Capítulo 30. Mi hijo.

Matthew Anderson.

Meses han transcurrido, desde la última vez que hablé con Stephanie y no ha habido día en que no piense en ella. Me pregunto continuamente si está descansando, si necesita ayuda o si alguna vez piensa en mí…

Suspiro, sentado en la silla de mi oficina, mirando por el gran ventanal, como la ciudad vibrante que emerge ante mi vista continua la vida, sin detenerse.

Cierro mis ojos y los recuerdos bailan en mi cabeza. Veo a Steph en cada uno de ellos. Puedo ver su hermosa sonrisa, escuchar sus inteligentes comentarios, aún recuerdo el olor de su cabello o la suavidad de su piel. Tantos son los recuerdos, que hacen que mi corazón duela.

Un golpe en la puerta me saca de mis recuerdos.

“¡Pasa!”

Veo como mi secretaria, ingresa a la oficina, con una sonrisa en el rostro. Frunzo el ceño, molesto, mientras digo, “¿Qué haces aquí? Sabes perfectamente que, a esta hora, nadie puede ingresar a mi oficina.”

Ella abre mucho los ojos, mientras dice, “Lo siento mucho, señor Anderson, pe
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