Por alguna razón, durante la celebración de esa boda su mente viajó al casamiento que había tenido con Ciabel y la manera en la que tiempo después admitió sentirse ella. En automático.Estuvo de la mano con Clarissa durante todo el evento, a pesar de que casi ni disimulaba cuando buscaba a la pelinegra con la mirada. No la encontraba y tenía la necesidad de ir a socorrerla después de ver el brillo en sus ojos. —Por lo menos podrías disimular un poco, desde lejos parece que estás siendo condenado a muerte o algo así —habló la pelirroja en su oído, enlazando su brazo con el suyo—. Digo, todavía estás a tiempo de salir corriendo tras ella.Rodó los ojos. Miró el salón en el que estaban, el ambiente de fiesta y los camarógrafos que los rodeaban.—La actriz eres tú, no yo. Pero es verdad. —Forzó una sonrisa. La tomó de la mano y caminó con ella hacia el centro de la pista de baile. Las luces estaban oscuras y la música retumbaba gracias a los enormes parlantes de sonido que estaban en tod
Sonidos de exclamaciones inundaron el lugar. La mano que sostenía la copa del vino estaba temblando. Los ojos de la dueña de la mano estaban llorosos. Su pecho subía y bajaba, agitada por la rabia y la adrenalina que estaba sintiendo.El novio abrió los ojos más de la cuenta, tomado por sorpresa. Ni siquiera hubo indignación en sus expresiones, cosa distinta al resto de los presentes, incluida Clarissa. Nadie esperó ese comportamiento por parte de la invitada de la que, en primer lugar, ni siquiera se percataron de que estaba. Excepto él, claro está. Durante toda la fiesta, había deseado tenerla enfrente y poder disculparse, pero ahora que estaba ahí, ante sus ojos, tan llena de rabia, se dio cuenta de que un perdón jamás bastaría para restaurar el daño a la traición que estaba sintiendo en ese momento.La música se apagó, las luces de colores fueron sustituidas por las comunes y fue todavía más evidente el caos de la situación. Por un instante, nadie dijo nada, todo el silencio est
Francamente, no llevaba la cuenta de hace cuánto tiempo hacía que estaba dentro del coche de Logan, en la parte trasera y abrazada a sí misma. Sus ojos dolían tanto como su pecho después de un buen tiempo llorando. Tampoco se comunicó con el abogado en ningún momento, se limitó a quedarse en el estacionamiento. Agradeció que nadie, ni siquiera el novio que había sido víctima de su rabia, hubiese ido tras ella, puesto que desde su perspectiva jamás se vio tan patética como en ese entonces. ¿Qué demonios podía esperar después de aceptar una invitación tan nefasta?Se vio por el espejo del retrovisor. Su rostro, apenas iluminado por las luces de ese lugar, estaba manchado de su maquillaje corrido debido a la cantidad innecesaria de lágrimas que había derramado en el transcurso sin ser consciente.Lo único que sentía era dolor y frío. Hasta el abrigo había dejado en ese sitio. Solo esperaba que una buena persona tuviera la suficiente decencia como para avisarle a Logan lo que había ocurri
Apenas entraron a la mansión, en la noche de bodas en la que supuestamente iban a consumar el amor que profesaban el uno al otro, cuando ya solo estaban ellos dos en la casa y el gentío se quedó detrás de la enorme alberca, la bajó. En el camino del jardín hasta el hogar la cargó como a una esposa recién casada, cosa que era. Se puso derecha y toda sonrisa y gesto de emoción se borró de su cara. Le sostuvo la mirada a Damián.—No pretendas culparme por lo que pasó sabiendo que me dejaste sola en esto e hice lo que creí correcto.Él se cruzó de brazos y recostó su espalda en la puerta, también mirándola fijamente. —Bueno, Clarissa, ¿no pensaste que tú vientre podía dar lugar a malas interpretaciones sobre lo sucedido? ¿Tu ex sabe de esto, por cierto?Sonrió amargada y rio bajo. Tenía los ojos llorosos.—Si me hubieras escuchado realmente, recordarías que no le interesa en lo más mínimo lo que tenga que ver conmigo o mi bebé, porque ya se lo he dicho. Y no, no imaginé que se iba a pr
El día en la casa de Ciabel, la que se había ganado tras la indemnización que le había dado Damián tras el rompimiento del contrato, fue un poco extraño. En especial para Logan, quien había tomado la decisión de hacerles compañía a Ciro y a ella por el hecho de que estaba al tanto de cómo se estaba sintiendo, de lo doloroso que debía ser la traición que la estaba atravesando sin piedad.En especial, después de haber sido "reemplazada", a pesar de que no fue así exactamente lo que sucedió, lo había sentido de esa manera y había dolido de esa forma. Enterarse de que posiblemente Damián le había sido infiel no era un lindo sentimiento.Logan estaba molesto con el castaño por ser un desastre con las relaciones sociales, aunque al principio estaba más molesto por la invitación que por otra cosa, no había ido a verlos y sinceramente, lo estaba esperando para que aclarara la razón por la cual Clarissa tenía un vientre de quién sabe cuántos meses justo cuando estaban por casarse. Si iba a ser
Un silencio absoluto se extendió por la sala apenas Logan terminó su pequeño discurso. Se miraron fijamente.Damián no dio crédito a lo que estaba viendo sobre su mejor amigo.—Maldita sea, me conoces —dijo amargo y con una sonrisa, de paso—. ¿Sabes? Voy a preparar de cenar, los voy a esperar. Quiero hablar con ella. Necesito hacerlo. —No esperó su bendición, sino que cruzó la sala y fue directo hacia la cocina sin duda alguna.—¿La viste el día de la boda? —inquirió a sus espaldas.Se detuvo. No giró.—Sé que lo hiciste —respondió el abogado por él—. Sé que viste su mirada rota, su desánimo, la decepción que la estaba atravesando y que al día de hoy todavía lo hace. Que vengas aquí a disculparte no va a cambiar eso. Esperaba que lo hicieras, pero...—Eres mi amigo y aprecio todo lo que haces por Ciabel y por Ciro, de verdad, sé que eres el tío de él y quieres lo mejor para ellos dos. Sé que me tienes aprecio y también sé que no puedes evitar involucrarte en situaciones dónde se requi
Por el ruido de la cocina, de a poco se fue despertando. Se encontraba sobre la cama perfectamente tendida y al lado de Ciro, quien claramente estaba dormido y apoyaba su cabeza sobre el brazo de ella. Respiró hondo y lo movió despacio intentando no despertarlo en el proceso y tras conseguirlo, estiró la mano hacia su mesita de luz buscando el teléfono.Miró la hora. Arrugó la frente, consternada. Todavía no era la hora de cenar, ni siquiera la que usaba Logan normalmente para empezar a cocinar. Soltó un suspiro y se puso de pie con lentitud. Dio un último vistazo al pequeño pelirrojo que dormía plácidamente y fue a bajar las escaleras.La sola idea de tener esa hermosa casa para ellos dos, de que no fuera tan solo un alquiler temporal y de tener el dinero suficiente como para ir a la universidad y también guardar un poco para que su hijo también pueda hacerlo, era tan irreal, tan ilusoria, que a veces se preparaba mentalmente para que eso dejara de ser un hecho y se convirtiera en un
La contempló durante un par de segundos, recorrió su cuerpo con la mirada y se percató de la manera en la que se cruzaba de brazos y lo veía con seriedad, con una mirada vacía y hasta agotada. La Ciabel que había conocido tiempo atrás ahora mismo estaría destilando ira. Sin embargo, la de ese momento seguía de pie viéndolo como si ya no tuviera importancia. Eso dolió cien veces más que cualquier golpe. En especial, porque ya sabía la forma en la que se estaba sintiendo, puesto que él mismo la había vivido cuando era un adolescente. La desilusión fue tan grande que hasta los sentimientos fueron capaces de apagarse.Francamente, la entendía. Tragó saliva.—Vine para disculparme —admitió. Dejó a un lado las cosas, limpió sus manos con un trapo y caminó un poco más hacia ella.Se relamió los labios.—¿Disculparte? —inquirió despacio con una sonrisa cínica—¿Exactamente, de qué quieres disculparte ahora, Damián? ¿Por haberme dejado y aceptado la propuesta de tu madre de casarte con otra