El tic tac del reloj de piso del doctor Albert Fox, es el único sonido que se escucha en las cuatro paredes de la habitación. Él está sentado frente a mí detrás de su escritorio con las manos recargadas pacientemente sobre la madera de caoba de su escritorio. La luz natural de la ventana traspasa las delgadas y casi transparentes cortinas blancas hasta su posición sentada, llenándolo de un halo sobrenatural y haciéndolo parecer una deidad nórdica, si su cabello rubio y brillante no se pareciera más a el de un príncipe novelesco antiguo; su sonrisa engañosamente gentil y de autosuficiencia me irrita. ¡Arg! Si pudiera borrársela con mi puño tal vez nos ahorraríamos más sesiones de terapia. ¡Qué no me sirven para nada!, he de añadir.¿Obsesión? Él me ha dicho que estoy obsesionado. ¡Maldita sea! ¿Qu&eac
Llegué a una residencia de clase media. La casa era blanca, aunque su pintura se mostraba un poco desgastada. Subí las escaleras que conducían a la puerta y di tres toques. Entonces la puerta fue abierta por un hombre joven muy parecido a mí. Sus ojos grises del mismo tono que los míos me evaluaban, yo también hice lo mismo. Y tras una sonrisa preguntó:—¿Ethan Donovan?Fruncí el ceño, se suponía que cualquiera que fueran las personas que vivían aquí, no deberían conocerme y, sin embargo...—Sí —respondí sin demostrarle mi desconcierto.El chico se recargó en el marco de la puerta, sonrió y luego me miró de arriba abajo sin ninguna vergüenza. A leguas se le notaba que era un cínico.—Si estás aquí —cruzó sus brazos—, es porque ya sabes la verdad, &iq
Al regreso de Elena a Estados Unidos, el plan que se había estado gestando durante dos años atrás, para atrapar a Jonathan, se puso en marcha. Y Evan Reader tuvo que salir a la luz. Odiaba esta situación, tanto como me moría por comenzar. Noah, en un principio quería que hablara con ella, que la involucrara para sacar toda la información del bufete y de las empresas desde que fueron fundadas hasta la fecha, esta información estaba en los archivos y discos duros de las computadoras de Jonathan. Como directora y socia mayoritaria tenía el acceso a todo eso y el derecho de ordenar una auditoría, solo que los auditores serían policías. Y aunque sería lo más fácil, era poner en peligro su vida. Por ende, le ofrecerían una nueva identidad. Y por Dios que ella merecía tener una vida tranquila y sin problemas, meterla en mis asuntos era arrastrarla a una vida de huida const
Me encontraba a oscuras en mi habitación recordando al maldito demonio que llevo tatuado en mi corazón, la música de fondo era como un dedo lastimando una y otra vez la herida de su rechazo.Mientras bebo de la botella de brandy, Jessie, entra a la habitación, puedo imaginarla rodando los ojos debido a lo enferma que debía parecerle la situación. Me refiero a la oscuridad en la que estoy con el tipo de música de una mujer que ama un imposible.De pronto la luz ciega mi vista, luego de varios parpadeos tratando de enfocarme, lo primero que observo es su rostro descompuesto debido a la escena deprimente que estaba presenciando… Ebria, desalineada, seguramente con el maquillaje corrido debido a mis lágrimas y para rematar los ojos hinchados. Ella se acerca lentamente para finalmente sentarse a mi lado, arrebatándome el control del reproductor para bajar un poco el volumen. Los vidrios dejan de retumbar.
—Evan Reader para servirle, señorita. —Cierro la distancia hasta posarme frente a su escritorio y le ofrezco la mano. Ella levanta la vista del papel para ver mi gesto como si fuera la cosa más repugnante que ha visto en su vida. Luego, ve mi rostro.—Elena Donovan…Elena al tomar mi mano para corresponder mi saludo se ha puesto de pie, lo único que separa nuestros cuerpos, es el escritorio con la base de la mesa de vidrio; por lo que puedo notar, fácilmente, que lleva puesta una falda, a lo que las mujeres dirían es de corte de lápiz, alguna vez la escuché llamar de esa forma a la falda que me hizo comprarle solo porque el color vino le había gustado. Nunca la usó. Tiempo después Caroline, la llevaría puesta, ya que, no tenía absolutamente nada decente para trabajar conmigo en la firma; y Elena le había donado mucha de la ropa que nunca utilizó po
Cuando era niña mi padre y yo jugábamos al juego de a mentiritas. A veces mi padre era un cazador de niños, otras un príncipe encantado, pero su personaje favorito era el de un ladrón de corazones, que al final del juego terminaba dándole su corazón a una princesa —que era mi madre—, pues había perdido su corazón porque yo, que representaba a una bruja, la había encantado.Todavía estoy mirando la puerta por donde se ha ido, debo llevar algunos minutos como una estatua. Mi primera reacción coherente ha sido seguirle el juego de manera tan natural que hasta yo me he sorprendido. Leo de nuevo el curriculum en mis manos y sé que no estoy imaginando cosas. Sé que Evan Reader es Ethan Donovan.Y aunque sus dotes de actor han sido admirables. Mira que apenas y reaccionar con el expediente de Caroline. Y Gianni…Mi teléfono
Busco en uno de mis cajones el expediente de Ethan que Joseph me entregó. Lo abro y me topo con la foto de él. Acerco mi rostro a la fotografía. Ethan y Evan eran extremadamente parecidos y a la vez no. Intento recordar a mi esposo, su aroma, sus movimientos. No, no eran los mismos que los de Evan. Aunque a veces su mirada y su sonrisa… Echo un vistazo a las investigaciones de los detectives que Joseph contrató. Su familia y yo lo hemos leído muchas veces, pero ¿y si pasamos por alto algo?Paso la tarde leyendo el expediente una y otra vez.Estoy segura, aunque no tengo pruebas, de que Evan es Ethan. Pero Gianni dice que Evan fue el abogado que la divorció.Busco en mi teléfono el contacto del detective que se encargó de la investigación de Ethan. Estoy por marcar el número, pero… «¿Y si está comprado?». Niego con la cabeza.Miro la computa
Cuando recibí el mensaje de mi hermano de que Elena había salido temprano de la firma y que al parecer había tenido una fuerte discusión con Jonathan me preocupé, lo peor que pasó por mi mente vino luego de que me informara de que su teléfono había sido desconectado, entré en pánico. Ellos la localizaron cuando llegó al departamento de Gianni.Gianni la había llamado a casa, pero ella no respondió. Y aunque mi hermano me dijo que ella estaba a salvo no le creí, fui allá. Me quedé mirando hacia su edificio por un largo rato hasta que ella respondió no la llamada de Gianni, sino la de Oliver. Luego, él llegó en su convertible rojo, como un maldito casanova. Él hablaba con ella mientras se peinaba y bañaba de loción.—¡Maldito hijo de…!Cinco minutos después terminó la llamada, baj