Stephanie MillerLos gritos desde el auto son innegables. Las contracciones se hacen cada vez más seguidas y el dolor es tan intenso, que creo que me partirá en dos. Es como si me rasgaran las entrañas y lo que queda, se incendia.Me siento en la orilla del asiento, enterrando mis uñas en el borde, mientras no dejo de gritar y llorar. Intento contar el tiempo que dura la contracción, pero el dolor es tanto, que no me deja concentrarme en nada más que eso.Stuart me observa, cada cierto tiempo, por el retrovisor, con mucha preocupación, dado que nunca me ha visto en este estado. Él era el chofer de mi padre, el cual, lo envió conmigo para poder tener a alguien conocido y no sentirme tan sola.Con sus ojos tiernos y compasivos, me dice, “Respire, señorita Miller, solo no deje de respirar.”Sin evitarlo, le grito enojada, “¡PARA TI ES FÁCIL DECIRLO! ¡Tú no tienes a tres seres vivos que quieren salir por un pequeño orificio! ¡Esto desafía toda ley natural, joder!”Veo como Mildred sonríe
Stephanie Miller.Me despierto lentamente y siento como si me hubiera atropellado un tren. No tengo noción ni del tiempo ni del espacio. Lentamente, voy recordando donde y porque estoy aquí.Abro mucho los ojos y veo como Mark me toma de los hombros, inmovilizándome. “Steph, necesito que te tranquilices, ¿está bien?”Respiro aceleradamente, pero asiento en silencio.“Buena chica. Ahora, necesito que intentes mover los dedos de tus pies.”Frunzo el ceño y hago lo que me dice. Observo su cara y le pregunto, “¿se están moviendo?”Me vuelve a mirar, suspira y una sonrisa de alivio invade su cara mientras me dice, “sí, se están moviendo.”“¿Por qué tenías tanto miedo Mark? ¿Qué ha pasado?”Suspira y me dice, “Deja que te acomode la camilla. Por mientras, toda tu pandilla está esperando afuera.”“Mark, ¿Dónde están mis hijos?”Termina de acomodar mi camilla para que pueda estar semi sentada. Me dice, “intenta no hablar mucho. Acabas de tener una cirugía mayor y dolerá por un buen tiempo.”“
Matthew Anderson.Meses han transcurrido, desde la última vez que hablé con Stephanie y no ha habido día en que no piense en ella. Me pregunto continuamente si está descansando, si necesita ayuda o si alguna vez piensa en mí…Suspiro, sentado en la silla de mi oficina, mirando por el gran ventanal, como la ciudad vibrante que emerge ante mi vista continua la vida, sin detenerse.Cierro mis ojos y los recuerdos bailan en mi cabeza. Veo a Steph en cada uno de ellos. Puedo ver su hermosa sonrisa, escuchar sus inteligentes comentarios, aún recuerdo el olor de su cabello o la suavidad de su piel. Tantos son los recuerdos, que hacen que mi corazón duela.Un golpe en la puerta me saca de mis recuerdos.“¡Pasa!”Veo como mi secretaria, ingresa a la oficina, con una sonrisa en el rostro. Frunzo el ceño, molesto, mientras digo, “¿Qué haces aquí? Sabes perfectamente que, a esta hora, nadie puede ingresar a mi oficina.”Ella abre mucho los ojos, mientras dice, “Lo siento mucho, señor Anderson, pe
Matthew Anderson.Taylor recorrió todo el hotel intentando encontrar a Alice, pero fue en vano. La mujer es sumamente ágil en su escapatoria, impidiendo que se le pudiera atrapar.Con el pequeño en brazos, intento calmarlo, meciéndolo como lo he visto muchas veces en otras personas. Le acaricio su espalda mientras lo coloco con su cabecita en mi hombro. Eso parece calmarlo.“Señor Anderson, no pude encontrarla.”“Me lo imaginé. Esa mujer debe estar acostumbrada a fugarse. Pero da lo mismo. Lleva todas las cosas de esta habitación al Penthouse.”“En seguida, Señor.”Cubro al pequeño con la manta con la que estaba tapado y me dirijo al ascensor, con dirección hacia el Penthouse.Cuando llego allí, me complace notar que todos mis requerimientos han sido satisfechos. Me siento en el sofá y saco mi teléfono.“¿Aló?”“Liam, necesito que vengas al hotel. Estoy en el Penthouse.”“Hum… si querías pedirme una cita, viejo, lo siento, pero no eres mi tipo.”“Corta tu mierda Liam, y mueve tu trase
Matthew Anderson.Dos semanas han pasado desde que Christian llegó a mi vida y la ha cambiado por completo. Es cierto, que Steph siempre visita mis pensamientos, pero ahora están llenos de recuerdos sobre él.Me he negado a irme del hospital, por miedo a que lo secuestren. Mi padre llamó unos días atrás, después de meses de silencio, debido a la boda frustrada.Le conté que producto de mi indiscreción, era padre. Para mi sorpresa, no hubo juicio. Solo entendimiento y aceptación de su parte. Le dije todo y es la primera vez que me siento totalmente apoyado por él.Mi madre, por el otro lado, quiere conocer al pequeño y quiere hacer una campaña para encontrarle una mamá. Sigue siendo igual de invasiva. Por eso evito comunicarme con ella.Edward le hizo todas las pruebas y determinó que Chris nació prematuro. Deducen que el pequeño debe haber nacido de unas 32 semanas.Gracias a Dios que no tiene ninguna deficiencia ni problema de salud. Es en verdad una verdadera suerte o un milagro.“S
Vicenzo Toussaint.Hemos buscado por cada rincón del hospital, hemos revisado cada segundo de grabaciones de las cámaras aledañas, y nada. Nuestra única pista es el testimonio de una de las enfermeras que vio salir a una mujer pelirroja de la sala cuna.Ella no la reconoció como miembro del personal regular y dio el aviso. Sin embargo, cuando fuimos notificados, ya era demasiado tarde. La mujer se había desvanecido.Después de tres semanas de intensa búsqueda, no hemos conseguido nada. Steph piensa que, a esta altura, el niño debe haber muerto.Solo quiere encontrarlo para darle un entierro apropiado y que su alma descanse en paz. Sin embargo, yo no pierdo la esperanza de encontrarlo vivo. Solo espero poder lograrlo.Las niñas han crecido excelente y hace unos días les dieron el alta. ¡La casa se ha vuelto un caos!He tenido que aprender a convivir con cinco mujeres a la vez. Tres adultas y dos pequeñas. Cada una más testaruda que la otra.Amelia y Emilia se quedarán durante una seman
Stephanie Miller.Después de que literalmente atacará a Enzo en el pasillo, ingreso a la habitación sonriendo. Si bien, no dejo de pensar en mi pequeño, esto es una pequeña pausa del inmenso dolor que siento.“¡Uy! ¿Qué hiciste, reina? Estás… sonrojada.” Una burlesca Amelia me dice, con su ceja levantada.Emily me mira y dice, “Algo me dice, que esos labios tuvieron algo de acción.” Abro mucho los ojos, las miro y no puedo evitar llevar mis manos a mis mejillas.Ellas se ríen, pero es Amelia quien dice, “No te sonrojes, ni te avergüences, reina. Ustedes dos se tienen ganas desde hace meses.”“Amelia tiene razón. La tensión sexual entre ustedes es palpable. Además, Steph, necesitas un poquito de felicidad en tu vida.”“Sí, además, es un dulce al cual puedes mirar a cualquier hora del día.” Dice Amelia suspirando.“Dale una oportunidad y date una oportunidad, Steph. Él te ama y adora a las niñas. ¿Sabes lo difícil que es encontrar a un hombre que acepte a una mujer con hijos que no son
Stephanie Toussaint.Cinco años después.“Recuerden que pueden quitarse su cinturón de seguridad, una vez que el avión se haya detenido completamente.”“Los aparatos electrónicos como celulares, tabletas y portátiles pueden ser ocupados con normalidad. Bienvenidos a la ciudad de Nueva York. Esperamos que hayan tenido un vuelo placentero.”Suspiro, mirando por la ventanilla del avión, observando que he vuelto al lugar en donde no pisaba suelo hace un poco más de cinco años, el lugar en donde pasé los peores momentos de mi vida.“¡Mami! Estoy muy emocionada de conocer este lugar…” Miro la cara de mi pequeña Catherine o Cat, como todos le decimos, con su mirada iluminada. ¡Dios! Es la viva imagen de Matt.“Yo también, mami. Me gusta que sea invierno. ¿Podremos ver la nieve?” Charlotte o Lottie, como le decimos, me dice. Ella es como yo. Si el pelo de Cat es castaño, pues el de Lottie es rubio. Pero ambas tienen lo mismo que su padre: sus increíbles ojos azules.A menudo pienso como habrí