Uno más para el maratón.
¡Mierd4, mierd4, mierd4! ¡Perdí la m*****a cabeza! ¿Cómo pude olvidar ponerme el puto condón? Al salir de la casa hecho una furia, es cuando entro en razón y me doy cuenta del lugar en el que me encuentro. ¡Joder y mil veces joder! Me froto la cara en señal de rabia e impotencia. Me subo la manga izquierda de la chaqueta y observo en el reloj que está cerca de dar la una de la madrugada. Me aprieto las sienes con los dedos de mi mano derecha y despotrico una y mil veces por ser tan estúpido. Jodí lo que pudo ser una de las mejores noches de mi vida, ¿puedo ser más imbécil de lo que ya soy? Salí corriendo de allí como un puto cobarde debido a lo que ella me hizo sentir. Fue, fue… Respiro profundo, ni siquiera me atrevo a reconocer que es la primera vez que siento el sexo con tanta intensidad, no obstante, también pude percibir lo débil que ella me hace. No tardé en darme cuenta de que ella puede convertirse en mi destrucción. Busco el móvil en cada escondrijo de mi ropa, pero no lo e
Esta vez las cosas se harán a mi manera. Anthony ha tenido demasiadas oportunidades para enmendar todas las veces que la ha jodido con mi mujer, sin embargo, cada vez que se acerca a ella, empeora la situación. Acaba de tirar por la borda todo el trabajo que he hecho hasta ahora. ¡Joder! Estoy hastiado de sus constantes equivocaciones. Ya no estoy dispuesto a permitir que sus acciones me alejen cada vez más de mi objetivo… Recuperar a mi familia. > Este idiota es una m*****a piedra en mi camino. Cada vez que se inmiscuye en mis asuntos, me tira directo al barranco. > ¿Me lo está preguntando en serio? ¡Esto es una burla a mi inteligencia! <<¡A eso me refiero, pendejo! ¿Crees que puedo confiar en ti sabien
Hora de tomar el toro por los cuernos. Salgo de allí y la alcanzo en la habitación. La repaso de pies a cabeza y disfruto de la exquisita figura de mi esposa que, aunque ha perdido algunos kilos, sigue viéndose tan hermosa como siempre. Es un espectáculo observar tan maravillosa obra de arte. Esa fue una de las razones por las que caí inevitablemente rendido a sus pies. La recorro con mis ojos por completo y deslizo la lengua por mis labios ante tanta exquisitez. ―Cariño, por favor ―le hablo con mucha cautela, sé muy bien lo determinada que puede ser mi mujer cuando toma una decisión y, Anthony, lo complicó bastante como para esperar que esta vez pueda persuadirla fácilmente―, yo solo… Pero está más renuente de lo que imaginaba. ―¡No me llames cariño! ―me grita furiosa―, ¡no tienes el derecho de hacerlo! Como explicarle que tengo todo el maldito derecho de decirlo, porque soy su esposo, pero sería una revelación inapropiada bajo circunstancias como esta. —Priscilla, por favor —de
Abro los ojos y, una vez más, no lo encuentro junto a mí. Tal vez esta sea su manera, follar y dejar abandonado a su polvo del momento. ¡Idiota de mí!Suspiro profundo y mientras mantengo la mirada fija en el techo, viendo a la nada en medio de esta inmensa oscuridad, recapacito sobre todo lo que ha sucedido durante estas últimas horas. No entiendo por qué razón, cuando estoy junto a Anthony mi cerebro se vuelve papilla. Es como si se embotara y no pensara en nada más. Y lo que me da más enojo o tal vez me tiene completamente decepcionada, es que luego de haber jurado una y otra vez que no me dejaría convencer por esa atracción fascinante que posee… he vuelto a caer como una ilusa.¡Por Dios! Mi marido y mi nena acaban de morir hace poco más de un mes y ahora yo estoy revolcándome sin ninguna vergüenza con otro. Me hago un ovillo sobre la cama y aprieto los ojos, porque a pesar de todas las circunstancias, no me arrepiento de lo que pasó con él. ¿Eso significa que estoy mal de la cabe
Reconsidero lo que acabo de decir y lo arreglo de inmediato. No quiero que piense que ella me interesa. ¡Joder! Ya no sé ni lo que digo, primero, le confieso mi amor y luego, lo niego. Ni yo mismo me entiendo. ―Paúl no te lo permitirá. Me mira de una manera en la que nunca antes lo había hecho. ―¡Me importa una mierd4 si lo quiere o no! ―responde con desparpajo―, él no es mi amigo. Así que tú me ayudarás a quitarlo de mi camino ―¿qué demonios?―. No te habría dicho nada de saber que ella te interesaba, pero ahora que confirmo que no te interesa, entonces no hay nada que pueda detenerme. Sé que puedo conseguir que se enamore de mí y, una vez que lo consiga, le pediré que se case conmigo. Aquello se siente como un golpe directo a mi estómago. Siento que mis entrañas fueron removidas y estrujadas hasta ser aplastadas. La sensación me inquieta y me incomoda, así que sin más que decir, decido alejarme de allí y olvidarme del asunto… al fin de cuentas, es algo que no me atañe. Al menos es
Culpa.Es la única palabra que se repite dentro de mi cabeza. Estoy devastado y lo peor de toda esta situación, es que yo soy el único culpable de que la Nana estuviera pasando por este difícil momento. ¿Qué hice?Bajo del auto rápidamente, una vez que Wilson se estaciona frente al hospital. Mi corazón, que ha estado palpitando más que nunca durante las últimas horas, se acelera debido a la preocupación que me produce pensar en lo que pueda pasarle. No me lo perdonaría si algo le sucede por haber sido tan intransigente y egoísta.Pocos segundos después, los pasos de mi amigo acompasan los míos, porque mi vieja es tan importante para él, como lo es para mí. Entramos a la clínica y nos dirigimos al puesto de información para saber sobre su condición médica y el número de la habitación a la que la han trasladado. No es mucho lo que pueden decirnos mientras los doctores hacen sus estudios y análisis. Una vez que la recepcionista nos indica hacia dónde ir, atravesamos los corredores como a
Me acerco a su cama, necesito constatar que todo está bien con ella, que lo que dijo el médico ha sido una gran equivocación. Ella no puede estar enferma, mi vieja no puede dejarme. ¡Se lo prohíbo!―Nana…Abre los ojos al escuchar mi voz. Su semblante es pálido, parece cansada. Fuerzo una sonrisa, a pesar de que los seis pares de músculos involucrados se niegan a hacerlo.―Hijo ―extiende su mano para que la tome―, siento mucho haberme ido de la casa esa manera.Niego con la cabeza. Aquí el único culpable de todas las desgracias, soy yo.―No, Nana, tú no tienes nada de que disculparte ―sujeto su mano arrugada y llena de manchas y la envuelvo entre las mías―, en tal caso soy yo quien debe pedirte perdón por haber sido un… ―me cuesta mucho articular palabra―. No te merezco, vieja, tú me lo has dado todo, en cambio, yo… ―esboza una dulce sonrisa, al mismo tiempo en que las lágrimas surcan su rostro envejecido―. Eres lo más importante que hay en mi vida, mamá ―le confieso con el corazón en
Una semana despuésElla va a morir y no hay nada que pueda hacer para impedirlo.Sigo devastado por la noticia. ¿Por qué nunca me lo dijo? Respiro profundo y me pierdo una vez más en mis pensamientos. ¿Qué voy a hacer cuando mi vieja ya no esté? Es la misma pregunta que me he venido haciendo desde que supe que esa maldit4 enfermedad me la estaba arrebatando de las manos.Después de saber que su enfermedad estaba en la etapa terminal, decidí trabajar desde casa para pasar a su lado el mayor tiempo posible. Desde entonces, sigo la misma rutina. Permanezco en su habitación cuando está despierta y una vez que se queda dormida, me encierro en la oficina y no paro de trabajar hasta altas horas de la noche.Me mantengo aislado de todos, encerrado en mi propio mundo, revolcándome en mi propio dolor. Me he convertido en un ermitaño dentro de mi propia casa. Un par de toques en la puerta me expulsa súbitamente de mis profundas cavilaciones.―Adelante.Sé de quién se trata a pesar de que no pued