Al final, ni siquiera había logrado dormir correctamente. Puesto que, a mitad de la madrugada, se despertó y su mente comenzó a recordar una y otra vez la conversación que había tenido lugar en el porche de esa mansión. Luego, había repetido una y otra vez esos escasos recuerdos que tenía de la secundaria, en un intento de traer a su memoria aquello que le estaba contando.En retrospectiva, no durmió ni cuando salió el sol y la culpa iba a consumirla. Había sido una desgraciada, si Damián estaba en lo cierto. Entendía por qué su madre había sido así con ella. Si alguien le hubiera hecho a Ciro lo que le hizo al castaño, estaría igual o peor que esa señora al reconocer a esa persona. Se volvería una persona vengativa, cosa que era cuando tenía el tiempo y la motivación suficiente para serlo. No le gustaba que nadie pasara por encima suyo. Mucho menos por su hijo. No podía comprender el nivel de dolor que había sentido esa mujer y esperaba no llegar a entenderlo nunca. El hecho de que
La primera pregunta que pasó por su mente fue "¿Cómo?". Estaba tan sorprendida que no podía procesar información. Tal vez, si tan solo hubiera reaccionado rápido y tomado a Ciro para salir por la puerta trasera, él no los hubiese visto al dirigir su fría mirada a la dirección de las mesas.Sus ojos se conectaron.El recuerdo de los golpes y de las patadas inundaron su mente. Se puso de pie al mismo tiempo que Víctor sonreía en su dirección. Quiso vomitar.Lo vio ver hacia la ventana. Estaba su auto y dos tipos apoyados contra este. La estaban esperando, preparados en caso de que decidiera escapar del que alguna vez había creído el amor de su vida. Ahora tan solo era una pesadilla.No podía escapar. Mierda, mierda, mierda. Esto no era bueno en lo absoluto.Ciro, que estaba comiendo, ladeó la cabeza al ver la reacción de su mamá, confundido. Parecía que la vida había empezado a funcionar en cámara lenta.Finalmente, el indeseado sujeto se posó frente suyo. Tomó asiento junto a su hij
—¿Quieres explicarme por qué demonios no llamaste a la policía al segundo de que dijera eso? —habló Damián.El castaño estaba furioso. Había tenido que soltarlo y alejarse para controlar su deseo de golpearle la cara. Se pasó ambas manos por el cabello y gruñó bajo.—¿Por qué no me dijiste nada, Logan? —inquirió con paciencia.El nombrado respiró profundamente, aún sobre el sofá y le sonrió. —Bueno... es una larga historia, pero es que sabía que la entrevista era importante para ti y para Ciabel, así que solo me limité a estar atento. Me encargué del tema contratando guardias.—¿Y luego? —Levantó una ceja—¿Por qué no hiciste nada después de la entrevista, por qué siquiera te quedarías de brazos cruzados?Rodó los ojos.—No es tan simple, Damián. Mi hermano suele hablar demasiado y nunca hace mucho al respecto. Meterme en problemas con mis padres por su palabrería no valía tanto la pena, hasta ahora... P-pero de todas formas, aún no sabemos lo que está haciendo o no Ciabel, lo cual si
La mirada de Ciabel se oscureció tan solo segundos después de que su ex mencionara a Damián. Elevó la barbilla y le sostuvo la mirada.Debería haber temblado, sus ojos tenían que haberse puesto llorosos. Santo cielo, tenía miedo. Estaba aterrada y sentía que su corazón iba a salir del pecho. Aun así, su rostro, sus facciones, no daban a entender eso.Víctor elevó una ceja ante el gesto de desafío. No era lo que esperaba. Un imbécil como él lo que buscaba era sumisión, miedo, recorría a otras cosas con tal de lograr aunque sea tener un poco de control. Había dejado ir esa parte suya que bajaba la cabeza apenas ponía mala cara. Él era terrible, pero no tenía ni idea de la persona que era ella. Las cosas que era capaz de hacer con tal de proteger a los que quería.Quería a Damián. Vaya forma de darse cuenta de que estaba teniendo sentimientos por su futuro esposo.—¿En serio? —inquirió la mujer. Con lentitud, sonrió de lado. Su rostro relajado había logrado calmar un poco a Ciro, que ha
Lo que estaba a punto de pasar podía significar el inicio de una serie problemática de eventos. Los que, por cierto, serían usados por la prensa para mantener así a su público general. Damián había aprendido a las malas lo que significaba estar indefenso, no saber defenderse. Era por eso que no se amedrentó cuando los tipos que estaban cerca del auto se encontraron. Escuchó de fondo la voz de Logan.—¿Damián? —lo llamó—La cafetería es...—Ya sé cuál es —murmuró—. Creo que acabo de encontrarla. —Mantuvo la mirada en los posibles atacantes y apretó un poco más el mango de la cuchilla de carne.—¿Qué? ¿Todo en orden? —Hazme un favor y llama a la policía ahora mismo. —Cortó la llamada y guardó el celular. Dejó a un lado esa cuchilla y agarró una de las armas que estaban en el bolso. Los apuntó.Los otros dos se detuvieron en su lugar y también tomaron de sus bolsillos dentro de las chaquetas un par de pistolas. —No den ni un paso más si lo que quieren es salir ilesos —advirtió frío. E
Habían pasado tres días desde el suceso. La casa, por ende, estaba tan silenciosa que el castaño ni siquiera podía soportar estar ahí. La verdad era que las únicas veces en las que veía a Ciabel y a Ciro era cuando bajaban a comer. A veces incluso comían en el cuarto. Estaba al tanto de que Ciro había estado más sensible desde ese momento, pero también la pelinegra. Se notaba en su rostro, la manera en la que parecía perderse en sus pensamientos cuando veía a un punto en específico. Le preocupaba honestamente. Empero, ¿qué podía hacer él? Había roto la confianza entre ambos. Le había dado espacio para que procesara lo que había sucedido. Por fortuna, había salido luego de pagar una fianza. Los testigos fueron suficientes como para establecer lo que pasó realmente aquel día. El timbre sonó. Estaba bebiendo café mientras leía un libro en la sala, recostado en el sillón. Hizo una respiración profunda, dejó ambas cosas sobre la mesa ratonera y se paró.Abrió la puerta. Logan, vestido
Lo que había ocurrido la había llenado de culpa y de un agotamiento emocional increíble. A decir verdad, en cuanto a Damián, estaba muy confundida y agobiada. No sabía cómo comportarse con él presente. Le debía muchas cosas. Hasta había arriesgado un poco su vida cuando decidió buscarla. No podía expresar el alivio que sintió cuando lo vio atravesar esa puerta. No lo había llamado, sino que llegó por cuenta propia. La había buscado, se preocupó por ella y no sabía cómo sentirse con eso.Empero, aún no olvidaba que tenían una distancia que respetar. Así que en la casa fingía que eran una especie de compañeros de trabajo bastante cercanos como para cenar juntos, pero no lo suficiente como para entablar una charla más allá de lo formal.Faltaba poco para la boda y la situación empeoraba día tras día, cuando se suponía que habían estado avanzando en la relación. Ciro estaba durmiendo cuando decidió que era buena idea bajar para charlar con él, necesitaba hacerlo para saber que estaba
Damián apenas acababa de procesar el beso. Seguía con la mirada clavada en el rostro de la pelinegra, incluso bajo la observación de Clarissa. Tiempo atrás, sin duda hubiera roto toda clase de contrato que tuviese con Ciabel a cambio de que la pelirroja volviera a su vida. Había paz cuando estaba con ella, puesto que se encargaba de la prensa por ambos. A diferencia suya, disfrutaba de la atención. Le agradaba. En cambio, con Ciabel era una montaña rusa. Cualquiera con dos dedos de frente hubiese preferido ir a lo seguro. A él no le gustaban los arcoíris. Las personas que expedían toda esa buena energía le inspiraban desconfianza. Disfrutaba de las tormentas en la que el cielo era oscuro y que solo los rayos, vivos, mortales y brillantes, eran capaces de iluminar. Eso era Ciabel.Le hacía mal y al mismo tiempo le daba luz. ¿Era oscuridad o era rayo? Probablemente ambas por cuestiones diferentes.—Creo que... ya debo irme —dijo la visitante, con desánimo. La observó. Dio un asent