Capítulo 038

Cuando el sol salió, Natalia miró por la ventana, sintiéndose decaída de repente.

Había amanecido y eso solamente podía significar una cosa: era hora de volver a su vida de mentiras.

Con eso en mente se puso en pie, aunque su cuerpo pesaba con un desánimo del que no se podía deshacer.

Las palabras de Fabián seguían taladrando su mente, recordándole que no tenía salida a este horrible matrimonio. Al menos no, hasta que se cumpliera el plazo que dictaba el contrato.

«Tres años», pensó sin entusiasmo.

Justo en este instante parecía que esos tres años pesaban lo mismo que una condena perpetua.

Pero Natalia sabía que no era así y que, además, no todo era tan malo.

O al menos eso era lo que le decía a su cerebro para no caer en la depresión.

«¡Tú puedes con esto!», se animó a sí misma, recordando que sus hijos estaban asistiendo a una buena escuela, que estaban forjándose un camino. Y que ella incluso podía estudiar, si lograba terminar su educación secundaria, entonces entraría
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