Abrió los ojos más de la cuenta y por un instante, dejó de respirar. Los dos, entonces, se vieron.Estaba tan acabado de paciencia. Odiaba la sola idea de que Ciabel se sintiera aunque sea un poco insuficiente por causa suya. La tomó del mentón con suavidad.—Ciabel Armstrong —dijo claro y alto—, yo nunca, jamás la elegí a ella. No lo hice. Bajó con desespero la mirada a su boca y luego volvió a ver aquellos ojos que tan loco lo volvían.—Nunca elegí a nadie por encima de ti. ¿No lo ves? —Se relamió los labios y se le escapó una risa seca, amarga. Negó con la cabeza—Y eso es lo que me hace un maldito egoísta, porque yo no me casé en un inicio con ella por Demian, no lo hice —declaró seriamente—. Puede que sea un maldito bastardo por lo que elegí, pero yo me casé con ella para que todo el peso de los medios, de las críticas, de las miradas, fueran desplazadas y creo que te lo dije, pero sigues sin creerme. ¿Crees que elegiría otra cosa? Hice lo que pude para protegerte y si eso implic
Una vez puso los pies en la sala sintió cierta ansiedad creciendo dentro de su pecho al darse cuenta de que tanto Logan como Ciro pudieron haber visto ese espectáculo vergonzoso que montaron. Quizá hasta pudieron haber visto los besos o la forma en la que corrió hacia el baño y vomitó, ya que ni siquiera alcanzó a cerrar la puerta, presa del desastre mental que se había desatado.Afortunadamente, no había ni un alma en la sala. Fue hasta la cocina y se inclinó por la ventana. Santo Dios. La maldita ventana. Podrían haberlos visto haciendo ese acto tan vil y desleal que cometieron sin pensar en nadie, egoístas y presos de sus propias necesidades individuales.Estaban en la hamaca. Logan lo mecía y él se carcajeaba y parecía charlar con él de algo.Sonrió un poco. Parecía tan feliz cuando hablaba con Logan. Era una buena persona y estaba agradecida con él por formar parte de la vida de los dos. Ciro lo veía como un ejemplo a seguir y hasta cierto punto, ella misma también. Tragó saliva.
Tras ver a Ciabel retirarse, el abogado cerró las puertas de la cocina y volvió a ver a su mejor amigo, quien se mantuvo concentrado en la salsa y la probó con calma.—Ya sé lo que vas a decirme —se adelantó.—¿Sí? —dijo irónico yendo hacia él.—Fue un desliz.—¿Un desliz? ¿Crees que lo que pasa con Ciabel se reduce a un desliz? —habló molesto.Suspiró y miró hacia el techo.—¿Qué esperabas que hiciera? La extrañaba tanto como ella a mí.Dio una carcajada cargada de amargura.—Eres tan imbécil. A veces... me da tanta rabia tu presencia, querido amigo, que me cuesta creer que seas tú el hombre que tanto quiere esa chica.Frunció el ceño y volteó a mirarlo.—Creo que esto no te incumbe, por mucho que quieras protegerla.—Soy el único que está para cuidarla —dijo en voz baja. Lo vio seriamente—. No importa lo que hagas, siempre vuelves a buscarla y ella siempre te recibe. Mantente alejado y controla tus estúpidas hormonas que al final del día lo único que vas a lograr es abrir una herida
La brisa en la terraza sacudió el cabello ahora largo de la ex señora Phoenix, quien en entonces solo portaba el apellido Armstrong. Vio a Ciro apoyado contra el borde de la terraza con una sonrisa. Si había algo que le gustaba mucho, era la naturaleza. No había que ser muy atento para darse cuenta de que cuando él estaba fuera tenía paz en su mirada y en su interior.Podría parecer frío y directo, mas era parte de su personalidad curiosa y sin pelos en la lengua, aunque a veces de verdad se esforzaba para no lastimar a la gente con su franqueza.Se abrazó a sí misma, pensó en el abrigo que dejó y se acercó a su hijo. La ansiedad todavía daba vueltas en su interior por lo que había hecho y, debido a la mirada del pelirrojo mayor, por haber sido descubierta, además. La decepción en los ojos de Logan era algo que no quería ver nunca. Sin embargo, estaba segura de que en cuanto estuvieran a solas iban a tener una charla seria.Permitía Logan opinar tan abiertamente de su vida por la sen
Tal vez la conversación hubiese seguido su curso con total normalidad, si lo que empezó por una lluvia común y corriente que no llegaba a llovizna por poco no se hubiera convertido, de la nada, en un diluvio potente. Un trueno hizo temblar las ventanas de la mansión y la luz se fue.—¡Mamá la luz! —gritó Ciro. Se puso de pie en medio del corte haciendo estruendo con la silla en el proceso y buscó en la oscuridad la mano de su madre. Ciabel, todavía sorprendida, encontró la mano de su pequeño y la sostuvo con firmeza. El primero en usar su inteligencia ahí fue Damián, quien sacó la linterna del teléfono e iluminó a cada uno.—¿Están todos bien? —inquirió con su típico tono de seriedad.Tragó saliva.—S-sí.El pequeño pelirrojo asintió con la cabeza y respiró hondo.Logan disimuló una sonrisa divertida y después desvió su atención hacia la lluvia ruidosa que estaba sucediendo afuera y cuyas gotas golpearon fuertemente, resonando, una y otra vez. —Estaba nublado, pero no creí que tant
La puerta de su habitación se cerró y esa máscara de tranquilidad que tenía la costumbre de poner si había gente a su alrededor y, así evitar preocupaciones innecesarias según él, se borró por completo.Su mano volvió a temblar, esta vez con más ahínco que antes. Respiró hondo una y otra vez. Ya estaba semi recostado en la cama, con la espalda contra su respaldo y la mirada clavada en, bueno, la oscuridad. Logan no le había dejado una sola vela y sostener el celular le pareció una tarea tan agobiante que apenas la pensó. Estaba solo con su mente y tenía que hacerse a la idea de que eso era algo posible. No podría nada más intentar dormir. Así no funcionaba él. Trató de recordar los clásicos ejercicios de respiración que su psicóloga había recomendado para momentos así. Inhaló.El rostro de Ciabel llegó a su mente.Exhaló.La imagen que a menudo lo atormentaba apareció: ella, con sus cortes en las muñecas y tirada en el baño. Inhaló.Repasó la idea de que eso que sucedió no lo hab
—¿Qué pasa? —Levantó una ceja, un tanto alerta por la forma en la que lo estaba mirando.Negó.—¿Hablarás de eso con tu terapeuta, verdad? Sonrió incómodo y volvió la vista hacia adelante.—Me dieron de alta hace bastante tiempo. Supongo que tendré que sacar un turno otra vez. —La verdad, no estaba muy de acuerdo. Sin embargo, si lo que no quería era seguir de esa manera, tendría qué.—Lo siento. Quizás no fue muy buena idea venir.—¿Eh? No, no es eso.Bufó.—Si no es eso, ¿entonces qué es, eh? ¿Has tenido otras recaídas antes? Porque eso sería peor si no fuiste a tratarlo.Rio incrédulo por su tono de regaño y sonrió un poco.—Lo que pasa es que... creo que es algo que he estado reprimiendo desde que te fuiste, emociones que guardé en una caja para seguir adelante sin darme cuenta. Creí que había superado todo lo que pasamos, pero ahora tu presencia me hizo darme cuenta de que no es así. Hay cosas que no he podido dejar atrás de verdad y quizá por eso verte fue como la gota que der
El nombre de Ciabel comenzaba con la misma letra con la que empezaba "caos" y precisamente eso era lo que significaba para Damián el tenerla sobre su cuerpo y entre sus brazos. Igualmente, su caso no fue muy diferente. Al fin y al cabo, lo que hizo tan dolorosamente delicioso lo que estaban haciendo era el sentimiento de brevedad, de desespero, de sentir que en un segundo todo desaparecería y, a la vez, de estar bailando bajo un montón de rayos debajo de la tormenta. En este caso, los rayos no eran propiamente eso, sino que se trataba energía disparada entre los dos, en cada toque, tras cada jadeo.El movimiento y la posición no favorecieron nada el vestido corto que la muchacha todavía portaba, así que quedaron a la vista sus muslos. La besó inclinándose hacia ella y obligándola a arquear la espalda.—Me vuelves loco —susurró—. Mereces ser castigada por hacer una cosa como esa. —Sonrió contra su boca. Bajó las manos hasta sus piernas, las sostuvo con firmeza y a partir de ellas la