Llegaron al hospital, Christian aparcó el auto en el estacionamiento y los dos se bajaron. Él se apresuró a alcanzarla y la tomó de la mano poniéndola de nuevo nerviosa.—Harás que no dejen de mirarnos, no me gusta ser el centro de atención.—Es problema de ellos, que miren todo lo que quieran.—Y de Noha, admítelo—él solo sonrió y ella se ruborizó.—Me encanta cuando te pones así—se detuvo para besarla por sorpresa dejándola sin aliento.—No puedes ser real—susurró ella sin fuerzas de abrir los ojos, no comprendía que se pudiera sentir tanto amor así de una persona.—Pues, prepárate, te espera mucho por vivir conmigo a tu lado.Se separó de ella y le tomó de la mano para que entraran juntos. Inesperadamente se encontraron a Noha en la recepción, tenía unos documentos sobre el mostrador. Se giró para verlos, cuando su mirada viajó sobre sus manos unidas, Karen intentó separarla de Christian, pero éste se la sujetó bien, impidiendo que lo consiguiera, no tenía pensado soltarla para com
Avanzó rápido, llegó hacia las escaleras y mientras se bajaba por ellas lo buscó con la mirada, pero no lo veía, así que se acercó al mostrador donde estaban las chicas para preguntarlas por él.—Estuvo un rato aquí con nosotras, pero llegó Xavier y se lo llevó a su sala de pediatría, —contestó Alexia —dijo que te lo dijéramos.—¿De verdad estáis saliendo? —preguntó la otra—Qué afortunada eres—reconoció soltando un sonoro suspiro.—Iré a buscarlo. Gracias—dijo despidiéndose.Decidió tomar el ascensor, tenía que hacerlo si quería llegar pronto ya que Xavier trabajaba unos pisos más arriba. Se abrió el ascensor y se bajó de él, caminó por el corredor y se dirigió hacia la sala de pediatría donde trabajaba su amigo, estaba abierta. Se acercó y asomó en el umbral de la puerta. Vio al amor de su vida, le estaba sacando conversación a un niño de unos dos años aproximadamente, intentaba distraerlo mientras Xavier le vendaba el brazo, pareciera que se había hecho daño. Le resultó tierna aquel
Mientras Christian conducía, Karen echó un vistazo por el auto.—¿Tienes tu ropa en el maletero? —le preguntó ella.—¿Ropa? No traigo ropa.—¿A no? —enseguida se desilusionó—entonces regresarás pronto, ¿cuándo, mañana?—¿Lo preguntas porque no traigo equipaje? —él la miró y notó tristeza en su rostro—Te dije que me quedaba aquí contigo, no me voy mañana ni pasado mañana—le tomó la mano. —No traje mi equipaje porque no me dio tiempo, ya quería verte, Alfred se encargará de enviarme mis cosas, así que tranquila, ¿sí?Ella no pudo ocultar una sonrisa de alegría.—Entonces ¿no traes nada?—No ¿por? —volvió a mirarla, su mirada parecía caprichosa, qué será lo que iba a proponerle.—¿Y si pasamos por una tienda a buscarte algo de ropa mientras esperamos que Alfred te envíe tus cosas?—¿De compras? —ella agitó la cabeza—No me gusta mucho, pero si es lo que quieres no puedo decirte que no.—Genial—estaba emocionada por la oportunidad de poder salir de comprar con él, le entusiasmaba la idea d
Karen salió de la habitación después de ponerse algo cómodo y recogerse el pelo en una coleta, y para su sorpresa se encontró a Christian ya en su cocina, sobre su encimera terminando ya de trocear unos tomates y cebolla. —Pero Christian, no deberías estar haciendo nada, eres mi invitado—le tomó de la mano intentando detenerle. Él aprovechó su contacto para atraparla de espalda contra su pecho y posar su barbilla contra su hombro. —¿Esperabas que te dejara a ti hacerlo todo? No eres mi sirvienta, aun así, creo que será más divertido hacerlo juntos ¿no te parece? Ella solo pudo asentir, él tenía rodeada su cintura con sus manos y eso la hacía no pensar con claridad, de hecho, era capaz de asentir a todo lo que él pudiera pedirla. Él tomó sus manos y las colocó sobre la encimera. —Bien, me pasas los panes y yo me encargo de untarlos ¿de acuerdo? —ella asintió de nuevo lo que provocó que él se riera—¿Es todo lo que harás? ¿Solo asentir? —Bueno…tampoco es que…haya mucho que decir. —D
El sonido del celular sobre la mesa hizo que Karen se despertara, le tomó unos segundos reubicarse y recordar que estaba acurrucada en el sofá con el mejor hombre que había dejado entrar en su vida. Se habían quedado dormidos sin darse cuenta y el móvil que ahora estaba sonando no era de ella, sino de él. Estrechó la mano para tomarlo, el brazo de Christian seguía sujetándola. Se dio la vuelta para tenerlo de frente, él tenía los ojos cerrados, se veía muy lindo, le recordaba a las veces que lo encontraba así dormido cuando entraba en su cuarto a escondidas para hablarle.—Christian—le susurró, el móvil después de colgarse había empezado a sonar de nuevo.Él abrió los ojos para coger el móvil y después de ver que se trataba de su madre, ignoró la llamada y puso el móvil en modo silencioso. Depositó de nuevo el móvil sobre la mesa y con su mano ya libre atrajo a la mujer que tenía junto a él aún más mientras volvía a cerrar los ojos.—Es mi madre, ya la llamaré después.—Pero lleva tie
—…me sorprendió que cerrara la puerta con llave, dijo que era para que no nos interrumpieran. Quiso obligarme a beber, pero no quería y entonces…entonces empezó…le dije que no quería y le dio igual, dijo que estaba harto de esperar…destrozó la ropa que llevaba…—Por favor no sigas—pidió él atrayéndola más hacia él.—Xavier era su compañero de cuarto, gracias a que llegó a tiempo pudo detenerlo a golpes…me protegió de él. El padre de Víctor era el director de la universidad y él lo convenció para que lo expulsaran, sobre todo porque no dejaba de acosarme después de lo sucedido. Después de eso nunca más volví a saber de él. —guardó silencio después de contar todo aquello, ahora se sentía relajada por haberlo podido soltar todo, ya no tenía nada que ocultarle.Christian se quedó quieto, ahora todo encajaba, ahora entendía del por qué de sus extraños comportamientos, todo había sido gracias a aquel desafortunado encuentro que tuvo con aquel desgraciado. ¿Qué podía hacer él? No podía cambi
Ahora estaba él frente a ella, ella que se había quedado totalmente inmóvil, hasta podía escuchar su propio corazón latir con fuerza, y ni aun así conseguía apartar su mirada de la de él.—¿Puedes darte la vuelta de nuevo? —le preguntó a ella. Lentamente se dio la vuelta encontrándose de nuevo con su reflejo en el espejo con él detrás de ella mirándola a través de aquel cristal reflector. —No sé qué habrás visto al mirarte, pero déjame decirte que lo que ahora estoy viendo es lo más bello y puro que he visto en toda mi vida. Me dejas por completo sin aliento.Karen sintió que se le detenía el corazón ante tales palabras, aún más cuando se inclinó y besó su hombro desnudo. Lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos mientras sentía escalofríos recorrer por todo su cuerpo. Él apartó su cabello hacia el otro lado de su hombro para así poder besarla el cuello mientras con su mano acariciaba suavemente su brazo.—Solo tienes que decirme que pare y lo haré—le susurró al oído. ¿Cómo podía ha
Christian entró en el cuarto con una bandeja de desayuno, lo que había preparado Karen, más un vaso de leche. Ella seguía en la cama con la sábana cubierta hasta el pecho, él en cambio solo se había puesto los pantalones para poder servir a la mujer que le había hecho pasar la mejor mañana de su vida. Se metió de nuevo en la cama y depositó la bandeja sobre ella. —Venga, bébete esto primero—le ofreció el vaso de leche. —Gracias. Ella tomó el vaso y le dio un trago. Los dos desayunaron en la cama, cualquiera que los viese reírse y sentirse a gusto en aquella simple mañana sentiría envidia por ellos. Se reían mientras conversaban y comían, era una mañana que ninguno de los dos querría olvidar. —Ojalá nos quedáramos aquí, para siempre, solos los dos, sin nada ni nadie que nos estorbe. —dijo él posando su mano sobre el vientre de ella, acariciándola suavemente. Karen tomó la bandeja y la colocó sobre la mesita, se estiró en la cama para poder pegar su cabeza sobre la almohada y tener