Una hora antes.—¿Estás seguro de que esto es buena idea? —Clarissa terminó de guardar las cosas en su cartera antes de volver a mirarlo. Seguía estando teñida y guardaba silencio—¿No crees que será raro para la gente que justo en el momento en que nos vamos con Demian vengan ellos? ¿Realmente quieres volver a pasar por ese chisme?Suspiró acomodándose la corbata delante del espejo.—No estaremos solos. Vendrá Ciro y también Logan, solo será un reencuentro para rememorar las cosas y ponernos al día. Es lo que es. No te preocupes, no te seré infiel. Llevamos casados cinco años.Suspiró.—Y ni con esa cantidad de tiempo logré hacer que tus ojos brillen como lo están haciendo ahora —murmuró.Giró para verla.—No te preocupes —se adelantó antes de que él dijera algo—. No puedo obligarte a sentir algo hacia mí que no te nace. Aunque a veces me desees, sé que no me amas de la forma en que quiero que lo hagas. No está mal. Solo... Confío en ti, Damián. Sé que harás lo correcto por esta famil
Bien. Eso no se lo había esperado para nada.—¿Cómo dices? ¿Disculparte? Ciabel, tú no necesitas disculparte por nada —declaró con seguridad.Tomó aire.—Te ignoré muchas veces y me siento mal por haberte alejado de Ciro, porque a él le afectó y sé que a ti también. Nunca fue mi intención hacer eso.Tragó saliva.—Era importante que sanaras. No me arrepiento de haber tomado distancia, porque ahora te veo y te veo bien. Me llena de paz verte tan bien, para ser honesto. Tal vez no nos vimos en años y fuimos un desastre el uno con el otro, pero realmente me alegra haberte visto. Verte así de bien es sencillamente genial y no quiero, por nada del mundo, que te disculpes por eso. ¿Quedó claro? Fue mi elección. No solo me dolió a mí. Yo también te alejé, te hice firmar un divorcio, Armstrong. No deberías disculparte, tendrías que estar odiándome.Sonrió amarga.—No digas eso. Qué descarado. Sabes bien que no puedo odiarte. Jamás podría, lo sé porque por mucho que lo intentaba nunca me salió
¿Por qué su corazón se aceleró de esa forma una vez en sus brazos? El perfume de él, la cercanía, los brazos fuertes rodeándola... todo eso era tan inesperado. Estaba claro que se habían dejado llevar por los impulsos. Quiso hacerlo unos segundos más, así que acomodó su mentón sobre su hombro y soltó un largo suspiro.—Siento que de alguna manera este abrazo es sumamente inapropiado —admitió en voz baja.Se relamió los labios. No dijo nada. Pensaba lo mismo, mas no planeaba hacer algo al respecto. Disfrutaba de la sola idea de quedarse así. Había anhelado ese momento durante muchos años como para volver a dejarse llevar por lo que era o no correcto según la sociedad.Se había vuelto todavía más egoísta de lo que era años atrás.—¿Damián? Su voz como un susurro envió descargas eléctricas por su cuerpo y sin notarlo sus brazos se ciñeron todavía más alrededor suyo, maravillado. —¿Sí?Ella se apegó a su dorso también.—¿Estás bien?—Sí. ¿Estás bien? —repitió sonrojada.Estaba en un pa
Abrió los ojos más de la cuenta y por un instante, dejó de respirar. Los dos, entonces, se vieron.Estaba tan acabado de paciencia. Odiaba la sola idea de que Ciabel se sintiera aunque sea un poco insuficiente por causa suya. La tomó del mentón con suavidad.—Ciabel Armstrong —dijo claro y alto—, yo nunca, jamás la elegí a ella. No lo hice. Bajó con desespero la mirada a su boca y luego volvió a ver aquellos ojos que tan loco lo volvían.—Nunca elegí a nadie por encima de ti. ¿No lo ves? —Se relamió los labios y se le escapó una risa seca, amarga. Negó con la cabeza—Y eso es lo que me hace un maldito egoísta, porque yo no me casé en un inicio con ella por Demian, no lo hice —declaró seriamente—. Puede que sea un maldito bastardo por lo que elegí, pero yo me casé con ella para que todo el peso de los medios, de las críticas, de las miradas, fueran desplazadas y creo que te lo dije, pero sigues sin creerme. ¿Crees que elegiría otra cosa? Hice lo que pude para protegerte y si eso implic
Una vez puso los pies en la sala sintió cierta ansiedad creciendo dentro de su pecho al darse cuenta de que tanto Logan como Ciro pudieron haber visto ese espectáculo vergonzoso que montaron. Quizá hasta pudieron haber visto los besos o la forma en la que corrió hacia el baño y vomitó, ya que ni siquiera alcanzó a cerrar la puerta, presa del desastre mental que se había desatado.Afortunadamente, no había ni un alma en la sala. Fue hasta la cocina y se inclinó por la ventana. Santo Dios. La maldita ventana. Podrían haberlos visto haciendo ese acto tan vil y desleal que cometieron sin pensar en nadie, egoístas y presos de sus propias necesidades individuales.Estaban en la hamaca. Logan lo mecía y él se carcajeaba y parecía charlar con él de algo.Sonrió un poco. Parecía tan feliz cuando hablaba con Logan. Era una buena persona y estaba agradecida con él por formar parte de la vida de los dos. Ciro lo veía como un ejemplo a seguir y hasta cierto punto, ella misma también. Tragó saliva.
Tras ver a Ciabel retirarse, el abogado cerró las puertas de la cocina y volvió a ver a su mejor amigo, quien se mantuvo concentrado en la salsa y la probó con calma.—Ya sé lo que vas a decirme —se adelantó.—¿Sí? —dijo irónico yendo hacia él.—Fue un desliz.—¿Un desliz? ¿Crees que lo que pasa con Ciabel se reduce a un desliz? —habló molesto.Suspiró y miró hacia el techo.—¿Qué esperabas que hiciera? La extrañaba tanto como ella a mí.Dio una carcajada cargada de amargura.—Eres tan imbécil. A veces... me da tanta rabia tu presencia, querido amigo, que me cuesta creer que seas tú el hombre que tanto quiere esa chica.Frunció el ceño y volteó a mirarlo.—Creo que esto no te incumbe, por mucho que quieras protegerla.—Soy el único que está para cuidarla —dijo en voz baja. Lo vio seriamente—. No importa lo que hagas, siempre vuelves a buscarla y ella siempre te recibe. Mantente alejado y controla tus estúpidas hormonas que al final del día lo único que vas a lograr es abrir una herida
La brisa en la terraza sacudió el cabello ahora largo de la ex señora Phoenix, quien en entonces solo portaba el apellido Armstrong. Vio a Ciro apoyado contra el borde de la terraza con una sonrisa. Si había algo que le gustaba mucho, era la naturaleza. No había que ser muy atento para darse cuenta de que cuando él estaba fuera tenía paz en su mirada y en su interior.Podría parecer frío y directo, mas era parte de su personalidad curiosa y sin pelos en la lengua, aunque a veces de verdad se esforzaba para no lastimar a la gente con su franqueza.Se abrazó a sí misma, pensó en el abrigo que dejó y se acercó a su hijo. La ansiedad todavía daba vueltas en su interior por lo que había hecho y, debido a la mirada del pelirrojo mayor, por haber sido descubierta, además. La decepción en los ojos de Logan era algo que no quería ver nunca. Sin embargo, estaba segura de que en cuanto estuvieran a solas iban a tener una charla seria.Permitía Logan opinar tan abiertamente de su vida por la sen
Tal vez la conversación hubiese seguido su curso con total normalidad, si lo que empezó por una lluvia común y corriente que no llegaba a llovizna por poco no se hubiera convertido, de la nada, en un diluvio potente. Un trueno hizo temblar las ventanas de la mansión y la luz se fue.—¡Mamá la luz! —gritó Ciro. Se puso de pie en medio del corte haciendo estruendo con la silla en el proceso y buscó en la oscuridad la mano de su madre. Ciabel, todavía sorprendida, encontró la mano de su pequeño y la sostuvo con firmeza. El primero en usar su inteligencia ahí fue Damián, quien sacó la linterna del teléfono e iluminó a cada uno.—¿Están todos bien? —inquirió con su típico tono de seriedad.Tragó saliva.—S-sí.El pequeño pelirrojo asintió con la cabeza y respiró hondo.Logan disimuló una sonrisa divertida y después desvió su atención hacia la lluvia ruidosa que estaba sucediendo afuera y cuyas gotas golpearon fuertemente, resonando, una y otra vez. —Estaba nublado, pero no creí que tant