Me acerco a su cama, necesito constatar que todo está bien con ella, que lo que dijo el médico ha sido una gran equivocación. Ella no puede estar enferma, mi vieja no puede dejarme. ¡Se lo prohíbo!―Nana…Abre los ojos al escuchar mi voz. Su semblante es pálido, parece cansada. Fuerzo una sonrisa, a pesar de que los seis pares de músculos involucrados se niegan a hacerlo.―Hijo ―extiende su mano para que la tome―, siento mucho haberme ido de la casa esa manera.Niego con la cabeza. Aquí el único culpable de todas las desgracias, soy yo.―No, Nana, tú no tienes nada de que disculparte ―sujeto su mano arrugada y llena de manchas y la envuelvo entre las mías―, en tal caso soy yo quien debe pedirte perdón por haber sido un… ―me cuesta mucho articular palabra―. No te merezco, vieja, tú me lo has dado todo, en cambio, yo… ―esboza una dulce sonrisa, al mismo tiempo en que las lágrimas surcan su rostro envejecido―. Eres lo más importante que hay en mi vida, mamá ―le confieso con el corazón en
Una semana despuésElla va a morir y no hay nada que pueda hacer para impedirlo.Sigo devastado por la noticia. ¿Por qué nunca me lo dijo? Respiro profundo y me pierdo una vez más en mis pensamientos. ¿Qué voy a hacer cuando mi vieja ya no esté? Es la misma pregunta que me he venido haciendo desde que supe que esa maldit4 enfermedad me la estaba arrebatando de las manos.Después de saber que su enfermedad estaba en la etapa terminal, decidí trabajar desde casa para pasar a su lado el mayor tiempo posible. Desde entonces, sigo la misma rutina. Permanezco en su habitación cuando está despierta y una vez que se queda dormida, me encierro en la oficina y no paro de trabajar hasta altas horas de la noche.Me mantengo aislado de todos, encerrado en mi propio mundo, revolcándome en mi propio dolor. Me he convertido en un ermitaño dentro de mi propia casa. Un par de toques en la puerta me expulsa súbitamente de mis profundas cavilaciones.―Adelante.Sé de quién se trata a pesar de que no pued
Pego un respingo en lo que escucho su voz detrás de mí. Giro la cara sobre mi hombro y lo veo aproximarse a la mesa. ¿Bajó a comer con nosotros?—Por lo visto, han estado conociéndose mejor durante mi ausencia —su mirada feroz me obliga a soltar la mano de su amigo—. Qué bueno que haya decidido bajar y venir a acompañarlos, ahora que todos estamos viviendo juntos, es bueno comenzar a estrechar los lazos familiares. ¿No lo creen?No pasa desapercibido la ironía con la que lo ha mencionado. Decido ignorar su falta de tacto y el doble sentido oculto detrás de sus inoportunas palabras. Sin embargo, Wil no está dispuesto a dejarlo pasar.—¿Ahora usamos la ironía como forma de comunicación entre nosotros, Tony? ―inquiere su amigo con sarcasmo—. Te hacía un hombre con más clase, pero fuiste burdo y ordinario. Nada propio de ti. ¿Por qué mejor no hablas claro y me lo dices a la cara?Anthony se sienta a la cabecera de la mesa, lugar que siempre ha ocupado. El momento es tenso e incómodo. No q
Mis ojos permanecen fijos sobre ella, sorprendido y maravillado por su inesperada reacción. Ninguno de los dos lo vio venir hasta que su palma impactó con fuerza contra nuestros rostros. Es la primera vez que alguien se atreve a tanto y que, a cambio, yo no haya reaccionado para devolverle el exabrupto en la misma medida. No obstante, tratándose de ella, las circunstancias son completamente diferentes. Wilson estaba tan asombrado como yo, podía notar también en el leve temblor de sus labios que estaba a punto de explotar a carcajadas. La situación era hilarante e inverosímil, pero un movimiento en falso y emputaríamos a la fiera salvaje de mirada asesina que teníamos al frente.—No voy a permitir que ninguno de ustedes dos piense que puede tomar decisiones sobre mi vida como si yo fuera un objeto de su propiedad —se queja furiosa por el comportamiento irreprochable que hace poco habíamos demostrado en el comedor—. Si creen que porque están forrados en dinero y tienen la equivocada id
Casi de inmediato, me retracto de lo que he dicho.―¡Vete a la mierd4, imbécil, y olvida lo que dije!Salgo de allí y huyo como cobarde. Necesito respirar un poco de aire puro para aclarar mis pensamientos. Comienzo a desvariar y a decir cosas absurdas que pueden complicar mi existencia. ¿En qué demonios estaba pensando? ¿Por qué razón dije aquello?¿Enamorado? ¿Yo? ¡Qué va! Joder, parezco bipolar.Atravieso la sala y salgo a la calle para ir a cualquier lugar en el que pueda quitarme de encima esta incertidumbre que me tiene ansioso y desconcertado. Subo a mi auto y una vez que giro el encendido, acelero con imprudencia haciendo que los neumáticos de mi vehículo chirríen al deslizarse sobre el pavimento. Me alejo de allí precipitadamente y sin rumbo fijo, buscando un lugar en el que pueda desahogarme y quitarme de encima este extraño sentimiento que se ha instalado en mi pecho.Algunos cuantos kilómetros después, me detengo frente al primer lugar que encuentro. Bajo del auto y me enc
¿Qué era lo que acababa de hacer?Mis manos aún tiemblan, pero no sé si es por la rabia o por los nervios, ya que ni en mi más lejana imaginación, me hubiera atrevido a golpear y, mucho menos, hablarle de esa manera a Anthony. Por supuesto que estaba furiosa… ¿Cómo no iba a estarlo?Esos salvajes estuvieron a punto de acabar con la casa al comportarse como dos peleadores callejeros sin considerar que con sus acciones pudieron haber inquietado a la Nana. Era necesario que interviniera, antes de que los resultados fueran nefastos, porque con la actitud demostrada por ese par de irracionales, lo más seguro era que iniciaran la tercera guerra mundial.No había ninguna justificación para su comportamiento y me molesta que me hayan usado como la excusa perfecta para argumentar tal arrebato. No obstante, me tiene intranquila el comentario de Wilson… ¿Será cierto lo que dijo? ¿De verdad quiere casarse conmigo? ¡Por Dios! Esta situación es cada vez más disparatada.Subo las escaleras y me diri
Termino mi comida y abandono mi habitación para encargarme de la Nana. Espero que esta vez pueda comer un poco más de lo que lo hizo la última vez. Se ha negado a hacerlo y ello ha resultado en una pérdida de peso excesiva que me tiene preocupada.Abro la puerta, sonrío al verla despierta.―Buenas tardes, Nana.Su cara está muy demacrada y a cada día que pasa, su salud desmejora.―Buenas tardes, cariño.Apenas puede pronunciar palabra, pero nunca abandona esa extraordinaria sonrisa que lleva dibujada en su rostro desde el día en que la conocí.―Le pedí a Eliza que subiera tu sopa, es hora de que comas un poco.Me acerco a su cama y oprimo el interruptor para elevar su cuerpo y ponerla más cómoda.―No tengo apetito, Priscila, preferiría descansar un poco más.Comenta con desgano.―No, Nana, es primordial que comas, has perdido demasiado peso y esta vez no voy a permitir que rechaces nuevamente la comida.Da unas palmaditas sobre el colchón para indicarme que me siente a su lado.―Siént
Abro los ojos súbitamente y me encuentro en una habitación que no reconozco. ¿Dónde carajos estoy? El dolor de cabeza punza dolorosamente y me produce la sensación de tener una decena de alfileres clavados en mi cerebro. Me siento al borde la cama y sujeto mi cabeza entre las manos para tratar de aliviar la presión.¿Por qué ¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué estoy desnudo? ¿Dónde está mi ropa?Tomo la sábana que está enrollada debajo de mi cuerpo y me envuelvo con ella en el mismo instante en que la puerta se abre y una chica morena, vistiendo solo un camisón, entra a la habitación. Ella me sonríe con amabilidad, pero yo no tengo ni put4 idea de quién es, ni de la razón por la que estoy en este sitio.¿Acaso ella y yo? ¡Mierda!―Buenos días, Anthony… ¿Cómo amaneces?¿Cómo carajo sabe mi nombre?Se aproxima a la cama sosteniendo entre sus manos una bandeja con comida. La coloca sobre la mesita de noche y me toma por sorpresa cuando se inclina y deja un beso corto en mis labios.¿Qué d