El señor Pindu los ayudo a subir con mucho cuidado a los 2, para que por ningún descuido, se pudieran lastimar, en camino a casa, Belén por fin le pregunto su nombre.
—Y dime, chico bicicleta ¿Cómo te llamas?— dijo Belén volteando a ver lo, mientras alzaba una ceja.
—Harrison y ¿Tú? ¿niña audífonos?— dijo aquel chico haciendo la misma acción.
— Belén— dijo con una leve sonrisa.
—Aqui, ¿hacía dónde me dirijo?— dijo el padre de la chica interrumpiendolos.
—Doble a la izquierda por favor— el señor Pindu, hizo caso a lo que el joven le dijo — en la casa azul por favor— dijo Harrison, mientras señalaba su casa.
El señor Pindu, se bajó del carro y ayudo a bajarse a Harrison, mientras poco a poco, se acercaban a la puerta de la casa, le pregunto
— A ¿Qué escuela vas?— dijo el señor Pindu mientras lo miraba.
—A la escuela Hallson, señor, apenas entre al tercer año— dijo mientras se movía con sus muletas, parecía manejarlas bien, como si tiempo antes, ya las hubiera usado.
—¡Que maravilla!, Mi hija entro a tercer año, igual en esa misma escuela, espero puedan llevarse bien y la puedas cuidar mucho, espero que sean muy buenos amigos— dijo el señor Arthur muy emocionado.
—No se preocupe señor, gracias por su ayuda y claro que cuidare de ella, se lo prometo— dijo un poco dudoso, quería cumplir la promesa, pero Harrison no sabía si lo podría hacer bien.
Harrison sabía que no podía cuidarse muy bien de él, y una prueba de ello era el accidente que habían tenido hoy, pero intentaría cumplir con la promesa que acababa de hacer.
Después de unos segundos más, llegaron a la puerta de la casa del joven, había una pequeña subida, por lo cual el señor Pindu ayudo a Harrison a entrar a aquella casa, Harrison abrió y entro, cuando entro al parecer su madre no se preocupo del por qué tanto tardo en llegar.
Cuando aquella señora volteó a ver, solo vio a Harrison de pies a cabeza y alcanzo a decir. —Te he dicho que tengas cuidado, siempre eres muy descuidado, por favor, termina de entrar y cierra la puerta —. Dijo la madre de Harrison mientras miraba al celular.
—Muchas gracias señor— dijo intentando disimular lo triste que se sentía.
Aquel joven, tenía un gran corazón, pero no tenía a quien darle ese amor, su madre no aceptaba muestras de amor, no iban con ella, la madre de Harrison era una señora muy seria.
—Dime Pindu— dijo intentando que el chico olvidará ese suceso.
—Señor Pindu, le digo señor por qué lo respeto, muchas gracias por todo— dijo Harrison mientras terminaba de entrar a su casa y cerraba la puerta.
—Que chico tan amable, no sé por qué su mirada me hace sentir mi corazón cálido — dijo curioso, pero luego dirigirse de nuevo a su carro.
Pero el padre de Belén, se acordó de nuevo de lo que acaba de suceder y se sintió un poco sorprendido por aquella acción de la madre, y se puso muy triste por él joven Harrison, no tardó mucho y llegó a su auto, un poco decaido
—¿ Que paso papi?— dijo preocupada Belén.
—Solo que me sentí mal por tu amigo, es que, al parecer solo vive con su madre y cuando ella lo vio, no ví ninguna pizca de preocupación en ella y solo le alcanzo a decir que le ha dicho que tenga mucho cuidado, me sentí tan mal por él, pude ver la tristeza en sus ojos y eso me partió el corazón— dijo el padre muy triste.
—No te preocupes papi, verás que seremos los mejores amigos, aunque, el encuentro no haya sido el mejor que hayamos tenido, desde que Isaac se fue, no he tenido de nuevo un mejor amigo y creo que es momento de darle vuelta a la hoja, se que con él, sería un buen comienza, pero que tonta soy, no le pregunté a qué escuela va— dijo preocupada.
—No te preocupes hija, yo le pregunté y va a la misma que tú— dijo el padre mientras la tranquilizaba.
—Espero que lo ocurrido el día de hoy, quede en el pasado, del cual más adelante nos podamos reír y espero, de verdad espero poder hacer que por un momento, él sea muy feliz, tan siquiera fuera de su casa, mientras está en la escuela— dijo la chica muy alegre, esperaba realmente que todo mejorará para su nuevo amigo.
Si algo caracterizaba a Belén, era su muy buen corazón, aquella pequeña pelicastaña, que gustaba usar puros jeans, sus tenis morado con blanco y blusas holgadas, era tan buena y todos reconocían que no habían conocido a una personas tan buena, como aquella jóvenes, Belén tenía unos padres, Graciela y Arthur, unos padres que hacían muy feliz a su hija y que ella los hacia feliz a sus padres, ella sabía hasta que limites tenía y no le gustaba romper esos límites, le gustaba obedecer a sus padres, no por ser una joven que les temiera, si no por qué les tenía respeto y sabía que todo lo que los hacían, era por su bien, pero era obvio que los padre no la limitaban de muchas cosas, prueba de eso, fue aquella noche, dónde un oscuro secreto se decubrio.
Pero a pesar de todo, era obvio que los padres de Belén, le demostraban a esta joven cuánto la querían y le daban mucho amor, el cuál ella reflejaba ayudando a otras personas, o al menos intentaba ayudar en todo el que pudiera, ella no se negaba, Belén era una chica sumamente amable.
Los padres de esta chica, estaban muy orgullosos de ella, era muy buena hija y muy buena persona, pero aún a pesar de ser tan buena, lamentaba darle laibertad que le dieron aquel día, el cuál no se explicaban cómo le había podido pasar lo que le pasó, ellos desde ese momento lo odiaron, los odiaron a esas personas, el odio era un sentimiento muy malo, pero los padres de Belén, sentían muchos sentimientos hacia ellos, rencor, odio, resentimiento, pero claro estaba que no iban a permitir que su hija sufriera mucho si se se enteraba de lo que había pasado, ella no merecía eso, no merecía saberlo y que su vida acabará y se refundiera en la tristeza, ellos no querían eso para su hija, por eso los padres de Belén, a toda costa intentaban guardarle ese secreto, ese oscuro secreto.
Después de un muy buen rato, por fin habían llegado a su casa, dulce hogar, la madre se veía preocupada por la tardanza de su hija, ya que ella sabía la hora de salida de su pequeña y en estos momentos había tardado más de lo previsto, se podía observar a la madre, dar vueltas por toda la casa, se podía ver a simple vista, que la señora Graciela, estaba muy preocupada, pero cuando la vio entrar, cuando vio entrar a su hija en ese estado en coml estaba, enyesada del brazo, se asusto mucho.
Se quedaba viendo de pies a cabeza a su hija y muy preocupada se le acercó a la chica — hija ¿Estás bien?, ¿Cómo te paso esto? ¿ Quién fue?— dijo mientras la observaba con tanta preocupación.
No sé esperaba que algo así le pasará a Belén, en su primer día de escuela.
La señora Pindu no esperaba que su hija llegara en estás condiciones, ella la esperaba que llegara bien.
—Cariño, no te preocupes, solo fue un pequeño accidente, no tuvieron mucho cuidado estos niños, cosas de jóvenes, ya sabes cómo es tu hija de torpe— dijo el padre mientras le tallaba la cabeza a su hija, ella solo le pudo quedar viendo entre cejas — pero ya está mejor, a causa de esto, de lo ocurrido, pudo hacer un nuevo amigo, es obvio que no fue en las mejores circunstancias, pero ahora nuestra pequeña no estará sola en la escuela— dijo el padre intentado tranquilizar a la madre, mientras le guiñaba un ojo.
Era obvio que al señor Arthur, le tranquilizaba que su hija tuviera un amigo, así él podría cuidarla, no quería que su hija sufriera otro desafortunado incidente, aunque en estos momentos Harrison no podría defenderla a como quisiera, pero sabía que ambos se llevarían bien, el señor Arthur seguía sintiendo un gran cariño hacia ese muchacho, pero no podía explicar que era.
— Mamá, estoy bien, mírame — dijo mientras daba una vuelta, con su brazo enyesado — solo fue un pequeño golpe, no me fijé por estar con mis audífonos— la señora Pindu, la quedó viendo con seriedad — Y me le atravesé a un chico, el pobre también está muy lastimado— dijo un poco avergonzada.
—Hija, que hemos dicho de andar con los audífonos en la calle, ya ves las consecuencias, no solo te lastimaste tu, se lastimo otro joven— dijo preocupada.
— No te preocupes mami, ambos estamos bien y es lo que importa— dijo Belén con una gran sonrisa.
La madre suspiro, era muy obvio que si le enojaba que su hija no tuviera cuidado por andar con esos audífonos, dos personas que lastimaron, pero estaba tranquila, por qué su hija y aquel joven, estaban bien y no pasó algo más grave.—Cariño, desde mañana lleva a nuestra hija a la escuela, no quiero que mi pequeña bebe, le pasen más cosas como estas, y por favor, lleva también al chico, no quiero que también se accidente, de nuevo, quiero que ellos estén bien amor— dijo un poco más tranquila.Todos saben que aquella familia es muy amable y si es posible, es obvio que ellos te ayudarán.—Mamá, ya no soy un bebe — dijo mientras soltaba una pequeña risa — pero si estás más tranquila, está bien, dejaré que mi papá me lleve, para que no te preocupes— dijo la joven mientras se encerraba en su cuarto.La chica intento olvidar lo sucedido y se puso a escuchar música.Pero no podía olvidar a aquel chico, todo lo que pasará, si co
—Ahi está tu respuesta cariño— dijo mientras se subía de nuevo al carro.—Ash— dijo Belén mientras se bajó del carro, para luego acercarse a darle un beso, un poco enojada a su padre.—Y no me veas con esos ojos que parece que me quieres matar, sonrie, sabes que te amo— ella rodo los ojos para luego dar le una sonrisa a su padre.
Harrison solo se le podía quedar viendo con mucha ternura a Belén, a decir verdad, su actitud le parecía muy tierna, en realidad nunca se espero que Belén le dijera eso y reacciona tan madura e independiente a su edad, al parecer pensó que Belén sería todo lo contrario de lo que a visto que es, a decir verdad, Harrison y Belén a pesar de llevar muy poco de conocerse, en ese tiempo, él sintió que chocar con ella, aunque terminarán en ese estado, en un mal estado, ella con el brazo roto y él con la pierna rota, a pesar de no ser un muy buen primer encuentro para ninguno de los dos, podía sentir y creer que eso fue parte y obra del destino y quería que eso fuera cierto, él quería creer que el destino la había puesto en su camino por alguna razón, le gustaba pensar que eso pasaba, Harrison sentía que ella le daba tranquilidad, le daba el cariño que su madre le negaba, Harrison, empezaba a querer a Belén de una forma muy tierna y además de todo, le hizo una promesa a su padre, que
Las horas pasaron desmasiado rápido y por fin ya era la hora de salida, solo faltaba esperar a que sonara el timbre.Hasta que después de unos segundos más, el timbre sonó.Belén fue en busca de su amigo y cuando lo vio, lo ayudo a ir al carro de su padre, él cuál ya los estaba esperando con muchas ansias, ella planeaba que este chico, fuera a comer con ellos y ya se lo había dicho y esperaba que no se le olvidará.—Papi— dijo Belén, mientras se acercaba a su padre, pricediendo a dar le un beso en la mejilla al señor Pindu.— ¿Lo podemos llevar a comer a la casa? Por favor— dijo pestañeando rápidamente y muy tiernamente.Era obvio que el padre iba a preferir que tuviera un nuevo amigo, Harrison era un chico que a pesar de todo, le impartía confianza a las personas y al papá de Belén, le caía muy bien, por eso lo dejaba ser su amigo y más si a su hija le agradaba y se notaba que a Belén le agradaba mucho
Harrison intentaba demostrar felicidad y al menos intentaba ser feliz en la casa de los Pindu y estaba realmente agradecido con ellos, ya que le daban la seguridad, el amor, la confianza que el necesitaba y que nadie más le daba.A pesar de carecer de amor de parte de su madre, él no era un chico problema, aunque todos pensaban que si, por aquel incidente con más abejas, el cual realmente no fue su intención, pero todos se negaban a creer en todo lo que decía.Después de que padre e hija llevarán a su casa a Harrison, el dia tomó su curso y muy rápidamente, que muy pronto era un nuevo día de escuela.Y eso le gustaba mucho a Belén, ya que significaba que vería de nuevo a su amigo Harrison.A Belén le agradaba tanto la compañía de Harrison, aquel joven que le impartía demasiada confianza, él era su nuevo amigo, y eso le emocionaba mucho, cuando iba a la escuela, cada minuto, quería aprovechar lo al máximo, aunque sabía qu
"Nadie sabe papi, no llego a la escuela, estoy tan preocupada, y ¿Si algo malo le pasó?, No quiero" envío Belén."Luego te doy detalles hija, el se encuentra bien" le respondió y guardo el celular, por el momento aquel joven necesitaba su ayuda, no podía darle detalles a su hija.Dentro de él, pedía que Harrison estuviera bien.La ambulancia llegó tan rápido como pudo, lo observaron y al parecer, alguien le había pegado con algo en la cabeza.El señor Pindu, no podía creer quien había sido tan inundado para hacerle esto.Llegaron al hospital y le hicieron unos estudios urgentemente, para descartar que aquel golpe, le pudiera haber ocasiado algo muy grave, afortunadamente, esto no era tan grave, ya que en los estudios arrojo que todo estaba bien, todo dentro de él
El doctor muy rápidamente llegó a checar como estaba Harrison —¿Cómo te sientes?— pregunto el doctor mientras le revisaba los signos vitales, quería ver qué aquel joven, se encontrará bien.—Solo un poco adolorido— dijo Harrison mientras movía un poco la cabeza.Belén se encontraba a su lado, no se quería separar de su lado, quería demostrar le todo su apoyo.La policía entro, un poco después, junto con el señor Pindu.—Queremos hablar con el paciente, un momento, ¿Podrían salir?, Por favor— dijo uno de los policías.—Claro— dijo el doctor mientras asentía —quedas en buenas manos chicos, al rato regresamos — dijo de repente.Belén, su padre y el doctor, salieron de inmediato de aquella habitación.—No hizo nada malo, todo está bien, ¿Cierto papá? — dijo Belén con suma preocupación, mientras lo observaba.Esperaba que su amigo no estuviera en problemas, eso le asustaba mucho.—No te preocupes hija, él no ha hecho nada
El padre de Belén, el señor Arthur Pindu, por fin había terminado de llenar los papeles, para que el joven Harrison se pudiera quedar en su casa, la familia de Belén, quería proteger a Harrison, aquel joven no merecía nada de lo que le había pasado con anterioridad, al señor Pindu le seguía dando vueltas en la cabeza una pregunta, si ella lo tenía ahí en el suelo ¿Por qué no lo mato?, Tal vez, ella pensó que ya lo había matado y por eso se fue de inmediatamente, muchas cosas en estos momentos no tenían explicación alguna, pero sabía que pronto las tendrían, por el momento, querían enfocar se en el bienestar de aquel joven, que podría correr un gran peligro, el señor Arthur, la señora Graciela y Belén, sentían un gran cariño por Harrison.El señor Pindu y Belén, habían decidido