar a unos especialistas, pero quería hacer algo bueno y que me respetarán en ese momento , entonces en ese momento llevaba protección y todo, que había alquilado para este día, no se habían dado cuenta, puesto que los llevaba en mi mochila, estaba terminando de bajar aquella colmena, pero no la pude sostener bien y se me callo, haciendo que las abejas se esparcieran por toda la escuela, compañeros y maestros corrían por todas partes, algunos intentaban esconderse en salones, pero por un pequeño agujero entraban, así que salieron huyendo de la escuela, y pues la escuela llamo a unos especialistas y terminando con el trabajo, un maestro me vio con el traje de protección, es obvio que pensaron que lo hice adrede, pensaron que lo hice con toda la intención, pero no estaban equivocados, yo solo quería ayudar, pero no me dejaron decir palabra alguna, no me dejaron defender u pues a mí me tuvieron que expulsar de inmediato, y aquí estoy, cursando mi último año, en esta nueva escuela preparatoria, esa es mi triste historia, de como llegué aquí— dijo un poco triste.
—Que malos, al menos debieron preguntarte, dejarte defender, que les dijeras que era lo que estabas haciendo en realidad, no lo sé, algo, pero no debieron juzgarte solo por qué si, a decir verdad pensé que eras mucho mayor que yo, pero nunca me imaginé que estuviéramos estudiando en la misma escuela, yo imaginé que estarías en la universidad, hasta que mi padre te pregunto y me dijo dónde estudiabas, yo te iba a preguntar, pero se me olvidó, afortunadamente, mi padre te pregunto y eso me alegro demasiado — dijo aquella peli castaña, intentando que aquel chico, olvidara ese mal momento.
—Eso me lo han dicho mucho, que no aparento la edad que decía tener, puede ser que tal vez sea por qué en mi anterior escuela, formaba parte del equipo de baloncesto, no es por presumir, pero era el mejor de ese equipo — dijo guiñandole un ojo, mientras decía con mucho orgullo.
Belén solo rodo los ojos y puso una sonrisa — vamos a decir que te creo—. Dijo de inmediato.
—Oye, si es cierto, si gustas, un día te enseño a jugar— vio su pie roto y el brazo roto de ella. —Oh vaya, solo que sería, nada más que nos recuperemos y nos quiten estás cosas— dijo mientras se reía un poco.
Los chicos terminaron sus comidas y se fueron a sus respectivos salones.
—Te espero a la salida y recuerda, iremos a mi casa saliendo, no se te olvide— dijo Belén muy alegre, estaba demasiado feliz y quería recordarselo para que no se le olvidará.
—claro que por supuesto que si, no se me podría olvidar, nos vemos— dijo Harrison con una gran sonrisa.
Ambos chicos, estaban tan felices de ser amigos y eso se notaba en sus rostros, ya no se sentían solos en aquella gran escuela.
Las horas pasaron desmasiado rápido y por fin ya era la hora de salida, solo faltaba esperar a que sonara el timbre.Hasta que después de unos segundos más, el timbre sonó.Belén fue en busca de su amigo y cuando lo vio, lo ayudo a ir al carro de su padre, él cuál ya los estaba esperando con muchas ansias, ella planeaba que este chico, fuera a comer con ellos y ya se lo había dicho y esperaba que no se le olvidará.—Papi— dijo Belén, mientras se acercaba a su padre, pricediendo a dar le un beso en la mejilla al señor Pindu.— ¿Lo podemos llevar a comer a la casa? Por favor— dijo pestañeando rápidamente y muy tiernamente.Era obvio que el padre iba a preferir que tuviera un nuevo amigo, Harrison era un chico que a pesar de todo, le impartía confianza a las personas y al papá de Belén, le caía muy bien, por eso lo dejaba ser su amigo y más si a su hija le agradaba y se notaba que a Belén le agradaba mucho
Harrison intentaba demostrar felicidad y al menos intentaba ser feliz en la casa de los Pindu y estaba realmente agradecido con ellos, ya que le daban la seguridad, el amor, la confianza que el necesitaba y que nadie más le daba.A pesar de carecer de amor de parte de su madre, él no era un chico problema, aunque todos pensaban que si, por aquel incidente con más abejas, el cual realmente no fue su intención, pero todos se negaban a creer en todo lo que decía.Después de que padre e hija llevarán a su casa a Harrison, el dia tomó su curso y muy rápidamente, que muy pronto era un nuevo día de escuela.Y eso le gustaba mucho a Belén, ya que significaba que vería de nuevo a su amigo Harrison.A Belén le agradaba tanto la compañía de Harrison, aquel joven que le impartía demasiada confianza, él era su nuevo amigo, y eso le emocionaba mucho, cuando iba a la escuela, cada minuto, quería aprovechar lo al máximo, aunque sabía qu
"Nadie sabe papi, no llego a la escuela, estoy tan preocupada, y ¿Si algo malo le pasó?, No quiero" envío Belén."Luego te doy detalles hija, el se encuentra bien" le respondió y guardo el celular, por el momento aquel joven necesitaba su ayuda, no podía darle detalles a su hija.Dentro de él, pedía que Harrison estuviera bien.La ambulancia llegó tan rápido como pudo, lo observaron y al parecer, alguien le había pegado con algo en la cabeza.El señor Pindu, no podía creer quien había sido tan inundado para hacerle esto.Llegaron al hospital y le hicieron unos estudios urgentemente, para descartar que aquel golpe, le pudiera haber ocasiado algo muy grave, afortunadamente, esto no era tan grave, ya que en los estudios arrojo que todo estaba bien, todo dentro de él
El doctor muy rápidamente llegó a checar como estaba Harrison —¿Cómo te sientes?— pregunto el doctor mientras le revisaba los signos vitales, quería ver qué aquel joven, se encontrará bien.—Solo un poco adolorido— dijo Harrison mientras movía un poco la cabeza.Belén se encontraba a su lado, no se quería separar de su lado, quería demostrar le todo su apoyo.La policía entro, un poco después, junto con el señor Pindu.—Queremos hablar con el paciente, un momento, ¿Podrían salir?, Por favor— dijo uno de los policías.—Claro— dijo el doctor mientras asentía —quedas en buenas manos chicos, al rato regresamos — dijo de repente.Belén, su padre y el doctor, salieron de inmediato de aquella habitación.—No hizo nada malo, todo está bien, ¿Cierto papá? — dijo Belén con suma preocupación, mientras lo observaba.Esperaba que su amigo no estuviera en problemas, eso le asustaba mucho.—No te preocupes hija, él no ha hecho nada
El padre de Belén, el señor Arthur Pindu, por fin había terminado de llenar los papeles, para que el joven Harrison se pudiera quedar en su casa, la familia de Belén, quería proteger a Harrison, aquel joven no merecía nada de lo que le había pasado con anterioridad, al señor Pindu le seguía dando vueltas en la cabeza una pregunta, si ella lo tenía ahí en el suelo ¿Por qué no lo mato?, Tal vez, ella pensó que ya lo había matado y por eso se fue de inmediatamente, muchas cosas en estos momentos no tenían explicación alguna, pero sabía que pronto las tendrían, por el momento, querían enfocar se en el bienestar de aquel joven, que podría correr un gran peligro, el señor Arthur, la señora Graciela y Belén, sentían un gran cariño por Harrison.El señor Pindu y Belén, habían decidido
Era obvio que al señor Pindu le divertía cada vez que decía algo, ya que eso hacía que su hija se sonrojara mucho.— Oh cierto, que despistada soy — dijo la chica mientras muy disimuladamente, volteaba a ver a otro lado.Era obvio que aquella chica seguía estando muy sonrojada.— Bueno en realidad a lo que venía era que ya hablé con el doctor, y me dijo que Harrison por fin será dado de alta hoy, ya que todo en los nuevos estudios que se le realizaron, resultaron demasiado bien — dijo con tanta emoción el señor Pindu.Esto a todos les alegraba demasiado, Belén voltio a ver de repente a su padre y Harrison solo miraba con tanto asombró, ambos jóvenes emocionados por la gran y grata noticia que les acababa de dar el señor Pindu.— ¿En serio?— preguntaron ambos chicos, para luego ver se de inmediato y dar se un gran abrazo.Luego de un rato, se quedaron viendo, se habían dado cuenta del abrazo que se estaban dando y de inmedia
Aquella nueva familia, había salido del hospital, todos estaban muy felices, inmediatamente se subieron al carro.— Que maravilla Harrison, me alegra que estés demasiado bien — dijo el señor Pindu, mientras observaba a Harrison por el espejo retrovisor, para luego regresar su mirada al camino.— Gracias señor Pindu y muchas gracias por querer estar a cargo de mi — dijo Harrsion con una gran sonrisa.— En serio, estamos tan emocionados de que estés con nosotros — dijo la pequeña Belén con demasiada emoción.El camino no fue muy largo.Después de un rato, de estar en el carro y derramar tanta felicidad, por fin, la familia había llegado a su casa.Belén, Harrison y el señor Arthur, se bajaron del carro.La señora Graciela, todavía estaba terminando de arreglar tod
— No nos rechaces por favor, se que eres merecedor de esto, es un pequeño regalo que te damos, ahora eres de nuestra familia, eres un gran chico — dijo la madre de Belén, mientras lo miraba con mi mucha ternura.A Harrison le sorprendía y le daba mucha alegría, que por primera vez en su vida, alguien le estaba demostrando cariño, lo trataban como él se merecía y no lo menospreciando y hacían menos, lo hacían sentir tan especial.— Prometo pagarles todo, es mucho lo que han hecho por mi, pero se los iré devolviendo poco a poco — dijo de inmediato Harrison.— No te estamos contando por nada de lo que te damos, no tienes que pagarnos absolutamente nada, solo con que seas feliz, somos más que pagados, te queremos mucho — dijo el señor Arthur con una gran sonrisa.— Muchas gracias— dijo Harrison demasiado