Apenas entraron a la mansión, en la noche de bodas en la que supuestamente iban a consumar el amor que profesaban el uno al otro, cuando ya solo estaban ellos dos en la casa y el gentío se quedó detrás de la enorme alberca, la bajó. En el camino del jardín hasta el hogar la cargó como a una esposa recién casada, cosa que era. Se puso derecha y toda sonrisa y gesto de emoción se borró de su cara. Le sostuvo la mirada a Damián.—No pretendas culparme por lo que pasó sabiendo que me dejaste sola en esto e hice lo que creí correcto.Él se cruzó de brazos y recostó su espalda en la puerta, también mirándola fijamente. —Bueno, Clarissa, ¿no pensaste que tú vientre podía dar lugar a malas interpretaciones sobre lo sucedido? ¿Tu ex sabe de esto, por cierto?Sonrió amargada y rio bajo. Tenía los ojos llorosos.—Si me hubieras escuchado realmente, recordarías que no le interesa en lo más mínimo lo que tenga que ver conmigo o mi bebé, porque ya se lo he dicho. Y no, no imaginé que se iba a pr
El día en la casa de Ciabel, la que se había ganado tras la indemnización que le había dado Damián tras el rompimiento del contrato, fue un poco extraño. En especial para Logan, quien había tomado la decisión de hacerles compañía a Ciro y a ella por el hecho de que estaba al tanto de cómo se estaba sintiendo, de lo doloroso que debía ser la traición que la estaba atravesando sin piedad.En especial, después de haber sido "reemplazada", a pesar de que no fue así exactamente lo que sucedió, lo había sentido de esa manera y había dolido de esa forma. Enterarse de que posiblemente Damián le había sido infiel no era un lindo sentimiento.Logan estaba molesto con el castaño por ser un desastre con las relaciones sociales, aunque al principio estaba más molesto por la invitación que por otra cosa, no había ido a verlos y sinceramente, lo estaba esperando para que aclarara la razón por la cual Clarissa tenía un vientre de quién sabe cuántos meses justo cuando estaban por casarse. Si iba a ser
Un silencio absoluto se extendió por la sala apenas Logan terminó su pequeño discurso. Se miraron fijamente.Damián no dio crédito a lo que estaba viendo sobre su mejor amigo.—Maldita sea, me conoces —dijo amargo y con una sonrisa, de paso—. ¿Sabes? Voy a preparar de cenar, los voy a esperar. Quiero hablar con ella. Necesito hacerlo. —No esperó su bendición, sino que cruzó la sala y fue directo hacia la cocina sin duda alguna.—¿La viste el día de la boda? —inquirió a sus espaldas.Se detuvo. No giró.—Sé que lo hiciste —respondió el abogado por él—. Sé que viste su mirada rota, su desánimo, la decepción que la estaba atravesando y que al día de hoy todavía lo hace. Que vengas aquí a disculparte no va a cambiar eso. Esperaba que lo hicieras, pero...—Eres mi amigo y aprecio todo lo que haces por Ciabel y por Ciro, de verdad, sé que eres el tío de él y quieres lo mejor para ellos dos. Sé que me tienes aprecio y también sé que no puedes evitar involucrarte en situaciones dónde se requi
Por el ruido de la cocina, de a poco se fue despertando. Se encontraba sobre la cama perfectamente tendida y al lado de Ciro, quien claramente estaba dormido y apoyaba su cabeza sobre el brazo de ella. Respiró hondo y lo movió despacio intentando no despertarlo en el proceso y tras conseguirlo, estiró la mano hacia su mesita de luz buscando el teléfono.Miró la hora. Arrugó la frente, consternada. Todavía no era la hora de cenar, ni siquiera la que usaba Logan normalmente para empezar a cocinar. Soltó un suspiro y se puso de pie con lentitud. Dio un último vistazo al pequeño pelirrojo que dormía plácidamente y fue a bajar las escaleras.La sola idea de tener esa hermosa casa para ellos dos, de que no fuera tan solo un alquiler temporal y de tener el dinero suficiente como para ir a la universidad y también guardar un poco para que su hijo también pueda hacerlo, era tan irreal, tan ilusoria, que a veces se preparaba mentalmente para que eso dejara de ser un hecho y se convirtiera en un
La contempló durante un par de segundos, recorrió su cuerpo con la mirada y se percató de la manera en la que se cruzaba de brazos y lo veía con seriedad, con una mirada vacía y hasta agotada. La Ciabel que había conocido tiempo atrás ahora mismo estaría destilando ira. Sin embargo, la de ese momento seguía de pie viéndolo como si ya no tuviera importancia. Eso dolió cien veces más que cualquier golpe. En especial, porque ya sabía la forma en la que se estaba sintiendo, puesto que él mismo la había vivido cuando era un adolescente. La desilusión fue tan grande que hasta los sentimientos fueron capaces de apagarse.Francamente, la entendía. Tragó saliva.—Vine para disculparme —admitió. Dejó a un lado las cosas, limpió sus manos con un trapo y caminó un poco más hacia ella.Se relamió los labios.—¿Disculparte? —inquirió despacio con una sonrisa cínica—¿Exactamente, de qué quieres disculparte ahora, Damián? ¿Por haberme dejado y aceptado la propuesta de tu madre de casarte con otra
En cuanto a la pelinegra, el día entero había sido tortuoso y amargo. Lo único que la había mantenido serena lo suficiente como para no llorar a moco tendido era la presencia de Logan y Ciro en la casa, quienes le hacían compañía o cuando lo ameritaba la dejaban sola.Estaba agotada, tenía los ojos hinchados y todavía ni siquiera se había bañado. A pesar de sentirse desastrosa y traicionada, estaba entre los brazos de la persona responsable de eso. Se preguntó a sí misma si estaba exagerando o no, no lo sabía, no estaba segura, pero de que dolía, lo hacía. Era algo de lo que no podía dudar, en especial tras verlo y sentir ese nudo en la garganta.Al oírlo tomó aire.—Eso suena horrible —susurró.Soltó una risa baja.—Créeme, Clarissa está muy al tanto de eso. Lo lamento, princesa, perdón por no poder darte la vida que te mereces.Cerró los ojos.—Basta. Deja de disculparte por básicamente existir, no es eso lo que deseaba o esperaba de ti. Renunciaste a mí, necesario o no, lo hicist
El acontecimiento la tomó tan de sorpresa que ni después de cenar con Logan y Ciro, darse una ducha, irse a acostar, pudo sacarse de la cabeza todo aquello que se dijeron el uno al otro. Al momento lo repitió una y otra vez en su mente, analizando, intentando entender lo que había sucedido. Si era verdad lo que decía o no, la amaba o solo era una excusa.Empero, así y todo, el cansancio de la noche anterior y el mal descanso que tuvo tras llegar a causa del estrés y la ansiedad hicieron eco en su energía. Haberlo visto fue como un soplo de aire fresco que la dejó relajada, más en calma. No se sentía bien, claro, pero estaba mejor que antes de aclarar las cosas.Muy pocas veces se había sentido tan cuidada y querida como lo había hecho cerca de él durante ese breve lapso en el que estuvieron casados. Incluso después del divorcio, él seguía tan presente como le era posible y no sabía qué pensar.¿Alguna vez se iba a acabar esa dinámica de tira y afloja? La relación que había tenido ti
Al regresar a la mansión, esta estaba a oscuras. Era un día libre para los empleados y un momento en el que aprovechaba para salir a entrenar o ver una buena película. Un día de descanso que había sido inaugurado meses atrás por la pelinegra. Fue directamente a la cocina. Pasaba más tiempo en ese lugar rememorando los momentos que pasó ahí junto con Ciabel que en cualquier otra habitación de la casa. Estaba cansado de francamente, todo. Haberla hecho llorar lo hizo odiarse a sí mismo. Cruzó el umbral y se sorprendió de ver que debajo de una de las luces encendidas estaba Clarissa, bebiendo una copa. Se detuvo mirándola fijamente.—No puedes beber esas cosas con un bebé en camino —la regañó.Estaba sentada sobre un taburete con las piernas cruzadas y la copa. Su mirada era de indiferencia. —¿Y qué más da si lo hago? —inquirió en voz baja mirando a un punto fijo en la pared.Soltó un suspiro.—Es tu hijo el que podría salir perjudicado. Piensa en tus prioridades. Cuida de ese bebé q