Capítulo 47 - ¿Soy un aparecido?

Santos

No podía dormir, con esta era la segunda desvelada de la noche. Por eso desde hace una hora hacía ejercicio, en un rato, saldré con César. Cuando él me escuchó salir de la habitación a la medianoche, a los segundos él abrió la puerta de su cuarto. Por eso le pregunté si era que no dormía por estar en la puerta.

Cada vez que me levantaba él se asomaba. Su actitud no me molestó, más bien me causó risa. Recordé la corta conversación de camino a la cocina mientras iba a prepararme leche tibia con miel.

—Tú ¿acaso no duermes?

—Extraño mi casa.

—Sí, como no. Deberías de poner una cama adicional en la recámara y decirle a María Constanza que duerma con ustedes. Yo no voy a gatear a la habitación de tu hija.

—Me he dado cuenta de que me has evadido para hablar.

—No lo he hecho. Si quieres vamos al gimnasio.

—¿A esta hora? Ya no estoy para hacer tanto ejercicio, mejor vamos a correr, ¿salimos mañana? En un rato quedé de salir temprano con María Joaquina y las tres damas a comprar deta
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