Capítulo 29 - Recibir consejos de personas con experiencia.

María Constanza

No sé qué pensar, pero me dio a entender que no le gustaban mis preparaciones de comida, y no era obligación gustarle, sin embargo, había fingido muy bien en las cenas… ¡Dios!, solo espero no haber hecho el ridículo ante esas personas. Desde que salí siento unas terribles ganas de llorar, pero no iba a hacerlo.

El taxi se detuvo frente al edificio donde vivo, le pagué y miré hacia el último piso, aún tenía la piel erizada y esas corrientes que en ocasiones te suceden y no era por la emoción, era por el antagónico a esa palabra, si subo me iba a poner a llorar, miré a un lado una calle y era un largo camino lleno de edificios, al otro lado igual.

Tampoco tenía cerca al padre Castro para correr y hablar con él. Sin embargo, necesitaba hablar, tenía en mi cabeza un sinnúmero de teorías, hipótesis, conclusiones verdaderas o erróneas… pero no sé qué hacer, seguía en la acera, mirando el edificio.

—Jovencita, ¿se encuentra bien?

Al mirar a quién me llamó, eran tres señoras d
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