Las horas del par de días que le siguieron, Aurora descubriría que se podía unir de una forma más fuerte y menos carnal, de lo que jamás pensó, a ese hombre de antes fría mirada en color zafiro, y eso la fascinaba. El móvil del rubio se mantendría apagado lo que restara del viaje, ninguno estaba interesado en nada que no fuera el otro y hacerlo feliz, complaciéndose mutuamente; Aurora no recordaba cuándo había sido la última vez que había reído tanto hasta que las costillas dolieran, o cuándo había visto a Massimo esbozar sonrisas más largas que las torcidas que siempre solía dedicar al resto del mundo.Massimo estaba consciente que era egoísta, y mucho, pero no importaba… ¿Qué si era cobarde?, se decía a sí mismo, nada realmente importaba y nadie realmente importaba salvo ellos dos, porque la quería de él y para él, y por eso la había asegurado a su lado, tampoco importaba lo muy deshonesto que aquello fuera…si al final de su vida, ella estaba a su lado, entonces todo habría valido l
—Ella es una chica hermosa…y la quiero para mí. — decía el adolescente Massimo Bensiali mirando por el ventanal de su estudio a Aurora Bianco.Aquella jovencita limpiaba la maleza de los jardines junto a su padre, y su bonito rostro estaba manchado con barro. Sus cabellos eran rojos como el fuego que llevaba por dentro, y sus ojos eran de un verde esmeralda que siempre miraban a Massimo con desprecio desde que eran solo unos niños y por razones desconocidas. Tocándose la mejilla golpeada, Massimo Bensiali sonrió. Esa chica, nuevamente, acababa de rechazarlo.—Ella es solo la hija de un par de viejos sirvientes y es dos años más joven que usted, no está a la altura del heredero Bensiali. Su deber es casarse con una mujer de su mismo rango y posición, y ya se hablado de ello; la señorita Juliana Hancock será su prometida; Juliana ha nacido en la cuna de una poderosa familia estadounidense que traerá mayor prestigio aun a los Bensiali, así que cuando tenga edad suficiente… ——Cuando tenga
—Lo lamento, señor Bensiali, pero no tengo nada que celebrar con usted. Con su permiso. — respondió Aurora a Massimo, cuando esté la tomó abruptamente de la mano.—¿Quién es el? — cuestionó Massimo mirando a aquel joven de cabellos negros y ojos grises que lo miró a cambio extrañado.Aurora, con discreción y esperando que nadie hubiese notado aquella conducta tan cuestionable de Massimo, le sonrió y se acercó a él.—Eso no es de su incumbencia, señor. Me retiro, y le pido sea lo que el señor Mauro esperaba que fuera, mantenga la compostura propia del heredero Bensiali. No debe olvidar que yo solamente soy la hija de los sirvientes, como bien usted me lo recordó cuando éramos niños, así que no pierda la calma por causa de una mujer insignificante. — respondió Aurora sagaz, dejando a Massimo con una expresión de enojo marcada en su rostro.—¿Vas a dejarme aquí viviendo mi luto en soledad?, ¿Cuánto tiempo más vas a estar enojada por eso? Pasó hace tantos años que ya no tiene la mayor impo
—Tu madre tiene cáncer…y no tenemos dinero para costear el tratamiento. — dijo el padre de Aurora con seriedad.Aurora sintió como todo su mundo se desmoronaba a pedazos, ¿Qué era lo que iban a hacer?, sus padres se abrazaban dejando ver su evidente sufrimiento, y ella se sintió impotente y frustrada al no contar con dinero suficiente para apoyarlos…pero no se rendiría.—Yo buscare un empleo más, dejare el departamento para no pagar esa renta y regresaré a su casa, mamá tiene que dejar de trabajar en la mansión Bensiali para que pueda descansar, no sé cómo es que lo haré, pero les juro que conseguiré el dinero para pagar los tratamientos. Los apoyare como sea para que mi mamá pueda sanar. — dijo Aurora llevándose una mano al pecho.Armani y Giorgia Bianco, se miraron el uno al otro, y luego miraron a la pelirroja, una sonrisa se había dibujado en sus rostros.—¿En verdad estas dispuesta a hacer lo que sea para apoyarnos? — cuestionó Giorgia mirando fijamente a su hija.Aurora asintió.
—Esta es mi propuesta señor Massimo, tome a mi hija como pago por darnos el dinero necesario para el tratamiento de mi mujer y un poco más para llevar una vida holgada y tranquila y poder jubilarnos, si lo acepta, Aurora será completamente suya, siendo el hombre más poderoso de Italia, nadie va a cuestionarlo, y usted decidirá qué es lo que hace con ella, si la toma como esposa, o la convierte en su amante. — decía Armani Bianco con seriedad y firmeza.Massimo se sintió francamente impactado y sorprendido por aquella oferta que estaba recibiendo. Aquella propuesta le servía en bandeja de plata justamente lo que él había deseado desde que era un niño; tener a Aurora para sí mismo, era todo cuanto realmente quería. Sonriendo, el rubio no se permitió cuestionar la calidad moral ni las intenciones de los viejos Bianco, ni tampoco se permitió que alguna espina de naciente moralidad le lastimara el corazón. Era un hombre de negocios después de todo, él quería algo y se lo estaban ofreciendo
—¿Qué es lo que está pasando? — cuestionó Aurora a Massimo cuando esté la tomo por el brazo.—Le he firmado un muy jugoso cheque a tus padres, mi pequeño petirrojo, tus padres te están esperando para aclarar esta situación…desde este momento, Aurora Bianco, eres de mi propiedad, y vivirás conmigo en la mansión Bensiali, nuestra boda se llevará a cabo en dos semanas…y no puedes hacer nada para impedirlo. — respondió Massimo, llenando de horror y confusión a Aurora.Aurora intento zafarse del agarre de Massimo, aquello que le decía no podía ser verdad. De ninguna manera podía ser verdad, se dijo a sí misma una y otra vez.—¿Este es uno de tus trucos maldita lombriz de tierra? Mis padres de ninguna manera me harían algo como eso. Tu estas sugiriendo que ellos acaban de venderme. — dijo la pelirroja negándose por completo a creer algo como aquello.Logrando someterla, Massimo forzó a Aurora a entrar en su lujoso auto.—Ya lo descubrirás por ti misma, pero no te he mentido, así que será me
—Tiene una figura muy esbelta y de bueno atributos, estoy segura de que lucirá preciosa en su vestido de novia. — decía la modista contratada por Massimo, mientras le tomaba las medidas para el vestido que usaría el día de su forzada boda.Sin responder palabra alguna, Aurora se negó a derramar lágrimas, aun y cuando se sentía completamente sola y devastada, y sentía aquella cintilla recorriendo su cuerpo calculando las medidas exactas para confeccionar un vestido que no tuvo la oportunidad de escoger ella misma; Massimo lo había escogido, y ella se había convertido en una preciosa muñeca a la que el magnate de cabellos rubios, tenía el derecho de vestir y usar como se le diera la gana hacerlo…después de todo, él la había comprado y se había convertido en su dueño.Aun así, Aurora no estaba dispuesta a dejarse servir en bandeja de plata y lista para ser simplemente devorada. Mirándose en el espejo, recordó lo mucho que a Massimo le desagradaban las perlas; le causaban cierta tripofobi
—Las expectativas del modelo L-star pro max, están por los cielos; las redes sociales han estallado después de que anuncio su lanzamiento sin decir las especificaciones, pero las otras compañías seguramente buscaran rivalizar con el nuevo celular en cuanto sea lanzado oficialmente, y es posible que sus propios lanzamientos si pueden llegar a competir seriamente contra B&H en el mercado. — decía uno de los socios de aquella empresa.Massimo aún se sentía perdido en sus pensamientos, aquel beso que le había robado a Aurora le había sabido a gloria…pero también a desprecio. Su hermosa prometida se había encerrado en su habitación y se había negado a comer o cenar con él, y no hubo poder alguno que la forzara a hacer lo contrario. Aurora era una mujer terca y de carácter firme…era por esa razón además de su hermosura, que se había enamorado de ella como un loco desde que eran niños.—¿Usted que opina al respecto señor Bensiali?, ha estado muy callado durante toda la junta sobre el nuevo c