Reconsidero lo que acabo de decir y lo arreglo de inmediato. No quiero que piense que ella me interesa. ¡Joder! Ya no sé ni lo que digo, primero, le confieso mi amor y luego, lo niego. Ni yo mismo me entiendo. ―Paúl no te lo permitirá. Me mira de una manera en la que nunca antes lo había hecho. ―¡Me importa una mierd4 si lo quiere o no! ―responde con desparpajo―, él no es mi amigo. Así que tú me ayudarás a quitarlo de mi camino ―¿qué demonios?―. No te habría dicho nada de saber que ella te interesaba, pero ahora que confirmo que no te interesa, entonces no hay nada que pueda detenerme. Sé que puedo conseguir que se enamore de mí y, una vez que lo consiga, le pediré que se case conmigo. Aquello se siente como un golpe directo a mi estómago. Siento que mis entrañas fueron removidas y estrujadas hasta ser aplastadas. La sensación me inquieta y me incomoda, así que sin más que decir, decido alejarme de allí y olvidarme del asunto… al fin de cuentas, es algo que no me atañe. Al menos es
Culpa.Es la única palabra que se repite dentro de mi cabeza. Estoy devastado y lo peor de toda esta situación, es que yo soy el único culpable de que la Nana estuviera pasando por este difícil momento. ¿Qué hice?Bajo del auto rápidamente, una vez que Wilson se estaciona frente al hospital. Mi corazón, que ha estado palpitando más que nunca durante las últimas horas, se acelera debido a la preocupación que me produce pensar en lo que pueda pasarle. No me lo perdonaría si algo le sucede por haber sido tan intransigente y egoísta.Pocos segundos después, los pasos de mi amigo acompasan los míos, porque mi vieja es tan importante para él, como lo es para mí. Entramos a la clínica y nos dirigimos al puesto de información para saber sobre su condición médica y el número de la habitación a la que la han trasladado. No es mucho lo que pueden decirnos mientras los doctores hacen sus estudios y análisis. Una vez que la recepcionista nos indica hacia dónde ir, atravesamos los corredores como a
Me acerco a su cama, necesito constatar que todo está bien con ella, que lo que dijo el médico ha sido una gran equivocación. Ella no puede estar enferma, mi vieja no puede dejarme. ¡Se lo prohíbo!―Nana…Abre los ojos al escuchar mi voz. Su semblante es pálido, parece cansada. Fuerzo una sonrisa, a pesar de que los seis pares de músculos involucrados se niegan a hacerlo.―Hijo ―extiende su mano para que la tome―, siento mucho haberme ido de la casa esa manera.Niego con la cabeza. Aquí el único culpable de todas las desgracias, soy yo.―No, Nana, tú no tienes nada de que disculparte ―sujeto su mano arrugada y llena de manchas y la envuelvo entre las mías―, en tal caso soy yo quien debe pedirte perdón por haber sido un… ―me cuesta mucho articular palabra―. No te merezco, vieja, tú me lo has dado todo, en cambio, yo… ―esboza una dulce sonrisa, al mismo tiempo en que las lágrimas surcan su rostro envejecido―. Eres lo más importante que hay en mi vida, mamá ―le confieso con el corazón en
Una semana despuésElla va a morir y no hay nada que pueda hacer para impedirlo.Sigo devastado por la noticia. ¿Por qué nunca me lo dijo? Respiro profundo y me pierdo una vez más en mis pensamientos. ¿Qué voy a hacer cuando mi vieja ya no esté? Es la misma pregunta que me he venido haciendo desde que supe que esa maldit4 enfermedad me la estaba arrebatando de las manos.Después de saber que su enfermedad estaba en la etapa terminal, decidí trabajar desde casa para pasar a su lado el mayor tiempo posible. Desde entonces, sigo la misma rutina. Permanezco en su habitación cuando está despierta y una vez que se queda dormida, me encierro en la oficina y no paro de trabajar hasta altas horas de la noche.Me mantengo aislado de todos, encerrado en mi propio mundo, revolcándome en mi propio dolor. Me he convertido en un ermitaño dentro de mi propia casa. Un par de toques en la puerta me expulsa súbitamente de mis profundas cavilaciones.―Adelante.Sé de quién se trata a pesar de que no pued
Pego un respingo en lo que escucho su voz detrás de mí. Giro la cara sobre mi hombro y lo veo aproximarse a la mesa. ¿Bajó a comer con nosotros?—Por lo visto, han estado conociéndose mejor durante mi ausencia —su mirada feroz me obliga a soltar la mano de su amigo—. Qué bueno que haya decidido bajar y venir a acompañarlos, ahora que todos estamos viviendo juntos, es bueno comenzar a estrechar los lazos familiares. ¿No lo creen?No pasa desapercibido la ironía con la que lo ha mencionado. Decido ignorar su falta de tacto y el doble sentido oculto detrás de sus inoportunas palabras. Sin embargo, Wil no está dispuesto a dejarlo pasar.—¿Ahora usamos la ironía como forma de comunicación entre nosotros, Tony? ―inquiere su amigo con sarcasmo—. Te hacía un hombre con más clase, pero fuiste burdo y ordinario. Nada propio de ti. ¿Por qué mejor no hablas claro y me lo dices a la cara?Anthony se sienta a la cabecera de la mesa, lugar que siempre ha ocupado. El momento es tenso e incómodo. No q
Mis ojos permanecen fijos sobre ella, sorprendido y maravillado por su inesperada reacción. Ninguno de los dos lo vio venir hasta que su palma impactó con fuerza contra nuestros rostros. Es la primera vez que alguien se atreve a tanto y que, a cambio, yo no haya reaccionado para devolverle el exabrupto en la misma medida. No obstante, tratándose de ella, las circunstancias son completamente diferentes. Wilson estaba tan asombrado como yo, podía notar también en el leve temblor de sus labios que estaba a punto de explotar a carcajadas. La situación era hilarante e inverosímil, pero un movimiento en falso y emputaríamos a la fiera salvaje de mirada asesina que teníamos al frente.—No voy a permitir que ninguno de ustedes dos piense que puede tomar decisiones sobre mi vida como si yo fuera un objeto de su propiedad —se queja furiosa por el comportamiento irreprochable que hace poco habíamos demostrado en el comedor—. Si creen que porque están forrados en dinero y tienen la equivocada id
Casi de inmediato, me retracto de lo que he dicho.―¡Vete a la mierd4, imbécil, y olvida lo que dije!Salgo de allí y huyo como cobarde. Necesito respirar un poco de aire puro para aclarar mis pensamientos. Comienzo a desvariar y a decir cosas absurdas que pueden complicar mi existencia. ¿En qué demonios estaba pensando? ¿Por qué razón dije aquello?¿Enamorado? ¿Yo? ¡Qué va! Joder, parezco bipolar.Atravieso la sala y salgo a la calle para ir a cualquier lugar en el que pueda quitarme de encima esta incertidumbre que me tiene ansioso y desconcertado. Subo a mi auto y una vez que giro el encendido, acelero con imprudencia haciendo que los neumáticos de mi vehículo chirríen al deslizarse sobre el pavimento. Me alejo de allí precipitadamente y sin rumbo fijo, buscando un lugar en el que pueda desahogarme y quitarme de encima este extraño sentimiento que se ha instalado en mi pecho.Algunos cuantos kilómetros después, me detengo frente al primer lugar que encuentro. Bajo del auto y me enc
¿Qué era lo que acababa de hacer?Mis manos aún tiemblan, pero no sé si es por la rabia o por los nervios, ya que ni en mi más lejana imaginación, me hubiera atrevido a golpear y, mucho menos, hablarle de esa manera a Anthony. Por supuesto que estaba furiosa… ¿Cómo no iba a estarlo?Esos salvajes estuvieron a punto de acabar con la casa al comportarse como dos peleadores callejeros sin considerar que con sus acciones pudieron haber inquietado a la Nana. Era necesario que interviniera, antes de que los resultados fueran nefastos, porque con la actitud demostrada por ese par de irracionales, lo más seguro era que iniciaran la tercera guerra mundial.No había ninguna justificación para su comportamiento y me molesta que me hayan usado como la excusa perfecta para argumentar tal arrebato. No obstante, me tiene intranquila el comentario de Wilson… ¿Será cierto lo que dijo? ¿De verdad quiere casarse conmigo? ¡Por Dios! Esta situación es cada vez más disparatada.Subo las escaleras y me diri