Aurora se sintió terriblemente mareada, mientras miraba su hermoso disfraz de princesa arruinado, y sentía su largo cabello pegajoso. Dando una mirada hacia el frente, pudo ver como todos los estudiantes la señalaban y se burlaban cruelmente de ella.—¡Te mereces eso por ser una completa zorra! — gritó una estudiante que le lanzó con toda la intención de lastimarla, una botella con agua a la cara que golpeo el rostro de la hermosa pelirroja con crueldad.—¡Muérete maldita cerda! — gritó otra estudiante que arrojó aquel papel arrugado que había caído desde el techo.Aurora sentía que todo le daba vueltas sobre aquel escenario, mientras se esforzaba por no estallar en llanto, y sentía como todos los estudiantes la señalaban y le arrojaban cosas al mismo tiempo en que se burlaban de ella.¿Por qué?Se pregunto. ¿Por qué la trataban de aquella manera tan cruel si ella jamás les había hecho nada?, su único delito, había sido convertirse en la esposa de un millonario…y nada más.—¡Eres una
Aquella mañana el canto de las aves los despertaba. Aurora abría los ojos, sintiendo el reconfortante calor de Massimo abrigándola después de tan terrible suceso que había casi logrado arruinar tan hermosa velada que habían estado pasando en el baile de Halloween. La pelirroja sonrió al mirar a su esposo durmiendo plácidamente, y la neblina que nacía del lago frente a ellos, daba un espectáculo de sombría belleza extraordinaria. Se habían bañado juntos sin hacer nada más que ayudarse mutuamente a sacar los restos de aquella pintura que con tan mala intención habían arrojado sobre ella, y luego habían regresado a aquellos cómodos sofás exteriores a sentarse e intentar olvidarlo todo.Se habían quedado dormidos mientras comían dulces, charlaban, y admiraban la belleza nocturna que el lago tenía para ofrecerles como un consuelo para aquella noche que habían disfrutado y sufrido…y Aurora se sentía realmente en paz…Massimo, contra todo lo que aquella situación podría haber sido, decidió pr
—¿Qué? — Leandro le preguntó desconcertado al no querer aceptar la realidad de sus palabras. —Aurora no puedes negarlo, ese beso lo deseabas tanto como yo lo hacía, y ahora mencionas a Massimo Bensiali ¿Por qué sigues diciendo que él es tu esposo cuando es obvio que te obligó a acetarlo? — alegó y tomó su rostro para obligarla a verlo.—Ya estoy cansada de está perorata. Entiéndelo, Massimo es mi esposo…y tú, estas con Juliana Hancock ahora. ¿Por qué no dejarme en paz?, aun si me hubiera casado contigo, ¿En verdad tu familia iba a tan solo aceptarme con su mansión abierta como has ofrecido? No olvides de donde vengo y quienes son mis padres, no necesito tampoco más mentiras…lo nuestro, se terminó. — le dijo al verlo a los ojos y lo vio negar despacio.—Arruiné todo, ¿cierto? — la voz de Leandro se tornó amarga al acariciar la mejilla de Aurora con el pulgar al no haberla soltado, Aurora se retiró de inmediato al sentir el tacto.Aurora sonrió con nostalgia. — Posiblemente los dos lo
—Bueno, señorita Bensiali…comencemos ya, ya que su esposo no parece llegar. — dijo el Decano Harris mirando el reloj. — Se que mi petición de que vinieran los ha tomado desprevenidos, pero dada la magnitud del incidente, temo que habrá consecuencias no solo para los que resulten culpables. — dijo con seriedad el decano.Aurora palideció ante esas palabras, y dando una mirada al rector, lo miró serio y molesto.—¿Qué quiere decir señor Harris? — cuestionó la pelirroja.El Decano Harris se aclaró la garganta, y en ese momento Massimo entró después de llamar a la puerta y se sentó junto a su esposa. El Decano se secó el sudor de la frente antes de hablar.—Vera, señora Bensiali, una de las políticas más importantes de nuestra institución, es mantener la rectitud y la moralidad entre docentes y estudiantes. Nuestra reputación la hemos forjado durante décadas, y desde hace más de cien años, nunca hemos sido tolerantes a los escándalos. Se que lo ocurrido anoche no fue culpa suya, sin embar
Aquella noche, Juliana entraba al departamento de Brunella Bensiali.—Esa condesa es una atrevida, se ha atrevido a amenazarme…y tu hijo ha defendido a Aurora Bianco aun en medio de todo lo que he hecho para recuperarlo. Tienes que ayudarme. —Brunella negó. — Fue imprudente de tu parte el actuar por tu cuenta, tenemos que hacer las cosas a mi manera. Ya me explicaste por llamada todo lo que esa Condesa te ha dicho, sin embargo, aun con ella, se cómo debo de lidiar. Ven ahora conmigo, tienes que hacerle una pequeña visita a mi hijo. — ordenó la cruel mujer.Después de aquella celebración de dulces en el orfanato, Massimo y Aurora habían regresado al departamento entre risas, y charlas.—¿Te comentó la madre superiora que muchos de los niños ya están en proceso de adopción? Eso es maravilloso, ¿No lo crees? — cuestionó Aurora muy animada, ya se había olvidado por completo de aquel mal rato junto al Decano.Massimo asintió.—Si, me lo comento, aunque, lamentablemente no hay nadie intere
Juliana ladeó su rostro y sonrió al verlo tan cerca, él no iba a lastimarla, lo sabía. —¿Por qué no ser amantes? — sugirió ella. —quédate con ella si eso quieres, pero déjame entrar en tu cama. — suplicó.Massimo la miro con asco y desprecio. — Eres patética. — arrastró aquellas palabras con tono desdeñoso en su voz.Juliana ignoró eso, sabía que él no aceptaría, pero quería provocarlo, y con lo que acababa de hacer, aquella maldita pelirroja terminaría por enterarse de todo, y sin ella de por medio nada le impediría volver a la que era su vida y Massimo pertenecería a ella. La caprichosa mujer mordió su labio y le sonrió al heredero Bensiali.—Una noche, dame solo una noche. — le pidió, y él la soltó. —Sabes que lo diré, no me importa, yo no tengo nada que perder, pero si todo para ganar, ¿Y tú? — le cuestionó.Él negó en silencio al apartarse un par de pasos.—No lo haré, y si decides hablar, tendrás que atenerte a las consecuencias. — le advirtió el rubio magnate.—Piénsalo Massi,
Apenas separaron sus labios, y recuperaron el aliento, ambos se miraron a los ojos. Massimo sonrió al apretarla contra la pared a su espalda y Aurora gimió al sentir su miembro ya endurecido pegarse a ella.—Esta vez no voy a contenerme. — Aurora le dijo en voz suave a su esposo, y bajó su mano a acariciar la rigidez de su masculinidad, el rubio gruñó de placer entre dientes y Aurora volvió a sentir la pasión que eso le provocaba.Él rubio frunció el ceño al sentirla colar su mano bajo su pantalón y tocar su miembro ardiente y ansioso por estar en ella una vez más; gimió roncamente y se giró para recargar su espalda en la pared…había esperado mucho para que fuese Aurora la que hiciera eso...dar el primer paso y ser ella quien lo buscara a él.—Aurora… — musitó Massimo en voz queda y apasionada.Ella mordió su labio con ansias al escucharlo, y acarició la sumamente suave y caliente piel del endurecido miembro del rubio, deslizó su mano sintiendo su dureza, ella bajó su mirada para vers
Aquella noche de tormenta continuaba, y aquella pareja, marido y mujer, disfrutaban de los placeres que el amor tenía para ofrecer. Aurora se apoyaba en sus codos; la blancura de su piel reflejaba la tenue luz del baño. Massimo había deseado mucho tiempo que fuera ella quien se entregara y ofreciera a él de ese modo, que quería que aquel momento durara más, sin embargo, estaba luchando por no sujetarla e invertir posiciones y tomarla con toda su fuerza…alzó sus ojos a ella y la vio con la cabeza ligeramente hacia atrás, su largo cabello de fuego se resbalaba por su hombro y ocultaba la mitad de uno de sus dos grandes senos que estaban completamente libres, pues el pequeño baby doll que Aurora había portado estaba enredado en su cintura.Massimo volvió a gemir cuando los movimientos de Aurora cobraron confianza y ritmo, su cadera ahora se movía en deliciosos círculos que no hacían más que apresurarlo para alcanzar su ansiado clímax.—Aurora… — dijo el magnate con voz entrecortada y pas