María ConstanzaHoy se iban mis padres, debíamos salir después del desayuno al aeropuerto para despedirlos. Preparaba el desayuno con mi mamá, hablamos mucho en su estadía, me sugirió buscar un método anticonceptivo, también me aconsejó no presionar a Santos a tener algo serio. —parecía bruja.Sugirió calmarme y me permitiera disfrutar, que si en la vida estaba escrito que él sea mi esposo y padre de mis hijos, así sería. Si no, que adquiriera experiencia, no era malo eso. Pero no me iba a permitir que me obsesionara a tal punto que perdiera mi norte y mi esencia. Porque el ser una mujer obsesionada terminaría como las locas que los atacaron a ellos.Me dijo que no me aferre, que mande por un tiempo largo a la vieja que habitaba en mí y disfrutara como la joven que era. Que me permitiera aprender de los errores, eso me haría más sensata, en otras palabras, me pidió vivir, de las fallas aprendería a levantarme. En otras palabras, que no sea amargada.—Mamá amo mi vida, y soy feliz así.
María Constanza.Le puse seguro a la puerta para tener la certeza de que él no ingrese y me viera llorar, tomé la almohada para contrarrestar cualquier gemido emergente de mi garganta. No tenía idea de cómo pude contenerme para no demostrar que su comentario hizo estragos en mi pecho. Mi ilusión fue hecha añicos.Y no podía culparlo, Santos no tenía la culpa de mis sentimientos, todo el mundo lo decía. Pero fui tan terca de enamorarme de él. Siempre he sabido quién era, y, aun así, me empeñé en obligarlo y forzarlo hasta el punto de incomodarlo con mis padres. Yo quería que se enamorara de mí.Si hubiera sido, al contrario, el pobre hubiera quedado como un posesivo, acosador, mi actitud debía de tenerla en cuenta… ¿Por eso mi madre me dijo que cayera en la obsesión? Olvidé por un momento que nadie obliga a nadie. Como quisiera tener al padre Castro en este momento para pedirle un buen consejo.Ahogué el llanto. Como dice el refrán: el hombre propone y la mujer dispone. De su parte sol
María CostanzaAntes de volver a dormir hablé con mis papás, llegaron muy bien. Organicé todo para dormir, aunque me costó mucho conciliar el sueño por todo lo que había dormido, pero lo logré pasada la medianoche. En la mañana fue la misma rutina y antes de salir, en el llavero, él tomó las llaves de su nuevo auto, por eso yo tomé las otras y al mirarme vi que se molestó.—¿No puedo tomar tu carro prestado?—Sí, claro. Pero… —Se quedó callado.Bajamos el ascensor y antes de ingresar cada uno a un vehículo me tomó de la mano, mi corazón casi se sale del pecho.—¿Lo has pensado?—Tengo hasta el inicio de mi periodo para darte una respuesta.—¿Entonces lo estás considerando?—Santos, tú hiciste una propuesta, yo medito si la tomo o la dejo. Que tengas un lindo día.Vi remordimiento en su mirada. Le sonreí e ingresé en el automóvil. Lo vi salir primero, iba a acelerar cuando sonó mi celular, apagué el carro y contesté.—Buenos días.—Buenos días, hija, —arrugué mi frente, esa voz me era
Santos¡No me concentro en nada!, desde que regresé del apartamento, cuando Bryon llamó a preguntar la razón por la cual María Constanza no había llegado me asusté demasiado, lo primero que se vino a mi mente fue un accidente, y luego me aterré de solo pensar que la loca de Rocío o cualquiera de esos locos que andan tratando de jodernos la secuestró.Y como no me contestó ninguna de las llamadas, no tuve otra opción que salir a buscarla. Ahora se quedó en casa y no sacaba de mi cabeza la conversación a tener en la tarde. ¿Qué respuesta me tendrá?, ¿aceptará solo sexo?, estaba a nada de arrancarme el cabello por besarla, tenía muchas horas de no hacerlo, desde lo sucedido en la piscina.Reconozco haber sido muy tosco al decirle lo que puede esperar de mí, pero no quiero ilusionarla, tampoco puedo negar que había dejado de recordar el modo en como la toqué, me tenía empalmado. Además, César dijo algo que explotó mi cabeza, mi Pulga era como Maju, mujer de un solo hombre, no quería carga
María ConstanzaSu lengua jugaba con la mía, se sentó en el mueble sin soltarme, mi corazón latía al máximo, sus manos recorrieron mi espalda y cuando supe sus intenciones lo detuve, no por miedo, sino porque me llegó hace dos horas el periodo y salí a inyectarme. Su boca soltó mis labios, luego llegó a uno de mis senos para morder uno de mis pezones. Esto era delicioso, pero debía decirle que ahora no podemos llegar hasta el final.—Santos.—No me detengas.—Lo siento, pero si debes detenerte, me vino la menstruación hace un par de horas. —pegó su frente en mi pecho.—Tenerte en mi cama se ha convertido en una odisea.—Lo bueno cuesta. —Me besó.—Debes inyectarte.—Ya lo hice, vengo de la farmacia y Jamara me la puso. —Esa pícara mirada me sonrojó.—Lo tenías todo planeado. Pensé que no ibas a aceptar.—Esto solo durará tres meses. —afirmó.Me estaba jugando el todo por el todo, si él no se enamoraba de mí en este tiempo, lo tomaré como una experiencia, y mi sueño de ser solo de un h
GuillermoSonreí al ver a mi hermana correr para abrazarme, Adara siempre me trató como su hermano mayor, y el tenerme en ese papel, le dio una tranquilidad justa para su temor de ser secuestrada de nuevo. El tener a alguien que pudiera cuidarla y defenderla, como nos dijo su psicóloga, fue fundamental.De mi parte, yo estaba feliz de poder ayudar de esa manera. Me daba bienestar, el tener hermanos, el tener una familia, así que la ayuda emocional fue recíproca. La abracé muy fuerte. Mi linda rubia se veía preciosa. Y otra que parece una modelo era Nadina, por ser rubia, las dos parecían hermanas. La descendiente rusa era una elegante y una sencilla mujer.—Hola, Guillermo. —Nadina era pintora, se estaba abriendo camino en ese difícil mundo.—Qué lindas están.—Gracias.No dejé pasar por alto que Eros, desde lejos siempre la miraba en las reuniones y paseos familiares, parecía una reina de belleza.—Adara tengo una noticia que darte.Aún no sabían que nos encontrábamos embarazados, la
SantosEscucharla decir que le hiciera el amor fue estar en tierras inexploradas, pero también fue música instantánea. No me puse a pensar en, sí era correcto o no, solo sé que María Constanza se metió en mi pensamiento. No lograba sacarla, en la oficina solo miro su portarretrato y sonrió como tonto al saber que, al regresar del ajetreado día, mi Pequeña me recibirá en casa. La puse debajo de mí y mis manos se deslizaron cuesta arriba para sacar su bata, me alejé de su deliciosa boca, para observar una vez más sus preciosos senos, al tocarlos y comprobar de nuevo lo firmes que eran… en ese instante comprendí, he sido el único, mis manos eran las primeras en grabarse en su piel y eso me llenó de satisfacción. Introduje uno de sus pezones en mi boca para saborear esa deliciosa sensación y el sabor dulce de su piel. Desde que dormimos juntos solo me acostaba con el bóxer puesto, ahora lo único que me separa de mi objetivo era nuestra ropa interior. Comencé a bajar lo más despacio posi
NataliaNo podía evitar los nervios, y gracias a los ángeles Nadina estaba en mi casa, la gran belleza de ella no era solo su físico, sino su linda alma. Lo calmada y por qué no decirlo, su madurez. Sin duda tenía un alto manejo de las emociones. Gracias a ella me había calmado, porque yo sentía que en cualquier momento mi burbuja de felicidad se explotaría.—¿Cómo lo logras?—Lograr ¿qué?—Mantenerte calmada.—No creas, suelo tener mis arrebatos de pérdida de control y son fuertes, supongo que el tratar de entender a una persona me ha llevado a entender a todo el mundo menos a ese ser. Por qué te juro, es el único que logra sacarme de mis casillas y ante él quedo como insensata.—¿Puedo preguntar?Terminaba de maquillarme, todo será muy sencillo, pero no por eso estaré con mi rostro lavado en mi boda civil.—Preferiría que no.—Nadina, no lo tomes a mal, pero hoy llegaba Eros y muy seguro te lo encontrarás en la notaría, de ahí nos vamos a unas cabañas ya alquiladas a tres horas de a