CAPITULO 2

Las palabras de Lorenzo hacia Elizabeth son frías, son vacías, el solo ve por los ojos de aquella mujer, la forma en que le habla, la forma en que la trata, es como si estuvieran enamorados.

Elizabeth sigue parada ahí observando toda la escena con un gran dolor en su corazón, ella no entiende que pasa, porque su esposo le hace esto, porque esta con otra mujer, porque la trata con desprecio después de todo lo que ella ha hecho por él.

Su mente divaga en tantas cosas, que no se da cuenta que ella ya conoce a la chica, que tiempo atrás fue víctima de Elizabeth y su padre, ellos la hicieron sufrir mucho al dejarla en la ruina, al destruir todos sus negocios, también perdió a sus padres quienes acabaron con su vida al estar en la quiebra total.

El corazón de Elizabeth en ese momento solo siente dolor, decepción de esa persona que ha sido todo para ella.

-¿Quién es esa mujer, por que la tratas con tanto cariño? –indaga con temor a escuchar lo que ya sospecha por ser tan obvio.

-No tienes por qué hacer reclamo, mejor vete, no quiero volver a verte, desaparece de nuestras vidas.

Esas palabras destruyeron todas sus esperanzas, fueron como miles de puñales en su pecho, siente que no puede respirar, que pierde las fuerzas, aun esta débil por el parto y las complicaciones que tuvo.

-Es triste que no me reconozcas, pero si Lorenzo no te dice la verdad yo sí. Tú te mereces todo lo que te esta pasando, ahora la que está en la ruina eres tú y tu padre, ¿no sabes que por eso sufrió ese infarto? ese bebe que tuviste, fue para salvarme a mí de no ir a la cárcel, no a Lorenzo, te explico, la que cometió ese gran error fui yo, no el, por eso pagaste, esa fue la única razón por la que te casaste, todo fue planeado, después entenderás todo – dice riéndose de ella.

Elizabeth con las pocas fuerzas que le quedan la toma del brazo con gran fuerza, pero ella le responde con una fuerte bofetada, el ardor de la cara es fuerte, el sabor de su sangre la hace sentir mucha ira, se repone del golpe e intenta golpearla, pero Lorenzo no se lo permite y la toma con fuerza y la tira al suelo, ese suelo mojado y frio.

-Vete, espero entiendas todo de una vez por todas –expresa con desprecio Lorenzo y sube a su auto con aquella chica.

Ella los ve alejarse y lo único que puede hacer en ese momento es llorar, es sacar ese dolor tan grande que la atormenta en estos momentos. Aun se hace muchas preguntas, no entiende que paso, si la compañía de su padre tiene muchos socios, Lorenzo es solo uno de ellos, ¿cómo pudo planear todo esto sin que los demás se dieran cuanta?

Elizabeth toma su pequeña, maleta y camina bajo la lluvia, la que cada vez es más fuerte, pero no le importa, lo único que quiere en ese momento es dejar de sentir tanto dolor, dejar de pensar que ha sido una estúpida, su corazón se reúsa a aceptar que todo lo que vivió con su esposo es mentira.

La tristeza se convierte en agonía, las pocas fuerzas que le quedaban ya la perdió, está muy débil y sin más se deja caer, pero unos brazos fuertes la sujetan de la cintura evitando el golpe y estrellón con el suelo.

Su mirada rápidamente se encuentra con la de aquel hombre que por segunda vez la salva de una caída, esos ojos oscuros, esa imponente mirada que le provoca miedo y temor.

Ella sin más se desmaya en los brazos de Bastián Dubois un hombre poderoso, fuerte, imponente, uno de los más influyentes de la ciudad, una persona con una carácter fuerte y que para lograr lo que quiere no le importa pasar por encima del que sea.

El guardaespaldas de Bastián y hombre de confianza queda muy confundido, pues él nunca ayuda a nadie, esta es la primera vez que hace algo por alguien que no sea el mismo, incluso a su hermano lo metió a la cárcel por involucrar a las empresas en negocios turbios y a su padre lo desterró de la empresa, hizo que le firmara un poder y se quedó con todo. Por ese motivo y muchos más que iremos conociendo, le apodan el hijo del diablo, la gente piensa que no tiene corazón, que es una persona fría.

-¿A dónde llevaremos a la señorita Petit, que haremos con ella? – pregunta Richard.

-Iremos a casa.

-Pero señor, Katherine acaba de tener su bebe, hoy le dan salida de la clínica.

-No te pedí tu opinión, cállate y maneja hacia la casa.

El ve como ella se encoge de frio en la parte de atrás del auto, no puede evitar sentir algo de lastima por ella y le pone el abrigo que traía puesto porque ella está toda mojada y no para su boca de titilar por el frio.

Llegan a su gran mansión, tienen más de cincuenta cuartos, unos jardines inmensos, dentro de ella tiene su propio parque, es la propiedad más grande en todo el país.

Bastián la toma en sus brazos y se dirige a su habitación.

-Señor, me dicen que Katherine ya está en casa, ¿quiere que le ayude a llevar a la señorita Petit mientras usted se desocupa?

-No, yo mismo me encargare, llama a una de las empleadas, dile que vengan a mi cuarto ahora mismo – dice con su voz imponente y se la lleva a su habitación.

El no para de contemplar la belleza de Elizabeth, a pesar de que está un poco pálida y subió de peso por su embarazo siempre ha sido una de las mujeres más codiciadas en la ciudad, su bello rostro, su cabello con unos hermosos rizos castaños, sus hermosa silueta que a pesar del embarazo es única, sus ojos color azul profundo.

La recuesta en su cama mientras la chica de servicio le cambia la ropa, le pone una camisa de Bastián, él espera afuera y apenas ella termina al abriga y se queda a su lado esperando su despertar, el percibe ese aroma tan delicado que solo lo había sentido una vez, y fue con aquella mujer que mejor prefiere no recordar.

Elizabeth despierta muy asustada, alterada por que no sabe dónde se encuentra y más cuando está en manos de ese hombre del cual no conoce ni el nombre.

-¿Qué hago aquí, dónde estoy? – pregunta angustiada.

Ella se mira y queda más aterrada al ver que esta con una camisa de seda grande, debajo solo trae su ropa interior, no sabe que paso y eso la pone más nerviosa.

Bastián le explica que por estar su ropa mojada una de las empleadas le cambio la ropa para que no enfermara.

-Señorita Petit, yo la conozco a usted desde hace mucho, siempre he admirado su belleza y entrega para los negocios, por eso quiero hablar algo muy importante con usted –expone.

Ella se queda sorprendida pues ella no tiene idea de con quien está hablando, le pregunta su nombre y al escucharlo se queda mas sorprendida, pues todos conocen el nombre del diablo, de ese hombre sin corazón y que no tiene piedad por nadie ¿por qué por ella si está demostrando piedad?

-Lo siento señor Dubois, pero todo el mundo conoce de su vida, y lo más importante, todo el mundo le teme, no creo que usted y yo tengamos algo en común como para hablar –dice sincera, no soy digna de hablar con un Ceo como usted.

Él le expresa que es bueno que tenga claro quién es, pero que conoce todo por lo que ella está pasando en este momento, y el necesita algo que solo quiere de ella.

-Quiero que usted señorita Petit se case conmigo…

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